Guerra Espiritual. Capítulo 9. La Oración. De Joseph Prince
“Orando en todo tiempo con toda oración
Y súplica en el Espíritu…”
Efesios 6:18
Orar En El Espíritu En
Todo Tiempo
La
última pieza de la armadura es la oración—“orando
en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu…”. Tal como la
espada de la Palabra de Dios, esta es un arma ofensiva. ¿Pero qué significa
orar en el Espíritu? Significa orar en lenguas (1 Corintios 14:14). Si estás
experimentando una temporada de maldad, mi aliento para ti es este: Aprende a orar en el Espíritu constantemente.
Si estás atravesando por un tiempo difícil, ora en lenguas cuantas veces puedas
y dondequiera que vayas. Cuando te levantes en la mañana, ora en lenguas.
Cuando conduzcas tu auto, ora en lenguas. Cuando viajes en tren, ora en
lenguas, ¡pero hazlo para ti mismo o las personas te mirarán extrañamente!
¿Qué
es lo que hace tan especial orar en lenguas, especialmente cuando estás pasando
un tiempo difícil? Bueno, orar en lenguas recargará tus baterías, por decirlo
así. La Biblia dice que hablar en lenguas provee descanso y te refresca (Isaías
28:11-12). Orar en lenguas te mantiene fluyendo con Dios (1 Corintios 14:2).
Orar en lenguas te ayudará también emocionalmente (1 Corintios 14:4). Y, de
acuerdo al psiquiatra cristiano, Carl R. Peterson MD, orar en lenguas por un
período largo de tiempo te ayudará, incluso, a reforzar tu sistema inmune.
Déjame
mostrarte algo más acerca de la oración en el Espíritu. ¿Has orado por algo,
creyendo que pasará, y sin embargo, tienes que esperar por la manifestación de
la respuesta? Quiero mostrarte cómo orar en el Espíritu puede ayudarte a
recibir la manifestación de lo que le estás creyendo a Dios.
Mientras
esperas la manifestación de tu milagro, mantente en oración.
En
Marcos 11, vemos que Jesús vio una higuera estéril, y Él la maldijo. Ahora
bien, los efectos de la maldición no fueron obvios enseguida. El árbol no se
secó instantáneamente. No fue sino hasta el día siguiente que la Biblia
registra que la higuera se había marchitado como resultado de la maldición.
¿Qué sucedió entre la maldición y el marchitamiento? Bueno, cualquier cosa que
haya sucedido, nos revelará lo que podemos hacer en el período entre la oración
y ver la manifestación.
Mira
en Marcos 11:12-14
Al día siguiente, cuando
salieron de Betania, tuvo hambre. Y viendo de lejos una higuera que tenía
hojas, fue a ver si tal vez hallaba en ella algo; pero cuando llegó a ella,
nada halló sino hojas, pues no era tiempo de higos. Entonces Jesús dijo a la
higuera: Nunca jamás coma nadie fruto de ti. Y lo oyeron sus discípulos.
Entonces,
a la mañana del día siguiente, el versículo 20 nos dice: “Y pasando por la mañana, vieron que la higuera se había secado desde
las raíces”. Así que, ¿qué pasó entre los versículos 14 y el 20? Bueno,
esto es lo que pasó: Después de que Jesús maldijo la higuera, Él fue a la
ciudad de Jerusalén. Él fue al templo, y comenzó a sacar a los que estaban
vendiendo y comprando en el templo. Él volteó las mesas de los cambistas y las
sillas de los que vendían palomas. Y no permitía a nadie acarrear mercancía a
través del templo.
En
el versículo 17, Jesús dijo algo muy interesante:
… ¿No está escrito: Mi
casa será llamada casa de oración para todas las naciones? Más vosotros la
habéis hecho cueva de ladrones.
Recapitulemos.
Jesús está en camino a Jerusalén cuando Él pasó por la higuera y la maldijo.
