JESUCRISTO NUESTRAS PRIMICIAS
DÍA DIECIOCHO DE NISÁN
Fragmento de libro:
“JESUCRISTO NUESTRA PASCUA”
Por V.P. Wierwille
Para entender cómo comenzó el día dieciocho de Nisán*1, debemos regresar al cierre del día 17. Algunos versículos importantes respecto a este tiempo se encuentran en Mateo 28.
Mateo 28:1
Pasado [del griego se traduce mejor “tarde ya en”] el día de reposo, al amanecer [“cuando se estaba poniendo oscuro y mientras llegaba el…”] del primer día de la semana, vinieron María Magdalena y la otra María, a ver [theoreō, a observar] el sepulcro.
La palabra “amanecer” es la palabra griega epiphōskā,*2 utilizada bíblicamente para “oscuridad”. El Sabbat o día de reposo estaría concluyendo al ponerse el sol, al atardecer, en sábado. Así pues, estas dos mujeres llegaron a la tumba mientras el Sabbat estaba llegando a su fin cerca de la puesta del sol. Al llegar aquel atardecer del sábado, el primer día de la semana comenzaba. El propósito de las mujeres era venir para ver, para observar el sepulcro. Ellas no tenían la intención de ver el cuerpo o de ungir el cuerpo, sólo querían observar el sepulcro. Ya que los guardias estaban allí y el sepulcro se había sellado con el sello romano, a las mujeres no les habrían sido permitido entrar al sepulcro.
Mateo 28:2
Y hubo*3 un gran
terremoto; porque un ángel del Señor, descendiendo del cielo y llegando,
removió la piedra [del arameo puede ser traducido “removió la piedra de la
entrada”], y se sentó sobre ella.
________________________________
*1. Este es
el mes de la resurrección en el
calendario hebreo (entre marzo y abril).
*2.
La palabra aramea ngh también se
puede utilizar para “oscuridad” o “crepúsculo”. Esta es la forma en que epiphōskā y ngh se usan en Lucas 23:54. Se refieren al momento en que un nuevo
día estaba llegando, lo cual sucedió alrededor de la puesta del sol según las
cuentas de los judeanos. Ver A.T. Robertson, Imágenes de Palabras en el Nuevo Testamento, Vol. 6, (Nashville:
Broadman Press, 1930 a 1933), 1: 240 y 2: 289; Smith, Compendious Syriac Dictionary, p. 327; De Matthew Black, Un
enfoque arameo al Evangelio y los Hechos, 3 edicion. ed. (Oxfort: Clarendon
Press, 1967), págs. 136-138; Y de George Ricker Berry, Traducción Interlineal del griego del Nuevo Testamento (reimpresión
ed, Grand Rapids: Zondervan, 1958), p. 86. [Todos estos libros en inglés].
*3.
La expresión “y hubo”, mejor traducida como “he aquí”, indica en el uso bíblico
que se está introduciendo un nuevo tema.
Nota de traductor:
En las tierras bíblicas, el día terminaba y comenzaba con la puesta del sol. Y
el “Sabbat” es un día de reposo, puede ser un sábado o un día reposo que cae
entre semana. Es como cuando navidad cae en miércoles, es igualmente un día
festivo, y no necesariamente es un sábado o domingo.
Ya que estos
eventos ocurrieron la noche del sábado, poco antes de la puesta del sol, esto
documenta que Jesucristo resucitó ya entrada la tarde del sábado, al tercer día
después de su muerte. El versículo 2 describe los acontecimientos que
ocurrieron poco después de que las dos mujeres habían visto el sepulcro y se
fueron. Un ángel del Señor bajó del cielo, hubo un gran terremoto, y la piedra
que estaba puesta sobre el lugar del entierro fue removida de la entrada.
Cuando el ángel se sentó en la piedra, hizo literalmente imposible que alguien
pusiera la piedra de nuevo en la entrada del sepulcro. Los siguientes dos
versículos dan más detalles sobre el ángel.
Mateo 28:3
Su aspecto [del
ángel] era como un relámpago, y su vestido blanco como la nieve.
Y de miedo de él
los guardas [aquellos que guardaban la tumba] temblaron y se quedaron como
muertos.
La apariencia del
ángel era brillante. Toda la situación aturdió y abrumó absolutamente a los
guardias. Ellos temblaron y quedaron como muertos, paralizados.
Cronológicamente,
el próximo evento registrado tomó lugar muy temprano la siguiente mañana del
domingo.
Juan 20:1
El primer día de
la semana, María Magdalena fue de mañana, siendo aún oscuro, al sepulcro; y vio
quitada la piedra del sepulcro.
María Magdalena
vino sola al sepulcro. Al llegar con la ayuda de una luna casi llena,*4 mucho antes de la
salida del sol, ella vio que la piedra había sido quitada. María Magdalena
asumió que el cuerpo había sido tomado. Ella corrió a buscar a Pedro y al otro
discípulo, para informarles lo que había visto.
Juan 20:2:
Entonces corrió, y
fue a Simón Pedro y al otro discípulo, aquel al que amaba Jesús, y les dijo: Se
han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos [en arameo “no sé”] dónde le
han puesto.
María Magdalena
corrió hasta donde estaba Pedro, muy angustiada, creyendo que el cuerpo de
Jesús había sido llevado.
_____________________________
*4.
La Pascua era siempre en luna llena, ya que el primer mes siempre comenzaba con
la luna nueva. En el décimo octavo de Nisán la luna estaría entre su plenitud y
tres cuartos de su capacidad.
Juan 20:3-5:
Y salieron Pedro y
el otro discípulo, y fueron al sepulcro.
Corrían los dos
juntos; pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro, y llegó primero al
sepulcro.
Y bajándose a
mirar, vio los lienzos [un pieza de lino fino que se componía de varias tiras
con las que el cuerpo de nuestro señor fue envuelto y enterrado, también
incluía un sudario y otras vestiduras mortuorias] puestos allí, pero no entró.
El discípulo vio
las vendas de lino fino. Estas fueron las vestiduras mortuorias utilizadas por
Nicodemo al enterrar a Jesús. José de Arimatea había usado un lienzo o sábana. Qué
precisa es la Palabra. Nicodemo había sido el último en manejar el cuerpo de
Jesús al enterrarlo.
Juan 20:6-8:
Luego llegó Simón
Pedro tras él, y entró en el sepulcro, y vio los lienzos puestos allí,
Y el sudario
[pieza que se utilizaba para cubrir la cabeza], que había estado sobre la
cabeza de Jesús, no puesto con los lienzos, sino enrollado en un lugar aparte.
Entonces entró
también el otro discípulo, que había venido primero al sepulcro; y vio, y
creyó.
