La Revelación III - Por Juan Luis Molina
En el fuego que se enciende entonces del espíritu por
la revelación, las mejores cualidades y habilidades naturales, son las que
primero se derriten. Ya no podemos confiar ni hacer nada por nosotros mismos
Teófilo; o mejor dicho, nada de lo que “hagamos” así, producirá frutos
espirituales. Además, si te das cuenta, nunca hicimos nada para conocer a Dios.
Ni para conocer a Dios ni para dar Sus frutos. No se pueden dar frutos del
Árbol de la Vida sin conocerlo siquiera. No, nada de lo que “hacíamos” en la
carne buscando frutos espirituales, sirvió para nada. Todas las
habilidades físicas y aptitudes carnales, por muy lustrosas que luciesen, jamás
le llegarán a los calcañares al conocimiento de Cristo, por eso las damos por
basura cuando sucede la revelación. “Si a Jesús conociste en la carne, ya
no lo conoces más así”. “No es a Jesús que YO te he puesto a ti”, dice el
Padre, “sino la vida de Cristo, el ser que salió por la cara oculta de la
cruz.”
La vida nueva ahora está empapada de sabiduría de
Dios. Cristo en ti es una fuente que produce Sus frutos naturales a Su tiempo.
Todo lo celestial y divino que Dios le puso en Sus genes a la vida que somos
ahora, da su fruto en Su tiempo. Con la abundancia del Árbol Sicómoro y de la
Palmera del Oriente, da su fruto nuestra vida nueva, cuatro veces al año.
LO QUE SUCEDE EN LA BUENA TIERRA Y LA CRISÁLIDA
DE DIOS
Tu recipiente de barro se ha vuelto
simplemente el jardín donde Dios el Padre plantó Su maravillosa vida eterna. La
tierra, cuando se degrada y descompone, proporciona los nutrientes necesarios
para que se desarrolle la planta eterna de su interior. Igual sucedió con
nosotros en la revelación, ha salido de nosotros el Trigo Limpio, es decir, sin
mancha ni corrupción. ¿Lo ves Teófilo? Es lo que sucede también en la tal
crisálida de Romanos 12, la crisis que sucede durante la transformación
gusano/mariposa. Los nutrientes que proporciona el cuerpo del gusano muerto,
son el alimento necesario para la crisálida transformarse en mariposa. La
descomposición y degradación del cuerpo de muerte es absolutamente necesaria en
este proceso DIVINO. Así lo ha ordenado Dios. Este es
el orden en los planos de Dios desde el principio. Todo lo que planta Dios de
nuevo en la “buena tierra”, que se descompone en "sí misma", crece
ahora gradual y de manera exponencial para la Gloria del Padre. Cristo, cuando lo destapas
por la fe sola, corre abundante como un río de aguas vivas que riega
la tierra, pero se desborda, primero y esencialmente para el Padre, y después,
para donde Él Padre quiera encaminar sus aguas.
"Vosotros ya no sois dueños de vuestro destino. Mi poder de
lo Alto es quien está moviendo al Cuerpo entero, haciendo funcionar a cada
miembro como YO quiero." Esta es la parte de la revelación que nos vacía y
despoja. "Estas aguas que ahora corren de tu interior, cuando así lo
has permitido por la fe sola, son las fuentes con las cuales YO TU ABBA PADRE
TODOPODEROSO riego la tierra y el cielo. Vosotros estáis siendo testigos
oculares, para todos los seres de Mi Universo. Cada uno de vosotros es un río
en el Cuerpo celestial de Cristo. Y en Mis estanques reservados, en los más
escondidos y secretos, a vosotros Mis hijos he introducido para que conozcáis
TODAS MIS COSAS." A cada uno por su nombre conozco, y personal y
especialmente a él me dirijo. Cada miembro ocupa Su lugar especial, para
que todos los ríos de este cuerpo corran vivos y se expandan como YO quiero.
Así os doy la energía a los miembros conectados a Cristo, cuando descansan como
muertos en Mis brazos y de Mí enteramente dependen”.
Ahora,
nada se guardan “para sí” estos miembros abiertos a Dios, porque han
conocido por experiencia (guinosco) en la revelación, que aportar “de sí” o
"por sí" cualquier cosa, es taparle e impedirle la salida a
Cristo.
