Ven valientemente a la mesa. Joseph Prince

 

Mateo 19:26 mas para Dios todo es posible.

Hace unos años, los médicos descubrieron un enorme tumor canceroso en la garganta de mi tío. Tras una exploración más detallada, un patólogo le dijo que el cáncer se estaba extendiendo agresivamente por todo el cuello y detrás de la lengua.

En ese momento, mi tío dijo que había perdido la esperanza de vivir. Pero antes de la cirugía para intentar extirpar el tumor, sus hijas se acercaron y le dijeron: “Papá, tengamos la Comunión juntos. Oremos y creamos en Dios”.

Él compartió que, mientras participaban de la comunión, sintió que la esperanza se levantaba en su corazón por primera vez, y participó, creyendo que Jesús era su sanador y que el cuerpo de Jesús marcaría la diferencia en su cuerpo allí mismo, en la sala del hospital.

Después de que los médicos extirparan el tumor, sorprendentemente, la biopsia no mostró ningún rastro de cáncer, a pesar de que múltiples exploraciones previas a la cirugía habían confirmado que era canceroso y de naturaleza agresiva. De alguna manera, el Señor hizo que el cáncer desapareciera sobrenaturalmente, y creo que sucedió cuando mi tío y su familia participaron de la Santa Cena.

De la misma manera, si tus médicos te han dado un pronóstico negativo, no temas ni te desesperes. No vivas como si no tuvieras un Salvador. Puede que no sepamos cómo tendrá lugar nuestra sanidad, pero tengamos fe en la obra consumada de Jesús. Él pagó el precio para que sanaras y te facilitó recibir no solo Su amor y perdón, sino también Su poder sanador.

Oro para que ahora estés entusiasmado por recibir libremente los beneficios de la Santa Cena. Quiero invitarte a la Mesa del Señor. La mesa ha sido preparada, no por manos humanas que pueden flaquear y fallar, sino por Aquel que es perfecto, cuyas manos fueron clavadas en la cruz por ti. Él te invita a venir a participar de Su cuerpo quebrantado por ti y de Su sangre derramada por ti. Acércate con denuedo a la mesa, participa por fe y recibe tu sanidad.