Las vendas de
lino, todas las piezas de la vestidura mortuoria, quedaron como habían sido
envueltas alrededor del cuerpo. El registro en Juan 20 hace ver el punto de que
a través de estos envoltorios de entierro se le había dado un nuevo cuerpo al
señor Jesucristo. En su nuevo cuerpo espiritual, Jesucristo había atravesado
los envoltorios de sepultura. Si su cuerpo hubiera sido tomado por otros, como
María afirmaba, estas prendas con las que fue enterrado Jesús, habrían sido
llevadas con el cuerpo o hubieran sido desenrolladas y puestas a un lado. La
tela que había cubierto su rostro estaba bien doblada y colocada a un lado. Cuando
el otro discípulo, el discípulo a quien Jesús amaba, vio el sepulcro vacío y
las vendas con las que fue enterrado intactas, creyó. Se dio cuenta de que
Jesucristo había resucitado de entre los muertos.
Juan 20:9:
Porque aún [oudepō, nunca antes, hasta entonces] no
habían entendido [Pedro y el discípulo] la Escritura, que era necesario que él
resucitase de [entre] los muertos.
Las palabras
“porque aún” en el versículo 9, han sido mal entendidas por la mayoría de los
lectores al pensar que indican que Pedro y el otro discípulo no creyeron que
Jesús había resucitado. La palabra griega para “aún” es oudepō y puede ser traducida aquí como “nunca antes” o “hasta
entonces”. Hasta el momento de esa visita a la tumba, ni Pedro ni el otro
discípulo habían considerado que Jesús resucitaría porque no habían considerado
la verdad de las Escrituras de que Jesús resucitaría de entre los muertos. Ahora,
habiendo visto la tumba vacía y las ropas con las que fue enterrado intactas,
el discípulo a quien Jesús amaba creyó. Él de repente se dio cuenta de que
Jesús había resucitado de entre los muertos. La respuesta de Pedro no está
registrada aquí.
Juan 20:10 y 11:
Y volvieron los
discípulos a los suyos [el arameo dice “a su lugar”].
Pero María estaba
fuera llorando junto al sepulcro; y mientras lloraba, se inclinó para mirar
dentro del sepulcro.
María Magdalena
había seguido a los dos discípulos de nuevo al sepulcro, donde ella estaba de
pie llorando. El versículo 11 es el primer registro en que María miró dentro
del sepulcro. Al mirar dentro, vio a dos ángeles y los confundió con hombres.
Juan 20:12 y 13:
Y vio [María
Magdalena] a dos ángeles con vestiduras blancas, que estaban sentados el uno a
la cabecera, y el otro a los pies, donde el cuerpo de Jesús había sido puesto.
Y le dijeron:
Mujer, ¿por qué lloras? Les dijo: Porque se han llevado a mi Señor, y no sé
dónde le han puesto.
Esta es la primera
vez que se mencionan a dos ángeles. La noche anterior estaba sólo un ángel
sentado en la piedra. María Magdalena, llorando, les habló a los dos ángeles de
la falta del cuerpo de su maestro. Y esta vez los ángeles estaban dentro del sepulcro.
Juan 14:20:
Cuando había dicho
esto, se volvió [miró a su alrededor], y vio a Jesús que estaba allí; mas no
sabía que era Jesús.
Esta es la primera
aparición de Jesucristo después de su resurrección luego de atestiguar en su
cuerpo resucitado a los espíritus encarcelados.*5 Él se apareció a María Magdalena, pero
ella no lo reconoció. Ella pensaba que él estaba muerto y que su cuerpo había
sido tomado. Esta primera aparición a María Magdalena sucedió aproximadamente
doce horas después de su resurrección.
Juan 20:15-17:
Jesús le dijo:
Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el hortelano,
le dijo: Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo lo
llevaré.
Jesús le dijo:
¡María! Volviéndose ella, le dijo: ¡Raboni! (que quiere decir, Maestro).
Jesús le dijo: No
me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles:
Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.
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*5. I Pedro
3:18-20 “Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo
por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne,
pero vivificado en espíritu; en el cual también fue y predicó a los espíritus
encarcelados, los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la
paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual
pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua.”
II Pedro 2:4 “Porque
si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno
los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio.”
Judas 1:6 “Y a los
ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada,
los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran
día.”
María,
confundiendo a su señor con el hortelano, sólo reconoció la voz de su maestro
cuando Jesús le habló cariñosamente por su nombre. Qué extrema emoción
seguramente debió llenar su alma. En un momento de emoción indescriptible, se
volvió y gritó: “¡Maestro!” Por primera vez en la historia, una persona
contemplaba al Cristo resucitado. Él no apareció a un rey, a un sacerdote, o a un
gobernante. Él apareció a una simple y amorosa discípula que se había
preocupado fielmente por él.
Jesús no permitió
que María lo tocara, porque él era las primicias de los muertos.
La ofrenda mecida
de los primeros frutos, en la cual las primicias de la cosecha de la cebada de
primavera se presentaban como una ofrenda a Dios en el templo, iba a ser presentada
ese mismo día. Jesucristo ahora reemplazaría esa ofrenda como la verdadera ofrenda
de las primicias de los muertos.*6 Normalmente, el sacerdote que presentaba
la ofrenda, subiría al Templo para presentarla ante el Señor. Ese es el
significado de la expresión: “Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a
vuestro Dios”. Cristo subiría y, además como el sumo sacerdote, para presentarse
así mismo ante Dios como primicias de los muertos. Esto no se refiere a su ascensión
al cielo que aún estaba a cuarenta días de distancia.
En preparación
para presentarse como las primicias, Cristo, de acuerdo con la ley del Antiguo
Testamento, se mantendría a sí mismo separado hasta que la ofrenda fuera
presentada.* 7 La ofrenda mecida
de las primicias, era una ofrenda pública, lo que significa que era hecha por
los sacerdotes en nombre de la nación. Por lo tanto, un sacerdote debería
mantener un estado de pureza ceremonial antes de traer la ofrenda ante el Señor
al Templo. Además de ser él mismo la ofrenda de las primicias, Jesucristo fue
el sacerdote que presentaba la ofrenda. Él estaba mostrándose a sí mismo como
el verdadero sumo sacerdote de Israel.*8
_________________________________________
*6.
I Corintios 15:20 y 23: “Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos;
primicias de los que durmieron es hecho… Pero cada uno en su debido orden:
Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida.”
*7.
En la ley, los sacerdotes debían limpiarse en una fuente de bronce con agua
cerca de la entrada del tabernáculo antes de entrar (Éxodo 30: 17-21). Según
Levítico 21:6, el sacerdote debía permanecer santo o apartado al presentar
ciertas ofrendas a Dios. Según Levítico 22:1-9, ningún sacerdote podía manejar
o participar de las ofrendas sagradas a menos que estuviera ceremonialmente
puro, lo que significa, entre otras cosas, que no había tocado a nadie que
legalmente pudiera ser considerado impuro. Sólo los sacerdotes podían manejar
los utensilios del santuario, los utensilios del altar, o estar involucrados
con cualquier servicio prestado dentro del velo. Ningún “hombre común” (que no
fuera sacerdote o levita) podía venir cerca de los sacerdotes que realizaban su
servicio sacerdotal en el templo (Números 18:1-7).
*8.
