El sonar el cuerno de carnero. De Joseph Prince
Juan 19:30 Cuando Jesús
hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza,
entregó el espíritu.
Veo una nueva generación
del pueblo de Dios emergiendo a medida que la revolución de la gracia se
extiende por todo el mundo. La verdad es que solo la gracia, que se encuentra
en la persona de Jesucristo, puede llevarnos a la tierra prometida.
Moisés, quien representa
la ley, está muerto (Josué 1:2). Y solo Josué (Yehowshua en hebreo), un tipo de
Cristo, puede llevarnos a la tierra prometida. No podemos entrar basándonos en
el pacto mosaico obsoleto. No podemos heredarla en base a nuestros esfuerzos
por ser justificados mediante el cumplimiento perfecto de los Diez Mandamientos.
Podemos heredarla solo a
través de la fe en la gracia de nuestro Señor Jesús. No es por nuestras obras
que heredamos las promesas de Dios, sino por la obra perfecta y terminada de
Cristo.
¿Cómo se derrumbó el muro
de Jericó que se interponía entre el pueblo de Dios y la tierra prometida?
¿Tuvo que usar el pueblo de Dios su propia fuerza para derribar el muro?
¿Tuvieron que luchar contra un ejército? No, solo con el toque de los cuernos
de carnero y con un gran grito, Dios hizo que el muro se derrumbara.
El cuerno de carnero es
una hermosa imagen de la muerte de nuestro Señor Jesús. El carnero tenía que
morir para obtener el cuerno. El sonido del cuerno de carnero es, por lo tanto,
una proclamación de la muerte y la obra consumada de nuestro Señor. En la cruz,
cuando Jesús pagó completamente por todos nuestros pecados con Su sangre,
proclamó: “¡Consumado es!”.
Es la sangre derramada de
Jesús la que nos saca del cautiverio y nos lleva a la tierra prometida. Lo que
las diez plagas de Moisés no pudieron hacer, lo hizo la sangre de Jesús. Fue la
sangre de Cristo, tipificada por la sangre de los corderos aplicada a los
dinteles y postes de las puertas de los hogares hebreos, lo que hizo que
Faraón, un tipo de Satanás, finalmente liberara al pueblo de Dios.
Dios arrojó Su carta de
triunfo: ¡la sangre de Su Hijo! Así que fue Su Hijo, el verdadero Cordero de
Dios, quien los sacó de Egipto, y también fue Su Hijo quien los llevó a la
tierra prometida. ¡Todo es Cristo y sólo Cristo!
¿Por qué los milagros de
Moisés no pudieron liberar al pueblo de Dios? Porque eran milagros de juicio.
El juicio y la condenación no te liberarán, solo el amor y la gracia de nuestro
Señor Jesús, quien derramó Su sangre en el Calvario por ti, puede hacerlo.
Amigo mío, ¿estás escuchando
acerca de los juicios de la ley hoy, o estás escuchando el sonido del cuerno de
carnero? Uno condena y da muerte, el otro libera y da vida. Uno te hace
permanecer en la esclavitud del pecado y vivir una vida derrotada, el otro te
empodera para liberarte y reinar en la vida.
¡Hoy, asegúrate de
escuchar el verdadero evangelio que hace que las ataduras y las adicciones se
derrumben y caigan como lo hicieron los muros de Jericó!
Extraído del sitio “Joseph Prince Ministries”
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