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"EL APOCALIPSIS O EL DÍA DEL SEÑOR" Por E. W. Bullinger (LA SEXTA VISIÓN EN LA TIERRA) 16a. Publicación


Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca. Apocalipsis 1:3

Por
E.W. Bullinger, D.D.
Segunda edición
(Revisada y corregida)
1909
Traducción al español por Juan Luis Molina
Con la colaboración de
Claudia Juárez Garbalena


La Sexta Visión “en la Tierra” (Capítulos 16,17 y18)
  Los grandes Juicios (Las Copas, cap. 16).
La Primera Copa (en la Tierra, 16:1,2)
La Segunda Copa (en la Mar, 16:3)
La Tercera Copa (en los Ríos, 16:4-7)
La Cuarta Copa (en el Sol, 16:8,9)
La Quinta Copa (en el Trono de la Bestia, 16:10,11)
La Sexta Copa (en el Éufrates, 16: 12-16)
La Séptima Copa (en el Aire, 16:17-21)

LA SEXTA VISIÓN “EN LA TIERRA”.
E6, caps. 16, 17, y 18.
V. Cap. 16 Las Siete Copas.



Esta es, con mucho, la más importante de todas las Visiones vistas por Juan, en relación a la tierra.
Es también la que aporta el más largo espacio para su descripción.
Consiste de los grandes juicios introducidos por el sonido de la séptima Trompeta, la cual completa “El Misterio de Dios”, a través del derramamiento de las siete Copas. La siguiente Visión es la última que se ve en el Cielo, e introduce en concreción la Revelación o Apoclupsis del Señor Jesús, personalmente, a la tierra; y trae así la conclusión de toda la profecía.
Esta Sexta Visión en la Tierra consiste de tres divisiones, las cuales se encuentran tan señaladas y distinguidas que los que dividieron los capítulos no hallaron dificultad alguna en hacer una correcta división aquí.
La siguiente breve estructura de esta Visión en su totalidad,  muestra que consta de estas tres divisiones. Sus muchas y variadas expansiones van seguidas en sus respectivos lugares. Los lectores no tendrán dificultad alguna en seguirlas y conectarlas, si observan cuidadosamente las referencias y las letras:
E6, cap. 16—. LA SEXTA VISIÓN “EN LA TIERRA”.
Las Siete Copas
E6 |     V | 16. Los Grandes Juicios. (Las Siete Copas).
          W | 17. La Gran Ramera. (Misteriosa Babilonia). 
           X | 18. La Gran Ciudad. (Babilonia la Grande).

Comenzaremos con la primera de estas tres, la cual hemos marcado como “V”, y que consiste de la totalidad del cap. 16, describiendo:
V. cap. 16. Los Grandes Juicios.
La palabra “grande” aparece once veces en este capítulo; mucho más a menudo que en cualquier otro capítulo en el Nuevo Testamento, siendo la siguiente en el cap. 18, donde aparece nueve veces.
Es justo, por lo tanto, que titulemos los juicios y temas de estos capítulos como “grandes”.
Todo está listo para comenzar este final asalto sobre el reino de la Trinidad Infernal – el Dragón, la Bestia, y el Falso Profeta, que marcará “el gran y terrible día del Señor”.
Desde que fuimos avisados del sonido de la séptima trompeta (11:15), se nos ha llevado de regreso y hemos sido iluminados en varias particularidades importantes, para que así podamos entender más claramente cómo se relacionan estas Visiones unas con otras; hemos sido informados, por las últimas locuciones celestiales, lo que tenemos que procurar como el resultado de estos juicios.
El Dragón va a ser atacado en su capital y en su trono. Las Bestias van a ser atacadas en sus asientos de autoridad; y sus seguidores y adoradores  “no tienen reposo ni de día ni de noche” sobre la tierra (14:11).
Hay alguna similitud entre los juicios de las Copas y los de las Trompetas; pero tienen algunas variaciones también.
La estructura de esta primera división “V”, muestra que estas siete Copas están divididas en cinco grupos: cada uno consistiendo de causa y efecto. La tercera y sexta están señaladas por una característica adicional: la tercera por “las cosas oídas”, y la sexta por “las cosas vistas”. La estructura es la siguiente:
V. cap. 16.  Los Grandes Juicios. (Las 7 Copas).
V |    A1 |     a1 | 16: 1, 2. La Primera Copa.
                            
b1 | -2. El efecto. Pesares sobre los adoradores de la Bestia.
                     a2 | 3-.  La Segunda Copa.
                            
b2 | -3. Efecto. Mar, sangre.
                                      B1 |     c | 4-.  La Tercera Copa.