Hebreos 5:5,6; 8:1 “Así tampoco Cristo se glorificó a sí mismo haciéndose sumo
sacerdote, sino el que le dijo: Tú eres mi Hijo, Yo te he engendrado hoy. Como
también dice en otro lugar: Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de
Melquisedec.”
“Ahora
bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo
sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los
cielos”.
Era el primer día de la semana, lo que para
nosotros es domingo, el día después del Sabbat o día de reposo semanal. De
acuerdo con la ley del Antiguo Testamento, la ofrenda mecida de las primicias
siempre se hacía el día después del Sabbat semanal durante la Fiesta de los
Panes sin Levadura.
Levítico 23:10:
Habla a los hijos
de Israel y diles: Cuando hayáis entrado en la tierra que yo os doy, y seguéis
su mies, traeréis al sacerdote una gavilla [omer,
un puñado] por primicia de los primeros frutos [reshith] de vuestra siega.
Y el sacerdote
mecerá la gavilla delante de Jehová, para que seáis aceptos; el día siguiente
del día de reposo la mecerá [en su contexto, este es el día de reposo semanal,
Sabbat, durante la Fiesta de los Panes sin Levadura*9].
En este año de la
resurrección, la ofrenda de las primicias debía ser ofrecida en el décimo
octavo de Nisán, lo que equivale a nuestro domingo, el día después del Sabbat
semanal durante la Fiesta. Esta es la forma tan maravillosa en que Jesucristo
cumplió la ley a detalle. En el día de la ofrenda de las primicias, él se
presentó como las primicias de los muertos. Esto es a lo que Juan 20:17 se
refiere cuando Jesucristo le dijo a María que tenía que subir “a mi Padre y a
vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios”.
De acuerdo con Levítico
23:10-21, el día de esta ofrenda de las primicias era también el primer día del
conteo hacia Pentecostés. A partir de este día, tenían que contar siete Sabbats
o días de reposo (siete Sabbats semanales literales). El sábado final sería el
cuadragésimo noveno día. Al día siguiente, el día cincuenta, era Pentecostés. ¡No
es asombroso cómo Dios en Su presciencia organizó la ley y el calendario para
corresponder tan perfectamente a lo que Jesucristo finalmente completaría! No
hay palabras para expresar adecuadamente la perfección de Dios y Su Palabra. El
tiempo perfecto de la resurrección de Cristo y la presentación de sí mismo como
las primicias de entre los muertos inequívocamente demuestran su resurrección.
Como Romanos 1:4 nos enseña, que fue la resurrección de Jesucristo lo que lo
declaró como el Hijo de Dios. La resurrección probó que él estaba más allá de
cualquier sombra de duda. El que Jesucristo estaba vivo y se presentaría a Dios
como primicias de entre los muertos fue la instrucción que Jesucristo le dio
María Magdalena para que le dijera a sus discípulos, a sus hermanos.*10
_______________________________
*9.
Ha habido controversia a través de los siglos en cuanto a este uso de la
palabra “Sabbat”. Incluso los fariseos y saduceos estaban en un acalorado
desacuerdo en esta materia. Un grupo ha tomado el “Sabbat” aquí para significar
el Sabbat especial del quince de Nisán. Esto siempre colocaría las primicias
ofrecidas en el día quinceavo. El otro grupo ha tomado el “Sabbat” para
significar el Sabbat semanal durante la Fiesta, como lo hacemos aquí. El
contexto general de Levítico 23, las consideraciones cronológicas, y el tiempo
definido de la resurrección y las apariciones de Jesucristo demuestran que ésta
última interpretación es la correcta. Algunos sienten que Josué 5:10-12
descartaría esto, pero las siguientes consideraciones deben ser hechas aquí:
(1) Josué no menciona una ofrenda mecida, y (2) no hay ninguna razón el Sabbat
semanal no pudo haber caído en el quince de Nisán de ese año.
*10. Seguramente,
si Jesús fuera Dios, lo sería aún más después de la resurrección. Sin embargo,
incluso después de la resurrección, él se ofreció a sí mismo a Dios como
primicias de entre los muertos, lo que demuestra que Jesucristo no era y no es
Dios.
María llevó a cabo
esas instrucciones. Un resumen de la aparición de Cristo a María, y su acción
posterior se encuentra en el Evangelio de Marcos.
Marcos 16:9:
Habiendo, pues,
resucitado Jesús por la mañana, el primer día de la semana, apareció
primeramente a María Magdalena, de quien había echado siete demonios.
Las comas en este
versículo han sido mal puestas por los traductores. La primera parte de este
versículo debe leerse literalmente: “Habiendo resucitado, temprano por la
mañana el primer día de la semana él se apareció primero a María Magdalena...” Este
versículo no dice que Jesús resucitó el primer día de la semana. Dice que apareció
a María la madrugada del primer día de la semana, después de que ya había
resucitado. Esto también establece claramente, como ya hemos leído en Juan 20,
que María Magdalena fue la primera persona que vio al Cristo resucitado en lo que
ahora se conoce como el Domingo de Pascua.
Marcos 16:10:
Yendo ella, lo
hizo saber a los que habían estado con él, que estaban tristes y llorando.
Entre aquellos que
habían estado con Jesús se incluían las mujeres. Ellas habían venido con él desde
Galilea y le servían. Las mujeres habían estado en la crucifixión mientras su
maestro padeció sus últimas horas de sufrimiento, y habían estado cerca
mientras José de Arimatea tomaba su cuerpo de la cruz y lo enterraba. Ellas
habían comprado especias y aceites para embalsamarlo y enterrarlo
apropiadamente en la primera oportunidad que tuvieran.*11 Aparentemente, la
mayoría de los hombres estaban temerosos y escondidos. Sin embargo, en este
momento, tanto los hombres como las mujeres*12 estaban juntos temprano por la mañana para
el duelo por la muerte de su maestro.
Juan 20:18
Fue entonces María
Magdalena para dar a los discípulos las nuevas de que había visto al Señor, y
que él le había dicho estas cosas.
Marcos 16:11:
Ellos, cuando
oyeron que vivía, y que había sido visto por ella, no lo creyeron.
Esta respuesta es
tan típicamente humana. La primera reacción humana a los grandes milagros de
Dios es tan a menudo incredulidad absoluta. La gente hoy en día todavía se niega
a creer que Dios levantó a Su Hijo de entre los muertos. Los discípulos de
Jesús seguían sufriendo por su muerte cuatro días después de que había ocurrido.
____________________________
*11.
Como referencias a estas cosas, mire las siguientes escrituras: Mateo 27:55,56,61;
Marcos 15:40, 41,47; Lucas 23:49 y 55; Juan 19:25.
*12.
El que los hombres estaban presentes se indica con el pronombre “ellos” en
Marcos 16:10. Es plural masculino en griego y arameo, lo que significa un grupo
tanto en el que todos eran hombres, como de hombres y mujeres mezclados juntos.
