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Ser consciente de Cristo trae vida. De Joseph Prince

NOTAS OFICIALES DEL SERMÓN DE JOSEPH PRINCE

Domingo, 18 de julio de 2021

https://youtu.be/C2DDqukwgyA

Estas son las notas sobre el sermón, Ser consciente de Cristo trae vida, predicado por el pastor Joseph Prince el domingo 18 de julio de 2021 en El Centro de Artes Escénicas “The Star” en Singapur. ¡Esperamos que las notas de este sermón te sean de gran aliento!

Visión general

  1. Introducción: El corazón de Dios es que experimentes Su vida de resurrección en cada parte de tu ser.
  2. La obra terminada de Cristo redime tu ser entero: espíritu, alma y cuerpo.
  3. Cristo te da el poder de vivir una vida larga y ser resistente a las enfermedades y padecimientos.
  4. Cuando eres consciente de tu justicia en Cristo, Su vida está siendo ministrada constantemente a tu alma y cuerpo.
  5.  La revelación de tu justicia en Cristo traerá vida a cada área muerta en tu vida.
  6. Recibe el regalo de la no condenación y reina sobre el pecado, la enfermedad y la muerte.
  7. Oración de salvación
  8. Oración final
  9. APROPIATE DE LA PALABRA (aplicación en la vida)

Introducción: El corazón de Dios es que experimentes Su vida de resurrección en cada parte de tu ser.

El pastor Prince recuerda a la congregación la oración en 3 Juan 2: “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas y que tengas salud, así como prospera tu alma”.

Todo comienza con el alma. Nuestro éxito externo está unido a la prosperidad de nuestra alma interna.

Somos seres tripartitos con espíritu, alma y cuerpo. Todas estas partes se afectan entre sí.

Al igual que tu cuerpo físico, tu espíritu tiene ojos para ver, y la Biblia dice en Efesios 1:

Efesios 1:18-20 alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros… la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos…

Esta oración es una oración que puedes hacer continuamente durante todo el año, para que Dios te dé un espíritu de sabiduría y revelación en el conocimiento de Él, que es el mayor conocimiento de todos.

Cuando los ojos de tu entendimiento sean alumbrados, sabrás estas tres cosas:

1.     La esperanza a la que Él te ha llamado

2.     Las riquezas de la gloria de su herencia en los santos

3.     La supereminente grandeza de su poder para con nosotros, la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos.

En esta serie de sermones, estaremos exponiendo más sobre el tercer punto: conocer el poder de resurrección de Dios que levantó a Jesús de entre los muertos.

Filipenses 3:9 y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe;

10 a fin de conocerle, y el poder de su resurrección.

“A fin de conocerle, y el poder de su resurrección”: La palabra rhema de Dios para nosotros en esta temporada es conocer esta vida de resurrección de Cristo que está en nosotros. ¡Dios quiere que conozcamos y experimentemos Su poder de resurrección en nuestro espíritu, alma y cuerpo!

La obra terminada de Cristo redime tu ser entero: espíritu, alma y cuerpo.

El mensaje de hoy es una continuación del sermón de la semana pasada, “Libera Su vida de resurrección”. La semana pasada, hablamos de cómo Dios hizo a Adán del polvo de la tierra, y Dios sopló en él y llegó a ser un alma viviente (Génesis 2:7).

El nombre de Adán es “adamah”, que significa “tierra” en hebreo. Una razón por la que Dios pudo haber elegido crear al hombre del polvo de la tierra y nombrarlo Adán (que significa “tierra”) es recordarle al hombre la importancia de la humildad. Para recordarle que Dios fue su creador, que Dios era su Padre que siempre velaría por él, y que Dios supliría todo lo que necesitaba, por lo que no necesitaba depender de sí mismo.

Cuando Adán pecó y comió del árbol del conocimiento del bien y del mal, el resultado fue muerte. La muerte es consecuencia del pecado. Vemos esto mejor expuesto en hebreo:

Génesis 2:17 (YLT) Y del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás de él, porque el día que lo comas, muriendo morirás.

“Muriendo morirás”: Adán solamente murió 930 años después. Aunque él no experimentó la muerte inmediata en su cuerpo físico, la muerte se produjo el mismo día en que él pecó, y su hombre espiritual quedó desactivado para con Dios. Esta muerte afectó lentamente sus emociones y su cuerpo.

