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En Cristo tienes derecho a la provisión sobre abundante del cielo. Claudia Juárez Garbalena

 


Hay cientos de promesas en la Palabra de Dios listas para ser reclamadas, y mayor aun, hay verdades para nosotros que son una realidad en Su Reino y que simplemente espera ser reclamadas. Esas realidades espirituales ganadas por Cristo para ti y para mi, ¡son como una cuenta en el banco a tu nombre! ¡Tú puedes exigir aquello que ya es tuyo y que fue pagado con el precio de la sangre del Hijo de Dios! Tienes derecho a una salud divina, tienes derecho a la prosperidad divina, tienes derecho a protección divina; te ha sido dada autoridad en el nombre de Jesucristo para ordenar a toda opresión, enfermedad, padecimiento o fuerza espiritual diabólica que se marche de tu vida y de la de los tuyos. Tienes derecho a la guía del Padre, tienes derecho a manifestar de Su espíritu en ti, tienes derecho a hablar en lenguas, tienes derecho a recibir revelación de Dios. ¡Tienes derecho a demandar que la voluntad de Dios se cumpla en esta tierra! Tienes derecho a la sabiduría de Salomón, a la fuerza de Caleb, a las bendiciones de Abraham y a la salud de Moisés. En ti mora un espíritu de poder, amor y dominio propio: ¡Una réplica del Cristo Resucitado mora en ti! Todo esto te ha sido dado POR LA GRACIA DE DIOS y POR LA OBRA COMPLETA Y FINALIZADA DE CRISTO. No tienes que ganarlo y/o merecerlo, ¡es tuyo en Cristo! ¡Tú eres más que vencedor por medio de Aquel que te ha amado! Tú tienes derecho de ir de triunfo en triunfo en Cristo Jesús a causa de la victoria contundente de Cristo sobre el enemigo. ¡Y esto no es psicología motivacional o pensamientos positivos que si los piensas lo suficiente se harán realidad, ¡esto es la verdad que Dios declara en Su Palabra que tú eres y tienes en Cristo! ¡Ninguna fuerza espiritual ni humana, ni ninguna circunstancia es mas grande que nuestro DIOS! Su voluntad prevalecerá en tu vida si aprendes simplemente a descansar en lo que Cristo hizo por ti, y a permanecer firme en la gracia de Dios. Recuerda que es Cristo quien te ha dado la victoria, no tus propias obras, no tu buen comportamiento. No pongas tus ojos en ti mismo, sino en el Hijo de Dios que murió por ti y venció a la muerte, y exhibió públicamente a todo principado y potestad.

De la Clase "Delicias a tu diestra para siempre", de Claudia Juárez Garbalena

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