Note que Marcos
16: 9-11 es en una declaración parentética explicando Marcos 16:1-8, que relata
cómo María y las otras mujeres fueron al sepulcro más tarde esa mañana. Los
versículos 9 al 11 al explicar esto hacen un recuento de lo que pasó antes.
Así que María
Magdalena, después de ver a Jesús, fue y habló a los discípulos muy emocionada.
Ella relató que había visto a Jesucristo y les dijo el mensaje que le había
dado (Juan 20:17). Nadie le creyó. Por lo tanto, las mujeres salieron como
habían planeado al sepulcro para ungir el cuerpo y María Magdalena les
acompañó.*13 Los detalles de
esta visita al sepulcro se encuentran en los Evangelios de Mateo, Marcos y
Lucas.
Lucas 24:1:
El primer día de
la semana, muy de mañana, vinieron [las mujeres] al sepulcro, trayendo las
especias aromáticas que habían preparado, y algunas otras mujeres con ellas.
Marcos 16:2 y 3:
Y muy de mañana,
el primer día de la semana, vinieron al sepulcro, ya salido el sol.
[las mujeres, entre
ellas María Magdalena de acuerdo con Marcos 16:1 vinieron al sepulcro, ya
salido el sol [cuando el sol ya había salido].
Pero decían entre
sí: ¿Quién nos removerá [en arameo “hizo rodar”] la piedra de la entrada del
sepulcro?
Al momento de esta
visita, ya no estaba oscuro como había estado cuando María vino sola en Juan
20. Ahora era justo después del amanecer. De acuerdo con los textos griegos,
las mujeres, incluyendo María Magdalena, se preguntaban quién había removido la
piedra para que pudieran entrar en la tumba.
Algo está erróneo
aquí porque Juan 20 deja claro que María había visto en una visita anterior que
la piedra ya había sido removida. Ella ciertamente no habría llegado a la tumba
después de esto preguntándose cómo irían a mover la piedra. Este es un problema
de traducción. De acuerdo con el arameo, Marcos 16:3 debe decir: “¿Quién hizo
rodar la piedra de la entrada del sepulcro para que pudiéramos entrar?”*14
Cuando Marcos 16:3
se entiende con precisión, es vitalmente informativo y dinámico. Desde el punto
de vista de las mujeres, la piedra había sido removida para su beneficio: para
que ellas pudieran entrar en el sepulcro para ungir el cuerpo. Ellas deseaban
preparar adecuadamente el cuerpo de Jesús, algo que sentían que José de
Arimatea no había hecho. Ellas no sabían que Nicodemo ya había ungido el
cuerpo. Tampoco se daban cuenta de la verdadera razón por la cual la tumba
estaba abierta.
_____________________________
*13. Que María les
acompaña se indica en la traducción en
inglés con el pronombre “ellas” en Marcos 16:2. En el contexto, podría
referirse a las mujeres en Marcos 15:40, 41,47, y 16:1, que incluiría a María
Magdalena.
*14.
Este es el tiempo pasado, “hizo rodar”, de acuerdo con al menos tres
principales fuentes arameas: la Peshitta, el manuscrito siriaco, y el Palimpsesto
sinaítico.
Aunque las mujeres
creyeron que la piedra había sido removida, la Palabra de Dios deja claro que
no creían el resto de la historia de María. Habiendo visto que la piedra había
sido quitada, decidieron aprovechar la oportunidad de entrar en la tumba y
ungir el cuerpo. Previamente ellas no podrían haberlo hecho debido a la piedra,
por el sello en la piedra y por los guardias.*15 Ahora estos tres obstáculos habían
sido removidos. Como era de esperarse, ellas encontraron la entrada de la tumba
despejada.*16
Marcos 16:4:
Pero cuando
miraron, vieron [que había sido] removida la piedra, que era muy grande.
Lucas 24:2:
Y hallaron removida
la piedra del sepulcro.
Esa piedra era
“muy grande”. La palabra “removida” implica que ésta se rodó a una larga
distancia de la apertura del sepulcro. Esto sorprendió a las mujeres. El
registro de su entrada en el sepulcro se encuentra en tres Evangelios.
Lucas 24:3:
Y entrando, no
hallaron el cuerpo del Señor Jesús.
Marcos 16:5-7:
Y cuando entraron
en el sepulcro, vieron a un joven sentado al lado derecho, cubierto de una
larga ropa blanca; y se espantaron.
Mas él les dijo:
No os asustéis; buscáis a Jesús nazareno, el que fue crucificado; ha
resucitado, no está aquí; mirad el lugar en donde le pusieron.
Pero id, decid a
sus discípulos, y a Pedro, que él va delante de vosotros a Galilea; allí le
veréis, como os dijo.
Mateo 28:5-7:
Mas [Y] el ángel,
respondiendo, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis
a Jesús, el que fue crucificado.
No está aquí, pues
ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor.
E id pronto y
decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos, y he aquí va delante
de vosotros a Galilea; allí le veréis. He aquí, os lo he dicho.
________________________________
*
15. Esto explica el por qué no intentaron las mujeres ungir el cuerpo antes de
esto. Además, los guardias habían sido solicitados durante al menos tres días
(Mateo 27: 62,66), que incluirían el jueves, viernes y sábado. Las mujeres
pueden o no haber estado conscientes de cuánto tiempo habían sido asignados a
los guardias allí. Independientemente de eso, habrían estado esperando a que
los guardias se fueran y por una oportunidad para ungir el cuerpo.
*
16. F.C. Burkitt traduce Marcos 16: 3 y 4: “Y ellas estaban diciendo entre
ellas mismas: ‘¿Quién ha quitado para nosotros la piedra del sepulcro? Porque
era inmensa’. Y ellas vinieron y vieron que la piedra había sido removida…” Esta
interpretación se apoya en dos viejos manuscritos arameos: el Manuscrito
siríaco y el Palimpsesto sinaítico. Véase la traducción de F. Crawford Burkitt y The Curetonian Version of the Four Gospels
4vol., Evangelion Da-Mepharreshe:
(Cambridge University Press, 1904), 2: 242-243.
El registro en
Mateo 28 ha causado problemas a muchos que no lo han estudiado a la luz de los
otros evangelios. Mateo 28 resume brevemente los acontecimientos que tuvieron
lugar durante un período de tiempo. El relato de Mateo, fue entre las dos
visitas porque María Magdalena y la otra María estaban involucradas en ambas. Resume
y se centra en las acciones de estas dos mujeres cuando están juntas en la
tumba. También debemos reconocer que el uso de la palabra “y” en Mateo 28:5 es la
palabra griega de que significa
“pero”. “Pero el ángel respondiendo…” La palabra de no es un conectivo temporal. Ésta no dice nada concerniente al
tiempo entre los eventos. El propósito de Dios en esta sección de la Escritura
no es indicar el período de tiempo involucrado, sino centrarse en las dos Marías
y en sus experiencias en la tumba. Es de los otros evangelios que podemos
aprender más detalles sobre el tiempo y sobre las otras mujeres que estuvieron
involucradas.
