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Reedificando el muro. Por Claudia Juárez Garbalena. Octavo aniversario de Mira sólo a Dios.


¡GRACIAS PADRE CELESTIAL POR NUESTRO OCTAVO ANIVERSARIO!



Hoy por la bendita gracia de Dios, “Mira sólo a Dios” cumple su octavo aniversario. No tengo suficientes palabras de gratitud a nuestro Dios por lo tanto que nos ha brindado en estos ocho años sirviéndole a través de este medio. ¡Mi adoración y alabanza para Él por Su inmensa bondad, por Su sublime amor, por Su incomparable gracia!

Mi gratitud a mis amados hermanos que han participado a lo largo de estos años para presentar el Pan de Vida con la sola intención de honrar y presentar a nuestro gentil y amoroso Dios y a nuestro amado y anhelado Señor Jesucristo de la forma más digna que nos es posible. Mi gratitud a nuestro Abba Padre por nuestros queridos lectores que comparten con nosotros nuestro amor y pasión por Él.

¡Bendito sea nuestro amado y generoso Padre desde la eternidad y hasta la eternidad!!¡La gloria, la honra y el honor son todas Suyas! Gracias Padre por ser tan generoso y bueno, y por Tu gente hispana que te ama y te busca de todo corazón con hambre y sed de Ti, anhelando conocer Tus caminos y conocerte íntimamente. ¡Bendícenos y bendícelos en el dulce y poderoso nombre de Cristo Jesús, amén!


Reedificando el muro. De Claudia Juárez Garbalena
Un breve estudio de los primeros capítulos del libro de Nehemías.


Se calcula que el libro de Nehemías fue redactado entre el año 431 y 430 a.C. aproximadamente. Se piensa que por estar escrito en primera persona y en tercera persona algunas veces, el libro debió ser escrito por el mismo Nehemías, y complementado en algunas secciones por Esdras.

Nehemías es descrito como un hombre manso y fiel en quien Dios trabajó para reconstruir Jerusalén después de la cautividad en Babilonia.

Nehemías 1:1 Palabras de Nehemías hijo de Hacalías. Aconteció en el mes de Quisleu [noviembre-diciembre] en el año veinte [446/445 a.C.], estando yo en Susa, capital del reino,

1:2 que vino Hanani, uno de mis hermanos, con algunos varones de Judá, y les pregunté por los judíos que habían escapado, que habían quedado de la cautividad, y por Jerusalén.



Esta fue la terrible descripción de la situación del territorio heredado a Israel en este punto y momento. La invasión de los babilonios fue por demás cruel y terrible. Fue en este periodo que el majestuoso y lujoso templo que había sido construido por Salomón, fue destruido y sus utensilios y riquezas de oro llevadas hasta Babilonia.

Mateo 1:17 De manera que todas las generaciones desde Abraham hasta David son catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce.

Vemos que en el calendario de Dios, la deportación a Babilonia fue un antes y un después en la historia de Israel, la Escritura marca eventos para separar periodos de tiempo por generaciones.

Dios advirtió de muchas maneras a Israel que este momento ocurriría, les advirtió y trató de evitarlo, pero los israelitas no escucharon a los profetas e incluso los maltrataron por esta advertencia. El libro de Ezequiel nos muestra el corazón de Dios para este periodo:

Ezequiel 22:30 Y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que yo no la destruyese; y no lo hallé.

¡Esta es la relevancia que tiene pararnos firmes en oración por que la voluntad de Dios se cumpla en esta tierra! Si Dios hubiese encontrado un solo hombre que se parara firme a orar por su nación, esa espantosa destrucción hubiera sido evitada.

Nehemías 1:3 Y me dijeron: El remanente, los que quedaron de la cautividad, allí en la provincia, están en gran mal y afrenta, y el muro de Jerusalén derribado, y sus puertas quemadas a fuego.
1:4 Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos.

Es asombrosa la forma en que trabaja Dios moviendo corazones y generando Su buena voluntad en aquellos que le honran y le aman. Nehemías vio una gran necesidad, y él se tomó muy en serio este asunto y decidió que tenia que hacer algo y elevó su clamor ante su Dios.

