David: Un hombre conforme el corazón de Dios. De Joseph Prince. Del libro "La gente que CONOCE a su Dios".
Escritura Clave:
Quitado este, les levantó
por rey a David, de quien dio también testimonio diciendo: He hallado a David
hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero.
Hechos 13:22
En Hechos 13:22 el
apóstol Pablo registra que el Señor mismo llamó a David un hombre conforme a Su
propio corazón. Pero ¿qué hizo a David tan especial?
Yo creo que es porque
David tenía una pasión por la presencia del Señor. Verás, David hizo la misión
de su vida devolver el arca del pacto a Jerusalén, y encontrar un lugar de
descanso para ella ahí. En el tiempo de David, la arca representaba la
presencia del Señor entre ellos, y David entendió su significado. Él no estaba
contento con alabar desde lejos – él quería la presencia misma del Señor en
medio de Su gente.
La arca es de hecho una
hermosa representación de nuestro Señor Jesús. Contenía las dos tablas de
piedra en las cuales el Señor escribió los Diez Mandamientos, la vara de Aaron
que reverdeció, y la olla de oro con maná.
Lo que es verdaderamente
notable es que estos objetos, que representan la rebelión del hombre y su
incapacidad para cumplir los estándares de Dios, estaban puestos dentro del
arca y estaban cubiertos por el propiciatorio. En el Antiguo Testamento, el
sumo sacerdote tenía que entrar en el Lugar Santísimo una vez al año en el Día
de la Expiación para rociar sangre en el propiciatorio. Este acto cubría los
pecados de la gente, pero era una cobertura temporal que necesitaba ser
repetida año tras año. No quitaba permanentemente los pecados; simplemente
proveía una cobertura temporal (Heb. 10:4).
¡Pero alabado sea nuestro
Señor Jesucristo! Cuando Él vino, no solo cubrió nuestros pecados– él los removió
completa y permanentemente. La Biblia nos dice que en Hebreos 9:12: “y no
por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró
una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención”.
Al restaurar el arca a su
merecido lugar en el corazón de Jerusalén, David deseaba hacer del Señor el
centro en la vida de la nación una vez más. Hoy, cuando hacemos a Jesús y Su
obra finalizada el centro de nuestras vidas, alineamos nuestros corazones con Sus
propósitos y experimentamos Su inquebrantable paz.
En nuestros matrimonios,
cuando hacemos a Jesús el centro, encontramos que este enfoque Cristo-céntrico
trae armonía y bendiciones a nuestras relaciones. En nuestra vida profesional
cuando ponemos a Jesús en el centro, nosotros trabajamos como para el Señor en
vez de sólo para la aprobación humana. En nuestras finanzas, aprendemos a
confiar en la provisión de Dios y a volvernos buenos administradores de lo que
Él nos ha dado. En la crianza de nuestros hijos, priorizamos recibir primero el
amor del Señor y Su gracia, y de ahí podemos reflejar el amor de Dios y Su
gracia a nuestros hijos.
Cuando pones a Jesús, Su
obra finalizada y la plenitud de Su gracia en el centro de todo en tu vida, te
encontraras volviéndote más y más como David– alguien conforme al corazón de
Dios.
Y en ese lugar de intimidad con Cristo, comenzarás a experimentar la plenitud
de Sus bendiciones.
Mi querido amigo, la más grande bendición en esta vida es conocer al Señor Jesús. Cuando tienes a Jesús, tienes todo lo que necesitas en esta vida. Mi oración por ti es que llegues a ser como David, una persona conforme al corazón de Dios. Con Cristo como el centro de nuestra vida, que llegues a experimentar el más grande gozo, completitud y plenitud.
Pensamiento del día:
Cuando hago a Jesús al
centro de mi matrimonio, de mi familia, de mi vida profesional y de mis finanzas,
permito que la plenitud de Sus bendiciones fluya en mi vida.
Para medita más:
2 Samuel 6:12-15 / Salmos
27:4 / Salmos 132:1-5 / Mateo 6:33
Los derechos de autor del presente escrito pertenecen a Joseph Prince.
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