Dios nos hizo seres tripartitos: con espíritu, alma (nuestros pensamientos y emociones) y cuerpo.

Algunos piensan que cuando renacemos, nacemos de nuevo en el espíritu, pero que el alma y el cuerpo no disfrutan de los beneficios de la redención. Sin embargo, estamos aprendiendo que la vida de resurrección de Jesús puede tocar incluso nuestros pensamientos, emociones y nuestro cuerpo físico.

Cuando Adán pecó, el pecado trajo enfermedades, desastres y muerte al mundo. El pecado tiene un efecto destructivo en nuestras relaciones, nuestra salud, nuestra mente y la forma en que nos relacionamos con Dios.

El pecado trae la muerte, pero la buena noticia es que el don de Dios es vida eterna a través de Jesucristo (Romanos 6:23).

Romanos 8:10 Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia.

Tú eres un ser espiritual, tienes un alma y vives en un cuerpo. Las tres partes constituyen todo tu ser. Quien realmente eres es todo tu ser, que abarca tu espíritu, alma y cuerpo.

Cuando alguien experimenta la muerte física, su cuerpo vuelve al polvo de donde vino. Dios nunca quiso que el hombre muriera. Dios considera la muerte como un enemigo, y la Biblia dice que el postrer enemigo en ser destruido es la muerte (1 Co. 15:26).

La actitud de un creyente no es esperar la muerte, sino esperar el rapto, donde nuestro Señor Jesús transformará el cuerpo de la humillación nuestra en un cuerpo glorioso como el suyo (Fil. 3:21).

La única parte de nosotros que aún no poseemos es la redención de nuestro cuerpo físico. Nuestro cuerpo todavía está sujeto a enfermedades, decadencia y muerte.

En esta serie de sermones, nos estamos adentrando en la Palabra de Dios para descubrir cómo podemos experimentar la vida de resurrección del Señor en nuestros cuerpos físicos, incluso mientras esperamos la redención de nuestros cuerpos en el rapto.

Cristo te da el poder de vivir una vida larga y ser resistente a las enfermedades y padecimientos.

Mientras esperamos la redención de nuestros cuerpos físicos que sucederá en el rapto, Dios desea que vivamos victoriosamente sobre la enfermedad, los padecimientos y la decadencia.

1 Tesalonicenses 4:15 …que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron.

“Que vivimos, que habremos”: Permanecer denota fuerza y poder. Una cosa es estar vivo porque seamos jóvenes y otra cosa es estar vivo y permanecer. Estar vivo y permanecer habla de poder, de salud y una larga vida. Esto no se trata de vivir para siempre en el cuerpo que tenemos ahora, sino del poder de vencer la enfermedad y la muerte hasta que Jesús regrese.

La generación del rapto está formada por creyentes que hayan aprendido a permanecer vivos. Nosotros somos esta generación.

1 Corintios 15:51 He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados,

52 en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.

53 Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.

54 Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.

“Todos seremos transformados”: Existe la creencia de que algunos de nosotros, creyentes, seremos dejados atrás durante el rapto, pero las Escrituras dicen que “todos seremos transformados”.

Desde ahora hasta el rapto, hay una manera en que podemos caminar en victoria sobre toda enfermedad, depresión y destrucción. Dios nos está revelando cada vez más cómo podemos caminar en el poder para permanecer vivos.

Cuando eres consciente de tu justicia en Cristo, Su vida está siendo ministrada constantemente a tu alma y cuerpo.

Dondequiera que va la revelación de la justicia, fluye la vida de resurrección.

Cuando eres consciente de tu posición justa en Cristo, la vida de resurrección de Dios fluye desde tu espíritu a tu alma (afectando tus pensamientos y emociones) y luego a tu cuerpo.

La clave es comprender y abrazar la justicia por la fe.

Como aprendimos en Filipenses 3:9-10, la justicia por la fe debe recibirse, entenderse y estar en nuestra conciencia. Cuanto más la recibas, la creas y la confieses, más experimentarás la vida de resurrección de Jesús en tu alma y en tu cuerpo.