Entonces, Él fue a la ciudad de Jerusalén y volteó las mesas de los cambistas
en el templo. Dejó el templo y permaneció toda la noche fuera de la ciudad. Al
día siguiente, Jesús y Sus discípulos pasaron la higuera otra vez. ¿Qué vieron?
Vieron que la higuera estaba seca desde la raíz.
¿Qué
hizo Jesús entre la maldición y el marchitamiento de la higuera? Él limpio el
templo y lo restableció como una casa de oración. Mi amigo, lo que Jesús nos
está mostrando es que después de que hemos orado sobre alguna situación,
mientras esperamos la manifestación de nuestro milagro, debemos de mantenernos
en oración. Si no ves que pasa nada, no te preocupes. Solo mantente orando en
el Espíritu. Haz de tu cuerpo una casa de oración, ¡y eventualmente verás que
todo el problema se marchitará y morirá!
Mantente
orando en el Espíritu, y abundará en ti más fuerza, salud, vigor y vida.
Si
estás experimentando una enfermedad en tu cuerpo, sabe que una vez que se
ofrece una oración, tu enfermedad es destruida desde la raíz. Es como si usaras
herbicida en tu jardín. El herbicida no hace que la hierba se vuelva café y
muera inmediatamente. Pero en el momento en que se vierte, el problema se
tratará hasta la raíz. Aunque pueda tomar un tiempo para que la hierba se
vuelva café y muera completamente, en realidad la muerte empezó en el momento
en que el herbicida fue vertido. En el momento en que maldecimos la enfermedad o
el tumor, muere desde la raíz. Pero la manifestación de la completa sanidad
sólo podrá verse más tarde.
Expulsa A Los Ladrones De
Tu Templo
Así
que, entre la maldición de la higuera y la manifestación visible de la
maldición al día siguiente, Jesús limpió el templo en Jerusalén. En Juan 2:19,
Jesús se refiere a Su cuerpo como el templo al decir: “Destruyan este templo, y en tres días lo levantaré”. Hoy día, ¿qué
o quién es el cuerpo de Cristo? Nosotros, la iglesia, y Su cuerpo. Y nuestros
cuerpos son templos del Espíritu Santo. En 1 Corintios 6:19, el apóstol Pablo
dice que: “vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en
vosotros”.
Así
es que, cuando ores en el Espíritu mientras esperas la manifestación de tu
milagro, Dios está removiendo a “los ladrones” de tu templo. ¿Qué están
haciendo estos ladrones? Ellos están robando la salud, el vigor y la vida de tu
cuerpo. Estos ladrones han estado robando a muchos de nosotros porque muchos de
nosotros no vemos a nuestros cuerpos como templos del Espíritu Santo. Y cuando
fallamos en comprender esto, también fallamos para mantener nuestros cuerpos
como casas de oración. Pero si nos despertamos, y comenzamos a tratar a
nuestros cuerpos como templos del Espíritu Santo y casas de oración, nuestros
cuerpos no pueden permanecer o llegar a ser cuevas de ladrones.
Amigo
mío, si permites que el diablo acampe alrededor de tu cuerpo, te robará la salud
y la fuerza. En Juan 10:10, Jesús dice: “El
ladrón no viene sino para hurtar, matar y destruir…”. Él robará tu salud al
destruir tus órganos o tus extremidades con enfermedades. Tú tienes una
elección. Ya sea que tu cuerpo sea una casa de oración o se convierta en una
cueva de ladrones. Escoge hacerlo una casa de oración, ¡orando en todo tiempo
en el Espíritu!
Cuando
oras en el Espíritu, es como si estuvieras fumigando tu cuerpo. Expulsa a todos
los ladrones de tu cuerpo. En el Antiguo Testamento, el incienso era usado en
el templo de Dios. El incienso, supuestamente, aleja a las serpientes,
escorpiones y reptiles. De igual manera, permite que el incienso del Espíritu
Santo expulse a los ladrones de tu cuerpo a medida que oras en lenguas. Así es
como manifiestas tu sanidad.