AGUAS ESPIRITUALES…De tu interior correrán
Cuando se destapa el aroma de nardo por nuestros vasos
de alabastro, sus aguas Teófilo son puras y cristalinas, y cuando Él Jardinero nuestro
Abba las distribuye, en Sus manos, tienen poder para limpiar las aguas
pantanosas que hay en el interior de los hombres. Tan puras se vuelven nuestras
aguas de Cristo, cuando salen desbordadas, que nuestro Abba Padre dará de beber
con ellas a quien a Él bien le plazca, y producirá con ellas, en ellos,
muchas sanidades y maravillas. Cuando al Padre Le place, te parte
en mil pedazos el recipiente, y hace que salga de ti el aroma de tu Cristo y se
expanda alcanzando todo el Orbe. En las manos del Jardinero, somos como los
pocos pececillos que alimentaron a cinco mil, o los pocos panes que al final
sobraron cuando los cinco mil comieron hasta saciarse.
A quien al Padre le plazca, le ofrece que beba
de gracia con estas aguas espirituales que nacen ahora de nuestro interior.
LA REVELACIÓN SE RECIBE SENTADO A LOS PIES DEL
MAESTRO, Y NO OCUPÁNDONOS DE QUEHACER ALGUNO EN LA CASA.
Pero no podemos equivocarnos, Teófilo, porque a
nosotros los tiestos de barro, de donde se expande ahora este aroma por la fe
sola, no nos corresponde salir a buscar a los sedientos de Dios, sino que Dios
nuestro Padre, tiene mil maneras maravillosas de saciar a todos los sedientos y
cargados que se dirijan a nosotros. Nosotros solo miramos a Dios y Dios es
ahora Quien dirige y distribuye nuestras aguas como a Él le place. “Venid a Mí,
y yo os daré de beber.” Este es el orden en la revelación para los que le
buscan. Nuestro Dios es muy poderoso para DAR DE BEBER Su sabiduría a los
sedientos, y empapar de Amor de lo alto a los hambrientos QUE LE PROCUREN A ÉL,
no a nosotros. Pero si, es cierto, de vez en cuando, si Le place a nuestro
Abba, utiliza y emplea agentes humanos de mensajeros, como en el caso del
funcionario etíope de Candace, que Dios impulsó a su mensajero al desierto para
que se reuniera con él. Dios es quien nos junta, y no nosotros los que
nos juntamos. A nosotros nos corresponde ahora: ESTAR SENTADOS a la derecha del
Padre. Cuando Él Todopoderoso Padre que tenemos, quiera que alguien beba de
nuestro caldo Cristo, pura y simplemente nos lo acerca para que beba y se
sacie, y de muchas maneras y de muchos lugares nos puede Dios acercar a Sus
obreros, para que participen también en Su mies. Ya sea musulmán o cristiano, a
cualquiera que le plazca y de la manera que quiera, hará Dios que se nos junte
a nosotros para que le demos de beber.
Nuestro Padre es como el dueño de una viña, y al
dueño del Campo es a quien le compite contratar a Sus obreros para Su vendimia.
Nosotros estamos dentro de Sus Campos, y no precisamos de ocuparnos ni con
contrataciones de obreros, ni con otros quehaceres en la casa, sino
respirar en alabanzas y adoración todo el amor y ternura que tuvo en
Cristo por nosotros desde el principio nuestro Abba Padre. Cuando
se nos da en la revelación ver Sus propósitos hechos ya en nosotros, nos
volvemos como los niños de pecho.
EN SUS HIJOS, TODOS TIENEN LA VIDA ETERNA, PERO NO
TODOS LA VIVEN
Así de fácil y así de sencillo. Claro que
no todos están dispuestos a dejar salir, en el impetuoso desbordar de las aguas
espirituales, toda la basura espiritual que contenían sus viejos tiestos de
barro. La mayoría posee en el sótano de su raciocinio mucha bisutería
y chamarilearía vieja que no sirve para nada, pero “tienen lástima”
de deshacerse de sus bártulos, porque muchos de ellos fueron pasados por sus
respetables antepasados, aunque nunca son abiertos ni disfrutados, sino
solamente "acumulados." De alguna manera, se aferran “a sus
cosas” y le tienen un cierto cariño a lo que fueron acumulando, también en sus
persuasiones. Pero una cosa es cierta, nada de eso puede pasar a Mi Reino.