1 Corintios 15:56 ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley.

“Ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley”: Sabemos que el pecado resulta en muerte. Pero lo que es más importante, y en lo que necesitamos profundizar y lo que necesitamos comprender es que lo que le da al pecado su fuerza y dominio, es la ley.

Romanos 7:7 …Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás.

8 Mas el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, produjo en mí toda codicia; porque sin la ley el pecado está muerto.

9 Y yo sin la ley vivía en un tiempo; pero venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí.

“Ocasión”: en griego, esta es la palabra “aphormé”. Según el Diccionario expositivo de palabras bíblicas de Vine, así es como se define esta palabra:

·        Propiamente “un punto de partida”, era usada para denotar “una base de operaciones en la guerra”.

·        En el Nuevo Testamento, ocurre de la siguiente manera: (a) la Ley proporcionó al pecado una base de operaciones para su ataque al alma, Romanos 7:8,11

Una base de operaciones es desde donde se lanzan los ataques. El pecado toma a la ley como base de operaciones.

Podemos ver esto ejemplificado en la historia de los hijos de Israel mientras viajaban de Egipto al Monte Sinaí, y cómo cambiaron las cosas después de que fue dada la ley en el Monte Sinaí.

Cuando Israel salió de Egipto, Dios los sacó con plata y oro y no hubo ningún enfermo entre ellos (Sal. 105:37). Aunque murmuraron y pecaron, no había ningún registro de que Dios los castigara por ello. Cuando murmuraron, Dios proveyó. Parecía que cada murmuración producía un nuevo suministro de la gracia de Dios. Fue un período de completa dependencia de la bondad y fidelidad de Dios, no de la de ellos. Dios estaba tan cerca de ellos. Su pecado no ahuyentó a Dios de ellos porque Él no estaba mirando su pecado.

Sin embargo, cuando llegaron al monte Sinaí y decidieron que podían hacer todo lo que Dios les estaba ordenando, todo cambió. Una vez que decidieron alardear en sus propias fuerzas, Dios les dio la ley. Ahora, cuando Israel murmuró, ellos murieron.

Dios nunca dio la ley para hacer santo al hombre. La dio para revelar el pecado del hombre y su incapacidad para ser justo en y por sus propios esfuerzos.

Romanos 3:20 ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.

La ley es santa y justa, pero no puede hacernos santos y justos.

Romanos 7:9 Y yo sin la ley vivía en un tiempo; pero venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí.

“El pecado revivió y yo morí”: El diablo sabe que no puede tentar directamente a un creyente maduro a pecar, así que trata de usar la ley para traer malos deseos a la vida de ese creyente. Cuando se introduce la ley, el pecado se despierta y revive.

2 Corintios 3:6 el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica.

7 Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer,

8 ¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu?

9 Porque si el ministerio de condenación fue con gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación.

Bajo el antiguo pacto, cuando Dios dio la ley, 3000 personas murieron al pie del monte Sinaí (Éxodo 32:28). Bajo la gracia, en el día de Pentecostés, Dios dio el Espíritu y 3000 personas fueron salvas (Hechos 2:41). Esto demuestra que la ley mata, pero el Espíritu da vida.

Dios nos hizo suficientes o competentes como ministros del nuevo pacto (estando bajo la gracia), no del antiguo pacto (estando bajo la ley). ¡Cuanto más prediquemos bajo el nuevo pacto, habrá vida, vida y más vida en cada parte de nuestro ser!

“El ministerio de muerte grabado con letras en piedras… el ministerio de condenación”: El ministerio de muerte y el ministerio de condenación se refieren a los Diez Mandamientos (la ley). Esto indudablemente se refiere a los Diez Mandamientos porque el resto de las leyes y mandamientos no fueron escritos en piedras sino en pergaminos y pieles de animales. Solo los Diez Mandamientos fueron escritos en piedras y aquí, Pablo deja en claro que la ley es el ministerio de muerte y condenación.

Si este ministerio de muerte fue glorioso, ¡cuánto más el ministerio del Espíritu!

La táctica del diablo es aparecer como un espíritu religioso que te dice que guardes la ley. Él te dice que la razón por la que no hay avivamiento es que no se predica la ley, que las personas que predican la gracia son personas que promueven una licencia para pecar.