1:5 Y dije: Te ruego, oh Jehová, Dios de los cielos, fuerte, grande y temible [que es admirado y reverenciado con asombro; grandemente respetado], que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos;
1:6 esté ahora atento tu oído y abiertos tus ojos para oír la oración de tu siervo, que hago ahora delante de ti día y noche, por los hijos de Israel tus siervos; y confieso los pecados de los hijos de Israel que hemos cometido contra ti; sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado.
1:7 En extremo nos hemos corrompido contra ti, y no hemos guardado los mandamientos, estatutos y preceptos que diste a Moisés tu siervo.
1:8 Acuérdate ahora de la palabra que diste a Moisés tu siervo, diciendo: Si vosotros pecareis, yo os dispersaré por los pueblos;
1:9 pero si os volviereis a mí, y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra, aunque vuestra dispersión fuere hasta el extremo de los cielos, de allí os recogeré, y os traeré al lugar que escogí para hacer habitar allí mi nombre.
1:10 Ellos, pues, son tus siervos y tu pueblo, los cuales redimiste con tu gran poder, y con tu mano poderosa.
1:11 Te ruego, oh Jehová, esté ahora atento tu oído a la oración de tu siervo, y a la oración de tus siervos, quienes desean reverenciar tu nombre; concede ahora buen éxito a tu siervo, y dale gracia delante de aquel varón. Porque yo servía de copero al rey.

Esta oración denota que Nehemías no estaba solo en su clamor a Dios por la reconstrucción de Jerusalén.

2:1 Sucedió en el mes de Nisán [marzo o abril], en el año veinte del rey Artajerjes, que estando ya el vino delante de él, tomé el vino y lo serví al rey. Y como yo no había estado antes triste en su presencia,
2:2 me dijo el rey: ¿Por qué está triste tu rostro? pues no estás enfermo. No es esto sino quebranto de corazón. Entonces temí en gran manera.

¡Supo que Dios estaba abriéndole una puerta y contestando su oración!

2:3 Y dije al rey: Para siempre viva el rey. ¿Cómo no estará triste mi rostro, cuando la ciudad, casa de los sepulcros de mis padres, está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego?
2:4 Me dijo el rey: ¿Qué cosa pides? Entonces oré al Dios de los cielos,

Nehemías estuvo pidiendo gracia delante del rey a quien servía y en el momento que ve una puerta abierta, oró a Dios. La oración que hizo no está registrada, pero debieron ser unas cuantas palabras. Nehemías oró en medio de su conversación con Artajerjes. ¡Las Escrituras son tan hermosas! Nos muestran a Dios y cómo trabaja con Su gente en medio de diversas circunstancias. Estos relatos en el A.T. son un ejemplo de cómo Dios trabaja en corazones dispuestos y nos muestran Su corazón para con los que le aman.

2:5 y dije al rey: Si le place al rey, y tu siervo ha hallado gracia delante de ti, envíame a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis padres, y la reedificaré.

¡Nehemías tuvo denuedo al pedir una vez que vio la puerta abierta! ¡Lo que tenía en su corazón era una tarea realmente grande e importante!

2:6 Entonces el rey me dijo (y la reina estaba sentada junto a él): ¿Cuánto durará tu viaje, y cuándo volverás? Y agradó al rey enviarme, después que yo le señalé tiempo.
2:7 Además dije al rey: Si le place al rey, que se me den cartas para los gobernadores al otro lado del río, para que me franqueen el paso hasta que llegue a Judá;
2:8 y carta para Asaf guarda del bosque del rey, para que me dé madera para enmaderar las puertas del palacio de la casa, y para el muro de la ciudad, y la casa en que yo estaré. Y me lo concedió el rey, según la benéfica mano de mi Dios sobre mí.

Nehemías había elevado su oración al Dios vivo, vio la puerta abierta a su petición y enseguida aprovechó para presentar al rey el asunto. Un siervo en el palacio de un importante monarca no estaba en una postura de pedir nada, pero Nehemías sabía a Quién había clamado, y Quién le estaba abriendo esta gran puerta, y habló con valor delante de un poderoso rey que gobernaba el imperio Persa.  

