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Tú eres el amado de Dios. De Joseph Prince.


Efesios 1:6 para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado.

En el río Jordán, Jesús escuchó a su Padre diciéndole: "Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia" (Lucas 3:22). Más tarde, en el desierto, Jesús escuchó al diablo diciéndole: "Si eres Hijo de Dios... " (Lucas 4:3).

Nota que el diablo no solo cuestionó la filiación de Jesús, sino que también omitió la palabra "amado" cuando le dijo a Jesús: "Si eres Hijo de Dios..." Verás, el diablo no quiere que recuerdes que eres el amado de Dios porque ¡cuando conoces esta verdad, lo que sea que quiera traer contra ti no tendrá éxito!

Muchas chicas están entregando su virginidad porque necesitan sentirse apreciadas y amadas. Y los chicos se unen a pandillas para sentirse aceptados porque han sido rechazados y se les ha hecho sentir sin valor.

Pero cuando sabes que eres el amado de Dios, ninguna tentación puede tener éxito contra ti, ni siquiera los "gigantes" que puedan provocarte. Considera a David que mató a Goliat. "David" en hebreo significa "amado". Se necesita un David para derribar a un gigante. En otras palabras, ¡se necesita a alguien que sepa que es un amado de Dios para ganar las peleas de la vida!

Tú eres el amado de Dios no por lo que haces. Cristo lo hizo todo. Él es el Amado de Dios. Pero Dios te puso en Cristo. Es por eso que eres "acepto en el Amado". Y lo que Dios le dijo a Jesús, Él te dice a ti hoy: "Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia".

Entonces, si el diablo te dice: "¿Oye, te dices un 'amado de Dios' después de lo que acabas de hacer?" Ten la seguridad de que el amor que Dios tiene por ti no se basa en lo que has logrado, sino en lo que Cristo ha logrado. ¡Tú eres el amado de Dios porque estás en Cristo!

Cuando tú confiesas esto, yo creo que el diablo gime de frustración porque no tiene poder sobre ti cuando estás consciente de que eres el amado de Dios. Te encuentras en un lugar verdaderamente seguro cuando sabes que eres Su amado.

Amigo mío, no es orgullo cuando nos confesamos amados de Dios. ¡Cómo podemos jactarnos cuando sabemos que es la gracia de Dios la que nos ha hecho aceptos en el Amado!

Extraído del sitio “Joseph Prince Ministries”

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