De acuerdo con
Marcos 16:5, un ángel estaba sentado al lado derecho en el sepulcro. Este
ángel, un ser espiritual, era un mensajero de Dios que había tomado la forma de
un hombre. Es por ello que Marcos se refiere a él como un “joven”. Su rostro
era brillante. Su larga vestimenta era blanca como la nieve.
La reacción de las
mujeres al ver esto fue de gran temor. La primera declaración del ángel fue un
mandato: “¡No teman!” Entonces él instruyó a las mujeres a decirles a los
discípulos que Jesús había resucitado de entre los muertos y que lo debían
encontrar en Galilea. Con eso, las mujeres se volvieron para salir del sepulcro
perplejas y asombradas por lo que habían visto y oído. Pero antes de irse, se
produjo otro acontecimiento fenomenal.
Lucas 24:4-8:
Aconteció que
estando ellas perplejas por esto, he aquí se pararon junto a ellas dos varones
con vestiduras resplandecientes;
Y como tuvieron
temor, y bajaron el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los
muertos al que vive?
No está aquí, sino
que ha resucitado. Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea,
Diciendo: Es
necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y
que sea crucificado, y resucite al tercer día.
Entonces ellas se
acordaron de sus palabras.
Las mujeres
acababan de ver la tumba vacía y a un “joven”, a un ángel, sentado; ellas
oyeron al ángel declarar la resurrección de Jesucristo y reiterar sus
instrucciones para que fueran a Galilea. Esto fue muy diferente al cuerpo que
habían esperado encontrar aquella mañana. Es fácil entender por qué las mujeres
se quedaron perplejas y grandemente maravillas cuando se volvieron para
abandonar el lugar de la tumba. Luego, en Lucas 24:4, ellas vieron a estos
otros dos ángeles de pie ante ellas. La frase en Lucas 24:4, “aconteció que”,
indica que había transcurrido un período de tiempo desde el versículo 3. Una
vez más, Lucas 24 está resumiendo los eventos, no dando cada detalle. Así es
como los Evangelios se complementan, añaden a, y se iluminan mutuamente. Estos
dos ángeles, de apariencia brillante, reafirmaron lo que el primer ángel les
acababa de decir. Entonces las mujeres recordaron las palabras de Jesucristo.
Marcos 16:8
Y ellas se fueron
huyendo del sepulcro, porque les había tomado temblor y espanto; ni decían nada
a nadie, porque tenían miedo [estaban impresionadas].
Mateo 28:8
Entonces ellas,
saliendo del sepulcro con temor [asombro] y gran gozo, fueron corriendo a dar
las nuevas a sus discípulos.
¿Por qué ellas
creyeron ahora? Porque los ángeles les dijeron que recordaran las palabras que
Jesús les había hablado. La idea de las palabras de Jesucristo con respecto a
su resurrección ni siquiera había entrado en las mentes de las mujeres desde la
crucifixión. Las palabras de los ángeles sacudieron su memoria, y entonces las
mujeres entendieron lo que había ocurrido. Sobrepasadas por sus emociones, ellas
corrieron para hablar con los discípulos. La frase “ni decían nada a nadie”
significa que ellas estaban tan llenas de asombro y admiración, que no le
contaron a nadie por el camino lo ocurrido mientras corrían a donde estaban los
discípulos. Sin duda, nadie habría creído tal historia. Además, ellas querían
llevar las buenas nuevas lo más rápido posible a aquellos que estaban
preocupados acerca de lo que había ocurrido a Jesús.
Debemos recordar
que todavía estamos estudiando los acontecimientos del domingo por la mañana.
Para el momento en que estas mujeres habían llegado al sepulcro y comenzaron a
correr para hablar con los discípulos, los guardias que vigilaban la tumba se habían
recuperado. Cuando los guardias vieron la tumba vacía y recordaron lo que había
ocurrido, se fueron a la ciudad para informar a los líderes religiosos.
Mateo 28:11-15:
Mientras ellas
iban [las mujeres], he aquí unos de la guardia fueron a la ciudad, y dieron
aviso a los principales sacerdotes de todas las cosas que habían acontecido.
Y reunidos con los
ancianos, y habido consejo, dieron mucho dinero a los soldados,
Diciendo: Decid
vosotros: Sus discípulos vinieron de noche, y lo hurtaron, estando nosotros
dormidos.
Y si esto lo oyere
el gobernador [Pilato], nosotros le persuadiremos, y os pondremos a salvo [así
los guardas no serían castigados].
Y ellos, tomando
el dinero, hicieron como se les había instruido. Este dicho se ha divulgado
entre los judíos hasta el día de hoy.
Los líderes
religiosos, incluyendo los principales sacerdotes, los ancianos y el Sanedrín,
sobornaron a los soldados para que dijeran una historia falsa. Los soldados
fueron a decir que el cuerpo había sido hurtado mientras estaban dormidos para
que nadie pudiera creer que Jesús había resucitado de los muertos.
Los líderes religiosos
debieron estar sorprendidos y angustiados a la vez por el informe de los
guardias. Este galileo iba a perseguirlos incluso después de su ejecución. La
falsa historia contada por los guardias de que el cuerpo de Jesús había sido
robado por sus discípulos aún se decía y se creía en el momento en el Evangelio
de Mateo fue escrito. Y es un hecho, que todavía hoy hay personas que creen esa
mentira. Pero tales historias nunca cambiarán la realidad de que Dios resucitó
a Jesucristo de entre los muertos. Esta es una lección que los líderes
religiosos debieron haber aprendido en los meses y años subsecuentes mientras el
cristianismo se extendía.
Mientras que los
guardias estaban informando a los sumos sacerdotes y a los ancianos, las
mujeres encontraron a los discípulos y comenzaron a declararles lo que había
sucedido en el sepulcro y a repetirles lo que Jesús les había dicho acerca de
reunirse con él en Galilea. La respuesta de los discípulos fue muy humana:
incredulidad. La idea de que Jesús estaba vivo era demasiado buena para ser
verdad.
Lucas 24:9-11:
Y [las mujeres] volviendo del sepulcro, dieron
nuevas de todas estas cosas a los once, y a todos los demás.
Eran María
Magdalena, y Juana, y María madre de Jacobo, y las demás con ellas, quienes
dijeron estas cosas a los apóstoles.
Mas a ellos les
parecían locura las palabras de ellas, y no las creían.
Lucas 24 relata
que las mujeres contaron a los hombres acerca de las cosas que ellos también
habían visto. Sin embargo, los hombres todavía se negaban a creer. Estos eran
básicamente los mismos hombres que habían abandonado a Jesús mientras que las
mujeres se habían quedado fielmente cerca de él, el día de su crucifixión. Sin
embargo, el propio Pedro había visto la tumba y los envoltorios vacíos ese
mismo día. Teniendo en cuenta la enorme importancia de lo que había visto, y
ahora escuchando el testimonio de las mujeres, Pedro tomó acción.