2:9 Vine luego a los gobernadores del otro lado del río, y les di las cartas del rey. Y el rey envió conmigo capitanes del ejército y gente de a caballo.
2:10 Pero oyéndolo Sanbalat horonita y Tobías el siervo amonita, les disgustó en extremo que viniese alguno para procurar el bien de los hijos de Israel.
2:11 Llegué, pues, a Jerusalén, y después de estar allí tres días,
2:12 me levanté de noche, yo y unos pocos varones conmigo, y no declaré a hombre alguno lo que Dios había puesto en mi corazón que hiciese en Jerusalén; ni había cabalgadura conmigo, excepto la única en que yo cabalgaba.

Nehemías esta diciendo que fue Dios quien generó en él el deseo en su corazón de reedificar la ciudad de Jerusalén.

2:13 Y salí de noche por la puerta del Valle hacia la fuente del Dragón y a la puerta del Muladar; y observé los muros de Jerusalén que estaban derribados, y sus puertas que estaban consumidas por el fuego.
2:14 Pasé luego a la puerta de la Fuente, y al estanque del Rey; pero no había lugar por donde pasase la cabalgadura en que iba.
2:15 Y subí de noche por el torrente y observé el muro, y di la vuelta y entré por la puerta del Valle, y me volví.
2:16 Y no sabían los oficiales a dónde yo había ido, ni qué había hecho; ni hasta entonces lo había declarado yo a los judíos y sacerdotes, ni a los nobles y oficiales, ni a los demás que hacían la obra.
2:17 Les dije, pues: Vosotros veis el mal en que estamos, que Jerusalén está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego; venid, y edifiquemos el muro de Jerusalén, y no estemos más en oprobio.

“Vosotros veis el mal en que estamos”, Nehemías tomó como propio lo que pasaba en Jerusalén. El tenía una posición bastante buena para ser un siervo en cautividad, pero amaba la casa de sus padres y tenía en su corazón hacer algo por sus hermanos judíos.

2:18 Entonces les declaré cómo la mano de mi Dios había sido buena sobre mí, y asimismo las palabras que el rey me había dicho. Y dijeron: Levantémonos y edifiquemos. Así esforzaron sus manos para bien.
2:19 Pero cuanto lo oyeron Sanbalat horonita, Tobías el siervo amonita, y Gesem el árabe, hicieron escarnio de nosotros, y nos despreciaron, diciendo: ¿Qué es esto que hacéis vosotros? ¿Os rebeláis contra el rey?

Una vez que te propones “reedificar el muro” de tu propia vida o en la Iglesia de Dios, siempre, SIEMPRE encontrarás oposición del enemigo en diferentes formas y fuentes. El enemigo produjo en esta gente oponerse a la reedificación.

2:20 Y en respuesta les dije: El Dios de los cielos, él nos prosperará, y nosotros sus siervos nos levantaremos y edificaremos, porque vosotros no tenéis parte ni derecho ni memoria en Jerusalén.

El capítulo 3 habla del trabajo que se repartieron cada uno para edificar el muro. Entre los miembros de una familia, una señal de madurez aun en el mundo natural, es hacernos cargo de nuestras propias vidas y tener para dar a los demás. Un creyente debe llegar al punto de hacerse cargo de su propia vida y ser capaz de apoyar a la gente de Dios. Todos necesitamos ayuda y apoyo algunas veces, pero cada uno también, debe llevar sus propias cargas.

Efesios 4:11: Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros,
4:12 a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, [en el Cuerpo de Cristo también hay una obra de edificación]
4:13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;
4:14 para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error,
4:15 sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo,

Esta edificación no se refiere a edificios e instituciones, sino a los miembros en sí del Cuerpo. Hay una obra que trae nuevos miembros y les edifica en su propio crecimiento espiritual. Y crecer en conocimiento de la Escritura, no es necesariamente crecer espiritualmente. Crecer espiritualmente conlleva una obra interna entre el creyente y Dios, la cual es dirigida por Cristo, la Cabeza del Cuerpo, edificada por los servidores de la Iglesia y aprovechada por CADA CREYENTE EN PARTICULAR, es decir, cada creyente decide cómo es su propio crecimiento.

