¡Sólo mira las aves! Capítulo 2 de "Vive una vida dejando ir". De Joseph Prince
Hubo una vez un
arqueólogo cristiano que descubrió un pozo abandonado en el desierto. La boca
del pozo parecía haber sido deliberadamente cubierta por algunas rocas grandes,
lo que sugería que no era solo otro pozo, sino un pozo que posiblemente
contenía tesoros antiguos que esperaban ser descubiertos.
Cuando el arqueólogo
arrojó algunas piedras en el pozo para medir su profundidad, oyó el tintineo
distintivo de una piedra chocando contra el metal y pensó: ¿Será posible que
haya encontrado oro arqueológico? ¿Podrá ser que artefactos preciosos yazcan en
el fondo del pozo? El arqueólogo estaba tan entusiasmado con la posible
magnitud de su descubrimiento que decidió bajar al pozo para investigar, a
pesar de que no tenía el equipo adecuado con él.
Agarrando una cuerda
larga, bajó por la abertura mohosa. No tenía su linterna con él, pero pensó que
la luz del sol que se filtraba a través de ella sería suficiente para iluminar
parte de su camino. Con cautela, se adentró cada vez más en las entrañas de la
tierra, lleno de expectación ante el descubrimiento que lo esperaba. Pero el
pozo resultó ser mucho más profundo de lo que había pensado. Había bajado tanto
como le permitía la cuerda, pero aún no había llegado al fondo. Miró hacia el
abismo debajo de él, pero todo lo que podía ver era una espesa negrura. No
tenía manera de saber hasta dónde estaba el fondo del pozo o qué había debajo
de él. Entonces el arqueólogo decidió que regresaría al pozo nuevamente cuando
tuviera más herramientas con él y una cuerda mucho más larga.
Pero cuando trató de
regresar, se dio cuenta de que no tenía más fuerza. Ahora, él estaba colgando
al extremo del final de la cuerda, sus manos apretaban fuertemente la cuerda
sobre su cabeza. Ríos de sudor corrían por su cara, los brazos le ardían por el
esfuerzo de soportar todo su peso. En su afán por descubrir lo que había en el
fondo del pozo, había utilizado todas sus fuerzas para descender y no le quedaban
reservas para hacer frente a la ardua escalada. Reuniendo todo lo que le
quedaba de fuerza, gritó por ayuda incluso cuando se dio cuenta de la
inutilidad de hacerlo, no había nadie cerca que lo escuchara siquiera. Todo lo
que podía hacer era aferrarse tan fuertemente como pudiera el mayor tiempo
posible y esperar que, de alguna manera, alguien viniera a rescatarlo antes de
que la última gota de su fuerza se desvaneciera.
El tiempo pasó agonizante
y lentamente. Su voz se había enronquecido de pedir ayuda a gritos.
Dolorosamente y en carne viva por agarrarse a la áspera cuerda, sintió que sus
dedos se debilitaban. A pesar del calor sofocante que lo envolvía, su cuerpo se
heló de miedo cuando se dio cuenta de que ya no podía aguantar más. Él imaginó
cómo su cuerpo se precipitaría en el abismo, rompiéndose sus huesos en pedazos
al golpear el fondo del pozo. Cuando se había gastado la última gota de fuerza,
le gritó a Dios: "¡Déjame caer en la eternidad!" Y finalmente
permitió que sus dedos temblorosos soltaran la cuerda, y cayó. Después de
aferrarse a la vida por lo que pareció una eternidad, se dejó caer, ¡y
descubrió que en realidad estaba a solo tres pulgadas del suelo!
Muchos de nosotros somos
como el arqueólogo en esta historia. Tenemos tanto miedo de soltar, de dejar ir
nuestras situaciones, pensando que si lo hiciéramos, caeremos en un pozo sin
fondo. Nos aferramos a nuestras preocupaciones, estrés y ansiedades de la forma
en que él se aferró a su cuerda con todas sus fuerzas. Seguimos preocupados por
nuestra salud, preocupándonos por nuestras finanzas, preocupándonos por
nuestras familias, preocupándonos de que el peor escenario que pueda suceder,
pueda ocurrir en nuestras vidas. Pero así no es como Dios quiere que
vivamos.