                                                          d | -4.  Efecto. Ríos, sangre.
                                                                   e | 5-7.  Las Cosas Oídas. (Voces angelicales).        
         A2 |     a3 | 8-.  La Cuarta Copa.
                             b3 | -8, 9.  Efecto. Abrasador. Adoradores de la Bestia impenitentes.
                    a4 |
10-.  La Quinta Copa.
                             b4 | -10-11.  Efecto. El  Trono de la Bestia en tinieblas.
Los hombres impenitentes.
                                     
B2 |     c | 12-.  La Sexta Copa.
                                                          d | -12. Efecto. El Éufrates se seca. 
                                                                   e | 13-16.Las Cosas vistas (Tres demonios como ranas.

        A3 |     a5 | 17-.  La Quinta Copa.

                            b5 | -17-21. Efecto. Terremoto, y la Gran Babilonia recordada (19).

        
Hemos anteriormente observado que la 1ª y 2ª Copa forman una pareja, también la 4ª y 5ª; y al igual que la 7ª, consiste de dos partes, esto es, el derramamiento de la Copa y su efecto. Estos tres grupos están separados por la 3ª y 6ª Copa, las cuales tienen cada una tres partes. Al derramamiento de la Copa y su efecto se suma, en el primer caso, las Cosas oídas; y en el último caso, las Cosas vistas. Y esto nos guía natural y consecuentemente al juicio sobre Babilonia en los caps.17 y 18.  
Ahora llegamos a la traducción.

La Primera Copa y su Efecto (16:1, 2).
El primer versículo es general e introduce todas las siete.
16:1. Y oí una gran voz en el cielo que decía desde el Templo (Naos) a los siete ángeles,
 “Id, y derramad sobre la tierra las siete copas de la ira de Dios”.]
Estas siete Copas y sus efectos las tomamos como literales; esto es, siendo exactamente  lo que dicen de sí mismas. No pertenecen al campo de las figuras literarias. El lenguaje es claro y preciso. No tienen nada que sobrepase nuestra fe, aunque pueda ser que vayan más allá de nuestra razón. Es cierto, son sobrenaturales, pero no innaturales. En las plagas de Egipto, las cuales se toman comúnmente como literales, tenemos juicios exactamente similares. De hecho, seis de las siete Copas son exactamente las mismas que las plagas de Egipto, y Dios ha declarado una y otra vez que los juicios finales serían iguales, o más bien peores que aquellas (Éxodo 34:10). 
La primera Copa es igual que la sexta plaga, que produjo úlceras etc.
Las segunda y tercera Copas son iguales que la primera plaga, cuando las aguas se convierten en sangre.
La quinta Copa es igual que la novena plaga, cuando las tinieblas se extienden por la tierra.
La sexta Copa es igual que la segunda plaga, de ranas.
La séptima Copa es igual que la 7ª plaga, de granizo, etc.
La cuarta es la única Copa que no tiene su paralelo en las plagas egipcias; y es la del “calor abrasador”. Ahora bien, si seis de estos siete juicios ya han sido del todo vistos y experimentados, ¿por qué no se podrían mandar plagas iguales ahora, ya que se ha dicho expresamente que los sobrenaturales acontecimientos serán “igual como… el día que Israel subió de la tierra de Egipto” (Isaías 11:16)?
Viendo todo esto, ¿No es extraño que estas Copas puedan haber sido entendidas o interpretadas como:
La primera, la Revolución Francesa; y los “dolores” de su infidelidad.
La segunda, las guerras navales de la Revolución Francesa;
La tercera, la campaña de Napoleón en Italia;
La cuarta, la tiranía militar de Napoleón, etc., etc.?
Es una pérdida de tiempo y de espacio que hagamos una crónica de tales interpretaciones, las cuales invalidan el poder de la Palabra de Dios.
¿Será posible que alguien crea que hemos pasado a través de la mayor parte del “grande y terrible Día del Señor” sin saberlo; y que al mismo tiempo predique el Evangelio de la Gracia de Dios, en vez de proclamar que “la hora de su juicio se está acercando”? ¿Será posible que este tiempo sea verdaderamente “el día de la venganza de nuestro Dios”, y que sin embargo, haya Ministros por todas partes diciéndonos que el Milenio está a punto de venir, y algunos entre ellos dicen incluso que ya ha llegado? ¿Un Milenio sin Cristo? ¡No es posible! Los estudiantes Bíblicos, que crean lo que Dios dice, y cuyo único deseo sea entender qué es lo que Él dice, nunca se podrán dar por satisfechos con ese tipo de confusiones, que solamente dejan perpleja la mente, en vez de iluminarla.  
16:2. Y fue el primero, y derramó su copa sobre la tierra, y vino una úlcera maligna y pestilencia sobre los hombres que tenían la marca de la bestia, y que adoraban su imagen.]  La palabra “derramó” se evidencia más en Salmos 79:1-6 y Lamentaciones.4:11; y una plaga similar ha sido ya vista más de una vez anteriormente. Éxodo 9:8-12. Job 2:7, 8. 1ª Samuel 5:6. Números 12:10.
Y además era uno de los juicios de amenaza para Israel. Deut.28:15, 27, 35. Lv. 26:16.
Los primeros en sufrir esta plaga son los adoradores de la Bestia y su imagen. Estos habían sido avisados (14:9-11) de que los que estuviesen envueltos en las adoraciones a la Bestia (es el participio presente, tanto allí como aquí) “no tendrían reposo ni de día ni de noche.” Aquí vemos cómo se lleva eso a cabo: ninguno entre los que estén afligidos con estas “úlceras y peste” puede reposar.