Lucas 24:12
Pero levantándose
Pedro, corrió al sepulcro; y cuando miró dentro, vio los lienzos [las
vestimentas mortuorias] solos, y se fue a casa maravillándose de lo que había
sucedido.*17
____________________________
*17 Algunos textos
críticos griegos omiten el versículo 12, mientras que otros consideran que es
dudoso. El Manuscrito D (Bezae) y la mayoría de los antiguos manuscritos
latinos omiten este versículo. Es interesante que Bezae hace que la omisión, ya
que con frecuencia añade material en lugar de lo omitirlo.
Hasta el momento,
Pedro aún no había visto a Jesucristo mismo. Sin embargo, estaba asombrado por
la clara evidencia de que Jesús realmente había resucitado. Pedro había estado
con Jesús durante su ministerio; él había visto a Lázaro resucitado de los
muertos; él había oído a Jesús predecir su propia muerte y resurrección; él ya
había visto la tumba vacía con las vestimentas con las que Jesús fue enterrado.
Ahora él había escuchado el testimonio de las mujeres que le habían visto vivo.
Pedro, después de ir a la tumba para mirar por segunda vez, comenzó a darse
cuenta plenamente de que las mujeres estaban en lo cierto. ¡Jesucristo en
verdad había resucitado! Se alejó maravillándose dentro de sí mismo mientras consideraba
las espectaculares implicaciones de lo que había ocurrido.
Aún era domingo,
el dieciocho de Nisán.
Marcos 16:12
Pero después
apareció [Jesús] en otra forma a dos de ellos que iban de camino, yendo al
campo.
Note que Jesús se
apareció en otra forma, lo que indica la variabilidad de su cuerpo resucitado.
Los detalles de esta caminata y esta aparición están bastante expandidos en el
Evangelio de Lucas. Este es un hermoso registro digno de nuestro estudio.
Lucas 24:13-16:
Y he aquí, dos de
ellos iban el mismo día a una aldea llamada Emaús, que estaba a sesenta
estadios de Jerusalén.
E iban hablando
entre sí de todas aquellas cosas que habían acontecido.
Sucedió que
mientras hablaban y discutían entre sí, Jesús mismo se acercó, y caminaba con
ellos.
Mas los ojos de
ellos estaban velados, para que no le conociesen [sus ojos eran incapaces de
percibir exactamente con quién hablaban].
Emaús, un pequeño
pueblo a unos once kilómetros de Jerusalén, era el destino de estos dos hombres
que caminaban desde Jerusalén. Cuando Jesús, en su cuerpo resucitado, se unió a
ellos y comenzó a conversar con ellos, no lo reconocieron.
Lucas 24:17-20:
Y les dijo: ¿Qué
pláticas son estas que tenéis entre vosotros mientras camináis, y por qué
estáis tristes?
Respondiendo uno
de ellos, que se llamaba Cleofas, le dijo: ¿Eres tú el único forastero en
Jerusalén que no has sabido las cosas que en ella han acontecido en estos días?
Entonces él les
dijo: ¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: De Jesús nazareno, que fue varón profeta,
poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo;
Y cómo le
entregaron los principales sacerdotes y nuestros gobernantes a sentencia de
muerte, y le crucificaron.
Poco hizo Cleofas por
saber que Jesucristo era quien caminaba con él. En realidad ellos no habían
entendido y creído la profecía de su resurrección. Las mujeres se quedaron
convencidas cuando vieron la tumba vacía y escucharon al ángel en el sepulcro.
Finalmente creyeron después de ver a dos ángeles más en el sepulcro. Al ellas decirles
a los hombres lo que encontraron, ninguno de ellos aceptó lo que ellas tenían que
decir. Los hombres las trataron como si ellas estuvieran hablando cosas sin
sentido. Ahora Cleofas y otro discípulo, en su camino a Emaús, conversaban con
Jesús cara a cara. Jesús, sabiendo que ellos eran ajenos a la realidad de que
era él, dejó que la conversación se desarrollara.
Este discípulo
relató a Jesús cómo habían pasado tres días desde que Jesús de Nazaret había
sido crucificado, y cómo con el paso de los días, habían perdido la esperanza.
Esa es la razón de que estos dos hombres estaban tristes y desilusionados
mientras caminaban hacia Emaús.
Lucas 24:21-24:
Pero nosotros
esperábamos que él era el que había de redimir a Israel; y ahora, además de
todo esto, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido.
Aunque también nos
han asombrado unas mujeres de entre nosotros, las que antes del día fueron al
sepulcro;
Y como no hallaron
su cuerpo, vinieron diciendo que también habían visto visión de ángeles,
quienes dijeron que él vive.
Y fueron algunos
de los nuestros al sepulcro, y hallaron así como las mujeres habían dicho, pero
a él [a Jesús] no le vieron [Pedro y los otros].
Estos dos
discípulos habían estado con los otros hombres cuando las mujeres habían
llegado esa mañana contando su historia. Ellos habían estado entre los que no
creyeron. En el versículo 24, se hace referencia a algunos de los discípulos
que examinaron el informe de las mujeres acerca de la tumba vacía. Esto no
puede referirse a la visita de Pedro y el otro discípulo en Juan 20:2-10, que
ocurrió antes de que las mujeres fueran a la tumba. Debe hacer referencia a los
discípulos que visitaron la tumba después del informe de las mujeres en Lucas
24:9-11, así como al registro de la segunda visita de Pedro a la tumba en Lucas
24:12.
Estos dos
discípulos en el camino a Emaús todavía no habían comprendido o creído que Jesús
había resucitado de los muertos. El “extraño” que los escuchaba finalmente
reprendió su incredulidad.
Lucas 24:25 y 26:
Entonces él [Jesús]
les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los
profetas han dicho!
¿No era necesario
que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria?
“Que entrara en su
gloria” se refiere a la entrada de Jesucristo a la presencia de Dios
presentándose a sí mismo como las primicias de los muertos.
Lucas 24:27
Y comenzando desde
Moisés, y siguiendo por todos los profetas, [Jesús] les declaraba [a los dos
hombres camino a Emaús] en todas las Escrituras lo que de él decían.
¡Qué comunión
debieron haber tenido! Imagínese a Jesucristo enseñando sólo a dos discípulos
todo en el Antiguo Testamento concerniente a sí mismo. Jesús pasó por las
Escrituras y señaló las verdades concernientes al Mesías. A pesar de todo esto,
¡los dos hombres no reconocieron quién era el hombre con quien hablaban!
Lucas 24:28
Llegaron a la
aldea a donde iban, y él [Jesús] hizo como que iba más lejos.
Mas ellos le
obligaron [“constriñeron”] a quedarse, diciendo: Quédate con nosotros, porque
se hace tarde, y el día ya ha declinado. Entró, pues, a quedarse con ellos.
Le “obligaron”,
tal como se encuentra en el versículo 29, era una forma oriental de invitar a
alguien a hacer algo. En las dos primeras peticiones se esperaría que una
persona ofreciera excusas por no ser
capaz de aceptar la oferta. Finalmente, en la última solicitud, la persona
cedería y aceptaría la invitación. Jesucristo fue “obligado”, fue constreñido,
por estos dos discípulos en Emaús para quedarse con ellos.