Mientras
menos ores en el Espíritu, tu cuerpo llega más a ser una cueva de ladrones.
Comienzan a llegar en pequeños números, algunos aquí, otros allá, pero pronto,
estarán en todos lados y te encontrarás en problemas. Ahora bien, otros cristianos
pueden imponer las manos sobre ti en fe para expulsar a los ladrones, pero la
mejor manera es la prevención. Sólo mantente orando en el Espíritu para
mantener a tu cuerpo libre de ladrones, y abundará en ti mayor fuerza, salud,
vigor y vida.
Pablo
nos recuerda en 1 Corintios 6:18-20 que nuestros cuerpos son templos del
Espíritu Santo:
18 Huid de la
fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo;
mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca. 19 ¿O ignoráis que vuestro
cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis
de Dios, y que no sois vuestros? 20 Porque habéis sido comprados por precio;
glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales
son de Dios.
Si
realmente crees que tu cuerpo es el templo del Espíritu Santo, ¿desearías
cometer adulterio? ¿Permitirías que los ladrones acampen ahí? Cree en lo que
dice 1Corintios 6:18-20 y reconoce que tu cuerpo es el templo del Espíritu
Santo, y tratarás a tu cuerpo de la manera en que debe de ser tratado. Tu
cuerpo ya no te pertenece, es del Espíritu Santo.
Mientras
esperas a que se manifieste tu sanidad, mientras continúas creyendo a Dios para
la manifestación de tu milagro, no puedes permitirte no estar orando en el
Espíritu. Algunos de ustedes podrían aún preguntar: “¿Qué tiene esto que ver
con orar en el Espíritu, Pastor Prince?” Tu cuerpo es el templo del Espíritu
Santo. Su lenguaje de oración es un lenguaje espiritual. En Romanos 8:26, vemos
que el Espíritu Santo nos ayuda a orar:
26 Y de igual manera el
Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene,
no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos
indecibles.
¿Cuál
es nuestra debilidad aquí? Es “qué hemos
de pedir como conviene, no lo sabemos”. Por ejemplo, podrías estar
atravesando una aflicción y no saber cómo o qué deberías de pedir en oración.
Pero el Espíritu te ayuda orando a través de ti. Él ora a través de ti con
gemidos, con lenguas—ese es Su lenguaje, y Sus oraciones son oraciones
perfectas. ¡Alabado sea Dios porque el Espíritu Santo ha venido para ayudarnos
en nuestras debilidades! Así que orar en el Espíritu es Su manera de ayudarnos
a superar nuestras debilidades, y manifestar aquello por lo que hemos estado
orando.
Algunos
de ustedes han sido robados. Ya has tenido esta revelación antes, pero en algún
lugar del camino, el diablo ha detenido el fluir de la oración en el Espíritu.
Y la vida ha dejado de fluir de ti. En este punto, podrías preguntar: “Pastor
Prince, ¿cuál es la mejor manera para empezar a fluir en vida y paz otra vez?”.
La mejor manera de empezar los ríos de vida o los ríos de agua viva fluir otra
vez, es orar en el Espíritu. En Juan 7:38-39, Jesús conecta los ríos de agua
viva fluyendo de nuestro interior con el Espíritu Santo. Así que orar en el Espíritu activa este fluir
de los ríos de agua viva en tu vida.
Si
llegas a un lugar donde no sientes más a Dios, aunque Él está ahí, una de las
mejores cosas que puedes hacer es comenzar a orar en lenguas. Cuando empiezas a
orar en el Espíritu, podrías sentir como si sólo hubiera un pequeño arroyito
dentro de ti, pero si insistes, ¡ese arroyo crecerá en ríos poderosos,
rugientes y productores de vida, que no sólo te bendecirán a ti, sino también a
otros!
