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Todo gira en torno a Jesús. De Joseph Prince

 


Él mismo tomo nuestras enfermedades, y llevo nuestras dolencias. Mateo 8:17

A estas alturas, estarás familiarizado con Isaías 53:4, qué dice: "Ciertamente llevo Él nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores". Observa como el autor del evangelio de Mateo lo cita en el versículo de hoy.

Me encanta la expresión Él mismo por lo personal e íntimo que es. Sin duda, Él mismo tomó nuestras enfermedades y llevó nuestras dolencias. No lo hizo un ángel. Tu salud y tu integridad eran demasiado importantes para Él, así que Él mismo cargo con todas tus enfermedades y dolencias.

Tómate un tiempo para meditar en la expresión Él mismo. Tómate un tiempo para recordar a Aquel. que sufrió y murió por ti, Aquel que tomó tus enfermedades y las llevo sobre sí para que tú no tuvieras que sufrirlas. Lo hizo Jesús mismo porque tú eres muy valioso para él.

Sea cual sea la enfermedad que te hayan diagnosticado, Jesús mismo la ha tomado sobre Su propio cuerpo. No te concentres en buscar la sanidad; concéntrate en el Señor Jesús mismo. Pon la mirada en "quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados" (1P 2:24).

Muchas veces, cuando lo buscas y pasas tiempo en Su presencia, tus miedos y preocupaciones se desvanecen. Encuentras que en Su presencia hay paz shalom. Hay sanidad. Hay plenitud. Y, cuándo buscas tus síntomas, ya no los encuentras. ¿Por qué? Porque estás en la presencia del Sanador.

Cuando Dios les dijo a los hijos de Israel: "Yo soy el SEÑOR quién los sana" (Ex. 15:26 NTV), se presentaba como Jehová Rafa. No les dijo: "les daré sanidad" o "les daré salud". Les dijo "YO SOY su sanidad, y YO SOY su salud". Cuando tocas a Jesús, tocas de sanidad. Él no da la sanidad como si fuera una cosa. Se da a sí mismo.

No tienes que buscar la sanidad, la provisión y la protección. Cuando tienes a Jesús, tienes todo lo que necesitas. Si una parte de tu cuerpo sufre muerte, el Señor te dice: "Yo soy la resurrección y la vida" (Jn 11:25). Si te han dicho que morirás joven, el Señor te dice que "Él es vida para ti, y prolongación de tus días" (Dt 30:20). Si te han dado un diagnóstico negativo y tienes miedo, Él te dice: "no temas (....) Yo soy tu escudo" (Gen. 15:1). Sí has estado lidiando con una recaída tras otra y esas aplastado por el desánimo, el Señor te declara: "Yo soy tu fortaleza y tú cántico" (Ex 15:2).

EL PENSAMIENTO DE HOY

Hay muchos estudios que afirman haber hallado el secreto de la longevidad y la salud. Estoy totalmente de acuerdo en que debes hacer elecciones saludables en cuanto a comida y estilo de vida. Pero, mientras tu bienestar dependa de las cosas que tienes que hacer, no estarás seguro. Mejor, que tu salud y tu seguridad se basen en alguien que nunca falla, alguien que todo lo puede, todo lo sabe y, lo mejor de todo, que te ama. Entonces podrás tener una seguridad inquebrantable y una paz indescriptible.

LA ORACIÓN DE HOY

Precioso Señor Jesús, gracias porque fuiste tú mismo quién me amó tanto que tomaste mis enfermedades y dolencias en tu propio cuerpo en el madero. Gracias porque eres Jehová Rafa, el Señor que me sana y me devuelve la plenitud. Declaró que eres mi porción y que eres todo lo que necesito. Amén.

Devocional extraído de "El poder sanador de la santa cena" de Joseph Prince

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