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Protección en el Padre. De Joseph Prince

 

1 Pedro 3:18 Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu.

¿Puedo mostrarte una hermosa imagen del amor de Dios por ti que se encuentra en la historia de Daniel? Vimos cómo en el caso de Daniel la ley de la tierra fue violada y cómo, a pesar de su amor por Daniel, el rey tuvo que cumplir la ley y castigar a Daniel. Si no lo hubiera hecho, habría sido un rey injusto.

Ahora, imagínate si alguien viniera nuevamente un año después para acusar a Daniel de este crimen y pidiera que Daniel fuera castigado nuevamente, ¿qué haría el rey? ¿Volvería el rey a arrojar a Daniel al foso de los leones? ¡No! Daniel ya había sido sentenciado; ya había pagado el precio de su violación de la ley.

Mi querido amigo, porque nuestro Señor Jesús ha sido castigado en la cruz en tu lugar, el diablo no puede venir al Rey y pedir que seas castigado y arrojado al foso de los leones. Verás, tus pecados fueron perdonados no porque el Rey simplemente decidiera cerrar los ojos y dejarte libre. El Rey perdonó tus pecados con justicia después de juzgarlos en el cuerpo de nuestro Señor Jesucristo. Aquel que estaba completamente libre de pecado tomó tu lugar y cargó con todo el peso del castigo por tus pecados (2 Cor. 5:21). TODOS tus pecados han sido legal y judicialmente juzgados en la cruz. Debido a Su obra terminada, una vez que recibiste al Señor Jesús en tu corazón, ¡el justo juicio y la justicia de Dios están de su lado!

¿Sabes cuánto ama Dios a Jesús, Su Hijo amado y la niña de sus ojos? Entonces oro para que tengas una revelación de cuánto te ama tu Padre en el cielo. Para redimirte, Dios pagó el precio con la sangre de Su único Hijo. Debe haber sido una decisión muy difícil para Él. Ninguno de nosotros comprenderemos completamente lo que Dios experimentó al enviar a Su propio Hijo amado a la cruz.

Captamos solo un pequeño vistazo del tormento que Dios sufrió cuando leemos sobre el sufrimiento del rey Darío. El rey Darío quería salvar a Daniel, pero no podía violar su propia ley. Similarmente, Dios ama a Su Hijo, pero sabía la única forma para salvarnos a nosotros, que habíamos violado la ley, fue sacrificar a Su propio Hijo, Jesucristo. Que esta revelación de Su asombroso amor y gracia te dé la valentía de venir libremente a Él y encontrar protección bajo Sus alas.

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