El Escudo de la Fe. Capítulo 6 de "Guerra Espiritual". De Joseph Prince
Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis
apagar
Todos los
dardos de fuego del maligno.
Efesios 6:16
No Aceptes Pensamientos Del
Diablo
El
versículo comienza con las palabras, “sobre todo”. Cuando ves las palabras
“sobre todo”, significa que a lo que se está refiriendo es de máxima prioridad.
En otras palabras, de todas las piezas de la armadura, el “escudo de la fe” es
de primordial importancia.
El
escudo de la fe puede “apagar todos los dardos de fuego” que el maligno nos
arroja. ¿Qué son los dardos de fuego? Son pensamientos. Cuando el diablo te los
lanza, puedes apagarlos o aceptarlos. Si los aceptas, entonces el diablo puede
incursionar en tu vida.
¿Recuerdas
la ilustración de Irene y sus dos amigas las cuales le prepararon una fiesta de
cumpleaños? De esa ilustración, aprendimos que el diablo lanza pensamientos a
nuestra mente para engañarnos. Pobre Irene, pensó que sus amigas estaban
conspirando en su contra, cuando en realidad, ¡estaban conspirando para
bendecirla! Desafortunadamente, Irene aceptó esos dardos de fuego del maligno.
No
se trata de tener fe en tu fe, se trata de tener fe en Su fe.
Cuando
aceptamos los pensamientos que él nos lanza, él es capaz de instalar en nosotros
temor, autocompasión, condenación, sentimientos de rechazo, sentimientos de
traición, y la lista sigue. Por ejemplo, se presenta un síntoma en tu cuerpo.
El diablo te lanza un pensamiento: “¡Es cáncer! ¿Recuerdas que tu abuelo murió
de esa enfermedad?”. Si aceptas este pensamiento y comienzas a darle vueltas,
comenzarás a temer.
¡No
los aceptes, amigo mío! Efesios 6:16 dice que el escudo de la fe te ayudará a
apagar todos los dardos de fuego del maligno. Así que, ¿cómo debes responder?
Bueno, tu parte es, simplemente mantener el escudo de la fe en alto para apagar
los dardos de fuego que vienen hacia ti desde el norte, el sur, el este y el
oeste. No tienes que preocuparte de dónde están viniendo los pensamientos
dardos. No tienes que preocuparte de cuántos dardos te están lanzado. Todo lo
que tienes que hacer es mantener el escudo de la fe en alto porque apagará todos los dardos, no solo unos cuantos.
La
pregunta principal con la cual tienes que lidiar es esta: ¿Estoy viviendo en
fe? ¿Estoy actuando en fe? Pero no se trata de tener fe en tu fe, se trata de tener fe en Su
fe. ¿Cómo funciona la fe? Funciona cuando sabemos lo tanto que Dios nos ama
(Gálatas 5:6). Los dardos de fuego lanzados a nosotros por el diablo están
diseñados para contrarrestar las piezas de nuestra armadura. Los dardos tratan
de detenernos de confiar en la verdad de Dios. Tratan de detenernos de creer en
nuestra justicia en Cristo. Tratan de detenernos de caminar en paz. Pero a
medida que sepas que estás viviendo en fe, no tienes que preocuparte de dónde
vienen los dardos de fuego porque ellos serán apagados.
El
apóstol Pablo frecuentemente usa imágenes de guerra en sus escritos. Aquí, él
está usando imágenes de batallas futuristas también. En muchas películas de
ciencia ficción como la Guerra de las
Galaxias, la nave espacial más grande por lo regular, tiene un escudo
invisible alrededor de ella. Cuando es atacada por sus oponentes, el rayo láser
simplemente rebota en el escudo invisible. La única manera de apagar el escudo
es saboteando la nave desde adentro.
