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CUARTO ANIVERSARIO DE "MIRA SÓLO A DIOS", "Conclusió del Arquitecto de Zoe".

Muy amada familia en Cristo:

En este día elevo mi adoración e inmensa gratitud a nuestro Todopoderoso Dios por nuestro cuarto aniversario en línea.

Muy, muy agradecida estoy a Él por permitirnos acompañarlo a expandir Su gloria y magnificencia entre Sus amados hijos. Es para nosotros un verdadero privilegio servir el Pan de Vida y lo hacemos con inmenso amor de Dios, con gran respeto y buscando únicamente la gloria y honra de nuestro tan querido Abba Padre.

Agradezco a quienes tan amorosamente han colaborado en “Mira sólo a Dios” a lo largo de estos cuatro años. Muy especialmente agradezco la valiosísima y vasta aportación a “Mira sólo a Dios” de mi querido hermano Juan Luis Molina. Celebramos nuestro cuarto aniversario precisamente con un escrito que él plasmó hace años con palabras muy vivas y poderosas, sin duda alguna, inspirado por el espíritu de Dios.

 Elevo una oración a nuestro adorado Padre celestial por nuestros amados colaboradores y nuestros queridos lectores, para que Él siga bendiciendo sus vidas, les siga haciendo florecer en Su verdad, y les llene el corazón del conocimiento (por experiencia propia) de Él.

Tengo inmensa expectativa en nuestro maravilloso Dios y Padre. Su bendita Palabra promete que “la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día sea perfecto”, y con creces Él nos lo ha demostrado alumbrando nuestro entendimiento y llenando nuestras vidas del gran deleite y la plenitud de gozo que hay en Su presencia. Le pido encarecidamente por Su amada Iglesia, para que siga expandiendo Su gloria entre Sus amados y siga alumbrando los ojos de nuestro entendimiento para glorificarlo y alabarlo más y más y más cada día hasta el bendito retorno de nuestro glorioso Señor Jesucristo.

Quiero dar GLORIA, HONRA, HONOR, ALABANZA Y MI MAS RENDIDA ADORACIÓN AL DIOS ETERNO.

¡Inmensa gratitud inunda mi alma a nuestro maravilloso Padre celestial por cómo nos ha regalado a manos llenas tanto material para compartirlo con ustedes! Y me llena de gran gozo los testimonios de nuestros lectores cuando tan gentilmente nos escriben compartiéndonos la forma tan majestuosa en que nuestro Dios está trabajando en Sus vidas y ver como el Padre nos permite colaborar con un granito de arena en sus vidas. ¡GRACIAS PADRE POR TU INMENSA GRACIA! TUYO ES EL REINO, EL PODER Y LA GLORIA POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS! ¡AMÉN!!!

APOCALIPSIS 22:20 EL QUE DA TESTIMONIO DE ESTAS COSAS DICE: CIERTAMENTE VENGO EN BREVE. AMÉN; SÍ, VEN, SEÑOR JESÚS.

Con gran amor en Cristo,

Claudia Juárez Garbalena

Salmos 146:2 Alabaré a Jehová en mi vida; Cantaré salmos a mi Dios mientras viva.



“CONCLUSIÓN DE EL ARQUITECTO DE ZÖE” 3ª Revisión
Por Juan Luis Molina

Estamos sentados en Cristo. Estamos persuadidos de que somos miembros de un Cuerpo celestial al cual también pertenecen muchos millones de otros miembros. La verdadera Iglesia de Dios es un Cuerpo Celestial sin limitaciones y sin defecto, “sin manchas ni arruga”. Todos sus miembros son perfectos, porque todos sus miembros juntos son Cristo.

 Está claro que, en este poderosísimo Cuerpo, el lugar de la Cabeza está reservada y ocupada por Cristo unigénito y primogénito. Solo él nos ha llevado a la Presencia de nuestro Padre celestial y nos ha dado a conocer nuestros privilegios filiales. Ahora, gracias a todas sus conquistas sobre el adversario, tenemos la seguridad de que hacemos parte de su Cuerpo. Nosotros somos la Iglesia de Dios. Un ejército celestial que ha venido para deshacer las obras del diablo.