El Rey Ezequías Limpió El
Templo
En
el Antiguo Testamento, vemos otro ejemplo de alguien limpiando el templo. 2
Crónicas 29 nos dice que el rey Ezequías limpió el templo. Por cierto, el rey
Ezequías fue un buen rey, un rey justo, un rey de Dios. El versículo 3 dice: “En el primer año de su reinado, en el mes
primero, abrió las puertas de la casa de Jehová, las reparó”. ¿Por qué hizo
eso? Bueno, en 2 Crónicas 28:22-24, vemos que el rey anterior, Acaz, había
cerrado las puertas del templo:
22 Además, el rey Acaz en
el tiempo que aquél le apuraba, añadió mayor pecado contra Jehová; 23 porque
ofreció sacrificios a los dioses de Damasco que le habían derrotado, dijo: Pues
que los dioses de los reyes de Siria les ayudan, yo también ofreceré
sacrificios a ellos para que me ayuden; bien que fueron estos su ruina, y la de
todo Israel. 24 Además de eso recogió Acaz los utensilios de la casa de Dios, y
los quebró, y cerró las puertas de la casa de Jehová, y se hizo altares en
Jerusalén en todos los rincones.
Avancemos
al capítulo 29 otra vez, donde vemos que la primera cosa que hizo Ezequías fue
abrir las puertas del templo. Aquí, quiero darte una ilustración de cómo la
oración puede reparar tu cuerpo. 2 Crónicas 29:16 dice:
16 Y entrando los
sacerdotes dentro de la casa de Jehová para limpiarla, sacaron toda la
inmundicia que hallaron en el templo de Jehová, el atrio de la casa de Jehová…
El
versículo 17 continúa diciendo:
17 Comenzaron a
santificarse el día primero del mes primero, y a los ocho del mismo mes vinieron
al pórtico de Jehová; y santificaron la casa de Jehová en ocho días, y en el
día dieciséis del mes primero terminaron.
De
igual manera, la reparación de tu cuerpo, la cual, hoy en día, es la casa del
Señor, comienza cuando: la “puerta” es abierta. ¿Qué es la “puerta” en tu
cuerpo? Es tu boca. David dijo en el Salmo 141:3 “Pon guarda a mi boca, oh Jehová; guarda la puerta de mis labios”.
Así
que cuando abres tu boca y oras en el Espíritu, tu cuerpo comienza a ser
reparado desde adentro. Dentro de la “casa”, las lámparas están encendidas.
Dentro de unos cuantos días, habrá vida a lo largo de toda la casa. Y llegará
al vestíbulo de la casa, eso es, el porche, que quiere decir la parte exterior
del cuerpo. Cuando eso pasa, verás señales visibles de la reparación de tu
cuerpo, ¡la manifestación de tu sanidad!
Los
hombres del rey Ezequías comenzaron reparando y limpiando el templo desde
adentro hacia afuera. ¿Cómo limpias las cosas? Lo haces con agua. El agua es un
limpiador maravilloso. ¿Cómo limpias el templo del Espíritu Santo o la casa del
Señor, la cual es tu cuerpo? Lo haces con los ríos de agua viva. Mientras más
ores en lenguas, más abertura le das a los ríos de agua viva dentro de ti.
Mientras más ores en el Espíritu, los ríos de agua viva empujarán todos los
desechos, limpiando tu casa.
Ahora
bien, la limpieza podría no ser realizada durante una noche, pero será
terminada si perseveras. Comienza dentro de ti y se extiende hacia afuera hasta
que veas señales visibles de tu milagro. Sabes, cuando ellos empezaron a
limpiar el templo desde adentro, nadie de afuera pudo ver lo que estaba pasando
adentro. Tomó un tiempo antes de que pudieran ver limpieza en el exterior. Tomó
un tiempo antes de que el templo fuera limpiado tanto adentro como afuera.