Somos
un poco parecidos a estas naves espaciales. Nuestro escudo invisible es nuestra
fe. Y el diablo trata de tirarlo atacándonos desde adentro con pensamientos y
acusaciones. Y si comenzamos a creer esos pensamientos, nos quedamos sin la
protección del escudo y los dardos de fuego nos pueden golpear y causarnos
daño. Pero si vives en fe, entonces estás protegido de los dardos de fuego del
diablo. Si tu escudo de fe está en alto, no me importa cuántos miles de dardos
de fuego te sean lanzados y de qué dirección, porque el escudo apagará todos
los dardos.
Ahora
bien, algunos cristianos hacen lo opuesto. ¡Ellos llevan un escudo de dudas y
apagan todas las bendiciones de Dios! Así que asegúrate de que tu escudo es un
escudo de fe, no de dudas.
‘Descansa En Mi Fe’
No hace mucho tiempo atrás, tuve una crónica condición
en la piel. Un día, le dije a Dios: “Creo que este dolor se irá de mí ahora”.
Entonces,
el Señor me habló y me dijo: “Hijo, ¿se ha ido?”
“No,
no se ha ido”, repliqué.
Él
me preguntó: “¿Crees que yo tengo fe para tu milagro?”
“¡Claro
que lo creo!”, le dije.
Él
me dijo: “Descansa en Mi fe”.
Descansé
en Su fe y ese día, ¡la condición desapareció de mi cuerpo! No sentí nada fuera
de lo ordinario. No sentí el roce de las alas de los ángeles en mi cara. ¡Pero
se fue!
Verás,
la fe es simple, así que no la hagas tan complicada. Algunos de nosotros
estamos intentando tan duro tener fe o construir la fe que esa fe se convierte
en nuestra fe. “¿Tengo suficiente
fe? ¿He confesado suficientes pasajes bíblicos? ¿He confesado en fe? Quizá
debería hacer esto…” No, tú sólo deberías descansar en Su fe. Solo cree que Él
tiene suficiente fe para tu milagro. Sólo cree que Él puede y que Él está
deseando que tu milagro suceda porque Él te ama. Cuando ves Su gracia hacia ti,
cuando mantienes tus ojos en Él y sólo crees en Él, ¡eso es fe sin que estés
consciente de ello!
Un
domingo, durante uno de mis sermones de sanidad, una dama de nuestra iglesia
estaba ocupada enviando mensajes de texto a su amiga que estaba en casa. Los
mensajes contenían los puntos y los pasajes bíblicos del sermón. También le
dijo a su amiga que sólo creyera y confesara: “¡Por las llagas de Jesús, soy
sanada!” Verás, su amiga tenía cáncer. Bien, su amiga leyó los mensajes de
texto y confesó que, por las llagas de Jesús, ella era sanada. Cuando ella fue
a ver al doctor esa misma semana, ¡él no encontró ningún rastro de cáncer! Creo
que ella fue sanada el mismo día que creyó que por las llagas de Jesús, ella
era sanada.
Ahora
bien, ¡deseo que cada persona que está enferma pueda recibir la manifestación
de su sanidad en estos días! Pero eso no siempre sucede así de rápido. Así que
no puedo decirte cuánto tiempo tienes que confesar: “Por las llagas de Jesús,
soy sanado” antes de que venga la manifestación de tu sanidad. Pero una cosa es
segura: Es la Palabra de Dios y la Palabra de Dios no regresa a Él vacía. Si
tienes que confesarlo por un mes, entonces confiésalo por un mes, sabiendo que
Jesús tiene la fe para tu milagro. Sólo hazlo hasta que se manifieste tu
sanidad. Hebreos 10:35-36 dice: “No
perdáis vuestra confianza, que tiene grande galardón; porque os es necesaria la
paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa”.
Y mientras confiesas la Palabra de Dios, simplemente descansa en Su fe, no la tuya. ¡Simplemente cree
que Él tiene la fe para tu milagro!
Hermosa reflexión de, para y por fe. Gracias, Gracias Claudia.
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