¡Él quiere que lo dejemos
ir! Cuando lo dejamos ir y le dejamos nuestras preocupaciones, Él nos atrapará
y nos sostendrá con Sus eternos brazos de amor. Como declara la Biblia,
“Cualquiera que crea en mí [cualquiera que se adhiera, confíe y descanse de en
Él] NO SERÁ DESILUSIONADODO [en sus expectativas]” (Romanos 10:11 AMP).
Cuando
lo dejamos ir y dejamos nuestras preocupaciones a Él, Él nos sostendrá
¿Cuál
es tu tema recurrente?
Cuando sea que estoy en
Israel con mi "banda de hermanos" (algunos de los pastores de mi
iglesia), uno de mis lugares favoritos para visitar es el Monte de las
Bienaventuranzas. De hecho, Wendy y yo tenemos una gran fotografía enmarcada de
la montaña hermosamente tomada desde la cumbre. Esta captura el esplendor
panorámico de la exuberante montaña con el mar de Galilea brillando en primer
plano. Hoy, hay una plantación justo al pie de la montaña, que sirve como una
ayuda visual espectacular para que podamos imaginar las multitudes que una vez
se reunieron allí para escuchar a nuestro Señor Jesús hablar.
Cerca de la cima de la
montaña, también puedes encontrar una gran roca. La Biblia nos dice que Jesús
subió a la montaña, se sentó y enseñó a la gente (ver Mateo 5:1). Entonces,
quién sabe, ¡esa podría haber sido la misma roca sobre la que se sentó nuestro
Señor Jesús! En cualquier caso, cada vez que estamos allí, mis pastores y yo
siempre aprovechamos la oportunidad para sentarnos en esa roca y leer en voz
alta porciones del Sermón del Montaña.
En este capítulo,
mientras nos embarcamos en nuestro viaje de aprender a dejar ir, quiero llamar tu
atención sobre una de las cosas que nuestro Señor Jesús dijo en esa misma
montaña:
Por tanto os digo: No os
afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por
vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el
cuerpo más que el vestido? Mateo 6:25
¿Estás viviendo tu vida
en base a cómo nuestro Señor nos guía en Mateo 6:25? ¿O estas viviendo tu vida
en base a tus propios principios? Quizás esto es lo que realmente estás
diciendo:
“Por eso me digo,
preocúpate por tu vida, qué voy a comer y qué voy a beber; y referente a mi
cuerpo, con qué voy a vestirme. La vida se trata de comida y vestirse, y a
menos que me preocupe, no va a pasar nada”.
Dios no quiere que nos
preocupemos. De hecho, el tema central y recurrente en Mateo 6:25–34 es “no te afanes”,
como el Señor Jesús le dice esto a Sus oyentes una y otra vez. Él sabe que
tenemos nuestras razones legítimas para estar estresados porque vivimos en un
mundo real. No se puede negar que cuestiones prácticas tales como qué comer,
beber y vestir nos ocupan a diario. Nuestro Padre celestial sabe que
necesitamos esas cosas. Pero incluso aunque tenemos tales necesidades, Él no
quiere que nos preocupemos. Él quiere que dejemos ir nuestras preocupaciones. Cuando
nos preocupamos, estamos diciendo: “¡Yo estoy a cargo!” Cuando dejamos ir
nuestras preocupaciones, estamos diciendo, “¡Dios, Tú estás a cargo!”
Cuando nos preocupamos,
estamos diciendo: "¡Yo estoy a cargo!" Cuando dejamos ir nuestras
preocupaciones, estamos diciendo: “¡Dios, Tú estás a cargo!”
¿Cuál es el tema central recurrente de tu vida hoy? ¿Está tu vida caracterizada por aferrarte a tus preocupaciones? ¿O está caracterizada por dejar ir tus preocupaciones al Señor? En el nombre de Jesús, oro para que antes de que hayas terminado de leer este libro, hayas aprendido a soltar tu carga en esas áreas en tu vida en las que estás estresado y ansioso. Puedes dejarlas ir porque Él te sostendrá. ¡Puede dejarlas ir porque las estás entregando en manos de Aquel que te ama con un amor eterno!