La Segunda Copa (16:3)
16:3. Y el segundo* derramó su copa sobre el mar, y este se convirtió en sangre como de muerto; y murió todo ser vivo que había en el mar.] Podemos comparar esta con la segunda Trompeta (8:8) y la primera plaga egipcia (Éxodo 7:20-25. Compare Salmos 105:29. Isaías 1:2. Nahúm 1:2-4). La comprensión literal de estas plagas torna las cosas tan claras, que muy poca o ninguna explicación posterior es necesaria. Ellas mismas nos explican la naturaleza y el efecto de estos juicios.
* L.T.Tr.A. WH. y RV. omiten "ángel".

La Tercera Copa (16:4-7).
16:4. Y el tercero* derramó su copa sobre los ríos y ** las fuentes de las aguas, y se convirtieron en sangre. (5) Y oí al ángel de las aguas, que decía:
            “Justo eres Tú, oh Señor, el que eres y que eras, el Santo, porque has juzgado estas cosas. (6) Por cuanto derramaron la sangre de los santos y de los profetas, también tú les has dado a beber sangre: pues lo merecen”.
 (7) También oí a otro (al ángel) que desde el altar decía
 “Ciertamente, Señor Dios Todopoderoso, Tus juicios son verdaderos y justos”.
Este es el comentario Divino proveniente del cielo sobre el juicio de la tercera Copa. La expresión, “ángel de las aguas”, muestra que los ángeles tienen sus esferas y oficios propios; que las manifestaciones de la naturaleza no se han dejado al acaso, sino que Aquel que ejecuta lo que los hombres llaman “las leyes de la naturaleza” posee una gran capacidad de ejecución para ver que esas leyes, y la voluntad de Dios, se lleven a cabo.
El Altar se personifica en dos sentidos (porque las oraciones de los santos están sobre él; y los mártires están debajo suyo); o si no las palabras “[el ángel de] el Altar" deben ser suplidas. En cada uno de los casos, el énfasis está puesto sobre “el Altar”.
Las palabras del Ángel, aquí, muestran que son pronunciadas en otra dispensación, completamente diferente de la presente dispensación de gracia; en la dispensación apropiada de retribución y juicio. Es la dispensación a la cual se refieren pasajes tales como Ezequiel 35:6 y 16:38. Justo igual que Mateo 23:34, 35, y Lucas 11:47-51, se refiere a un día de juicio y no de gracia. Dios “no le está imputando sus transgresiones” a Su gente en este momento, habiéndoselas imputado ya todas a Cristo. Esto muestra que, a menos que dividamos correctamente la Palabra de acuerdo a su dispensación, cuando la leamos solo hallaremos en ella una enorme y desesperada confusión.
La referencia del vers. 6 (“Por cuanto derramaron la sangre de Tus santos”, etc.) es evidentemente al cap. 17:6; 13:15; 11:18; y el 18:20.Salmos 79 y 74 deben ser leídos en esta conexión.