 Hemos sido entrenados a manejar nuestras armas espirituales en frente del adversario de Dios y tenemos, además, los planos de edificación de los Nuevos Cielos y la Nueva Tierra que Dios, con nuestra colaboración, está edificando en Cristo. 

Esos planos de edificación se encuentran bien empapados en la memoria de nuestra nueva naturaleza, jamás podíamos haberlos imaginado antes de ser investidos de Cristo. - Desde que, en Cristo, habitamos en Común unión con nuestro Padre Celestial, estamos provistos, además, de la espada necesaria para presentarnos a la batalla contra los principados y potestades de maldad de este mundo. Con la misma espada de Nehemías guardamos los territorios del Dios que representamos, y, además, edificamos también el crecimiento de todo el Cuerpo.

Hoy es el día en que los hijos de Dios reclaman Su Parte, la parte que le corresponde al Todopoderoso; y se lo demandamos al Faraón de éste mundo. - Ninguno de nosotros le cederá un centímetro de tierra al dios de este mundo ni a todas sus huestes. El ancla que llevamos en Cristo nos mantiene firmes en nuestro territorio, ningún derecho se le permitirá al gusano en estos nuevos contornos.- La labor diplomática a la cual obedecemos, posee una Palabra final que no puede ser contestada por los principados y potestades de éste mundo; porque esa Palabra proviene del Juez de Máxima Instancia de toda la Creación.

Todas las obras son posibles con las credenciales que nos ha otorgado el único Juez Justo. – Ahora, habiendo reconocido Su Escritura y la Marca que nosotros llevamos, son las huestes de Satán las que han sido tomadas de pánico y huyen de nuestra presencia.

 Los Embajadores de Dios tenemos el derecho de exigir la Presencia del Todopoderoso en todas y cada una de las circunstancias en donde nos encontremos. Nosotros ya no debemos someternos a las potestades de este Reino animal, terrenal y diabólico. El ardiente deseo de Nuestro Padre es que nosotros manifestemos toda Su Gloria e impongamos Su Nueva Ley: la Ley del espíritu de Vida en Cristo Jesús. La Ley que nos libró del pecado y de la muerte. 

Poseemos la facultad de manifestar Su misma Presencia en este mundo y de ejercitar esta Nueva Ley en donde quiera que estemos. Toda Su voluntad tiene que ser obedecida, o antes o después. Demandamos que se cumpla todo el poder y la autoridad de nuestro Padre celestial aquí también: en la tierra.

Los despojos de esta batalla son mucho más abundantes de lo que pensábamos o entendíamos, Dios nos ha quitado el oprobio que vestíamos y ha colocado, nuestro viejo miedo, en el corazón de todos los que procuraban matarnos. Se ha vuelto la hoja en Cristo. Ahora son los perseguidos los que persiguen a sus perseguidores. El terror ha tomado de asalto a las huestes del adversario y, en su desesperada huida, se ha vuelto la espada de cada uno contra la de su compañero; son más los que está matando el granizo en este día que nuestra espada; cada uno de nosotros persigue a diez mil; los miembros que estaban escondidos en cuevas, también han salido para ayudar en esta persecución, también oyeron la voz de victoria y están apareciendo por todas partes las credenciales de nuevos Embajadores.

SUS BENDITOS ESCENARIOS

Estos son los escenarios que se abren en el espíritu; solo cuando andamos en Cristo podemos tener estas visiones, sueños y revelaciones. En nosotros no teníamos esta Luz. La luz que aquí habita cegó nuestros viejos sentidos, como cegó los de Pablo cuando iba a camino de Damasco; también nosotros esperamos que Dios nos los abriera de nuevo en Cristo. Los ojos, que se nos han abierto nuevos ahora en Cristo, son los únicos que están capacitados para vislumbrar estas delicias que provienen de Dios.