La Palabra de Dios
dedica más tiempo en esta aparición después de la resurrección que en cualquier
otro registro. Jesucristo es la única persona que ha sido levantada de entre
los muertos para vida eterna. Sin embargo, él no se apareció a hombres de gran
riqueza o poder. Él no apareció a ningún rey. No apareció a ninguno de los
líderes reconocidos de la institución religiosa. El estatus, alto o bajo, en
una vida terrenal no es una base para recibir la grandeza de la Palabra de Dios
y su bendición. Jesucristo se apareció a dos simples discípulos que estaban
teniendo un momento difícil comprendiendo los acontecimientos que rodearon la
muerte del hombre que habían creído que redimiría a Israel y que sería su
salvador.
Lucas 24:30-32:
Y aconteció que
estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendijo, lo partió, y les
dio.
Entonces les
fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; mas él se desapareció de su vista.
Y se decían el uno
al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el
camino, y cuando nos abría las Escrituras?
Los ojos que se
abrieron fueron los ojos de su entendimiento. Ellos se dieron cuenta de la
importancia de la muerte y resurrección de Jesús, y, mientras que comían
juntos, finalmente reconocieron a la
persona misma. Qué impresionante y estremecedor entendimiento (comprensión y
discernimiento) que este debió haber sido. Ellos recordaron cómo Jesucristo al
explicarles la Palabra de Dios había causado que sus corazones ardieran dentro
de ellos. Con gran entusiasmo se fueron a hablar con los otros discípulos.
Lucas 24:33:
Y levantándose en
la misma hora, volvieron a Jerusalén, y hallaron a los once*18 reunidos, y a los
que estaban con ellos,
Que decían: Ha
resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a Simón.
Estos versículos
son extremadamente vitales para nuestro entendimiento, y si no los leemos con
cuidado, nos podemos perder su significado. Observe que no fueron los dos
discípulos que dieron el mensaje de que “ha resucitado el Señor verdaderamente
y ha aparecido a Simón”. Fueron “los once” y los otros “que estaban con ellos”
que lo dijeron. En griego la palabra “decían” está en relación con “los once” y
“los que estaban con ellos”; no está relacionado con “los que se levantaron en
la misma hora”.*19 Entonces, ¿qué
había ocurrido? Cuando los dos discípulos apresuradamente regresaron a
Jerusalén, encontraron a algunos de los demás discípulos reunidos allí. Algunos
de estos discípulos ya estaban diciendo con entusiasmo a los demás: “Ha
resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a Simón”.
Simón se refiere a
Simón Pedro, el apóstol. Este es el único registro en los Evangelios que nos
informa que Jesús se apareció sólo a Pedro después de la resurrección. La
última mención acerca de Pedro es que él estaba en el sepulcro. Él había revisado
la tumba una vez y luego escuchó la historia de las mujeres. Al volver a la
tumba a mirar de nuevo, quedó maravillado, y en algún momento entre su salida
de la tumba, como se registra en Lucas 24:12, y la llegada de los dos hombres a
donde los once se reunían (Lucas 24:33-35), Jesucristo se le apareció a Pedro.
Esto corrobora el registro que se encuentra en I Corintios 15.
I Corintios 15:4 y
5:
Y que fue
sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras;
Y que apareció a
Cefas [Pedro], y después a los doce.
Regresando a Lucas
24, aprendemos que después del testimonio de la aparición de Jesucristo a
Pedro, luego los dos que le habían visto en el camino a Emaús contaron su
historia.
Lucas 24:35:
Entonces ellos [esto
concuerda con “y levantándose” del versículo 33; habla de Cleofas y el otro
discípulo] contaban las cosas que les habían acontecido en el camino, y cómo le
habían reconocido al partir el pan.
A pesar de los maravillosos
testimonios que fueron relatados, ¿los oyentes les creyeron? ¡No! Esta verdad
se afirma en el Evangelio de Marcos, en relación con la misma situación.
______________________________
*18 Más adelante
veremos como el duodécimo apóstol que faltaba era Tomás, no Judas Iscariote.
*19. La palabra
griega para “decían” es legontas;
“los once” es tous hendeka; “a los
que estaban con ellos” es tous sun autois.
Todos ellos se utilizan en el caso acusativo. Sin embargo, “y levantándose” es anastantes que es en el caso nominativo,
coincidiendo con “ellos” la palabra griega auto,
en el versículo 35.
Marcos 16:12 y 13:
Pero después
apareció en otra forma a dos de ellos que iban de camino, yendo al campo.
Ellos fueron y lo
hicieron saber a los otros; y ni aun a ellos creyeron.
Esto nos hace
preguntarnos qué tiene que hacer Dios para convencer a la gente. En ese momento
todos habían recordado que Jesús había dicho que se levantaría. Todos habían
escuchado a otros hablar de la tumba vacía. No había absolutamente ninguna
excusa para seguir en incredulidad; sin embargo, no sólo la mayoría de los
discípulos no creían, sino que también estaban llenos de miedo.
Juan 20:19:
Cuando llegó la
noche [alrededor de la puesta del sol] de aquel mismo día, el primero de la
semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban
reunidos por miedo de los judíos...
Los discípulos
reunidos habían cerrado las puertas por miedo a los judíos. María Magdalena,
Simón Pedro, y ahora otros dos discípulos (que habían estado en el camino a
Emaús) afirmaban que habían visto al Cristo resucitado. Sin embargo, ninguno de
los que escuchó creyó. Se les habían dado las instrucciones a los discípulos para
que fueran a Galilea, pero ellos no lo habían hecho. Estaban demasiado atados
por el miedo y la incredulidad. Ese fue el contexto en el que Jesucristo hizo
su siguiente aparición.
Juan 20:19:
…estando las
puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de
los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros.
Lucas 24: 36-38:
Mientras ellos [Cleofas
y el otro discípulo] aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de
ellos, y les dijo: Paz a vosotros.
Entonces,
espantados y atemorizados, pensaban que veían espíritu.
Pero él les dijo:
¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos [razonamientos]?
Marcos 16:14:
Finalmente se
apareció a los once mismos, estando ellos sentados a la mesa, y les reprochó su
incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que le habían
visto resucitado.
Mateo 28:9 y 10
He aquí, Jesús les
salió al encuentro [a las discípulas del versículo 8], diciendo: ¡Salve! Y
ellas, acercándose, abrazaron sus pies, y le adoraron.
Entonces Jesús les
dijo: No temáis; id, dad las nuevas a mis hermanos, para que vayan a Galilea, y
allí me verán.*20
_______________________________
20. El contexto y
los otros evangelios muestran esto en paralelo con su aparición a los
discípulos esa noche. Mateo 28:11-15 entonces regresa a relatar los hechos
ocurridos después de que las mujeres visitaron la tumba.