Mira las aves
Comencé el capítulo
anterior de este libro pidiéndote que presionaras un botón de pausa y tomaras
tiempo para escuchar a las aves. ¿Sabes que nuestro Señor Jesús tuvo la misma
conversación cuando estaba en el Monte de las Bienaventuranzas? Escuchemos lo
que Él dijo mientras continuamos leyendo Mateo 6:
Mirad las aves del cielo,
que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial
las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? Mateo 6:26
Este es el más grande
sermón ilustrativo. Imagina a nuestro Señor Jesús sonriendo con afecto a la
gente reunida delante de él en esa montaña. Él debió haber señalado a los
pájaros que volaban sobre Él y le dijo a la gente: "Miren las aves del
cielo” Pero, ¿cuántos de nosotros nos hemos detenido para observar las aves que
nos rodean? Yo te reto a tomarte un tiempo esta semana para pasear por el
parque y simplemente mirar las aves. Míralas tomando vuelo, volar en el cielo,
cantar en los árboles y bañarse en una fuente de agua. Mira lo libres y despreocupadas
que son: ellas nos muestran la vida sin preocupaciones que Dios quiere que
vivamos.
Las aves no siembran ni
cosechan, ni reúnen en graneros, y sin embargo, nuestro Padre celestial las
alimenta. Él provee incluso para los pájaros: ¿cuánto más proveerá para ti,
hijo de Dios? En la naturaleza, rara vez verás pájaros morir de hambre; solo
verás un pájaro morir de hambre si está enjaulado y descuidado por su captor. Ahora,
¿quién atrapa pájaros y los enjaula? Un cazador de aves. ¿Y sabes cuales son
algunas de las trampas que usa el cazador (el enemigo)? Él usa el estrés, las
preocupaciones y ansiedades para atraparnos.
El diablo sabe que en el
área misma en que te preocupas, esa es el área donde la gracia de Dios no
fluye. Por lo tanto, si el diablo puede mantenerte lleno de preocupaciones, él
ha logrado mantenerte en un lugar de derrota. Debes entender esto: Un creyente
preocupado, estresado y ansioso es un creyente derrotado. Esa no es la
vida de fe, victoria, abundancia, favor y buen éxito, que el Señor vino a
darnos. Pero alabado sea el Señor, hay una promesa en el Salmo 91 que quiero
que la leas por ti mismo:
El que habita al abrigo
del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová: Esperanza
mía, y castillo mío; mi Dios, en quien confiaré. Él [“ciertamente” KJV] te
librará del lazo del cazador, de la peste destructora. Con sus plumas te
cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro; escudo y adarga es su verdad.
Salmo 91:1–4 (negrillas mías)
Dios
promete librarnos de la trampa del cazador.
¡Guau! No estoy seguro si
captaste lo que acabo de compartir. ¡Si lo hiciste, estas dando volteretas en
el espíritu! Déjame preguntarte esto: ¿Qué es lo primero que el Señor promete
librarnos del Salmo 91? Él promete liberarnos de ¡La trampa del cazador!
Amado, si te sientes
derrotado hoy, te insto a que regreses a habitar en el lugar secreto del
Altísimo. Regresa a permanecer bajo la sombra del Todopoderoso. Regresa a
declarar que el Señor es tu refugio y tu fortaleza. Regresa a reconocer a Dios
como Dios y a confiar en Él. Regresa a refugiarte bajo Sus alas de protección.
Mejor aún, no solo regreses, sino que quédate allí, en el lugar secreto del
Dios Altísimo.
En ese lugar, la Palabra
de Dios te promete que Dios mismo ciertamente (no tal vez) te librará del
lazo o trampa del cazador: de todo estrés, de todas las preocupaciones y de todas
las ansiedades ¡Qué lugar tan maravilloso para vivir! Qué gran forma de vivir una
vida sin preocupaciones, una vida de dejar ir. En el lugar secreto del
Altísimo, puedes vivir como un ave que vuela libremente en el cielo, no como un
pájaro atrapado en la trampa del cazador!
