EL "TESORO", EL "VASO" Y EL "PODER". Por E. W. Bullinger
Trad. Juan Luis Molina
Tenemos este Tesoro en
vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros.
(2ª Corintios 4:7).
El único objetivo de las
Epístolas a los Corintios es volver la mente y los pensamientos de los
creyentes, de los agentes a quienes Dios tuvo por bien emplear
enviándole el mensaje, y dirigir solamente su atención a Aquel que los empleó.
Para eso, al mismo tiempo
que el Apóstol magnifica su oficio, habla sin embargo de sí mismo como no
siendo nada.
No nos predicamos a
nosotros mismos. Esta es la carga y lo que lleva consigo envuelto el contexto inmediato.
Consideremos ahora:
I. El “Tesoro”.
Nada hay que no hayamos
recibido (1ª Corintios 4:7).
Cualquiera que haya podido ser el agente o medio personal que Dios empleó,
tanto da que haya sido del más bajo rango, como si del más grande de acuerdo al
parecer humano, él propio agente o persona no pasa de ser un simple vaso lleno
con el tesoro de Dios.
Lo que este tesoro fue en
el caso del apóstol se nos dice en Hechos 26:16: Para esto he aparecido
a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto, y de
aquellas en que me apareceré a ti.
La palabra
traducida ministro significa un siervo – pero
no un esclavo o siervo doméstico, sino uno que actúa bajo el mando de otro –
así como un atleta actuaría bajo la dirección del “entrenador”; o como un
músico actuaría bajo la batuta del maestro. La
figura hendiadis se utiliza para designar la clase de siervo del
cual se habla. Pablo tenía que ser un siervo – sí, un siervo testigo. Hay
servicios de muchas clases; pero el servicio especial aquí referido es el
de testigo por Dios. Este es el tesoro. La palabra tesoro no
se entiende aquí para expresar su valor a los ojos de quien lo contiene, sino
para mostrar el valor intrínseco y la plena bendición del tesoro en sí mismo.
De acuerdo al vers.4, el
tesoro es la iluminación con las buenas nuevas conectadas con la gloria de
Cristo. En el vers.6, es la iluminación en conexión con el conocimiento de la
gloria de Dios.
El Tesoro por tanto es
ésta Divina Iluminación; y es el don de Dios. Justo como cuando Dios
ordenó que la luz se separase de las tinieblas, así fue como Dios
hizo brillar en nuestros corazones la iluminación del conocimiento de Su
gloria, en la persona de Cristo.
Su gracia es de hecho un
Tesoro, pero la Gloria realza su valor. El Señor proporciona tanto la
gracia como la gloria. Gracia es la flor, y la gloria es el fruto. La
una es la garantía de la otra. Muchos de los que han oído y conocido
el Evangelio de la gracia de Dios, saben muy poco sin embargo
de este Evangelio de la gloria. La razón por la cual esto sucede se
debe, a que la gracia tiene que ver con nosotros mismos, sin
embargo la gloria concierne solo a Cristo. Nosotros, con
nuestro natural egoísmo, estamos poco dispuestos a pensar en las cosas que
conciernen solo a Cristo.
Aquel que vino en gracia volverá
en gloria. Las buenas nuevas conciernen a ambas cosas. Es la
gloria de su gracia (Efesios 1:6).
Y la excelencia y el
testimonio de este tesoro se han depositado en vasos de barro. Esto
nos lleva a considerar ahora:
II. El “Vaso”.
Entre los hombres, un
tesoro valioso siempre se guarda en un recipiente valioso, pero no sucede así
con este tesoro particular. Se ha depositado en vasos de barro mortales. Los
ojos de Dios se hallan puestos en Su tesoro. Su propósito es declarar y dar a
conocer el tesoro, no el vaso. En este caso, no es tanto el vaso, conteniendo
el tesoro, sino el tesoro rellenando al vaso y declarando su
gloria a través del contraste con el vaso. Es por eso
precisamente que inmediatamente a seguir se nos muestra en los versículos
inmediatos (8 y 9) cómo el vaso es humilde y se mantiene humilde, para que el
tesoro y el poder puedan ser vistos como siendo de Dios, y no de nosotros.