4:16 de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.

Recibe cada uno su crecimiento “según la actividad propia de cada miembro”, así que hay una obra de edificación en el propio creyente que contribuye mientras mas crece, en la obra de edificación del Cuerpo. De eso habla aquí el libro de Efesios.

Según “El Hilo Rojo” de V.P. Wierwille, en el libro de Nehemías, Cristo representa “El Reedificador”.

Nehemías 4:1 Cuando oyó Sanbalat que nosotros edificábamos el muro, se enojó y se enfureció en gran manera, e hizo escarnio de los judíos.
4:2 Y habló delante de sus hermanos y del ejército de Samaria, y dijo: ¿Qué hacen estos débiles judíos? ¿Se les permitirá volver a ofrecer sus sacrificios? ¿Acabarán en un día? ¿Resucitarán de los montones del polvo las piedras que fueron quemadas?
4:3 Y estaba junto a él Tobías amonita, el cual dijo: Lo que ellos edifican del muro de piedra, si subiere una zorra lo derribará.
Se estaban burlado de su trabajo y menospreciándolo.
4:4 Oye, oh Dios nuestro, que somos objeto de su menosprecio, y vuelve el baldón de ellos sobre su cabeza, y entrégalos por despojo en la tierra de su cautiverio.
4:5 No cubras su iniquidad, ni su pecado sea borrado delante de ti, porque se airaron contra los que edificaban.
4:6 Edificamos, pues, el muro, y toda la muralla fue terminada hasta la mitad de su altura, porque el pueblo tuvo ánimo para trabajar.
4:7 Pero aconteció que oyendo Sanbalat y Tobías, y los árabes, los amonitas y los de Asdod, que los muros de Jerusalén eran reparados, porque ya los portillos comenzaban a ser cerrados, se encolerizaron mucho;
4:8 y conspiraron todos a una para venir a atacar a Jerusalén y hacerle daño.

Cuando la liberación está mas cerca, el enemigo lucha con mas fuerza para oponerse e infundir desaliento.

4:9 Entonces oramos a nuestro Dios, y por causa de ellos pusimos guarda contra ellos de día y de noche.

Proverbios 3:5,6 (De la NLT en inglés) Confía en el Señor con todo tu corazón; no dependas de tu propio entendimiento. Busca Su voluntad en todo lo que haces, y Él te mostrará que camino debes elegir.  

4:10 Y dijo Judá: Las fuerzas de los acarreadores se han debilitado, y el escombro es mucho, y no podemos edificar el muro.

Ellos han tenido ánimo para trabajar hasta aquí, pero el cansancio y la presión les causan desaliento que es lo que el enemigo quiere logran contra ti cuando estas en tu proceso de crecimiento y de liberación.

4:11 Y nuestros enemigos dijeron: No sepan, ni vean, hasta que entremos en medio de ellos y los matemos, y hagamos cesar la obra.
4:12 Pero sucedió que cuando venían los judíos [¡sus propios hermanos!] que habitaban entre ellos, nos decían hasta diez veces: De todos los lugares de donde volviereis, ellos caerán sobre vosotros.

Lamentablemente esto nos muestra que los ataques más duros muchas veces vienen de nuestros propios hermanos.

