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Orientalismos:"Plantas y Árboles" Y "Agricultura y Ganaderia" - Por Bishop K.C. Pillai


Del libro "Luz a través de una ventana Oriental"
 Traducción al español por Juan Luis Molina
Con la colaboración de
Claudia Juárez Garbalena 


Capítulo 8

Plantas y Árboles




Hay un gran número de plantas y de árboles mencionadas en las Sagradas Escrituras que son bien conocidas en el Oriente, pero que no son tan comunes en el Occidente, donde la vegetación es muy diferente. Me gustaría hablar de unas cuantos para que puedas entender el significado espiritual que se encuentra por detrás de ellos.
En primer lugar, la semilla de mostaza (Mateo 13:31-32):
El Reino de los cielos es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo; El cual a la verdad es la más pequeña de todas las semillas, pero cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se hace árbol, de tal manera que vienen las aves del cielo y hacen nido en sus ramas.
Yo he visto minuciosas pequeñas piezas de joyería que fueron hechas con semillas de mostaza, y desearía deciros que las semillas de mostaza del Oriente tienen realmente una décima parte del tamaño de las que crecen en América y en Europa. Ellas son verdaderamente las más pequeñas de las semillas  y las plantas que producen son tan grandes como los árboles. Yo quiero verificar este hecho, porque me temo que los occidentales pueden encontrar una pequeña contradicción cuando leen este versículo.
Esta semilla de mostaza representa al espíritu que recibimos dentro de nosotros cuando creemos: el milagro que tiene lugar cuando renacemos de lo alto: “Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.” (1ª Pedro 1:23) Esta pequeña porción de espíritu es nuestra para nutrirse y darse su crecimiento hasta que de hecho florece igual que la planta de la mostaza, ¡que se hace un árbol tan grande que las aves anidan en él!
Otro versículo maravilloso de la Biblia se encuentra en Salmos 92:12:
El justo florecerá como la palmera; crecerá como el cedro del Líbano.
Esta escritura contiene un profundo significado para mí, porque me encuentro muy familiarizado con la palmera a la cual se está refiriendo. Al Cedro del Líbano, sin embargo, nunca lo he visto, aunque sé que su hermosura y majestuosidad ha sido descrita a través de los siglos por pintores y poetas; y es frecuentemente mencionado como un símbolo de poder, prosperidad y longevidad.
El árbol de la palmera, no en tanto, es un árbol al cual conozco muy bien. De hecho existen cuatro variedades de palmeras en mi país: la palmera coquera, la palmera datilera, la palmera de los plátanos o bananera, y el árbol de la palmera a la que se refiere esta Escritura. Esta palmera tiene un tronco derecho desde su base hasta su cima y crece hasta una altura de 80 a 90 pies. No tiene curvaturas ni variaciones en toda su estructura, al contrario de la palmera coquera que si que las tiene. La palmera da frutos de varias clases durante todo el año. De enero hasta finales de marzo, da leche del interior de sus frutos. Desde abril hasta junio, la carne de su fruto puede ser comida; de julio a septiembre, el fruto se pela igual que una manzana, y de octubre a diciembre puede ser comida como una ciruela. Estos frutos son un poco más grandes que una uva y producidos con mucha abundancia durante todo el año. La palmera no se cansa de producirlos ni le dice nunca a nadie: “¿Otra vez estás aquí? ¡Pero si ya te di ayer de comer!” Siempre tiene alguna cosa para ofrecer.
El crecimiento de las raíces de la palmera es tan sumamente rápido y son tan profundas y fuertes, que nunca nadie ha visto a una palmera ser arrancada por alguna tempestad, ni aun los monzones pueden con ellas. Puede inclinarse más y más, y siempre vuelve a su estado inicial y se endereza cuando pasa la tormenta.
Si una palmera es cortada, cada una de sus partes se utiliza con un buen propósito. Las raíces se usan para hacer tinta, el interior de su tronco y su corteza con fines medicinales, y las hojas pueden emplearse para escribir en ellas. Todas sus partes son provechosas para el hombre.
Comparada con la palmera coquera, esta palmera es un milagro en su crecimiento. La coquera requiere de mucho cuidado y cultivo; pero ella florece por la gracia de Dios. Estos dos árboles son como una religión de obras comparada con el evangelio de Jesucristo, en el cual obtenemos la salvación por gracia y es un regalo o don de Dios. A la palmera se denomina el árbol de Dios; si diez semillas suyas caen en tierra, diez son los árboles que crecerán. Los orientales dicen que es un árbol plantado por Dios, regado por Dios, propiedad de Dios. Si yo poseo una palmera en mi propiedad, ¡cualquier persona que tenga hambre puede pasar y comer de su fruto, y yo no puedo decirles nada!
Las hojas son empleadas para escribir en ellas de una manera muy interesante. Ellas son sumergidas en agua hasta que se vuelven blancas y entonces se escribe en ellas con un lápiz o cincel de hierro. Estos escritos nunca desaparecen, y los vermes nunca comen las hojas, y de hecho ni tan siquiera pueden comer de su tronco.
Podemos encontrar dos sitios en las Escrituras que hablan de los escritos en sus hojas: “¡Quien diese ahora que mis palabras fuesen escritas! ¡Quién diese que se escribiesen en un libro; que con cincel de hierro y con plomo fuesen esculpidas en piedra para siempre!” (Job 19:23-24). Y nuevamente: “El pecado de Judá escrito está con cincel de hierro y con punta de diamante…” (Jeremías 17:1).
Lo mejor de todo, es que el árbol de la palmera nunca se seca o muere; se mantiene productivo mientras se mantiene de pie. Cuando se nos dice que florezcamos como el árbol de la palmera, deberíamos acordarnos de todas estas cosas acerca de ella. No precisamos desfallecer ni física ni espiritualmente. Job dijo: “! Las cosas que me espantaban me han sucedido!” Nosotros los cristianos pensamos en la enfermedad y en la muerte, y ese es el resultado que obtenemos. Nos levantamos por la mañana y si sucede que esta lloviendo, nos quejamos y empezamos a gruñir diciendo, “! Hoy está un buen día solo para los patos!” Pero es que todos los días, haga lluvia o haga sol, es un buen día para los cristianos, eso es lo que deberíamos confesar. Deberíamos despertar y salir luego por la mañana declarando: “Este es el día que ha hecho el Señor; regocijémonos y seamos gratos en él”
¿Estás tú floreciendo como la palmera?