La Cuarta Copa (16:8, 9)
16:8. Y el cuarto (ángel) derramó su copa sobre el sol, al cual fue dado quemar a los hombres con fuego. (9) Y los hombres se quemaron con el gran calor, y blasfemaron el nombre de Dios (es decir, Dios Mismo), que tiene poder sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria.] Al sonido de la cuarta Trompeta el Sol se oscurece, pero solamente un tercio suyo. Estas son las “señales en el sol” (Lucas 21:25). Isaías habla de un tiempo cuando “los habitantes de la tierra  están siendo puestos a fuego y pocos escapan” (Isaías 24:6; 42:25). Compare Malaquías 4:1 donde dice: “He aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa”. Los efectos morales que produce en los hombres, aquí, son un desafío o provocación a las demandas del ángel en 14:6, 7. Se rehúsan a “darle gloria a Dios”.  No claman por una tregua, ni tregua se les dará. ¡Sin embargo los hombres nos dicen que todo lo que tenemos aquí, no es más que la tiranía y opresión de Napoleón!    

La Quinta Copa (16:10, 11).
16:10. Y el quinto (ángel) derramó su copa sobre el trono de la bestia; y su reino se cubrió de tinieblas, y mordían de dolor sus lenguas, (11) y blasfemaron contra el Dios del cielo por sus dolores y por sus úlceras (vers. 2), y no se arrepintieron de sus obras.] Esto prueba que las Siete Asambleas pertenecen, por interpretación, a la dispensación del juicio. Porque a la Asamblea de Pérgamo le dice Cristo: “Yo conozco tus obras y dónde moras; donde está el trono de Satanás, pero retienes mi nombre, y no has negado mi fe, ni aun en los días en que Antipas mi testigo fiel fue muerto entre vosotros, donde mora Satanás” (2:13; 13:2). Así que no solamente está claro que estas Asambleas se hallan sobre la tierra en ese tiempo, sino también que el cap.12 registra acontecimientos anteriores al cap. 2, y que la persecución y martirio del cap.13  ya habían tenido inicio en los días a los cuales se refiere el cap.2:13. Esta Copa inicia un ataque directo sobre el trono de la Bestia, el vice gerente de Satanás. Ya no le es posible defenderse a sí mismo contra esta plaga de tinieblas así como Faraón tampoco fue capaz. (Éxodo 10:21-23). La oscuridad que aquí se refiere será tan real como la oscuridad que hubo en Egipto. Joel profetizó  sobre esto mismo cuando dijo (2:1, 2, 31): 
“Viene el día del Señor…
Día de tinieblas y de oscuridad;
Día de nube y de sombras.

El sol se convertirá en tinieblas,” etc.
En Marcos 13:24, 25, el Salvador dijo “el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor”.
Grande es la vejación causada por esta terrible oscuridad. Y a pesar de eso, todavía se nos pide que creamos que, todo esto, no es otra cosa sino la Prohibición de los Monasterios, etc., en Francia, en 1789, llevada a cabo por Napoleón.
¿Es sólo esto en lo que todos los profetas se han ocupado? Aun los símbolos deben representar cosas congruentes. ¡Sin embargo, aquí, el aparecimiento de las densas tinieblas lo toman ellos para simbolizar la abolición de la causa de las tinieblas! Si las tomasen para simbolizar la instauración de los monasterios, sería más relevante. No es de maravillarse que las tinieblas hayan encubierto este libro…cuando la imaginación es sustituida por la fe. 