Ninguno de los que haya sido alumbrado con estos poderosos sentidos de Cristo, se querrá volver al desierto de su viejo y débil corazón. En todas las cosas que se ven ahora con los sentidos de Cristo apreciamos Su Mano. Solo así estamos capacitados para ejercitar el poder y la autoridad de Su Mano Poderosa. El poder que emanamos se comienza a sentir por toda la Tierra. Las falsas luces de este mundo han comenzado a extinguirse y están abriéndose las cortinas de los escenarios espirituales verdaderos. La espada del Espíritu está comenzando a separar todas las cosas. Las que son de éste mundo y las del Venidero. La luz que nos cegó a nosotros va también a deslumbrar a toda la humanidad para que se arrodille a los pies de nuestro Cristo.

 Algunos, viendo las señales en el cielo que estaban escritas y las que vean en nosotros, creerán y se volverán también a Dios; pero a los que insistan en gobernar sus vidas a través de sus propios juicios se quedarán permanentemente ciegos y serán guiados por otros ciegos hasta su autodestrucción. –

 Millones de miembros de Cristo hacen trillones de señales. Esta es la revolución, la explosión que se está multiplicando y que le ha multiplicado exponencialmente los dolores de cabeza a la vieja serpiente. A ella y a todos los súbditos de este reino animal, terrenal y diabólico de la carne, está siéndole predicado el Evangelio de la Gracia de nuestro Abba.

 No paréis de clamarle a vuestro Padre día y noche, vosotros los que estáis despiertos, porque no estará sosegado nuestro Padre hasta que no haya cumplido todo lo que le pedimos; no seáis escasos, no limitéis las profecías, hacerle ver a este mundo el cumplimiento de Sus Promesas, poned a Dios a prueba. Estos son los nuevos deseos que están apareciendo ahora, en este mismo instante, unánimes en Cristo en todos los despiertos.

El mismo Cristo se está manifestando por todas las partes del mundo, nuestro adversario no tiene descanso y ha comenzado una huida desenfrenada; ahora, que sus huestes se esconden en las cavernas, nosotros tomamos de asalto sus ciudades fortificadas.

 El deseo que Dios tiene de mostrar todo Su Poder en nosotros es enorme. Rápidamente investirá de todo lo Suyo a quien se vuelva a Él; de repente se verá en la nueva Esfera y será un obrero más, deshaciendo a Sus órdenes las obras del adversario. La dependencia Suya, de Dios hacia nosotros, es tan grande como la que nosotros tenemos hacia Él. La autoridad y el poder que se nos ha concedido, solo serán efectivas cuando nosotros las ejercitemos y detonemos en Cristo. Los “cántaros de barro” tienen que tener Su “antorcha encendida” dentro, para que los Madianitas se pongan en fuga clavándose la espada cada uno en su compañero. Así lo ha orquestado Dios. 

Dios jamás nos obliga a manifestarlos; a pesar de avisarnos de los peligros que corremos saliendo al mundo sin Su Vara por delante, Él no puede imponernos que llevemos a cabo Su Obra. La Vara que nosotros llevamos, y que se sujeta a nuestra voluntad, es muy poderosa para producir todo tipo de señales y milagros; porque es una vara que porta en sí misma las naturaleza de todo cuanto es Divino.
 El hombre natural hace reaccionar los elementos después de muchas tentativas y fracasos, pero nosotros no tenemos que usar nuestra vara por la misma vía, nosotros podemos hacer todas Sus maravillas poniendo a Dios a prueba. En una Palabra, Dios nos lo transmite con Su espíritu, nosotros extendemos nuestra mano y Él garantiza los resultados. Ya no hay tentativas y fracasos.

Si Dios nos dice que el adversario se pondrá en fuga así que le mostremos la Vara, sabemos que no tiene escapatoria posible, podrá retardar la orden con algunas artimañas, pero mientras más artimañas procure, nuestro Padre nos dice que mayor será su caída en su propia trampa, y más gloriosa será nuestra victoria. Más grande, por tanto, será el despojo que le hagamos de todas sus riquezas.