Al hablar de los
once en Marcos 16:14 tiene que haber incluido tanto a Pedro como a Judas,
porque veremos que Tomás no estuvo presente para ver al Cristo resucitado.*21 Además de los
once apóstoles, otros discípulos también estuvieron presentes. A pesar de la
aparición de Cristo en medio de ellos cuando estaban a puerta cerrada, a pesar
de su exhortación para que tuvieran paz, aún estaban llenos de miedo y no
podían creer que de verdad fuera él, Jesucristo, resucitado de los muertos.
¿Cuántas pruebas y confirmaciones necesitaban estos discípulos? Jesucristo
primero reprendió su incredulidad y luego les permitió que lo tocaran. Entonces
él les dio instrucciones para que dijeran a los otros hermanos que fueran a
Galilea donde podrían verlo.
Lucas 24:39 y 40:
Mirad mis manos y
mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni
huesos, como veis que yo tengo.
Y diciendo esto,
les mostró las manos y los pies.
Juan 20:20:
Y cuando les hubo
dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron
viendo al Señor.
Él tuvo que dejarlos que lo tocaran para
convencerlos de que realmente era él. Estaban tan confundidos y perplejos.
Jesús tomó todas las medidas para convencerlos de su resurrección. ¿No es este
un gran registro? Ahora vamos a observar la respuesta de ellos.
Lucas 24:41-44:
Y como todavía
ellos, de gozo, no lo creían, y estaban maravillados, les dijo: ¿Tenéis aquí
algo de comer?
Entonces le dieron
parte de un pez asado, y un panal de miel.
Y él lo tomó, y
comió delante de ellos.
Y les dijo: Estas
son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que
se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los
profetas y en los salmos.
Jesucristo les demostró
que aún podía comer. Cuando Cristo regrese por nosotros, la Iglesia de la Gracia,
nosotros también obtendremos un cuerpo semejante a su cuerpo resucitado. Este
cuerpo resucitado es un cuerpo del que sabemos muy poco, a excepción de lo que
podemos observar en estos registros sobre el cuerpo de Jesucristo antes de su
ascensión. Nuestros cuerpos físicos ahora tienen vida a causa de nuestras
almas, por nuestro respirar. De acuerdo a I Corintios 15:44 y 45, nuestros
cuerpos espirituales serán energizados por un espíritu vivificante.
__________________________________
21.
Esto corresponde a los once de Lucas 24:33.
Además de mostrarles
las marcas en su cuerpo y comer con los discípulos, Jesús les enseñó acerca de
cómo él cumplió con las cosas escritas acerca de él en los libros de Moisés,
los Profetas y los Salmos. Entre esas cosas estaban sus sufrimientos, su
muerte, su resurrección y su gloria. Su misión como el cordero pascual fue
anticipada y prefigurada en el Antiguo Testamento. También fue anticipado y prefigurado
el cumplimiento de la Fiesta de las Semanas, conocido como Pentecostés, para el
día de Pentecostés todo iba a ser cumplido, así los creyentes serían capaces de
recibir poder desde lo alto, el don de espíritu santo. Pentecostés estaba a cincuenta
días de distancia, y sobre esto Jesucristo les instruyó enseguida.
Juan 20:21-24:
Entonces Jesús les
dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío.
Y habiendo dicho
esto, sopló [“inhaló” dice el texto], y les dijo: Recibid [lambanō] el Espíritu Santo [espíritu santo].
A quienes
remitiereis los pecados, les son remitidos; y a quienes se los retuviereis, les
son retenidos.
Pero Tomás, uno de
los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino.
Jesucristo les dio
instrucciones específicas sobre qué hacer cuando el don del espíritu santo se
hiciera disponible. Ellos debían comenzar a respirar cuando fuera el momento
adecuado. Luego ellos recibirían (en griego: lambanō) el don del espíritu santo. Lambanō significa recibir en evidencia o manifestación. Más
adelante veremos en Hechos 2:1-4 que en el día de Pentecostés ellos respiraron
profundamente y manifestaron el espíritu santo a través de hablar en lenguas.
Ese mismo día Pedro llevaría a cabo la instrucción de Juan 20:23, ofreciendo a
las personas el camino de Dios para recibir la remisión de los pecados de Dios.*22
El versículo 24 de
Juan 20 establece que Tomás no estaba presente. Sin embargo, Marcos 16:14 y
Lucas 24:33 nos dicen que once de los apóstoles estaban en esta comida y
aparición de Jesús. Esto significa que ninguno de los dos discípulos en el
camino a Emaús podría haber sido Pedro o cualquiera de los otros doce
apóstoles, porque ellos volvieron a encontrar a “los once” (Lucas 24:33).
Muchos han
afirmado que Judas se había suicidado o había sido expulsado del grupo para
este momento. Eso también es una conclusión falsa. Dado que sólo Tomás estuvo
ausente, Judas estaba ahí con los once en el décimo octavo de Nisán según
consta en Marcos 16:14. La Palabra de Dios claramente muestra que después de la
resurrección, Jesucristo aceptó a Judas de nuevo en su grupo de comunión.
¿Usted y yo habríamos perdonado a Judas hasta este punto? Los otros apóstoles
también aceptaron Judas en el grupo de comunión. Sin embargo, es muy dudoso que
ellos comprendieran plenamente la traición y complicidad con los líderes
religiosos de Judas hasta después de la ascensión de Cristo, veremos esto más
adelante.
______________________________
22. Hechos 2:38:
“Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de
Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.”
Juan 20:24
concluye los eventos revelados del dieciocho de Nisán. En este día Jesús se
apareció a María Magdalena en el huerto del sepulcro; luego se presentó a si
mismo ante el Señor como las primicias de los muertos; se apareció a Simón
Pedro; se apareció a los dos discípulos en el camino a Emaús; y, finalmente, se
apareció a los once apóstoles (Tomás
estaba ausente), junto con algunos otros discípulos. Varias veces los
ángeles habían sido vistos y declararon la gloriosa noticia de la resurrección
de Jesucristo y les dieron instrucciones. La tumba vacía convenció a algunos y dejó perplejos
a otros. Los guardias fueron sobornados por los líderes religiosos para hacer
correr falsos rumores de que los discípulos habían robado el cuerpo de Jesús.
Fue un día lleno de tremendos eventos. El dieciocho de Nisán* es un día que ha
pasado a la historia como el primer día en que la humanidad conoció a su
salvador como vencedor de la muerte con las palabras “ha resucitado”. Estas
palabras fueron habladas por primera vez en la tumba vacía, y han resonado
universalmente desde entonces. Qué victorioso mensaje es este.
________________________________
*Que en nuestro
calendario equivaldría muy probablemente al 2 de mayo del año 28 D.C. Por
tanto, nuestro amado Señor y Salvador Jesucristo habría resucitado el 1º de
mayo del año 28 D.C. según estudios minuciosos de las Sagradas Escrituras.
Fuente: Dr. Fernando Castro-Chavez. Nota de traductor.
Traducción por Claudia Juárez Garbalena
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