La Sexta Copa (16:12 a 16).
La sexta Copa, igual que la tercera (16:4, 5), tiene tres divisiones (mientras que todas las demás solo tienen dos). Estas tres son (1) el derramamiento, (2) el efecto que produce, y (3) las cosas vistas. La tercera Copa era igual, excepto que allí teníamos  las cosas oídas: y aquí tenemos las cosas vistas.
16:12. Y el sexto [ángel*] derramó su copa sobre el ** gran rio Éufrates; y el agua de este se secó, para que estuviera preparado el camino para los reyes del oriente.] Nosotros tomamos esto en referencia al rio Éufrates actual. Todo lo demás en el capítulo es literal; y esto también. No hay motivo alguno de por qué no debería ser así. Todos aquellos que aseguren que esto significa el declinar del Imperio Turco, lo dicen bajo su entera responsabilidad. No hay ni una sola palabra aquí que a eso se refiera, y no hay nada que nos lleve a imaginarnos algo así; especialmente cuando pensamos sobre el objeto o finalidad por el cual el río viene a secarse. La sexta Trompeta tiene que ver con el río Éufrates también. El contexto aquí, y las “cosas vistas” en conexión con estas Copas, nos dicen que los reyes de la tierra están a punto de reunirse para la gran batalla, la cual están a punto de entablar los ejércitos Celestiales y Satánicos y terrenales. Es precisamente teniendo en vista los preparativos para esta reunificación  que se prepara el camino de estos reyes que vendrán del Oriente. La Copa se conecta con el juicio, y no con la misericordia; y por eso, el interpretar a estos reyes como si fueran de las Diez Tribus, o de los “príncipes Cristianos”, o de cualquier acontecimiento que sea propicio o auspicioso, se encuentra fuera de toda armonía con el alcance o cuadro completo del contexto. Cuando suene la sexta Trompeta se va a levantar un ejército sobrenatural para matar la tercera parte de los hombres. Aquí, bajo la sexta Copa, se congrega un vasto número de ejércitos humanos, la totalidad de los cuales es destruida por Dios. Además, un efecto similar sobre el río Éufrates es también objeto de otra profecía: “Y secará Jehová la lengua del mar de Egipto; y levantará su mano con el poder de su espíritu sobre el río (Éufrates), y lo herirá en sus siete brazos, y hará que pasen por él con sandalias”. (Isaías 11:15).    
* G.L.T.Tr.A. WH. y RV. omiten "ángel", aunque tenemos que suplir la Ellipsis como anteriormente.
** G.T. omite el artículo "el." Tr. y WH. lo ponen entre comillas..
Una vez más, “Yo los traeré de la tierra de Egipto, y los recogeré de Asiria; y…se secarán todas las profundidades del río; y la soberbia de Asiria será derribada, y se perderá el cetro de Egipto”. (Zacarías 10:10, 11).
Los reyes del Oriente viajan desde el Occidente a Palestina. El Este y el Oeste deben reconocerse desde el punto geográfico da la profecía, y no el del lector. Aquí, ese punto geográfico es el Territorio de Dios y la Ciudad.
El Éufrates es de hecho un gran río, como aquí se declara. Tiene cerca de 1.800 millas de longitud, y desde Mohammarah hasta el mar es de 3.600 pies de anchura y 30 pies de profundidad.* Este es el río que va a secarse para facilitar la reunificación de esta Cruzada infernal contra el Cordero y Sus huestes. Se congregan para ir al matadero, del cual nunca regresarán. Esta es la reunión que la Escritura comienza ahora a describirnos.  
* Vea el libro de Chesney Euphratean Expedition.
16:13. Y vi salir de la boca del dragón, y de la boca de la bestia, y de la boca del falso profeta, tres espíritus inmundos a manera de ranas. (14) (pues son espíritus de demonios, que hacen señales, y van a los reyes de la tierra en todo el mundo, para reunirlos a la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso.] El Espíritu Santo no dice que fuesen ranas, sino que eran parecidos a las ranas. Pero realmente lo que dice es que no eran ranas, así que no es igual que la plaga de ranas en Egipto (Éxodo 8:1 a 14), sino que son “espíritus”, esto es, espíritus demoniacos. Son ellos los que operan los milagros, igual que los hace el falso profeta (13:13 a 15. 2ª Ts. 2:9).