Veamos Mateo 6:26
nuevamente:
Mirad las aves del cielo,
que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial
las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?
Simplemente sentí que
tenía que resaltar esto: cuando nuestro Señor Jesús señaló que las aves ni
siembran, ni cosechan, ni reúnen en graneros, no estaba diciendo que todos
deberíamos renunciar a nuestros trabajos, gastar nuestro dinero imprudentemente
y olvidarnos de cualquier forma de ahorro. ¡Por supuesto que no! Estamos
llamados a ser diligentes en nuestro trabajo (mira Proverbios 10:4; 21:5), y la
Biblia también dice: “Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según
tus fuerzas” (Eclesiastés 9:10).
Así que apóyate en Su
sabiduría, sé un buen administrador de tus finanzas, no gastes más de lo que
ganas, paga las deudas de tu tarjeta de crédito, sé generoso pero prudente con
tu dinero, ten ahorros y planifica para el futuro. Sin embargo, puedes hacer
todo lo anterior ¡sin estrés! Dios quiere que estés ocupado en una carrera,
profesión u oficio pero que no te estreses. Tu suficiencia no proviene de tu
trabajo; ¡tu Padre celestial que alimenta a las aves del cielo es tu suficiencia
y tu provisión!
Él
proveerá para ti
“Pastor Prince, usted no
entiende mi situación financiera. ¡Es imposible para mí no preocuparme por el dinero!”
Tienes razón, mi querido
lector, no entiendo tu situación. Realmente no la entiendo. ¡Pero conozco a Alguien
que sí la entiende! Él sabe lo grave y difícil que es tu situación, y cuán
apremiantes son tus necesidades. Él sabe sobre el problema de falta de fondos
en tu negocio. Él sabe acerca de los pagos que debes hacer esta semana. ¡Él lo
sabe! ¡Él tiene un conocimiento íntimo de todo lo que atraviesas y las
presiones que enfrentas, pero Él te está diciendo que tienes un Padre celestial
que quiere que le entregues lo que te preocupa porque Él va a proveer para
ti!
Me imagino que mientras
nuestro Señor Jesús enseñaba desde el Monte de las Bienaventuranzas y dirigió a
la gente a mirar a las aves que volaban sobre sus cabezas. Él se volteó hacia
ellas y las señaló antes de decir: “Vuestro Padre celestial las
alimenta" (negrillas mías). Él no dijo: "Mi Padre celestial las
alimenta". Él deliberadamente eligió la palabra vuestro. Esta
palabra es tan hermosa e importante en nuestro entendimiento de lo que Jesús
estaba tratando de transmitir aquí.
Verás, para el pueblo
judío, la idea de que Dios fuera su Padre (o en su idioma común, Abba) era un
concepto muy extraño. Ellos conocían a Dios como Elohim, el ser
todopoderoso, y no como un Padre amoroso, cariñoso y que cuidaba de ellos.
¡Pero Jesús vino a revelar el nombre de Padre a la gente! Él vino para mostrarnos
que Dios no es solo un Dios poderoso, sino también un Padre que nos ama
mucho. Él es nuestro Papá, nuestro Papi, nuestro Abba (mira Romanos 8:15).
Nuestro Señor le estaba revelando a la gente entonces y a nosotros hoy que
tenemos un Padre celestial que se preocupa incluso por alimentar a las simples
aves. Nuestro Señor Jesús hizo una pregunta importante que te aliento a meditar
hoy: ¿No tienes más valor que los aves?
Amo cómo nuestro Señor
Jesús usó ejemplos que la gente podía entender fácilmente. En Su tiempo, las
aves eran baratas. De hecho, incluso nos dice que tú podrías comprar dos
gorriones con una sola moneda de cobre. Eran de poco valor. Y sin embargo,
nuestro Señor nos dice que ni uno de ellos es olvidado ante Dios, ni un solo
gorrión puede caer a tierra sin que Dios lo sepa.