DE VICTORIA EN VICTORIA

Así vencemos y así nos lleva siempre en triunfo Dios en Cristo Jesús. Somos el grato olor de Dios para todos los que se salvan. No podíamos nosotros, con las características que trajimos al mundo, acercarnos a realizar ni la más pequeña de Sus demandas. Todas estaban fuera de nuestro alcance y todas estarán fuera del alcance de quien pretenda cumplirlas con sus propios sentidos. Solo en Cristo es todo abierto. Solamente hace falta recibir a Cristo para ver inmediatamente los escenarios de la nueva esfera, quien se vista en Cristo puede ser adulto espiritualmente desde el primer día. Así sucede en la vida de todos los que oyen y aceptan lo que Dios les dice la primera vez que le “dan oídos” a Su Voz.

Los que son prontos para oír, tardos para hablar y tardos para impacientarse en Su Presencia disfrutarán de todo lo bueno en gran manera que en Él habita desde el primer instante.

Pon ahora a prueba a Dios, vístete de Cristo y abre tus nuevos ojos en Su Presencia. Mantente en Cristo, sin aportar nada tuyo, y toda la paz y todos los demás frutos que te da Dios del Árbol de la Vida pueden ser constantes y eternos desde ahora. Desde el momento en que se acepta se hace tuyo.

Ningún poder ni autoridad tiene la capacidad de robarte, ni un ápice, de todas las cosas nuevas que Dios te ha revestido. Si quieres, no solo te protege de ser robado, sino que, además, también te da a ti el derecho de despojar al ladrón, Su Adversario, de todo lo que tú le reclames en el nombre de Cristo; porque de Cristo haces tú parte. Este es el más grande de los Secretos Divinos que se nos ha revelado. Esta es la explosión de Cristo que Dios está expandiendo en todo Su Orbe como nunca antes ha sucedido. Sin entender ese Misterio revelado no se podrá hacer parte activa del Cuerpo que edifica con Dios los nuevos cielos y la nueva Tierra. La revelación de ese Secreto ha comenzado a estallar en el corazón de muchos miembros de Cristo a quien el Padre de todos los espíritus se lo está revelando. Debemos exigirle a Dios que se manifieste, que no espere más. El Cristo dentro, en el cual moramos, lleva consigo un enorme deseo, lleva consigo una ardiente voluntad de ver las obras de Su Padre en manifestación. Nuestro Abba ha sido extraordinariamente paciente con los hombres de éste mundo; pero ahora será recompensada Su paciencia exponencialmente.

Una vez que hay muchos más miembros despiertos a Su Secreto, el deseo y la voluntad de Dios es ahora la voluntad de una gran mayoría. Si un solo Jesús puso en jeque a todas las huestes de Satán, cuando andaba por el mundo, imaginaros ahora a millones de Cristo resucitado, de un Cristo que es infinitamente más poderoso que aquel Jesús que anduvo por esta tierra hace ahora unos dos mil años. 

Millones de Cristo ahora van a desjarretar a la bestia. Al que fue Lucero de la Mañana y que se empertigó como una serpiente venenosa en la presencia de Su Padre, le ha proporcionado nuestro Dios Todopoderoso un sedativo muy potente y que se llama Cristo. La respuesta de Dios a esa inmunda serpiente se llama Cristo. Uno solo de Sus miembros, que se encuentre despierto, hará temblar a Satán y a todas sus moscas, y le concederá Su Padre ciudades grandes y fortificadas donde residir con toda su estirpe. 

Verse por detrás de nuestras vidas, respaldándonos, es el gran y ardiente deseo de Dios. Para que los hombres viendo las riquezas que nos otorga Él, se vuelvan también y le pidan a Cristo  -¿cómo estamos tan seguros los “desenterradores de Joyas del Cofre de Su Palabra” de que ese es Su deseo? – Pues porque ese es precisamente el deseo que nos ha puesto Dios a todos en Cristo, ni un ápice menos. ¿No es maravilloso? ¿No es fantástico todo lo que Dios está haciendo? ¿Coincide con lo que está escrito? ¿Tiene la misma marca que se nos refleja en Su espejo?

 De todas esas señales en el cielo nos ha instruido Dios y nos ha embebido en el mismo Cristo.

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