O las quemáis ahora dejando salir el espíritu, o tendréis que cargar con ellas
a vuestras espaldas, y solo se derretirán en el Bema." Así lo afirma el
Padre en la revelación, y después, siguió diciendo:
"Vuestras virtudes y habilidades,
y también vuestros principios en que vosotros fundabais vuestra relación
conmigo, son sencillamente pisoteadas y echadas por tierra en Mi
revelación; Los hombres y mujeres que admirabas y te servían de referencia ya
no los puedes imitar; porque aquellos que tengáis por indignos o incrédulos, os
aseguro que tienen la misma sangre que vosotros, y que los apóstoles y
evangelistas por Mi escogidos. Hasta el más cruel de los asesinos lleva consigo
la misma sangre del más santo de los hombres. - A Mis ojos, las obras de
los santos refrenando sus impulsos, son tan abominables como las del incrédulo
que deja correr los más bajos sin ningún pudor. Ahora sabes que en la
sangre de cada uno, por todos corre la misma corrupción y muerte; Pero si
en ellos existe "algo" de bueno, tampoco tú lo tienes de menos;
porque sea en pablo, sea en bernabé, sea en apolos, o en citrano o en
menganito, solo en Cristo todo es bueno y excelente en gran manera. La misma
medida tienen ellos (si lo tienen) que posees tú."
Los hombres, en su corazón sincero, juzgan por
sí, lo que es bueno y es malo, y pierden el tiempo sin poder ver así
la excelencia del nuevo hombre. Podemos pasarnos así la vida, vagando en ese
desierto, juzgando por nosotros mismos lo que sea que a Dios le agrade, pero
todas esas convicciones arderán en el Bema como los espinos secos. Cristo no
corresponde conmigo, con juanluismolina, sino que es una nueva criatura, por
eso bebo a raudales del pozo de sus frutos, y le agradezco mi muerte, y que en
su muerte haya sido mi sustituto cargándome consigo, sin que yo tuviera que
pasar por ella. No se debe desechar el alto precio de Su Gracia. Porque solo
por Su favor Divino y por el alto precio que pagó la sangre derramada de Su
Hijo, degustamos ahora todos sus frutos espirituales. Y aunque toda
religión de los hombres diga lo contrario, o nosotros imaginemos algo
diferente, el corazón del hombre es más perverso que todas las cosas y
jamás dará estos frutos deseables.
“Fuera de Cristo, todo lo demás, en tu vieja creación, a
MIS OJOS está muerto", dice el Padre en la revelación. "Tu vida,
la vida de tus padres terrenales, la vida de tus hijos, la de tus líderes y
coordinadores....todas las vidas están condenadas a este solemne
principio.”
¿Te das cuenta amadísimo Teófilo, de por qué
no todos, aunque para todos se haya hecho disponible, quieren aceptar
la revelación de este Gran Secreto? Claro que hay muchos que juzgan, oyendo
hablar de todo esto, que "son locura" Pero la "locura de
Dios" es mucho más sabia que toda la sabiduría de los hombres junta. La hoguera del espíritu la enciende
nuestra permisión, nuestra sola aceptación abre la puerta para el banquete
Divino, y el Padre y Cristo cenan contigo. Al principio, cuando sucede,
enmudecemos y nos quedamos de una pieza. Cuando en un abrir y cerrar de
ojos se da la revelación, nos deja atónitos y perplejos. No hay la menor
sombra de duda aunque parezca un sueño. Todo se derrite en Su fuego. Las
"sagradas instituciones", y las "sagradas convicciones"
también se caen a los pedazos, se derriba y echa abajo todo como
aquellos edificios que hacen los niños de las barajas de cartas. A todas
nuestras convicciones, acumuladas con disciplinas y esfuerzos, les ha dado en
un abrir y cerrar de ojos el vientecillo del espíritu, y se han evaporado
como el humo en medio de la Revelación. ¿Cómo no vamos a quedarnos
quietecitos y callados, como niños de pecho en la presencia majestuosa del
Todopoderoso Abba Padre? Además, Teófilo, proclamando esta Revelación en
la Iglesia, la cual yo convido a todos que reviertan y reprendan si se atreven,
te aísla, te pone de parte; muchos de los líderes te difaman, te
hacen ser abominable; muchos que antes te amaban y recibían en sus casas, ahora
les hueles a muerte. Antes, cuando asistía a las enfadosas e interminables
reuniones del tipo: “tenemos que hacer… y hay que decir… y debemos ser… y vamos
a programar… y vamos a realizar....; todos te daban palmaditas en las
espalda y te animaban. Ahora que solo miramos a Dios, esperando que Él a través
de Su espíritu nos enseñe todas Sus cosas, como ya no miramos a bernabés o
pablos, nos acusan de “posesos del diablo,” y de que tenemos “espíritu de
encantamiento.”