Pero eso no puede estar más lejos de la verdad. Cuanto más pueda el diablo hacerte pensar que estás siendo más espiritual al guardar la ley, más te tiene justo donde quiere que estés, bajo la ley y no bajo la gracia. Porque la ley es la fuerza o el poder del pecado.

Si todavía estás experimentando amargura, enojo u otras emociones negativas y malos hábitos, tal vez en algún momento del camino, hayas permitido que la ley entre en tu corazón. Puedes darte cuenta de que estás bajo la ley cuando tienes pensamientos como “No soy un buen padre”, “No soy un buen sostén de la familia” o “He fracasado como madre”. Estos son pensamientos que te hacen sentir en demanda, no bajo provisión. La ley te hace sentir en demanda. La gracia te asegura que estás completamente provisto por el Señor.

La ley demanda justicia o buenas obras del hombre pecaminosamente en bancarrota, pero no mueve un dedo para ayudarle. La ley fue dada a través de Moisés, pero la gracia y la verdad vinieron a través de Jesucristo (Juan 1:17). La gracia vino personalmente para proveer justicia como un regalo a los más indignos. Y hoy, nuestra justicia se encuentra en la hermosa persona de Jesucristo.

Cuanto más consciente estás de tu justicia en Cristo, más vida es ministrada y liberada a tu alma y cuerpo.

La revelación de tu justicia en Cristo traerá vida a cada área muerta en tu vida.

Cuando Adán pecó en el jardín del Edén, Dios dijo: “Muriendo, morirás”. Pero la muerte física no ocurrió de inmediato ese día. De hecho, Adán solamente murió 930 años después (Génesis 5:5). Del mismo modo, para nosotros, este descubrimiento de que eres la justicia de Dios en Cristo puede que no produzca resultados inmediatos en tu alma y en tu cuerpo, pero se manifestará externamente como vida y salud en los días por venir.

Las personas que vivieron durante la época de Adán vivieron cientos y cientos de años. No era que no había pecado porque sabemos que el pecado entró cuando Adán comió del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal.

Entonces, ¿cuál es la diferencia entre entonces y ahora? ¿Qué ha provocado que los efectos mortales del pecado tengan un efecto tan grande en la actualidad?

Romanos 5:12 Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.

13 Pues antes de la ley, había pecado en el mundo; pero donde no hay ley, no se inculpa de pecado.

14 No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés…

El problema radica en el conocimiento del pecado.

La ley es el conocimiento del pecado (Romanos 3:20). Las personas que vivieron antes de la ley no eran conscientes de su pecado porque no había una ley en la que ellos se basaran.

Además, desde la época de Adán, Dios había introducido la ofrenda por el pecado. Desde la época de Adán hasta la época de Moisés, el hombre practicó el dar ofrendas por el pecado a Dios (en las que un animal moría en lugar del pecador). Dios sabía que el pecado trae muerte, y por eso dispuso una forma para que el hombre prolongara su vida ofreciendo estos sacrificios.

Antes de la ley”: La ley aún no había sido dada y hasta que la ley fue dada, los hombres pecadores vivieron mucho tiempo.

La ley trae el conocimiento del pecado. Cuando tienes ese conocimiento, te hace sentir condenado, y es la condenación lo que mata.

Cuando la conciencia de pecado es removida del creyente, ¡el creyente tiene vida física extendida a él!

LA CONDENACIÓN MATA PERO EL ESPÍRITU DA VIDA.

La condenación mata, así que no permitas que entre en tu corazón o en tu vida, y no extiendas condenación a tu familia. Parece que cuando las personas están bajo la ley, tienden a tener un espíritu de condenación y de encontrar faltas, tal como lo tenían los fariseos durante la época de Jesús.

Un ministerio de gracia es un ministerio que provee una consciencia de provisión. Es un ministerio que es consciente de la gracia que Dios suministra constantemente.

El pastor Prince comparte que personalmente, él se asegura de estar consciente de la provisión de Dios cuando predica cada semana. No es él quien habla por su propio intelecto, sino que es el Espíritu Santo que suministra la palabra rhema, las ilustraciones y las revelaciones. Él ha descubierto que cuanto más consciente está de la provisión de Dios, lo más experimenta la facilidad con la que Dios puede hablar en él y a través de él. Pero cuando es más consciente de la demanda que está sobre él, descubre que eso le produce estrés, que es una forma de muerte.

