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EL SEÑOR ES MI PASTOR. ANOTACIONES DEL OBISPO K.C. PILLAI DEL SALMO 23

El Salmo 23 es particularmente hermoso. Refleja la ternura y estrecha relación que David tuvo con su Dios. David fue pastor en su juventud y sabía muy bien lo incapaz que es una oveja para abastecerse a sí misma, lo fácil que se desvía del camino y se extravía, y lo expuesta e indefensa que esta ante el peligro, ¡necesita siempre la protección y guía de su pastor! ¡Sin él está perdida! David siendo un hombre poderoso, un rey, se veía a sí mismo como una oveja desvalida que necesitaba la ternura, la guía y el cuidado de su Gran Pastor,  ¡y se regocijaba mucho en esa hermosa dependencia!

¿Qué hay de nosotros? ¿Realmente somos autosuficientes o necesitamos la guía de nuestro maravilloso Pastor para que provea todas nuestras necesidades, para que cuide de nosotros y nos guíe a cada paso a lugares de delicados pastos?

El ser humano siempre tendrá un gran vacío en su corazón hasta que llegue a conocer al buen Pastor y hasta que llegue a confiarle su vida entera. ¡Sólo en Su redil estamos seguros, llegamos a estar saciados y somos cuidados con gran esmero, amor y dedicación! 

David dijo:

Salmos 16:11 Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre.

¡Jehová es nuestro Pastor! ¡Y nuestro señor Jesucristo también es el buen Pastor que puso su vida por sus ovejas! A la luz de esto, les comparto estas pequeñas anotaciones del estudioso oriental K.C. Pilla. Pido al Padre que bendigan tu corazón querido hermano o hermana.

¡Dios te bendiga!

En el amor de Cristo,

Claudia Juárez Garbalena

ANOTACIONES DEL OBISPO K.C. PILLAI 
DEL SALMO 23
Permiteme explicarte como actúa un pastor en las tierras orientales y el cuidado tan esmerado y atento que tiene por su rebaño, para que tengas más luz en cuanto al Salmo 23 que afirma que "el Señor es mi pastor" y a Juan 10:11 donde Jesucristo afirma que "él es el buen pastor". Creo que esto te dará más luz acerca del cuidado y atención que Dios personalmente tiene por ti, si has aceptado al Señor Jesucristo como el Salvador de tu vida.

Salmo de David.
23:1  Jehová es mi pastor; nada me faltará.
2 En lugares de delicados pastos me hará descansar;
Junto a aguas de reposo me pastoreará.
3 Confortará mi alma;
Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.
4 Aunque ande en valle de sombra de muerte,
No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo;
Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
5 Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores;
Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.
6 Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida,
Y en la casa de Jehová moraré por largos días.


“El Señor es mi pastor, nada me faltará”
Los pastores aman y protegen a sus ovejas. Ellos aman a sus ovejas mucho y cuidan de ellas esmeradamente. El pastor protege a sus ovejas de los animales y ladrones.

“En lugares de delicados pastos me hará descansar”, el pastor es el único que puede llevar a las ovejas a los verdes pastos, él es el experto, ellas no saben cómo llegar ahí. El pastor puede recorrer varias millas antes de encontrar un pasto adecuado para su rebaño. No siempre hay verdes pastos donde las ovejas puedan alimentarse, en ciertas épocas del año el alimento escasea para ellas, pero el pastor cultiva pastos especialmente para proveerles. Las ovejas siempre van buscando mejor césped, pueden caminar dos o tres millas en busca de una mejor hierba, nunca apartan sus ojos del suelo, lo miran fijamente. (Al igual que algunas personas que siempre están en busca de un mejor nivel de vida). Pero no hay paz ni alegría en nada, excepto el Señor Jesucristo. Cuando una oveja se sale del rebaño buscando mejores pastos con su mirada fija en el suelo, el pastor le tira una piedra que pasa cerca de su boca, así ella es advertida de que está saliendo fuera de la protección del pastor donde puede ser presa fácil de leones u osos o podría lastimarse. El siempre es gentil y cuidadoso de no dañar a su oveja mientras la regresa al redil. Solo ahí encontrará seguridad y paz. También cuando nosotros salimos y buscamos “mejor hierba” y nos olvidamos de Cristo y no permanecemos en el rebaño, nuestro Pastor arrojará esas piedras sobre nosotros. Esas piedras lisas siempre nos advertirán que volvamos antes de resultemos heridos. Si ese es tu caso hermano mío, vuelve a Cristo, y depende sólo de Dios.

“Junto a aguas de reposo me pastoreará”. Las ovejas del Este no beben de las corrientes de agua, por lo que el pastor coloca piedras en una parte del arroyo, para evitar que el agua corra tan rápido. Esto hace un estanque tranquilo de aproximadamente 4 pies de ancho y 2 pies de profundidad donde las ovejas pueden beber, a esto se le llama “aguas de reposo”, “aguas quietas”.

