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Revelando el corazón de Jesús para servirte (NOTAS DE SERMÓN). Joseph Prince

 

NOTAS OFICIALES DEL SERMÓN DE JOSEPH PRINCE

Revelando el corazón de Jesús para servirte

Domingo 16 de abril de 2023


Descripción general

1.     El corazón de Dios es tener una verdadera relación con nosotros.

2.     Experimenta gozo y gratitud cuando ves el corazón de Dios por ti.

3.     Incluso como el Cristo resucitado, el corazón del Señor Jesús es servirte.

4.     Permite que el Señor lave tus pies con el agua de Su Palabra.

5.     Los beneficios de permitir que el Señor te sirva a través de Su Palabra.

6.     POSEE LA PALABRA (Aplicación de Vida).

 

El corazón de Dios es tener una verdadera relación con nosotros.

El cristianismo no se trata de nuestro comportamiento sino de nuestra relación con Dios. Algunas personas piensan que el cristianismo se trata de seguir un conjunto de reglas y prácticas para un Dios que es demandante y que está buscando fallas. ¡Pero eso está lejos de la verdad!

Más que nuestro desempeño o qué tan bien podemos servirle, Dios está interesado en nuestra relación con Él. Él desea derramar Su amor incondicional y extravagante en nuestras vidas. Él no está detrás de lo que podemos hacer, ¡Él está detrás de nuestros corazones (Prov. 23:26)! Y es cuando nuestros corazones están consagrados y ocupados con Cristo que, de la abundancia de nuestros corazones, le serviremos a Él y a los demás.

Proverbios 23:26 Dame, hijo mío, tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos.

La plenitud del amor de Dios por nosotros se demostró en la cruz cuando envió a Su amado Hijo a morir por nosotros. Y hoy, cuando Dios nos mira, no ve nuestras faltas. En cambio, ¡Él nos ve justos debido a la obra consumada de Jesús en la cruz (2 Corintios 5:21)!

Así que no necesitas “tenerlo todo bajo control o en orden” antes de acercarte a Dios. ¡Puedes ir ante tu Padre celestial y recibir libremente Su amor por ti tal y como eres!

 

Experimenta gozo y gratitud cuando ves el corazón de Dios por ti.

A menudo nos apresuramos a señalar lo que está mal con las personas que nos rodean o nos quejamos de una situación en la que nos encontramos en lugar de dar gracias por lo bueno que hay en nuestras vidas. Si bien podemos tener la tendencia natural a quejarnos y encontrar fallas en los demás, nuestro Señor Jesús es rápido para detectar lo que es hermoso.

A menudo, un espíritu de queja es el resultado de nuestra preocupación por los asuntos y preocupaciones de nuestra vida. No solo nos sentimos infelices y deprimidos, sino que incluso podemos comenzar a culpar a las personas que nos rodean por la situación en la que nos encontramos. Vemos esto ejemplificado en la historia de María y Marta (Lucas 10:38–42).

Cuando el Señor Jesús hizo una visita a su casa, Marta estaba preocupada por servir al Señor y se ocupaba de todos los preparativos que había que hacer. María, en cambio, eligió sentarse a los pies del Señor para escucharlo. Esto dejó a Marta realmente molesta, ¡tanto que incluso culpó a Jesús de no preocuparse por ella en la situación! Como Marta, terminamos culpando a las personas que nos rodean (y a veces incluso al Señor mismo) cuando nos olvidamos de verlo a Él y a Su corazón para servirnos en medio de tantas cosas que estamos tratando de hacer por nuestra cuenta.

Cuando Marta se quejó con Jesús, esto fue lo que le dijo:

“Marta, Marta”, respondió el Señor, “afanada y turbada estás con muchas cosas, pero necesitas solo unas pocas cosas, de hecho solo una cosa, y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada”.

¡Para el Señor, lo único necesario que debemos hacer es sentarnos a Sus pies y recibir de Él! En lugar de preocuparnos por muchas cosas, el Señor quiere que dejemos de lado las cosas que agobian nuestro corazón y que tomemos tiempo cada día para estar en Su presencia y recibir Su amor.

Hacer la única cosa necesaria es lo que nos llevará a tener un espíritu de acción de gracias. Incluso si las cosas en nuestra vida no van bien, aún podemos estar agradecidos por la bondad del Señor en nuestras vidas. Necesitamos al Señor y Su gracia para ver el bien en nuestras vidas. Por eso es tan importante para nosotros tener un caminar profundo e íntimo con el Señor.

Cuanto más conscientes seamos de Su bondad en nuestras vidas, más seremos personas con corazones agradecidos en lugar de con un espíritu de queja. Y cuanto más agradecidos estemos, más veremos la bondad y la fidelidad de Dios, y más experimentaremos Su gozo y amor en nuestras vidas.