Todo esto es cierto Teófilo, y las páginas de la
Biblia están repletas de testimonios semejantes, de miembros totalmente
abandonados por sus hermanos cristianos, por predicar el Evangelio de la
Gracia. Si, se acabó el mundo y se acabaron los privilegios del mundo para los
que se consideran muertos ya en sí mismos, y dejaron vivir la vida eterna por
ellos. Si, tal vez no tengan más nada, todo lo demás les ha abandonado.
Pero una cosa es más que cierta: el Creador de los cielos y de la tierra -
el Padre más amoroso que jamás te hayas imaginado, te recoge en sus dulcísimos
brazos y eso ya no lo podrás cambiar ya por nada. Ahora se entiende como
aquellos profetas de antaño, que estaban siendo vituperados por todos sus
hermanos y vivían en cuevas, seguían mirando solo al Dios sin tener donde
caerse muertos. Yo no te puedo poner en palabras el tesoro real que hay en
Cristo, solo te puedo decir que nada se puede comparar con la más pequeña
de sus joyas. El borde del manto de nuestro Abba Padre supera cien mil veces
todo lo que yo pueda decirte. Lo más hermoso de esta vida no es de comparase
con un pedacito de Su sombra. Ahora se entienden todos los misterios
de las Escrituras. Todas las partes que antes parecían oscuras y no hacían
sentido cuando las leíamos, se nos abren de par en par en
nuestros corazones cuando destapamos a Cristo. Se han vuelto transparentes en
un abrir y cerrar de ojos. Es como si se hubiese encendido la luz en una
habitación oscura. Es como si se hubiese encendido un fuego abrasador que nos
hace desbordar para fuera la vida de nuestro Cristo sin remedio alguno. Aunque
quisiéramos, Teófilo, ya no podemos dejar de decir lo que vemos y palpamos
en nuestros sentidos espirituales. Porque lo que nos corre
por dentro es un rio impetuoso que se ha desbordado para fuera.
La presa se ha quebrado y ha partido en mil pedazos la estructura. El vaso
de alabastro se ha quebrado y derramado el perfume que llevaba dentro. Todos
los que estaban en la casa han percibido su fragancia y aroma -algunos, en su
corazón, han juzgado que ha sido un tremendo desperdicio. Podrán intentar
remendar sus grietas haciéndonos callar o diseminando rumores entre los que
reciben la fragancia de la buena nueva que testificamos: Cristo ha resucitado
en nuestros corazones. Si, algunos piensan en su corazón que esa fragancia de
alto valor, se debería haber vendido y repartido su precio entre los pobres,
que no se debe desbordar, sino guardar y mantener en el cofre bien guardado, se
equivocan. El maestro les dijo A TODOS que, en todas partes donde se
anunciase la buena nueva, aquel desperdicio sería tomado en cuenta.
Si, habrá muchos que sigan juzgándolo todo según les parezca "bueno"
o "malo" a sus ojos, y que estén persuadidos de que le prestan un
GRAN SERVICIO A DIOS, pero no podrán hacer parar todo el ímpetu de
las fuerzas de las aguas espirituales que vienen detrás de nosotros, pues
en nuestro espíritu traemos encendidas las antorchas de los cántaros de Gedeón,
y el ejército de los Madianitas tiene sus horas contadas y lo ha puesto
nuestro Padre en nuestras manos.