No Permitas Que El Diablo
Cierre Tu Boca
¿Qué
nos enseña esto acerca de nuestras propias vidas? Nos muestra que la primera
cosa que debemos de hacer es abrir las puertas de nuestros templos. Aprendimos
que la puerta es nuestros labios o nuestra boca. El Salmo 141:3 dice: “Pon
guarda a mi boca…”. ¿En todos los ataques del diablo contra ti, ha logrado
cerrar tu puerta? ¿Está la puerta de tu templo cerrada?
Podrías
estar en una situación en la cual los ríos han dejado de fluir en tu vida. Esto
ha permitido que los ladrones estén robándote. Sientes que no tienes poder para
resistirlo. Mirando hacia atrás, podrías recordar que hubo un tiempo
cuando permitiste que los ríos dentro de ti se soltaran. Caminabas en fe. Si
estabas enfermo, sabías que te mejorarías. Pero en alguna parte del camino, el
diablo logró cerrar tu boca. Él logró cerrar tu puerta.
No
me interesa cuál fue la razón, pero tu boca estaba atascada. Un demonio
espiritual llamado Acaz cerró la puerta. Pero como el rey Ezequías, ¡abre la
puerta otra vez! ¡Estarás eliminando todos tus desechos y los ladrones con los
ríos de agua viva por la oración continua en el Espíritu!
El que habla en
lenguas se edifica y repara a sí mismo.
No
es de extrañar que, en el día del Pentecostés, la primera cosa que hizo Dios
fue abrir las puertas. Hechos 2:4 establece: “Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en
otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen”. Una vez que el
Espíritu Santo los hizo templos vivientes, Dios los hizo casas de oración y
poder. Pedro predicó un poderoso sermón y 3,000 personas fueron salvas.
También
en 1 Corintios 14:2, vemos que “Porque el
que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le
entiende, aunque por el Espíritu habla misterios”. No es de extrañar que el
diablo quiera detenerte de abrir la puerta. No es de extrañar que el diablo
quiera detenerte de hablar en lenguas. ¡Porque tú no le estás hablando a hombres,
tú le estás hablando a Dios! El hombre no entiende lo que estás diciendo. Tú
mismo, un hombre, tampoco entiendes nada. Pues no hablas por tu estimulación
intelectual. Esto proviene de Dios.
Ahora
bien, algunos de ustedes que les encantan apoyarse en sus mentes para tomar
decisiones y analizar las cosas, podrían no ver el valor de la oración en
lenguas porque el lenguaje no tiene ningún sentido para ti. Para ti, el mayor
problema es tu mente—necesitas entender con tu mente antes de aceptarlo. Pero 1
Corintios 14:14 dice: “Porque si yo oro
en lengua desconocida, mi espíritu ora, pero mi entendimiento queda sin fruto”. Así que tienes que darte cuenta de que cuando
te estás comunicando con Dios en el Espíritu, tu entendimiento o mente no puede
ayudarte. Eso será infructuoso. Esa es justamente la manera de Dios, y tienes
que hacerlo a la manera de Dios.
Habla En Lenguas Y Repara
Tu Cuerpo
1
Corintios 14:4 establece: “El que habla
en lengua extraña, a sí mismo se edifica;
pero el que profetiza, edifica a la iglesia”.
Ahora bien, no hay manera en que puedas edificar a la iglesia sin primero
edificarte a ti mismo. La palabra “edificar” en el griego es oikodomeo, la cual significa “construir
una casa”. Así que, quien habla en lenguas está construyendo una casa. El Diccionario Bíblico Thayer y Smith,
también describe la palabra “edificar” como “reparar”. Esto significa que tú
estás construyendo y reparando la casa cada vez que hablas en lenguas. En otras
palabras, ¡cada vez que oras en el Espíritu, te estás construyendo y reparándote
a ti mismo!
Podrías
decir: “Pero, Pastor Prince, pienso que cuando un cristiano habla en lenguas,
el edifica su espíritu”. Bueno, la Biblia no dice que el que habla
edifica su espíritu. Dice que el que habla se edifica a “sí mismo”.