El Señor no quiere que Su gente experimente ningún tipo de muerte (por ejemplo, estrés, ansiedad, depresión, emociones negativas, rupturas de relaciones, etc.) en sus vidas. Tampoco quiere que muramos antes de tiempo debido a la conciencia del pecado.

Aunque el pecado había entrado desde el tiempo de Adán, la gente desde Adán hasta Moisés vivió una vida larga porque no tenía la conciencia del pecado (ya que la ley aún no había sido dada).

Algunas personas todavía hoy predican la ley pensando que producirá santidad. Pero es a través del conocimiento de Cristo que llegamos a ser santos, apartados del mundo. Nuestro enfoque debe estar en Jesús, no en nuestros esfuerzos.

Bajo el nuevo pacto, Jesús solo tiene un mandamiento para nosotros y es amarnos los unos a los otros como Él nos amó (Juan 13:34). Debemos ser bondadosos, generosos, compasivos y tener una mentalidad de gracia como la tuvo Jesús. No constantemente buscando faltas y señalando con el dedo a los demás, sino extendiendo la gracia y el don de la no condenación tal como lo hizo Jesús con nosotros.

Estamos llamados a alcanzar al mundo con el glorioso evangelio de la gracia. El mundo necesita saber que Dios no está mirando su pecado y su desastre, sino que Dios los está llamando a Sí Mismo.

Así como no te limpias antes de tomar un baño, no tienes que deshacerte de todos tus pecados antes de venir a Jesús. Después de aceptarlo en tu vida, Él lidiará con tus pecados y tu mal comportamiento y traerá una transformación de adentro hacia afuera solo por Su gracia. Todo se trata de Jesús. La única respuesta para lidiar efectivamente con el pecado es Jesucristo.

Recibe el regalo de la no condenación y reina sobre el pecado, la enfermedad y la muerte.

Es interesante notar que antes de que la ley fuera dada, las personas vivían vidas muy largas. Vemos esto en la historia de los hijos de Israel antes de que pidieran la ley en el monte Sinaí.

Antes de que fuera dada la ley, ninguno de los hijos de Israel murió cuando salieron de Egipto. A pesar de todos sus pecados, murmuraciones y quejas, ni uno solo murió. Vivían bajo el favor inmerecido de Dios, bajo el pacto de gracia abrahámico. Solo después de que se dictó la ley en el monte Sinaí, cuando murmuraron, murieron como consecuencia.

¿Cuál es la diferencia? Ahora estaban sujetos a la ley y sus acciones debían ser juzgadas de acuerdo con la ley. El resultado fue muerte. La muerte viene con la ley por eso. Pablo dice en Gálatas:

Gálatas 3:10 …Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas.

“No permaneciere en todas las cosas”: La ley demanda perfección. No hay margen de maniobra para quien infringe incluso una parte de la ley. Tienes que cumplirla toda y si rompes un solo mandamiento, eres culpable de todos ellos.

Santiago 2:10 Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos.

Bajo la ley, nuestros mejores esfuerzos no sirven para nada. Es por eso que Cristo tuvo que pagar el precio máximo para rescatarnos y redimirnos de la maldición de la ley al ser hecho maldición por nosotros, porque está escrito que maldito es todo el que es colgado en un madero (Gálatas 3:13). Cristo tomó la maldición y el castigo para nosotros en la cruz para que ya no estemos atados a la ley y sus efectos.

LO OPUESTO DE LA LEY ES LA FE. AHORA VIVIMOS POR LA FE Y NO POR LA LEY.

El pastor Prince comparte que solía pensar que Romanos 1:17 se refería a la fe como una forma de vida (por ejemplo, cuando una persona elige confiar en Dios para mejorar sus finanzas, que eso era vivir por fe). Sin embargo, en el griego, la estructura de la oración de este versículo pone un énfasis diferente que se puede ver en la Nueva Traducción al Inglés: “El justo a través de la fe vivirá”.

Aquellos que han sido justificados por la fe vivirán. Hemos sido hechos justos no por nuestras acciones o hechos, sino por la obra consumada de Cristo. ¡Cuanto más creas que has sido hecho justicia de Dios en Cristo, más vivirás!

