Donaciones
Fuera de México:

Check out with PayPal

Elías: Cerca de los quebrantados de corazón. De Joseph Prince. Del libro "La gente que CONOCE a su Dios".

 


Y echándose debajo del enebro, se quedó dormido; y he aquí luego un ángel le tocó, y le dijo: Levántate, come. Entonces él miró, y he aquí a su cabecera una torta cocida sobre las ascuas, y una vasija de agua; y comió y bebió, y volvió a dormirse. Y volviendo el ángel de Jehová la segunda vez, lo tocó, diciendo: Levántate y come, porque largo camino te resta. Se levantó, pues, y comió y bebió; y fortalecido con aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios.

1 Reyes 19:5-8

¿Alguna vez te has sentido abrumado, desalentado o incluso deprimido? Quizá estás enfrentando una temporada desafiante en tu vida, y el peso de tus circunstancias parece una carga muy difícil de sobrellevar.

Quiero que sepas que no estás solo. Incluso el profeta Elías, un hombre de increíble fe y poder, se encontró a sí mismo en las profundidades de desesperación y desaliento.

En 1 Reyes, leemos acerca del punto más bajo de Elías. Después de una tremenda victoria en el monte Carmelo, donde él clamó para que cayera fuego del cielo y derrotó a los profetas de Baal, Elías huyó para salvar su vida de la malvada reina Jezabel. Exhausto, temeroso, y sintiéndose completamente solo, Elías se sentó debajo de un árbol de enebro y oro “Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres”. (1 Reyes 19:4).

¿Puedes imaginarlo?, este poderoso hombre de Dios, que había atestiguado milagros increíbles, ahora estaba tan desalentado al punto de desear morir.

Pero aquí está la parte hermosa: El Señor no abandonó a Elías en su hora más oscura. Él no le dijo a Elías que estaba asombrado ante esa falta de fe como profeta o le demandó que se recompusiera inmediatamente. En vez de ello, el Señor se encontró con él justo donde estaba y le mostró Su tierno y compasivo corazón. Él envío ángeles para que tomaran cuidado de Elías, proveyéndole de alimento y permitiéndole que descansara. Nuestro amoroso Salvador entendió su agotamiento –tanto físico como emocional— y Él respondió con gentileza y amor.

Esta historia revela una dulce, dulce verdad acerca del Señor Jesús. Salmos 34:18 NIV (en inglés) nos dice: “El Señor está cerca de los rotos de corazón y salva aquellos que están con el espíritu aplastado. Dios no se distancia de nosotros en nuestros momentos de debilidad. En vez de ello, Él nos acerca a Él.

Ahora déjame hablar directo a tu corazón. Si te has sentido abrumado, desalentado o deprimido, sabe que Jesús te ve. Él entiende tu dolor y no está decepcionado de ti. Justo como Él se preocupó por Elías en ese momento de desesperación, Él quiere tener cuidado de ti también. Él no te está demandando que te “pongas las pilas” o “solo tengas más fe”. Él te está invitando a descansar en Su presencia, y a que le permitas que ministre tu alma cansada y te levante.

Incluso los más grandes hombres y mujeres de fe tienen sus momentos bajos. Pero en esos momentos bajos, Jesús esta aun ahí, todavía amándonos, todavía cuidando de nosotros. Él está listo para alimentarte con Su Palabra, refrescarte con Su presencia, y renovar tus fuerzas.

Así que hoy, si te sientes como Elías debajo del enebro, exhausto, consumido y desalentado, quiero que sepas que Jesús está justo aquí contigo. Él no te ha dejado. Él no está enojado contigo. Él está extendiendo Su mano de amor y gracia para ti ahora. Permite que Él te ministre, te conforte y restaure tu alma. Míralo sosteniéndote, compasivo hacia ti, e impartiendo Su vida de resurrección a cada parte de tu ser. En Su presencia, yo creo que encontrarás la fuerza para levantarte otra vez. Mi amor y oraciones están contigo.

 

Pensamiento del día:

Jesús me ve, Él conoce mis luchas, y Él se preocupa de cada detalle de mi vida. Cuando me siento desalentado o cansado, puedo ir a Él y encontrar descanso para mi alma.

 

Para meditar más:

1 Reyes 17-19 / Salmos 42:11 / Salmos 107:13-14 / Isaías 41:10 / Mateo 11:28-30 / Filipenses 4:6-7


Los derechos de autor del presente escrito pertenecen a Joseph Prince

Comentarios