¡Esto significa su “ser” entero —espíritu, alma y cuerpo! Así que quien habla
en lenguas edifica y repara su cuerpo también. ¿Qué hay acerca de la mente? Tu
mente es parte de tu alma. Tu “ser” incluye tu mente. Así que puedes
reparar y construir tu mente a medida que hablas en lenguas. ¡Y cualquier parte
de ti que está siendo reparada, el Espíritu Santo hará un mejor trabajo que los
mejores médicos del mundo!
Mientras
más ores en lenguas, estarás más consciente de la morada del Espíritu Santo.
Ora en lenguas cada vez que puedas y tan frecuente como puedas. Hazlo en la
regadera, mientras estás manejando a tu trabajo o cuando estés trotando.
Recuerda que puedes orar para tus adentros cuando estés en un lugar concurrido.
¡No tienes que oraren voz alta y asustar a las personas!
Dios
quiere que tú abras tu puerta. Y Él te está diciendo: “Prepárate para la
manifestación”. Esto expulsará a todos los ladrones que te han estado robando
tu vigor y tu fuerza. Jesús dijo en Juan 10:10 “El ladrón no viene sino para hurtar, matar y destruir…”. ¡No
toleres a los ladrones, porque Jesús no lo hizo!
Párate Firmemente En La
Armadura De Jesús
Sí,
es verdad que el diablo trata de robarte las bendiciones de Dios, pero Jesús te
ha dado Su armadura. De hecho, Pablo encontróó acerca de la armadura en Isaías
59:14-18:
14 Y el derecho se
retiró, y la justicia se puso lejos; porque la verdad tropezó en la plaza, y la
equidad no pudo venir. 15 Y la verdad fue detenida, y el que se apartó del mal
fue puesto en prisión; y lo vio Jehová, y desagradó a sus ojos, porque pereció
el derecho. 16 Y vio que no había hombre, y se maravilló que no hubiera quien
se interpusiese; y lo salvó su brazo, y le afirmó su misma justicia.
17 Pues de justicia se
vistió como de una coraza, con yelmo de salvación en su cabeza; tomó ropas de
venganza por vestidura, y se cubrió de celo como de manto, 18 como para
vindicación, como para retribuir con ira a sus enemigos, y dar el pago a sus
adversarios; el pago dará a los de la costa.
Cada
pieza de la armadura que Pablo nos anima a ponernos fue la que el mismo Señor
se puso para cumplir venganza sobre Sus adversarios, para hacer cumplir la
justicia y para proteger la justicia. En otras palabras, cuando te pones la
armadura de Dios, el Señor le retribuirá al diablo por todo lo que te ha hecho.
¡Así que la próxima vez, él lo pensará dos veces antes de venir contra ti!
Amigo
mío, permite que la verdad de Dios brille dentro de cada área de tu vida y la
oscuridad se desvanecerá. Camina en el don de la justicia y, como dice Pablo en
Romanos 5:17, reinarás en vida. Descansa seguro en plena certidumbre de Su
salvación, teniendo solamente una confiada expectativa de que cosas buenas
vendrán. Protégete a ti mismo con el escudo, el cual es la fe en Su fe que
nunca falla. Concuerda con la Palabra de Dios al decirla en voz alta. Y ora en
lenguas en todo tiempo con toda perseverancia.
¡Habrá
tiempos cuando ores en lenguas que sentirás el poder de Dios! Pero también,
habrá tiempos cuando no sentirás nada. Habrá tiempos en que no sentirás que
está fluyendo. Y es entonces cuando tienes que perseverar. El diablo te dirá:
“Nada está pasando. Tú lo estás inventando. No es nada más que jerigonza”.
¡Pero persevera y tus lenguas fluirán en poder!
Dios
nos ha dado Su armadura para hacernos fuertes en Él y en el poder de Su fuerza,
¡así que póntela hoy!
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