De la misma forma, cuando te condenas a ti mismo, te sometes a la ley y su maldición, y en realidad estás introduciendo muerte en tu vida. Del mismo modo, también ten cuidado de no extender la condenación a las personas que te rodean porque la condenación mata.

La ley fue diseñada para traer la muerte. ¡No te pongas a ti mismo bajo la ley hoy porque ya no vives bajo el juicio de la ley! Eso no quiere decir que despreciemos la santidad. De hecho, cuando eres consciente de la obra finalizada de Cristo, cuando no te sometes a la ley, puedes contemplar a Jesús en toda Su belleza, en toda Su gloria y al contemplarlo, eres transformado en la misma imagen y vivirás una vida santa.

2 Corintios 3:18 Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.

La verdadera transformación ocurre no por tus intentos de guardar la ley, sino a través de contemplar la gloria del Señor.

¿Estás viviendo con un sentido de condenación perpetua? Muchas veces, las personas que experimentan depresión o tienen pensamientos de depresión no se dan cuenta de que han permitido que la condenación se arraigue en sus corazones y mentes.

Los médicos nos dicen que muchas de las enfermedades que sufrimos en nuestro cuerpo son el resultado del estrés mental o emocional al que nos hemos sometido. Donde hay estrés, no hay descanso y eso provoca una reacción en el cuerpo que resulta en intranquilidad, padecimientos y enfermedad. Pero el estrés tiene una raíz más profunda. Todo lo que la ciencia médica puede alcanzar es el estrés, pero lo que es más profundo que el estrés existe en el reino espiritual y es la condenación.

Antes de que hubiera pobreza, enfermedad y muerte en la vida de Adán, había estrés. En el momento en que Adán comió del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal, tuvo miedo y se escondió de Dios (Génesis 3:10). La raíz más profunda del estrés es el miedo y ese miedo proviene de la condenación por hacer lo que Dios le dijo que no hiciera.

Fue Dios quien buscó a Adán, no Adán quien buscó a Dios. La primera pregunta en el Antiguo Testamento fue Dios preguntando a Adán: “¿Dónde estás tú?” (Génesis 3:9) La primera pregunta del Nuevo Testamento da la respuesta: “¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido?” (Mateo 2:2)

Jesús es la respuesta.

Las primeras cuatro palabras del libro de Génesis son: “En el principio, Dios” (Génesis 1:1), y las últimas cuatro palabras son: “un ataúd en Egipto” (Génesis 50:26). Egipto es una imagen del mundo en el que vivimos y la muerte es lo mejor que el mundo puede ofrecernos. El mundo puede intentar mejorar la vida tanto como pueda a través de la ciencia médica, pero no puede erradicar la muerte.

El problema más profundo del pecado no puede ser manejado por la ciencia. La raíz del pecado es la condenación o la conciencia del pecado. Es lo que hace que el estrés eche raíces en nuestras vidas, y el estrés causa enfermedad y muerte en nuestros cuerpos.

Como hemos aprendido, el pecado no opera sin una base de operaciones y por eso es importante que dejemos de someternos a la ley, que dejemos de ser conscientes de la demanda y dejemos de condenarnos por no estar a la altura. La clave para salir de la condenación es seguir escuchando el mensaje de gracia.

¡Sigue escuchando la verdad del evangelio y sé libre!

El pastor Prince ora por las personas con las siguientes condiciones y situaciones:

·        Inflamación en la garganta

·        Enfermedad renal crónica

·        Por alguien que perdió un certificado o un documento que es muy valioso para él

El Pastor Prince cierra el servicio orando por aquellos que tienen alguna enfermedad o condición existente en su cuerpo, para que puedan prosperar y gozar de salud como sus almas están prosperando.

Toda sanidad puede resistir la prueba de la ciencia médica. Por favor regresa con tu médico para verificar tu sanidad. Solo deja de tomar tu medicamento cuando tu sanidad haya sido confirmada por informes médicos. ¡Entonces escríbenos para compartir tu testimonio!