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Hay un cierto número de referencias al olivo en la Biblia. Una muy interesante es, “…Tus hijos serán como plantas de olivo alrededor de tu mesa” (Salmos 128:3b). El árbol del olivo produce sus frutos durante alrededor de cincuenta años, entonces deja de producirlos, pero en su longeva edad, hay plantas jóvenes que crecen a su alrededor, que lo sostienen en pie produciendo frutos. En el Oriente, los hijos sustentan a sus padres cuando llegan a su vejez; si no lo hacen son considerados infieles.
La higuera es muy apreciada en el Oriente y se considera un árbol sagrado; es un símbolo de prosperidad; y también su sombra es hermosa y refrescante. Cuando las madres tienen que trabajar en la tierra ellas se llevan consigo a sus retoños y los colocan bajo el árbol de la higuera aprovechando su sombra y para que vengan a ser prosperados. Cuando Jesús le dijo a Natanael (Juan 1:48), “…cuando estabas debajo de la higuera, te vi”  lo que quiso decir es que Dios le conocía desde que era pequeño. “Yo te vi bajo la higuera” es una expresión oriental que significa “Yo te conozco desde que eras un niño.”
La única excepción de todas las clases de higueras que hay es una variedad de higuera que se llama el árbol sicómoro, cuyos frutos son despreciables y  rechazados por todos porque solamente los cerdos y las vacas se alimentan de ellos. Ninguna persona respetable come de la higuera sicómoro. Sabiendo esto de antemano, es posible comprender más claramente la historia en Lucas 19 acerca de Zaqueo:
Habiendo entrado Jesús en Jericó, iba pasando por la ciudad.
Y sucedió que un varón llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos, y rico
Procuraba ver quien era Jesús; pero no podía a causa de la multitud, pues era pequeño de estatura
Y corriendo delante, subió a un árbol sicómoro para verle; porque había de pasar por allí.
Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa.
Era prácticamente impensable que un publicano y hombre rico como era Zaqueo estuviese tan hambriento como para acercarse a un árbol sicómoro, y mucho menos subirse en él. Zaqueo estaba tan deseoso de ver a Jesús que se subió al árbol de todas formas, y haciendo eso se humilló a sí mismo, y no tuvo en cuenta el ser despreciado por toda aquella sociedad. Jesús pudo ver que le había hecho un sitio en su corazón para Dios. Y Jesús por eso le hizo honor a su fe y a su humildad y se invitó a sí mismo a la casa de Zaqueo. 



