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El secreto para recibir tu milagro. De Joseph Prince

 

Gálatas 3:5 NLT Les pregunto nuevamente, ¿Dios les da el Espíritu Santo y obra milagros entre ustedes porque obedecen la ley? ¡Claro que no! Es porque creen en el mensaje que escucharon acerca de Cristo.

Hace años asistí a una conferencia y recuerdo haber escuchado acerca de todo tipo de cosas que teníamos que hacer para hacer que sucedan los milagros de Dios. Por ejemplo, nos dijeron que teníamos que hacer oraciones largas.

Por favor, no me malinterpretes. No estoy diciendo que no haya lugar para oraciones largas.

Me encanta ir a mi Abba para pasar tiempo hablando con Él. También he enseñado a nuestra iglesia acerca de la importancia de orar, especialmente orar en el Espíritu con regularidad. Pero, ¿el secreto para que ocurran milagros en tu vida se encuentra en la oración, o incluso en el ayuno de cuarenta días y cuarenta noches, como dicen otros?

Algunas personas creen que pueden torcer el brazo de Dios con sus esfuerzos y convencerlo de que merecen un gran avance o un milagro de Él. ¿De verdad crees que porque has ayunado u orado durante largos períodos de tiempo, Dios está impresionado contigo y tiene que responder tus oraciones?

Vamos, amigo mío, la única razón por la que Dios responde nuestras oraciones hoy es por la obra terminada de Jesús. No te dejes engañar más. Dios no es deudor de nadie. Ningún hombre puede merecer las bendiciones de Dios por sus propios esfuerzos. No se trata de nuestros sacrificios. ¡Se trata de Su sacrificio!

Todo lo que Dios ve es la obra de Su Hijo en la cruz, y en virtud de Jesús, todas Sus bendiciones y Su poder para obrar milagros son tuyos cuando crees en Su Hijo.

Lee atentamente la escritura de hoy para saber lo que Pablo les dijo a los gálatas que dependían de sus propios esfuerzos. Entonces, piensa en todas las personas que recibieron milagros de Jesús durante Su ministerio en la tierra.

Ni uno solo de ellos lo merecía. No hicieron nada para ganarse sus milagros. Simplemente recibieron sus milagros por Su gracia.

Hace unos años, el Señor me habló y dijo: “Cuando Mi pueblo ve Mi gracia, Yo veo su fe”. ¿Recuerdas a la mujer con flujo de sangre que había estado sangrando durante doce años?

Según la ley de Moisés, ella era considerada impura y se suponía que no debía estar en lugares públicos, mucho menos tocar a nadie. Sin embargo, la Biblia nos dice que “cuando oyó hablar de Jesús, se acercó a Él por detrás entre la multitud y tocó su manto” (Marcos 5:27).

Ella debió haber escuchado los maravillosos testimonios de las personas que Jesús había tocado y sanado, y estos relatos le abrieron los ojos para ver a Jesús como un Salvador lleno de gracia, rebosante de misericordia y compasión.

¿El resultado? La fe se encendió en ella y en el momento en que tocó el borde de Su manto, recibió su milagro.

¿Alguna vez fue consciente de su fe? No, ella solo era consciente de Jesús y Su gracia. Cuando vio Su gracia, Él se dio vuelta y vio su fe. Con gran ternura, le dijo: “Hija, tu fe te ha salvado” (Marcos 5:34).

Amigo mío, no tienes que tratar de crear fe por sanidad o finanzas. La fe para cualquier avance o milagro en tu vida surge cuando ves Su gracia.

¡Él murió para que tú pudieras vivir! No lo merecías, pero aun así lo hizo por ti.

Mira a Jesús en la cruz por ti: esa fue la demostración de Su amor incondicional y Su gracia asombrosa. Y cuando veas Su gracia, ¡tendrás fe inconsciente para recibir tu milagro!

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