4:13 Entonces por las partes bajas del lugar, detrás del muro, y en los sitios abiertos, puse al pueblo por familias, con sus espadas, con sus lanzas y con sus arcos.
4:14 Después miré, y me levanté y dije a los nobles y a los oficiales, y al resto del pueblo: No temáis delante de ellos; acordaos del Señor, grande y temible, y pelead por vuestros hermanos, por vuestros hijos y por vuestras hijas, por vuestras mujeres y por vuestras casas.
4:15 Y cuando oyeron nuestros enemigos que lo habíamos entendido, y que Dios había desbaratado el consejo de ellos, nos volvimos todos al muro, cada uno a su tarea.
4:16 Desde aquel día la mitad de mis siervos trabajaba en la obra, y la otra mitad tenía lanzas, escudos, arcos y corazas; y detrás de ellos estaban los jefes de toda la casa de Judá.
4:17 Los que edificaban en el muro, los que acarreaban, y los que cargaban, con una mano trabajaban en la obra, y en la otra tenían la espada.
4:18 Porque los que edificaban, cada uno tenía su espada ceñida a sus lomos, y así edificaban; y el que tocaba la trompeta estaba junto a mí.

Ellos estuvieron atentos y listos para edificar la obra y para defenderse y pelear. Como creyentes debemos “ser sobrios y velar, porque nuestro adversario al diablo anda alrededor buscando a quién devorar”.

4:19 Y dije a los nobles, y a los oficiales y al resto del pueblo: La obra es grande y extensa, y nosotros estamos apartados en el muro, lejos unos de otros.
4:20 En el lugar donde oyereis el sonido de la trompeta, reuníos allí con nosotros; nuestro Dios peleará por nosotros.
4:21 Nosotros, pues, trabajábamos en la obra; y la mitad de ellos tenían lanzas desde la subida del alba hasta que salían las estrellas.
4:22 También dije entonces al pueblo: Cada uno con su criado permanezca dentro de Jerusalén, y de noche sirvan de centinela y de día en la obra.
Fue ciertamente un tiempo difícil y demandante, pero que absolutamente valió la pena.
4:23 Y ni yo ni mis hermanos, ni mis jóvenes, ni la gente de guardia que me seguía, nos quitamos nuestro vestido; cada uno se desnudaba solamente para bañarse.

6:1 Cuando oyeron Sanbalat y Tobías y Gesem el árabe, y los demás de nuestros enemigos, que yo había edificado el muro, y que no quedaba en él portillo (aunque hasta aquel tiempo no había puesto las hojas en las puertas),
6:2 Sanbalat y Gesem enviaron a decirme: Ven y reunámonos en alguna de las aldeas en el campo de Ono. Mas ellos habían pensado hacerme mal.

Primero se burlaron de ellos, trataron de atemorizarlos y querían atacarlos, ahora que ven la obra avanzada, buscan otra táctica para dañar a Nehemías, quien bien puede representar no solamente a Cristo mismo, sino a Cristo en nosotros y nuestra vida espiritual con Dios.

6:3 Y les envié mensajeros, diciendo: Yo hago una gran obra, y no puedo ir; porque cesaría la obra, dejándola yo para ir a vosotros.

Nehemías estaba consciente de la magnitud de su trabajo, y mantuvo atentos sus ojos en Dios y su objetivo. Dios le dio sabiduría para discernir y tomar buenas decisiones en medio de toda esta obra tan ardua y desgastante.

6:4 Y enviaron a mí con el mismo asunto hasta cuatro veces, y yo les respondí de la misma manera.
Y como no funcionaba la táctica, volvieron a cambiarla de nuevo:
6:5 Entonces Sanbalat envió a mí su criado para decir lo mismo por quinta vez, con una carta abierta en su mano,
6:6 en la cual estaba escrito: Se ha oído entre las naciones, y Gasmu lo dice, que tú y los judíos pensáis rebelaros; y que por eso edificas tú el muro, con la mira, según estas palabras, de ser tú su rey;
6:7 y que has puesto profetas que proclamen acerca de ti en Jerusalén, diciendo: ¡Hay rey en Judá! Y Ahora serán oídas del rey las tales palabras; ven, por tanto, y consultemos juntos.
6:8 Entonces envié yo a decirle: No hay tal cosa como dices, sino que de tu corazón tú lo inventas.
6:9 Porque todos ellos nos amedrentaban, diciendo: Se debilitarán las manos de ellos en la obra, y no será terminada. Ahora, pues, oh Dios, fortalece tú mis manos.

Este fue el clamor de Nehemías en medio de la tribulación y los ataques del enemigo.