Capítulo 9

                     Agricultura y Ganadería

Los orientales son gente mayoritariamente agrícola. Por eso existen muchas figuras literarias relativas a la vida en el campo, que pueden ser encontradas en las Escrituras.
En Isaías 1:3 leemos: “El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su señor; Israel no entiende, mi pueblo no tiene conocimiento.”
En una ciudad pequeña, los animales que posee cada familia son reunidos en la mañana por muchachos de la ciudad que son escogidos para esa función, y sacados al campo donde haya pastos y agua cerca. Por la tarde los vuelven a traer hasta los bordes de la ciudad guiados en la dirección correcta, y cada uno de los animales encuentra su propio camino hasta su corral. Estos animales nunca se equivocan; cada uno se dirige siempre a su propio lugar. Cada tipo tiene su propia clase de corral específico: el asno tiene un pesebre, la oveja un redil, etc.
Isaías se está lamentando en este versículo diciendo que hasta los animales tiene el suficiente sentido común para volverse a la casa de su propio dueño, y sin embargo el pueblo de Israel que ha sido elegido por Dios para ser Sus hijos , no tienen el suficiente sentido común para conocer a su Dios.
Una de las muchas figuras literarias relativa al cultivo se encuentra en Jueces 14:18; esta es la historia del casamiento de Sansón con un mujer filistea. Él le había propuesto una adivinanza a los jóvenes solteros filisteos, y ellos habían estado presionando a su novia hasta que ella obtuvo la respuesta del enigma. Sansón les dijo: “…si no araseis con mi novilla, nunca hubierais descubierto mi enigma.”
Lo bueyes que se utilizan para labrar la tierra son mantenidos derechos en el surco por medio de la punta de un aguijón, el cual se fija en la punta de una vara. Sansón está diciendo que la novia fue aguijoneada por los jóvenes.
El mismo aguijón es utilizado en la frase que Jesús le dirigió a Pablo cuando se dirigía hacia Damasco, “Dura cosa te es dar coces contra el aguijón” (Hechos 9:5). A medida que el buey se encamina derecho en el surco, no se le pica con el aguijón. Pero en cuanto comienza a desviarse fuera de la línea se le vuelve a enderezar picándole con el aguijón. Un  buey joven al principio intenta siempre desobedecer al labrador, pero el habilidoso labrador controla el animal para que le obedezca y mantenga el surco derecho.
El “espino en la carne” de Pablo (2ª Corintios 12:7) también tiene un origen agrícola. El labrador anda por los campos con sus pies descalzos y, ocasionalmente, de vez en cuando se le clava un espino en su pie. Careciendo de los métodos y materiales modernos de esterilización como carece, es más seguro dejar el espino en el pie que quitárselo. Él debe andar cojo durante cerca de dos semanas hasta que se forme una capa dura de piel alrededor del espino, y entonces pueda retirarlo a salvo con un cuchillo o algún otro objeto punzante.
Cuando se utiliza como una figura literaria, sin embargo, un espino en la carne  siempre se refiere a personas irritantes o molestas. Yo se que se han dicho y publicado muchas conjeturas acerca del espino en la carne de Pablo, tales como falta de visión, o alguna limitación del lenguaje etc. Pero siempre que esta expresión se usa en el Oriente, siempre se utiliza refiriéndose a personas, y de hecho es el uso que se le da también en la Biblia, por ejemplo:
Y si no echareis a los moradores del país de delante de vosotros, sucederá que los que dejareis de ellos serán por aguijones en vuestros ojos y por espinas en vuestros costados, y os afligirán sobre la tierra en que vosotros habitareis. (Números 33:55)
Y,
Sabed que Jehová vuestro Dios no arrojará más a estas naciones delante de vosotros, sino que os serán por lazo, por tropiezo, por azote para vuestros costados y por espinas para vuestros ojos, hasta que perezcáis de esta buena tierra que Jehová vuestro Dios os ha dado. (Josué 23:13).
Y de nuevo:
Por tanto, yo también digo: No los echaré de delante de vosotros, sino que serán azote para vuestros costados, y sus dioses os serán tropezadero. (Jueces 2:3).
Otro versículo que se refiere a labores agrícolas se encuentra en Isaías 50:11:
He aquí que todos vosotros encendéis fuego, y os rodeáis de teas que encendisteis. De mi mano os vendrá esto: En dolor seréis sepultados.
En el Oriente, los agricultores se levantan muy temprano y hacen una hoguera para poder calentarse. Cuando están listos para dirigirse a trabajar en los campos, ellos cogen una cuerda muy gruesa y ponen la punta en el fuego, y mientras van andando van soplando esta parte de la cuerda encendida para que vaya soltando chispas enfrente de ellos y así puedan ver iluminado el camino por donde andan y no pisar algún escorpión o alguna culebra con sus pies descalzos.
Este versículo está diciendo que nosotros debemos tener la luz de Dios que nos ilumina el camino; nosotros no podemos andar con seguridad a través de las chispas que hayamos encendido en nuestra imaginación por nosotros mismos. Nosotros no tropezaremos si andamos en la luz de Dios.





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