Conoce tus derechos bajo el pacto de Cristo. De Joseph Prince
Oseas 4:6: Mi pueblo fue
destruido, porque le faltó conocimiento…
Es importante enfatizar
la gran importancia que tiene para el creyente de hoy saber que está bajo el
favor inmerecido del nuevo pacto de Dios y ya no más bajo la ley. Muchos buenos,
bien intencionados y sinceros creyentes hoy en día, son derrotados por su falta
de conocimiento del nuevo pacto y de todos los beneficios que Jesús adquirió
para ellos en la cruz.
“Pero pastor Price, ¿no
deberíamos mirar los beneficios cuando creemos en Jesús?”
Me alegro que sacaras
este punto a colación. Echemos un vistazo a lo que el salmista piensa al
respecto: “Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice,
alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno (“todos” KJV) de sus beneficios.
Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias; el
que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y misericordias; el
que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila (Salmo 103:1-5).
Amado, este es el corazón
de Dios. ¡Él quiere que recuerdes todos los beneficios que Jesús ha
comprado para ti con su sangre! Es su voluntad verte disfrutar de cada uno de
los beneficios, de cada una de las bendiciones y de cada uno de los favores que
vienen de Él en Su favor inmerecido del nuevo pacto.
El perdón del pecado es
tuyo. La salud es tuya. La protección divina es tuya. El favor inmerecido es
tuyo. ¡Las buenas cosas y la renovación de la juventud son tuyos!
Estos son todos los dones
preciosos del Señor para ti, y le trae un gozo indescriptible cuando ve que
disfrutas esos regalos y tienes éxito en la vida. Pero es la falta de
conocimiento de lo que Jesús ha cumplido en la cruz lo que ha impedido a
muchos creyentes disfrutar de estos buenos regalos y beneficios.
Esto me recuerda una
historia que leí de un hombre que visitó a una anciana pobre que estaba
muriendo. Mientras estaba sentado al lado de su cama en la estrechez de su cama
en mal estado, le llamó la atención un solo cuadro colgado en su pared
espartana.
En lugar de una
fotografía, el marco tenía un pedazo de papel amarillento con algo escrito. Él
le preguntó a la anciana sobre aquel pedazo de papel y ella respondió: “Bueno, no
puedo leer así que no sé lo que dice. Pero hace mucho tiempo trabajaba para un
hombre muy rico que no tenía familia. Justo antes de morir, él me dio este
papel y lo he guardado en memoria suya durante los últimos 40 o 50 años. El
hombre echó un vistazo más de cerca al contenido enmarcado, dudó por un momento
y luego dijo: “¿Sabe usted que éste es en realidad el testamento de ese hombre?
¡La nombra a usted como única beneficiaria de toda su riqueza y de sus
propiedades!”
Por cerca de 50 años, esa
señora había vivido en la miseria, trabajando día y noche para ganarse una
existencia precaria. Durante todo ese tiempo, era en realidad la dueña de una vasta
finca y riqueza envidiable. Sin embargo, su propia ignorancia la había
despojado absolutamente de una vida de lujo que podía haber disfrutado. Es una
historia triste, pero lo que es aún más triste es que esa tragedia se
desarrolla cada día en la vida de los creyentes que no se dan cuenta de la
herencia que les legó Jesús cuando dio su vida en la cruz.
Lo que necesitamos hoy no
son más leyes que rijan a los creyentes. Lo que necesitamos es una mayor
revelación y reconocimiento de Jesús y de todo lo que él ha hecho por nosotros!
En Oseas 4:6, Dios lamentó: “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó
conocimiento…” No seamos contados entre esas personas. Al contrario, seamos un
pueblo que se llena del conocimiento de Jesús, de su persona, su amor y su obra
terminada. No le permitas a tu ignorancia continuar robándote. Debes saber todo
sobre tus derechos bajo el pacto de Cristo hoy!
Oración de hoy
Padre, te doy gracias
porque perdonas todos mis pecados y sanas todas mis enfermedades. Gracias por
redimir mi vida de la destrucción, coronándome con favores y misericordias, y
saciando mi boca con cosas buenas, de modo que mi juventud se renueva como el
águila. Ayúdame a recordar todos estos beneficios cada día, y muéstrame más de Jesús,
de su obra terminada y de mis derechos bajo el pacto de Él.
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