Puede haber algunos detractores que argumentarán que no solo debemos enfocarnos en recibir del Señor y que también es importante que lo sirvamos. Si bien servir es bueno, el Señor desea que primero nos sentemos a Sus pies y recibamos de Él tal como lo hizo María. ¡Servir viene del desbordamiento de haber recibido primero de Él! Más que lo que podemos hacer por el Señor, Él quiere que primero conozcamos Su corazón hacia nosotros: ¡Él no busca encontrar fallas en nosotros, Él nos ama y Su deseo es que nos mantengamos recibiendo de Él!

 

Incluso como el Cristo resucitado, el corazón del Señor Jesús es servirte

Éxodo 21 habla de una ley concerniente a los siervos hebreos:

Éxodo 21:1 Estas son las leyes que les propondrás.

2 Si comprares siervo hebreo, seis años servirá; mas al séptimo saldrá libre, de balde.

3 Si entró solo, solo saldrá; si tenía mujer, saldrá él y su mujer con él.

4 Si su amo le hubiere dado mujer, y ella le diere hijos o hijas, la mujer y sus hijos serán de su amo, y él saldrá solo.

5 Y si el siervo dijere: Yo amo a mi señor, a mi mujer y a mis hijos, no saldré libre;

6 entonces su amo lo llevará ante los jueces, y le hará estar junto a la puerta o al poste; y su amo le horadará la oreja con lesna, y será su siervo para siempre.

El siervo en esta ley es una imagen de nuestro Señor Jesús, quien tomó la posición de siervo por nosotros. En esta ley, vemos cómo el siervo podía elegir si quería salir libre o quedarse para servir a su amo después de seis años. Si optaba por quedarse, su maestro le perforaría la oreja con un punzón. Esta es una imagen de nuestro Señor Jesús siendo clavado en la cruz.

Y al igual que el siervo en esta ley, nuestro Señor Jesús hizo una elección. Cuando nuestro Señor Jesús estuvo en el jardín de Getsemaní, él tuvo que hacer una elección: sacrificarse por nosotros en la cruz o regresar a Su Padre en el cielo (Lucas 22:42). Él eligió dar Su vida por nosotros porque amaba a Su amo (Dios) y a Su esposa e hijos (nosotros).

Aunque Él está ahora resucitado a la diestra del Padre, nuestro Señor Jesús sigue siendo nuestro Siervo para siempre. Hoy, Su corazón es servirnos.

 

Permite que el Señor lave tus pies con el agua de Su Palabra

Podemos ver el corazón del Señor para servirnos en el sermón que predicó a Sus discípulos en el aposento alto:

Juan 13:3 sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios iba,

4 se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó.

5 Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos (‘ekmasso’) con la toalla (‘lention’ – tela de lino) con que estaba ceñido.

A pesar de que el Padre le había dado todo a nuestro Señor Jesús, Él eligió dejar de lado Su majestad para servir a Sus discípulos. Hoy, Él quiere servirnos y también lavarnos los pies.

Entonces, ¿qué significa que el Señor nos lave los pies?

Algunos podrían leer Juan 13:8 y pensar que se refiere a nosotros siendo renacidos. Pero veamos lo que dice el versículo: “Jesús le respondió: Si no te lavare, no tendrás parte conmigo”. Nota cómo el Señor dijo que Pedro no tendría parte “con” Él y no “en” Él. Esto nos dice que el lavado de nuestros pies no se refiere a nuestra salvación, sino a nuestro caminar con el Señor y disfrutar de comunión con Él.

En Juan 13:10, el Señor le dijo a Pedro: “El que está lavado, no necesita sino lavarse los pies, pues está todo limpio; y vosotros limpios estáis…” Y Apocalipsis 1:5 nos dice que nuestro Señor Jesús nos ha lavado de nuestros pecados con Su sangre. Esto significa que ya estamos limpios. En cambio, el lavado de nuestros pies aquí se refiere a que somos lavados por el agua de la Palabra de Dios.

Los beneficios de permitir que el Señor te sirva a través de Su Palabra

¿Qué significa ser lavado por el agua de la Palabra de Dios y por qué es importante?

1. Llegamos a ser menos susceptibles a los ataques del enemigo.

Echemos un vistazo a Génesis 3:14:

Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida.

Después de que el diablo tentara a Adán y Eva a pecar contra Dios, Dios profetizó que el enemigo comería polvo todos los días de su vida. Y nosotros, los hombres, estamos hechos del polvo de la tierra (Gén. 2:7). En otras palabras, somos “alimento” para el enemigo, quien siempre tratará de atacarnos y contaminarnos con pensamientos y emociones negativas.

Ahora mira lo que dice la Biblia en estos versículos:

Juan 13:3-5 sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios iba, se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó. Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos (‘ekmasso’) con la toalla ('lentión' - tela de lino) con que estaba ceñido.

