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RECIBE LA PALABRA QUE DIOS HA ENVIADO PARA SANARTE. De Josep Prince


Salmos 107:20: Envió su palabra, y los sanó, y los libró de su ruina.

Tu Biblia no te servirá de nada si la dejas en tu mesita de noche, acumulando polvo. No te hará ningún bien si la sostienes como un osito de peluche cuando enfrentas a tus "gigantes". ¡Pero la Palabra de Dios te hará mucho bien cuando la recibas como la verdad y la hables, la confieses como la verdad! Entonces, verás tu sanidad y liberación de toda mala condición que ha sido enviada para destruirte.

La Biblia dice que Dios "envió Su palabra y los sanó, y los libró de su ruina". Ahora, cuando Dios quiere sanarte, ¿qué es lo que hace? Él envía Su Palabra. Antes de que Dios te libere de tu ruina o destrucción, Él envía Su Palabra.

¿Aún estás esperando para experimentar la bendición de sanidad por la cual Jesús murió en la cruz para darte? No te sientas condenado. Tu Padre celestial te ama y quiere que estés bien. Pero, ¿cómo viene tu sanidad? Al recibir la Palabra sobre sanidad que Él ya te ha enviado. Sus promesas de sanidad están todas en tu Biblia. Pero ¿las has recibido?

Durante uno de nuestros servicios en la iglesia, una señora sacó su teléfono celular, y comenzó a enviar mensajes de texto de cada escritura, y casi cada punto clave que estaba predicando ese día a su amiga que estaba en casa muriendo de cáncer. Yo le estaba diciendo a la congregación que siguieran confesando las escrituras de sanidad sobre sus cuerpos, sin importar que tan mala fuera su condición. Les señalé Isaías 53:5, que dice: "Por su llaga fuimos nosotros curados". ¡La señora se emocionó tanto que le dijo a su amiga que siguiera creyendo y confesando todos los días!

Su amiga, al leer los mensajes de texto, simplemente recibió la Palabra de Dios y la confesó por fe. Esa misma semana, cuando volvió al médico, ¡el médico no pudo encontrar un solo rastro de cáncer en su cuerpo!

Nunca subestimes el poder de la Palabra de Dios. La amiga de esta mujer fue sanada porque recibió la Palabra de Dios con fe. Ella gustosamente leyó los mensajes que su amiga le había enviado, fue alentada por la Palabra, la confesó y recibió su milagro. ¡Dios envió Su Palabra y la sanó, y la libró de su ruina!

Extraído del sitio “Joseph Prince Ministries”


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