Los que aceptan a Cristo y nacen de nuevo, están en Su redil. No importa qué dificultades enfrentemos, debemos mantener nuestros ojos en Dios y mantenernos cerca de Él. Dios nunca nos dejará ni nos desamparará.

“Tu vara y tu cayado”. La vara o bastón (porque tiene una curva en el extremo), tiene un borde afilado de cuchillo. El cayado está hecho de madera tan gruesa como mi muñeca. El pastor lo cuelga en su cinturón. Cuando no hay hierba verde, el pastor usa la vara para cortar las ramas de los árboles verdes. La vara ofrece comida. El cayado es de protección para defenderse a sí mismo y a las ovejas.  Algunas veces los ladrones vienen para robar las ovejas, pero un verdadero pastor las defenderá con su cayado y con su propia vida.

El cayado o bastón de nuestro pastor significa autoridad. Su cayado te defenderá mientras tu permanezcas en el redil. Y no hablo de ser sólo un miembro de una denominación, sino de andar en Sus caminos; hablo de buscarlo a Él primero en todas las cosas.

“Aderezas mesa delante de mí”. Los pastores siempre proveen para ellas alimentos. Un pastor jamás va a permitir que sus ovejas tengan hambre, no permiten que nada les falte. “... En presencia de mis angustiadores”. Sus enemigos son los leones, osos, etc. Ellos podrán morirse de hambre porque no tienen a nadie que cubra sus necesidades. Un pastor siempre provee para su rebaño. Cuando vienen crisis y todo el mundo se muere de hambre, nuestro Dios nos alimenta. Cuando el mundo no produce nada, y nada crece, no importa cuántas presiones nos presente el mundo Él está ahí para proveernos. Si es necesario Su provisión vendrá desde el cielo mismo. Dios lo hizo por Israel y es Su voluntad para con nosotros, pero debemos permanecer en Su redil -el resto morirá de hambre.

Unges mi cabeza con aceite”. Cuando una oveja resulta herida o lastimada (se rompe una pata, se corta o se lastima, etc.) el pastor la llevará en sus hombros de regreso a casa mientras la consuela y corrige por haberse salido del redil. Lo primero que hará al llegar, es ungirla con aceite y vendar su herida. Al igual que Jesús que nos sana aun a pesar de que nuestras heridas pudieran ser por nuestra desobediencia. Él siempre nos ama.

“Mi copa está rebosando”. Cuando las ovejas llegan al redil por la noche, cada oveja tiene un cubo de madera propio lleno de agua hasta que se desborda (derramada abundancia). Dios nos da abundancia en todas las cosas si se lo permitimos y le creemos.

El pastor confía sólo a sí mismo para cuidar de sus ovejas, él las ama mucho. Se acuesta en el paso de la puerta para protegerlas. El pastor oriental actúa como la puerta de las ovejas. Jesucristo es la puerta de nuestra vida y nosotros somos las ovejas de su prado. Pertenecemos a su redil, y si permanecemos en él, estaremos seguros.

El redil no tiene propiamente una puerta porque alguien podría abrirla durante la noche, solo hay una pequeña abertura para que pasen las ovejas, y ya que el pastor actúa como la puerta de sus ovejas, cuando necesita comer o descansar un poco, confiará sus ovejas a su esposa o a su hijo, jamás las deja al cuidado de un extraño. Para el hombre de Oriente, cada oveja es como un hijo. Las trata como a sus propios hijos. Por lo tanto, el pastor cuida de ellas personalmente. Nosotros tenemos un Pastor que jamás duerme y que vela por nosotros con gran dedicación y esmero.

Cada monarca oriental debe cuidar un rebaño durante seis meses. Si es capaz de gobernarlo, pueden gobernar también a su pueblo, porque en gran medida cuidar de ellos y liderarlos será igual. David lo había hecho.

El pastor no arrastra a sus ovejas, sino que las guía. Cada una de ellas tiene un nombre, y él recuerda el nombre de cada una, las conoce muy bien de vista. A las ovejas solo les interesa la hierba, pero es el pastor quien cuida de cada una de sus necesidades.

Al salir de casa, los pastores toman unas piedras lisas de la orilla del rio y las ponen en su cinturón. Recordemos a David, que usó esas piedras para matar a Goliat. Todos los pastores llevan las piedras lisas en su cinturón. También llevan una honda y una flauta hecha de una caña para confortar y alegrar a las ovejas, y algo de comida para el día. Luego salen y llaman a las ovejas para que lo sigan, y lo hacen. Lo siguen a medida que él va delante. Ellas sólo siguen la voz del pastor y jamás la de un extraño. Las ovejas del rebaño de Dios, sólo debemos aceptar la autoridad de Jesucristo. No debemos aceptar ninguna otra voz que no sea Su Palabra. ¡Jamás debemos seguir personas sino a Cristo mismo!

Dios te bendiga!

Traducción por Claudia Juárez Garbalena



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