¿No es el precio de dos
gorriones, una moneda de cobre? Pero ni un solo gorrión puede caer a tierra sin
que vuestro Padre lo sepa. Mateo 10:29 NLT
En caso de que todavía no
estés seguro de tener más valor que las aves, él añadió: "Eres más valioso
para Dios que toda una bandada de gorriones" (Mateo 10:31 NLT). Tú
vales mucho más que las aves del cielo. Si tu Padre celestial las alimenta y las
cuida con tanto esmero, ¿cuánto más proveerá y cuidará de tus necesidades
prácticas?
Dios
te valora
La pregunta sigue siendo:
¿Cuál es nuestro valor? ¿Cuánto valemos?
Quiero compartir una
ilustración simple contigo. Una mujer va a una boutique y encuentra un vestido
que cuesta $200. Si decide pagar $200 por el vestido, significa que ella valora
el vestido lo suficiente como para renunciar a los $200, ¿verdad? Ahora quiero
que pienses en lo mucho que Dios te valora.
¿Cuál fue el precio que Él
estuvo dispuesto a pagar para comprar tu perdón y tu salvación (que incluye tu
salud, tu paz, tu completitud y tu salud mental)? La Biblia nos dice que Dios
no escatimó a Su propio Hijo. Pero, ¿sabes por quién Dios no escatimó a Su
propio Hijo? ¿Por quién entregó a Su propio Hijo? Por ti (mira Romanos 8:32)!
Nuestro Señor Jesús fue el Hijo unigénito de Dios, el Hijo a quien amaba, el
Hijo que diariamente era su deleite (mira Proverbios 8:30). Y aun así, Dios te
amó tanto que dio a Su Hijo por ti (mira Juan 3:16). Dios pagó tu redención con
la sangre de Su Hijo. ¡Eso es lo tanto que Dios te valora y ama!
Dios pagó tu redención
con la sangre de Su Hijo. ¡Eso es lo tanto que Él te valora y te ama!
Dios
te ama
Amo a mis hijos
intensamente. Me encanta tenerlos cerca y besarlos. Amo verlos crecer. No puedo
tenerlos cerca lo suficiente y encontraré cualquier ocasión para estar con
ellos. Sin embargo, a pesar de todo mi amor por Jessica (que siempre será mi
niña) y Justin, nunca me he tomado el tiempo de contar la cantidad de cabellos
en sus cabezas. ¿Pero sabes que tu Padre celestial te ama tanto que incluso
cuenta el número cabellos en tu cabeza (ve Mateo 10:30)?
No cometas el error de
pensar que Dios te ama solo en un sentido general.
Hace algunos años, estaba
en Nueva York y decidí tomar un taxi para visitar una iglesia ahí. La conductora
me preguntó si era cristiano. Aproveché la oportunidad para compartirle que
Dios la amaba y le dije: “¿Sabes que Jesús te ama?”. Ella respondió diciendo: “Sí,
sí, Él nos ama a todos”. Entonces le dije: “No, Él te ama a ti. A ti”
Con mucha frecuencia, las
personas generalizan el amor de Dios como lo hizo esta mujer, al pensar que
Dios ama a todo el mundo. Pero cuando haces eso, no reconoces el impacto de Su
muy personal amor por ti. El amor de Dios no es general. Ni tampoco Él
solo se involucra en las "grandes cosas" de la vida. Su amor por ti
es intrincadamente detallado y Él está intensamente involucrado en las cosas
pequeñas y cotidianas de tu vida. Como mencioné antes, ni una sola ave cae a
tierra sin Su conocimiento. ¿Cuánto más crees que Él se preocupa por
cada detalle de tu vida?
No
permitas que las heridas del pasado te impidan dejar ir
Yo creo que el grado en
que nos preocupamos por la provisión hoy está directamente relacionado con
cuánto creemos que somos amados y valorados por nuestro Padre celestial. No
podemos dejar ir todas nuestras preocupaciones porque nos resulta difícil creer
verdaderamente que Dios está sosteniéndonos. Esta es nuestra lucha.
El
grado en que nos preocupamos por la provisión hoy está directamente relacionado
con cuánto creemos que somos amados y valorados por nuestro Padre celestial.