Oración de salvación

“Padre Celestial, gracias por el regalo de Tu hijo, el Señor y Salvador, Jesucristo. Gracias porque Cristo murió por mis pecados y resucitó de entre los muertos cuando yo fui justificado en Él. Jesucristo es mi Señor y mi Salvador. Gracias, Padre, soy salvo para siempre. Todos mis pecados son perdonados y ahora soy la justicia de Dios en Cristo. Amén.”

Oración Final

“Esta semana que viene, el Señor les bendiga con las bendiciones del padre Abraham y las bendiciones de Deuteronomio 28, así como son bendecidos con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo. El Señor haga resplandecer Su rostro sobre ustedes, sea favorable para con ustedes y sus seres amados durante esta semana.

Que encuentres muchas puertas de favor abiertas esta semana. El Señor levante Su rostro sobre ustedes y les guarde y les proteja de todo peligro y daño. Y también Dios los guarde y proteja a ustedes y a sus seres amados del virus COVID-19 y todas sus variantes. El Señor es su guardián y su guardador. El Señor haga resplandecer Su rostro sobre ustedes, les sonría, les sea favorable y les conceda paz y plenitud shalom en el nombre del Señor Jesucristo. Amén.”

APROPIATE DE LA PALABRA (aplicación en la vida)

¿Hay un área de dificultad en tu vida que te haga sentir culpable o pésimo acerca de ti mismo? ¿Hay algún rol o responsabilidad que debes desempeñar que te haga sentir presionado, demandado o temeroso de no estar haciendo un trabajo lo suficientemente bueno?

Muchos de nosotros hemos aprendido a vivir con estos sentimientos negativos y a aceptarlos como una parte normal de la vida, ya sean sentimientos de culpa por tener mal genio con nuestros seres queridos, sentimientos de vergüenza por no poder salir de algún mal hábito, sentimientos de ansiedad por nuestro desempeño laboral, o sentimientos de incompetencia cuando se trata de ser un buen esposo, esposa o padre.

Amigo, ¿sabías que nuestro Señor Jesús no quiere que vayas por la vida albergando estos pensamientos y emociones introspectivos y autocondenantes? La condenación mata (2 Co. 3:6-9), y estos pensamientos y emociones de auto acusación a menudo producen insidiosamente estrés, enfermedad y otros efectos dañinos en tu vida.

Jesús te liberó de esa vida de derrota cuando murió por ti en la cruz. Él tomó sobre Sí mismo todo tu pecado y condenación para que tú pudieras ser hecho justicia de Dios en Cristo (2 Co. 5:21) y vivir libre de la conciencia del pecado (Hebreos 10:22). Romanos 8:1 nos dice que “¡no hay condenación para los que están en Cristo Jesús!”

Dondequiera que va esta poderosa revelación de la “no condenación”, la vida de resurrección fluye, erradicando estrés, enfermedades y otras formas de muerte que puedan estar viendo en tu vida.

Esta semana, ¿recibirás activamente el regalo de la “no condenación” al creer que eres justo en Cristo? En lugar de mirarte a ti mismo para hacerte mejor o ser mejor en la vida, mira a Jesús. Él no te está condenando o demandando de ti. En cambio, Él te está proporcionando todo lo que necesitas. En tu lucha con las emociones negativas o los malos hábitos, Él te está proporcionando la victoria y la paz shalom. En tu trabajo o carrera, Él te está proporcionando la sabiduría, las habilidades y las oportunidades que necesitas para triunfar. En tu matrimonio o la crianza de tus hijos, Él te está proporcionando la grandeza de corazón, el favor y la sabiduría que necesitas para que tus relaciones florezcan.

Entonces esta semana, cada vez que te sientas demandado o condenado, di esto: “Gracias, Señor, por Tu gracia. Gracias porque no hay condenación en Cristo. ¡Porque me has hecho justo, puedo depender de ti para suplir todo lo que necesito!”

Cuanto más consciente seas de Cristo en lugar de ser consciente del pecado, más verás fluir la vida abundante de resurrección del Señor en cada parte de tu ser (espíritu, alma y cuerpo) y en cada área de tu vida.

¡Esperamos que estas notas de sermón te hayan bendecido!

© Copyright JosephPrince.com 2021

Las notas de este sermón fueron tomadas por voluntarios durante el servicio. No son una representación textual del sermón.


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