La palabra griega para "enjugar" es "ekmasso", que significa “ser alejado de (ser) devorado". Esto significa que cuando permitimos que el Señor lave el polvo de nuestros pies con el agua de Su Palabra, evitamos que el enemigo nos “devore”, ¡nos volvemos menos susceptibles a los ataques del enemigo!

2. Nos mantiene conscientes de nuestra justicia en Cristo

En Juan 13:3–5, vemos que después de que el Señor lavó los pies de Sus discípulos, usó una toalla para secarlos. La traducción griega de la palabra "toalla" es "lention", que se refiere a una "prenda de lino". Una prenda de lino es una imagen de nuestra justicia (Ap. 19:8). Esto significa que después de pasar tiempo en la presencia del Señor, terminamos conscientes de nuestra justicia en Él.

Ya sea que sea un mal hábito, emociones negativas o pensamientos impuros con los que estemos luchando, cuando permitimos que el Señor nos lave con el agua de Su Palabra, permitimos que Él nos recuerde nuestra inquebrantable posición ante Dios. Le permitimos que nos ayude a ver que seguimos justificados y perdonados, y esto elimina toda auto condenación que podamos sentir. ¡Y cuando estamos establecidos en la justicia, tenemos el poder de liberarnos de los hábitos pecaminosos y las cosas que nos atascan, y comenzar a caminar en victoria!

Por eso es tan importante que tomemos tiempo para estar en la presencia del Señor y para meditar y reflexionar sobre la Palabra. El Señor puede lavarnos con el agua de la Palabra a través de la Palabra predicada (cuando escuchamos sermones) o hablarnos personalmente. Pero la mayoría de las veces, Él nos lleva de regreso a la Biblia. Cuando pasamos tiempo con el Señor en Su Palabra, ¡nos permitimos recibir Su amor por nosotros y disfrutar de comunión con Él!

Muchas veces, podemos sentir que necesitamos “tomar un tiempo en quietud”, para completar una serie de devocionales o completar una serie de lecturas bíblicas. Pero el tiempo en quietud no se trata de que completemos estas tareas por obligación; es un tiempo que reservamos intencionalmente para recibir el amor del Señor y escuchar lo que Él quiere hablarnos.

En nuestra sociedad actual, hay muchas cosas que nos distraen y nos roban el tiempo y el espacio para estar en la presencia de Dios. Estamos tan ocupados sirviéndonos a nosotros mismos y a las personas que nos rodean que olvidamos tomar tiempo para dejar que el Señor nos sirva. Es muy fácil para nosotros ser atraídos en todas direcciones, pero el Señor quiere que entremos en Su presencia y tengamos una relación íntima con Él. Y cuando permitimos que el Señor nos lave los pies, nos llenamos tanto de Su amor que nosotros también podemos lavar los pies de quienes nos rodean, por ejemplo animando a nuestros hijos y santificando a nuestros cónyuges con el agua de la Palabra (Efesios 5:25-27)!

 

POSEE LA PALABRA (Aplicación en la Vida)

En este sermón, el pastor Prince compartió sobre el corazón de Jesús para lavarnos los pies, que es una imagen de Él sirviéndonos.

Pero tómate un momento para pensarlo. . . ¿De verdad dejarías que el Señor te lavara los pies? ¿Tus pies, que son probablemente las partes más sucias de tu cuerpo y que no te gustaría que tus amigos o seres queridos tocaran? No nos sorprende que cuando Jesús trató de lavarle los pies a Pedro, Pedro respondió:

Juan 13:8 …No me lavarás los pies jamás. Jesús le respondió: Si no te lavare, no tendrás parte conmigo.

Estoy seguro de que muchos de nosotros reaccionaríamos de la misma manera que lo hizo Pedro. Pero, ¿y si te dijera que la razón por la que Jesús deliberadamente usó el lavamiento de los pies para hablar de servirnos es precisamente porque quiere que sepamos que no se desalienta por las partes más sucias de nosotros? Esas partes de nosotros de las que nos avergonzamos. Las partes que han cometido errores o han vuelto a caer en malos hábitos.

En cambio, el Señor Jesús quiere que nos acerquemos a Él, sí, incluso con todas nuestras deficiencias, y que permitamos que Él nos sirva de todos modos. Que le permitamos que Él nos ame, que provea para nuestras necesidades y, lo más importante, que nos restablezca en Su justicia para que podamos levantarnos y caminar en victoria nuevamente.

Pero aquí está la cosa. Jesús solo puede hacer tanto como tú le permitas.

Así que esta semana, ¿puedo alentarte a venir a Él con tus debilidades y experiencias de las que te avergüences? Mientras pasas tiempo con Él en Su Palabra, Él lavará toda la suciedad de tus pies con Su amor y gracia ❤️

¡Esperamos que las notas de este sermón lo hayan bendecido!

 

Traducción por Claudia Juárez Garbalena

© Copyright JosephPrince.com 2023

Las notas de este sermón fueron tomadas por voluntarios durante el servicio. No son una representación textual del sermón.

 

 

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