Es mucho más fácil para
un niño pequeño recibir y depender del amor de Dios. Pero a medida que crecemos
y nos saturamos de experiencias negativas, decepciones y reveses, nuestros
corazones están condicionados a estar menos confiados y menos creyentes. Así que
nos aferramos. Así que nosotros nos aferramos a nuestro estrés, nos aferramos a
nuestras cargas y nos aferramos a nuestras preocupaciones, sin darnos cuenta de
que nos aferrarnos a todo lo que nos está destruyendo de adentro hacia afuera.
Si eso te describe, oro
para que experimentes sanidad en tu corazón por cada mala experiencia y
decepción que hayas tenido entregando las heridas, el dolor y la amargura en Sus
amorosas manos. Tu Padre celestial no es el autor de tu dolor. Él es el autor y
el consumador de tu increíble futuro en esta vida (ve Jeremías 29:11). Él te
valora tanto que envió a Su propio Hijo a rescatarte y redimirte. ¡Que este sea
el día en el que tomes la decisión de dejar ir tus miedos y entregarlos a tu
Padre celestial y confiar en que Él proveerá para ti!
Pareja
bendecida por el evangelio de la gracia
Quiero compartir este
testimonio que Casey, de Tennessee, nos envió:
Durante doce años, mi
esposo y yo tuvimos problemas financieros y nunca éramos capaces de llegar a
fin de mes. Nunca dejamos de diezmar o dar sacrificialmente, pero siempre nos
enfrentamos a la carencia y al estrés extremo. Nuestros corazones no sabían qué
hacer, ya que habíamos intentado todo lo que sabíamos hacer espiritualmente y
financieramente.
Hace unos dos años,
comencé a ver a Joseph Prince en televisión y recibí una verdadera revelación
de la gracia. Entonces, comencé a ver toneladas de sus podcasts y videos de
YouTube para poder aprender a permanecer en descanso.
¡Mi esposo y yo
finalmente obtuvimos la revelación! En los últimos dos meses mi esposo obtuvo
un puesto bien remunerado que no solicitó. Tenemos un contrato para vender
nuestra casa, que habíamos intentado vender cinco veces en el pasado sin éxito.
Y ahora estamos viviendo en una casa más grande en un barrio amigable y seguro.
¡Fuimos cambiados para
siempre sabiendo que Cristo ha pagado por nuestras necesidades y que no
tenemos que hacer que las cosas sucedan por nosotros mismos!
¿No es esto asombroso?
Observa cómo la provisión de Dios comenzó a fluir sin obstáculos en su
situación financiera cuando comenzaron a vivir la vida de dejar ir y entregar a
Dios lo que Casey describió como "estrés extremo". Su esposo obtuvo
una excelente posición remunerada que ni siquiera había solicitado y ahora
viven en una casa más grande después de luchar financieramente por muchos años.
¡Alabado sea el Señor!
Ahora, ¿cómo sucedió todo
eso? A diferencia de los publirreportajes baratos que ves en televisión, aquí no
hay trampa, no hay términos y condiciones que cumplir, no hay pasos a seguir.
¡Esto se trata de una Persona! Este es el amor de tu Padre celestial: el mismo
Padre celestial que provee para las aves del cielo, está en acción aquí. Lo más
que Casey y su esposo recibieron una abundante provisión de Su gracia: Su favor
inmerecido que no puede ser ganado ni puedes hacer méritos para tenerlo, lo más
que cambiaron el estrés extremo por Su reposo. Y en ese reposo, el suministro
de provisión de Dios fluyó sin impedimentos, sin su estrés y preocupaciones. ¡Mi
oración por ti es que tú también aprendas a descansar en el amor de tu Padre
celestial por ti y experimentes liberación y progreso en cada área de tu vida!
Amado, tú eres amado y
valorado por tu Padre celestial. Yo oro para que hoy esta revelación arda profundamente
en tu corazón, porque cuando sabes lo tanto que Dios te ama y te valora, nunca
más temerás a que tus necesidades no sean provistas. Nunca más estarás
preocupado por tu salud o estresado por tu futuro o el bienestar de tus hijos.
¿Cómo podrías estarlo cuando tienes un Padre celestial que te ama tanto? Puedes
dejar de aferrarte y comienza a vivir una vida relajada, libre de
preocupaciones, una vida de dejar ir!
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