Si, en esta verdadera batalla, son muchos los que se cansan y se quedan dormidos en el Torrente de Cedrón, no son muchos los que con David a la cabeza quieran andar conectados mirando solo a Dios. Las victorias que Cristo Jesús amasó son también para los hermanos que dividen su mirada entre el mundo y Dios. Sí, es cierto, Teófilo, pero no son muchos los que entrando en las tiendas del enemigo, no se les haya quedado pegada sus manos al anatema de sus títulos y titulaciones carnales y mundanas; a los méritos, a las aprobaciones y a las habilidades naturales; a los sacrificios y a toda suerte de obras acumuladas tan costosas de abandonar. Si, no es fácil haber sido coordinador y líder de un país o región o reunión, reconocido internacionalmente y con diploma en la pared, y ahora enseñarle a los que Dios nos acerque que es todo por Su gracia - que desde el primer día que se renace puede conectarse a la Cabeza y conocer las cosas del Padre sin asistir a nuestras clases y seminarios, y sin echar sus ofrendas en nuestro alfolí, sino donde su Cristo le muestre íntima y personalmente con el Padre. Es cierto Teófilo, a muchos les cuesta echar a la basura las menciones, las medallas, los honores, las bandas al pecho y los reconocimientos; los primeros asientos en las reuniones, los banquetes, y sobre todo la palabra dirigente que durante años adormeció a los fieles asistentes que depositaban sus ofrendas en sus alfolís. Sí, yo sé que no es fácil, y aunque ellos también reciben del Padre la "buena nueva" de la revelación y la entienden, pero después temen ser relegados y puestos de parte. Les cuesta no ocupar su lugar al frente y su sitio a la cabeza, no sentarse en los primeros asientos de las reuniones y que los hermanos los dejen de ver como GUÍAS ESPIRITUALES. Pero Cristo Jesús es la única cabeza de quien todos los miembros reciben la misma medida de sabiduría, justificación y santificación del Padre. Así de fácil y así de sencillo.
Si, en esta verdadera batalla, son muchos los que se cansan y se quedan dormidos en el Torrente de Cedrón, no son muchos los que con David a la cabeza quieran andar conectados mirando solo a Dios. Las victorias que Cristo Jesús amasó son también para los hermanos que dividen su mirada entre el mundo y Dios. Sí, es cierto, Teófilo, pero no son muchos los que entrando en las tiendas del enemigo, no se les haya quedado pegada sus manos al anatema de sus títulos y titulaciones carnales y mundanas; a los méritos, a las aprobaciones y a las habilidades naturales; a los sacrificios y a toda suerte de obras acumuladas tan costosas de abandonar. Si, no es fácil haber sido coordinador y líder de un país o región o reunión, reconocido internacionalmente y con diploma en la pared, y ahora enseñarle a los que Dios nos acerque que es todo por Su gracia - que desde el primer día que se renace puede conectarse a la Cabeza y conocer las cosas del Padre sin asistir a nuestras clases y seminarios, y sin echar sus ofrendas en nuestro alfolí, sino donde su Cristo le muestre íntima y personalmente con el Padre. Es cierto Teófilo, a muchos les cuesta echar a la basura las menciones, las medallas, los honores, las bandas al pecho y los reconocimientos; los primeros asientos en las reuniones, los banquetes, y sobre todo la palabra dirigente que durante años adormeció a los fieles asistentes que depositaban sus ofrendas en sus alfolís. Sí, yo sé que no es fácil, y aunque ellos también reciben del Padre la "buena nueva" de la revelación y la entienden, pero después temen ser relegados y puestos de parte. Les cuesta no ocupar su lugar al frente y su sitio a la cabeza, no sentarse en los primeros asientos de las reuniones y que los hermanos los dejen de ver como GUÍAS ESPIRITUALES. Pero Cristo Jesús es la única cabeza de quien todos los miembros reciben la misma medida de sabiduría, justificación y santificación del Padre. Así de fácil y así de sencillo.
En Cristo Jesús
Juan Luis Molina.
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