¡NO MÁS MIEDO! JOSEPH PRINCE. DÍA 2
Pero Jesús les habló
enseguida: “No teman”, les dijo. “¡Tengan valor! ¡Yo estoy aquí!”.
Mateo 14:27 NLT
Pensamiento:
Mantén
la mirada fija en Jesús, no en la tormenta.
Cuando nos vemos atrapados
en las tormentas del mundo, la inmensidad de nuestros desafíos puede hacernos
sentir que no hay salida, y el miedo puede mantener nuestros corazones en un grillete
helado.
En Mateo 14, tenemos un
relato de cómo los discípulos de Jesús sintieron esto en carne propia mientras
luchaban contra una violenta tormenta en el Mar de Galilea. Entonces Jesús vino
a ellos caminando sobre el agua. Y fue entonces cuando Pedro, por la orden de Jesús,
salió al mar embravecido y caminó sobre el agua hacia Él.
Según todas las leyes de
la ciencia, Pedro no habría podido lograr semejante hazaña. Pero mientras sus
ojos estuvieron puestos en el Señor, Pedro permaneció por encima de las olas y
de la tormenta.
Amado, así es como el
Señor nos alienta a superar y triunfar sobre las dificultades que enfrentamos
en la vida. No mirando la magnitud y la desesperanza de nuestras situaciones y
tratando de vencer estos obstáculos por ti mismo sí no a través de mantener tus
ojos en Jesús, el autor y consumador de nuestra fe (Hebreos 12:2).
Quizá ahora mismo te
encuentras en medio de una tormenta. Podría ser un desafío de salud devastador.
Quizá alguien a quien amas podría haberte herido profundamente o ha salido de
tu vida. O el trabajo que tanto esperabas conseguir se te
escapó una vez más. Quizá has estado batallando con las olas de la duda en ti
mismo y el fracaso durante mucho tiempo. Sé que es difícil, pero no tienes que
rendirte ante la oscuridad y la desesperación que amenazan con abrumarte.
En tu temporada oscura, mira
a tu amoroso Salvador venir a ti. Escúchalo decirte: “No temas. ¡Ten ánimo!
¡Estoy aquí!”. Míralo en medio de la tormenta, calmando para ti cada viento
y ola embravecida.
¿Y si olvidamos mantener la mirada en Él? Oro para que te aliente saber que incluso cuando te distraes y apartas la mirada del Señor, Él nunca quita sus ojos de ti, justo como nunca quitó sus ojos de Pedro. Jesús extendió la mano para ayudar a Pedro en su momento de duda mientras comenzaba a hundirse.
Mientras mantienes tus
ojos fijos en Jesús y en su perfecto amor por ti, sabe que, así como Él está
muy por encima de toda tormenta de la vida, tú también lo estás ante cualquier
derrota, enfermedad o problema que esté contra ti hoy (1 Juan 4:17). Toma
aliento, amigo mío, el Señor está contigo. Él es tu poderoso Salvador
y tu pronto auxilio en tiempos de dificultad (Salmos 46:1).
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