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Por sus llagas tú has sido curado. Joseph Prince

 


Isaías 53:4 Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.

Una de las enseñanzas más perversas que he escuchado es que Dios castiga a los suyos con enfermedades, dolencias, accidentes y tragedias.

Cuando era adolescente, uno de los líderes de jóvenes de mi anterior iglesia estuvo involucrado en un terrible accidente que casi lo mata. Un líder de la iglesia reunió a algunos de nosotros, los jóvenes, para ir a visitar a ese líder de jóvenes y comenzó a lamentarse: “¿Por qué le pasó esto? ¿Qué hizo para que Dios lo castigara de esta manera?”

¿Puedes imaginar cómo me sentí cuando me “di cuenta” de que Dios estaba detrás del accidente? Honestamente, ¡me asustó muchísimo pensar que Dios castigaría a un creyente usando un método tan duro!

Recuerdo haber orado: “Dios, por favor, nunca me castigues de esta manera. Sea lo que sea, por favor, dímelo, ¿de acuerdo? ¡Escucharé, lo prometo!” Yo no quería tampoco acercarme a Él porque le tenía miedo, miedo de que si cometía un error, Él no dudaría en castigarme con un accidente que podría dejarme lisiado de por vida o incluso muerto.

¿Sabes que esta enseñanza errónea en realidad se basa en el antiguo pacto y no en el nuevo? En Levítico 26:28, Dios dice a quienes no obedecen Sus mandamientos: “Os castigaré siete veces por vuestros pecados”.

Pero, ¿qué crees? Ya no estás bajo el pacto de la ley. ¡Estás bajo el pacto de la gracia! Jesús ya ha soportado toda tu penalización y castigo en la cruz. Léelo tú mismo en la escritura de hoy, luego vuelve a leerlo y vuelve a leerlo una vez más.

El profeta Isaías tuvo una visión profética de nuestro Señor Jesús en la cruz, soportando el castigo por nuestras transgresiones. Declaró que el castigo que merecíamos vino sobre Jesús para que tú y yo nunca tengamos que pasar por lo que Él soportó en nuestro lugar. ¡Y por los azotes que recibió mientras soportaba nuestro castigo, fuimos sanados! ¡Aleluya!

Entonces, ¿cómo puede alguien tener la audacia de decir que Dios todavía nos castigará con enfermedades, dolencias y accidentes hoy en día? ¡Decir esto es negar la obra finalizada de Jesucristo! ¡Bajo el nuevo pacto, Dios nunca más castigará al creyente por sus pecados!

¡Cualquiera que sea la condición que tengas hoy, no es del Señor! Mira a Jesús en la cruz. Míralo golpeado y azotado por ti, y recibe sanidad y completitud de Él. Él ha pagado el precio de tu sanidad total. ¡Por sus llagas tú has sido curado!

 

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