Estamos atribulados en
todo,
Mas no angustiados
En apuros,
Mas no desesperados;
Perseguidos,
Mas no desamparados;
Derribados,
Pero no destruidos.
La total inutilidad y
fragilidad de la criatura se declara abiertamente y es puesta de manifiesto; y
claramente se nos muestra que es enteramente una cuestión de la sola condescendencia
de parte del Dios Todopoderoso que envió el mensaje; y que lo envió a
través de quien Él quiso. Por eso en 1ª Corintios 3 vemos al Apóstol Pablo
preguntando: ¿Qué, pues, es Pablo?...sino solo lo que a cada uno concedió el
Señor. Y de nuevo en 1ª Corintios 1:26 tenemos otra
escritura que, nosotros creemos, está empañada por una común y mala
interpretación: Mirad hermanos vuestra vocación, (la de los ministros)
que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles
– Por el contexto sabemos que está hablando de los predicadores y sus
predicaciones (vea el vers.23), mostrando cómo lo débil de Dios es más
fuerte que los hombres: es decir, en la elección que hizo Dios de los débiles
e inútiles instrumentos para ser testigos Suyos, se manifiesta y
magnifica Su fuerza y gran poder.
Es la vocación, o llamamiento que
Dios les ha hecho. La forma de la palabra vocación significa el
acto Divino del Llamamiento; es decir, habiendo escogido lo necio
de este mundo para avergonzar a lo sabio; y lo débil del mundo para avergonzar
a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios (para
llamarte a ti) sí, y lo que no es, para deshacer lo
que es (1ª Corintios 1:27, 28). ¿Y por qué ha hecho Dios ésta
elección? ¿Por qué ha escogido lo necio, lo débil y lo vil como
instrumentos para llevar a cabo Su obra y proclamar Su mensaje? Pues para que,
según se añade, ninguna carne se jacte o gloríe en Su presencia (1ª
Corintios 1:29).
¿Y por qué ha escogido
Dios depositar este maravilloso Tesoro en vasos de barro? Él nos dice
que, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no nuestra.
El alcance de ambos
pasajes es, claramente, el principio que gobierna la acción de Dios en la vía que
Él escogió para llamar a Su gente, y no el tipo o clase de personas a quienes
de esta forma llamó.
Por no darnos cuenta de
esto, muchas falsas doctrinas se han introducido aquí: ¡como si Dios hubiese
dicho que hay una mejor disposición o adaptación en el corazón de un hombre
pobre para recibir el Evangelio, que la que reside en el corazón de un hombre
rico! Cuando lo cierto es que, para Dios, tanto el rico como el pobre son ambos
a Sus ojos exactamente la misma cosa: porque no hay diferencia – y
ninguno de ellos se convertirá para el Señor a menos que sean vivificados por
el gran poder de Su Espíritu.
Si tomamos el vers.26 de
acuerdo al alcance de todo el pasaje, leeremos así: Pues mirad,
hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la
carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo
escogió Dios, para avergonzar a los sabios. ¿Por qué? Por causa DE
ÉL MISMO – y no del ministro que Él llamó; no del pobre, débil y vil,
sí, del necio instrumento y agente que Él pueda venir a utilizar – sino DE
ÉL, y POR ÉL, estáis vosotros en Cristo Jesús, el
cual, ha sido hecho DE DIOS en vosotros sabiduría, y justificación y santificación y redención; y
entonces, una vez más, la razón para este principio de actuación vuelve a
repetirse: Para que, como está escrito, aquel que se gloría, gloríese
en el Señor (1ª Corintios 1:31). Y esto nos lleva a considerar ahora:
III. El “Poder”.
El vaso que contiene este
Tesoro es un débil vaso de barro, para que la
excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros.