6:10 Vine luego a casa de Semaías hijo de Delaía, hijo de Mehetabel, porque él estaba encerrado; el cual me dijo: Reunámonos en la casa de Dios, dentro del templo, y cerremos las puertas del templo, porque vienen para matarte; sí, esta noche vendrán a matarte.
6:11 Entonces dije: ¿Un hombre como yo ha de huir? ¿Y quién, que fuera como yo, entraría al templo para salvarse la vida? No entraré.
6:12 Y entendí [¡Dios se lo mostró!] que Dios no lo había enviado, sino que hablaba aquella profecía contra mí porque Tobías y Sanbalat lo habían sobornado.
6:13 Porque fue sobornado para hacerme temer así, y que pecase, y les sirviera de mal nombre con que fuera yo infamado.
6:14 Acuérdate, Dios mío, de Tobías y de Sanbalat, conforme a estas cosas que hicieron; también acuérdate de Noadías profetisa, y de los otros profetas que procuraban infundirme miedo.
6:15 Fue terminado, pues, el muro, el veinticinco del mes de Elul [agosto-septiembre], en cincuenta y dos días.
6:16 Y cuando lo oyeron todos nuestros enemigos, temieron todas las naciones que estaban alrededor de nosotros, y se sintieron humillados, y conocieron que por nuestro Dios había sido hecha esta obra.

Conocieron que por nuestro Dios había sido hecha esta obra”, ¿por qué? Porque no había ni la capacidad ni la fuerza ni los recursos en ellos mismos para llevar a cabo una obra tan grande. ¡Llevaba casi 70 años la muralla derribada! Leímos en Nehemías 1:3: “El remanente, los que quedaron de la cautividad, allí en la provincia, están en gran mal y afrenta, y el muro de Jerusalén derribado, y sus puertas quemadas a fuego”. Y esta misma gente, en cincuenta y dos días reedificaron el muro con el liderazgo, denuedo, coraje y oración de un hombre que se paró firme por Dios y su nación. Nehemías representa a Cristo, la cabeza del Cuerpo. Nehemías representa también al que sirve a Cristo con la guía de Dios, y Nehemías es una representación de ti y a mi que edificamos cada día por la gracia de Dios una obra en nuestro interior para crecer con Dios.

Sólo en oración y con una relación estrecha con Dios se lleva adelante “una gran obra”. Lo que el esfuerzo humano no había podido lograr en casi setenta años, el pueblo de Dios, liderado por Nehemías, lo consiguió ¡SOLO CON EL FAVOR DE DIOS CON ELLOS! Nehemías fue ese hombre escogido por Dios y forjado en Dios para llevar a cabo esta obra, fue él quien dispuso su corazón a Dios, y oró y creyó y luchó por reconstruir y reedificar Jerusalén. Dios trabajó en sociedad con la firmeza y el denuedo de Nehemías para llevar a cabo una gran obra.

El libro de Nehemías es exquisito e inspirador, nos muestra entre muchas cosas, la obra de Dios en el corazón de un hombre y cómo esa obra impactó a toda una nación para bien en su día y tiempo.
Reedifica tú, hermano, hermana, “tu propio muro”, tu propia vida con Dios, y serás capaz de ayudar en la obra de edificación del Cuerpo efectivamente, poderosamente, activamente. Cuando las fuerzas te fallen, Dios estará ahí para ti, te renovará como el águila, y Su fuerza, será la tuya.

Dios te bendiga!

En el amor de Cristo,

Claudia Juárez Garbalena



Comentarios

  1. ¡FELIZ ANIVERSARIO!! para todos los que hacen posible que "MIRA SOLO A DIOS" esté disponible para todos aquellos ue tienen hambre y sed por recibir en bandeja de plata la exquicita y refinada PALABRA de nuestro maravilloso DIOS y de nuestro inspirador y guía SEÑOR de SEÑORES JESUCRISTO.

    ¡SHALOM Y A REEDIFICAR EL MURO EN NUESTRAS PROPIAS VIDAS PARA LUEGO AYUDAR A OTROS!


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