El poder de la Palabra de Dios. De Joseph Prince
Hebreos 4:12 (KJV) Porque
la palabra de Dios es viviente y poderosa, y más cortante que toda espada de
dos filos, y penetra hasta dividir del alma y el
espíritu, y de las coyunturas y los tuétanos.
La Biblia declara que la
Palabra de Dios es lo opuesto a la muerte: es viva y poderosa.
Con razón nuestro Señor Jesús, al explicar la parábola del sembrador, nos dice
que cuando el sembrador siembra la Palabra, “en seguida viene Satanás y quita
la palabra que fue sembrada en sus corazones” (Marcos 4:15).
¿Notaste que el enemigo
viene enseguida? Jesús se estaba refiriendo a las semillas que “cayeron
junto al camino”, pero el principio que quiero que veas es que el enemigo
quiere robar la Palabra de nuestros corazones porque no quiere que “creas y
seas salvo” (Lucas 8:5, 12).
El diablo sabe que si
recibes la Palabra y la crees, serás salvo. Por eso hará todo lo posible
para que la Palabra de Dios no eche raíces en tu corazón. ¡Él sabe que si esta permanece
lo suficiente, será tu victoria y su derrota!
La palabra que se usa
para salvo en el griego original es la palabra “sozo”, que significa
“salvar a alguien de daño o peligro; salvar de perecer a alguien que sufre, por
ejemplo, uno que sufre de enfermedad; hacer bien, sanar, restaurar a salud”.
El enemigo sabe cuán
poderosa es la Palabra de Dios. ¿Lo sabes tú?
No importa qué canal uses
para pasar tiempo en Su Palabra, asegúrate de estar bien regado con la Palabra.
Mientras te mantienes empapado y regado con la Palabra de Dios, creo que
inconscientemente y sin esfuerzo te volverás más y más fuerte, más y más
saludable.
Si bien la sanidad por la
que estás creyendo puede no ser inmediata, cree que está en camino. Si has
estado esperando por un tiempo tu sanidad y te sientes desanimado, deja que
esta promesa de Dios te fortalezca:
Isaías 55:10-11 Porque
como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que
riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y
pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí
vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la
envié.
La Palabra de sanidad de
Dios es tan poderosa que no volverá a Él vacía,
sino que cumplirá Su propósito. Tal vez has estado participando de la comunión
y has orado, pero parece que no pasa nada. Incluso puedes sentir que solo lo estás
haciéndolo mecánicamente porque se ha instalado el desánimo. ¿Qué haces
entonces?
Sigue regando la semilla
de la Palabra de Dios con la lluvia de Su Palabra. No te rindas ¡ya viene la
cosecha!
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