Así es como resalta y
surge una obra ponderosa, así es además como lucirá un brillante tesoro. Parece
decirnos avisándonos que es posible que haya mucho de humana sabiduría,
aprendizaje carnal, elocuencia, en el vaso; y que se ponga mucha atención y
admiración de parte de aquellos que escuchan por aquel mero instrumento;
es posible que haya mucha adulación a la persona (Judas 16), pero
la atención debería fijarse solo en el poder, poder de lo alto, “pneuma
hagión” de Dios.
Este es el peso y
contenido del Libro de los Hechos de los Apóstoles. Allí lo que debemos ver son
los hechos y obras del Espíritu Santo. Observe al vaso de barro Pedro,
quien, en su debilidad había renegado de su Señor; sin embargo, cuando fue
investido con este poder, pudo con denuedo acusar al pueblo diciendo
abiertamente a los presentes, a quien vosotros entregasteis y negasteis
delante de Pilato (Hechos 3:13); y de nuevo, vosotros
negasteis al Santo y al Justo (vers.14). Aquí tenemos una
manifestación del poder operando a través de un pobre y débil vaso.
Verdaderamente, está
escrito en 2ª Corintios 10:4, 5 que, las armas de nuestra milicia no
son carnales, sino poderosas EN DIOS para la destrucción de
fortalezas; derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el
conocimiento de Dios.
Es precisamente cuando
nos damos cuenta de la debilidad del vaso que vemos la necesidad de este poder.
Esta es la única cosa
necesaria hoy en día. Hay demasiado aprendizaje y sabiduría humana; demasiada
energía carnal utilizándose e ideando todo tipo de nuevos métodos para influenciar
a los hombres; pero todo es en vano sin este poder desde lo alto.
Se aplican muchos
esfuerzos, se emplea mucha ingenuidad, nuevos trucos e invenciones son
utilizados, mucho aparato se usa, para persuadir a los hombres, y para lo que
podríamos denominar la persuasión de los cristianos; pero sin
la excelencia de este poder, que es de Dios, todo será en vano y de corta
duración, en vez de ser eterno; y todo será de poco provecho, aun del tiempo.
Los hombres con su propio
poder bien pueden querer trastornar las iglesias; pero lo que
precisamos es que el poder que pone de manifiesto la
debilidad, y la necedad, y la insignificancia, y la humillación de los hombres, trastorne
el mundo entero (Hechos 17:6).
Hace muy poco tiempo
estuvimos en una ciudad provincial, donde había sido instalado un nuevo
servicio de tranvías eléctricos. Parecía que todo estaba listo y preparado. Las
líneas estaban dispuestas; los postes eléctricos levantados; los alambres
conductores fijados; los coches listos; y nosotros preguntamos ¿Qué es lo que esperan?
La respuesta fue AL PODER. La estación del poder
(central eléctrica) no estaba acabada.
¡Oh! Así son las cosas en
el medio spiritual también. Se precisa de Su poder. Todo lo
demás puede estar listo y preparado, toda la destreza humana puede estar
presente, y listas también las ideas y sabiduría del hombre; pero, si no
tenemos el poder de lo alto, todo eso es en vano y no vale de nada.
Y todo este poder Divino
sin embargo es suficiente para todo: su excelencia y eminencia está enfatizada.
Sobrepasa a todas las posibilidades humanas, y excede a todas las imaginaciones
del hombre. Es el poder de lo alto que causa que la Palabra de
Dios opere de manera efectiva en el corazón; y convierta al pecador para que
pueda ver lo que antes no podía. Es solo, y solo este poder, lo que puede hacer
que amemos lo que anteriormente odiábamos, y detestemos lo que antes amábamos.
Cuando pensamos acerca de
la dificultad, incluso en la imposibilidad, de convencer a un amigo
en un punto de vista pequeño en el cual discordemos, y después pensamos acerca
de la conversión de un enemigo en un amigo, que someta su vida por su gratuita
conquista, entonces podemos hacernos una idea de la supereminencia de este
poder que Dios nos ha depositado.
Entonces podemos entender
el por qué Dios ha depositado este tesoro, y es utilizado solamente
en, estos vasos de barro: Es para que sea visto y reconocido que el poder
es de Dios, y no de nosotros.
E. W. BULLINGER
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