Ellos aparentemente dan una evidencia convincente de su realidad y misión: y si pudieron por un hombre ser reunidos millares para las Cruzadas (como hizo Pedro el ermitaño), habrá decenas de miles que serán reunidos y persuadidos por estos demonios hacedores de maravillas, para que se junten a las huestes que avanzan contra Dios y Sus santos. En 1ª Reyes 22:19 a 38 encontramos una persuasión muy real y similar. Vea también Joel 3: 9-11. Salmos 2: 1-3. 
Entonces llegamos a esta frase en interjección, que debe ser leída como un paréntesis; porque no interfiere con el curso de los acontecimientos proféticos. *
* Cuando un paréntesis está completo en sí mismo, y es independiente del contexto, se denomina Parembole. Vea Figuras Literarias, p. 476.
Al tiempo que los espíritus demoniacos van reuniendo a los reyes y sus ejércitos, Juan escucha la Voz de Cristo, diciendo:
 [15.”He aquí, yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza".]  Estas palabras están dirigidas a la hueste opuesta, a los que no han adorado a la Bestia o su imagen, y que no han recibido su marca o el número de su nombre. Son ellos los que reciben esa Bendición para darles ánimo y exhortarlos. Es cierto, es “como un ladrón” que ahora él se acerca. Esto prueba que la Iglesia de Dios no se halla en los escenarios de juicio que aquí están descritos, porque a los creyentes tesalonicenses se les aseguró positivamente que aquel día NO les sorprendería como ladrón (1ª Ts. 5:4. Compare con Mateo 24:38 a 44. Lucas 12:35 a 40). Esta bendición no es para nosotros ahora en esta dispensación de gracia, con toda seguridad no es para nosotros. El Señor está, entonces, a punto de llegar como un ladrón. Ese es el motivo de este aviso; y por eso esta bendición. Aquellos que más de ella precisen serán los que se hallen en la tierra en ese momento, como lo aprendimos del cap. 3:3 (compare con 13:34 a 37).   
Después de esta Parembole la profecía procede como si no hubiese sido interrumpida.
16:16. Y (Ellos, es decir, los espíritus demoniacos del vers.14) los reunieron (esto es, los reyes y sus ejércitos) en el lugar que en hebreo se llama Armagedón*] Esta mención de hebreo conecta el Apocalipsis con los Evangelios (Vea Juan 5:2; 19:13, 17. Y también Ap. 9:11). Y en esto tenemos también una referencia en el Antiguo Testamento. El nombre (…) (har…megiddo) significa el monte de Meguido; y el nombre es un augurio del resultado que se dará en esa batalla. Porque allí destruyeron Débora y Barac a Sísara y a sus huestes (Jueces 5:19); allí también fue asesinado el Rey Josías por el Faraón Necao, rey de Egipto (2ª Reyes 23:29. 2ª Crónicas 35:22 a 25). Matanzas y lamentaciones se asocian con Meguido (Zacarías 12:11). En Isaías 10:28, que describe la invasión del Anticristo, la versión Septuaginta traduce Meguido.  
* Así es formulado por G.L.T.Tr.A. WH. y RV.
Meguido probablemente signifique un lugar de tropas, proveniente de (…), (gad) un bando (Génesis 49:19); y el verbo (…) (gadad), cortar en pedazos. (Vea Dt. 14:1. 1ª Reyes 18:28. Jeremías 16:6; 41:5. Miqueas 5:1). Hace parte del gran complot de Esdraelon. Es una localidad real, y las transacciones que van allí a tener lugar también son muy reales.
Una vez que se acaban de reunir a todas las huestes del enemigo, cesa la sexta Copa. La descripción de los acontecimientos que tienen lugar se deja para más adelante, hasta que los acontecimientos de la séptima Copa traigan consigo la catástrofe final en el capítulo 19. Allí tenemos la batalla en si misma (19:11 a 18). La sexta copa nos trae al punto donde se ven todas las cosas ser preparadas, y entonces abruptamente se corta como para permitirnos que lleguemos al mismo punto, pero a través de otro curso de acontecimientos, los cuales se dan por el derramamiento de:
La Séptima Copa (16:17 a 21).
16:17. Y el séptimo [ángel*] derramó su copa por el aire; y salió una gran voz del templo del cielo, del trono (Naos), diciendo: Hecho está”.] Es decir, la última Copa ha sido, finalmente, derramada; el ultimo juicio introducido; la última plaga tiene inicio. Esta consuma todo y colmata y cumple todos los Consejos Divinos en cuanto a estos juicios. Por eso sobresale esta voz; y se hace este solemne anuncio, “Hecho está”. El Templo se ve al cierre de cada una de de las tres series de juicios. Esta es la última. En el Nuevo Cielo y Nueva Tierra no habrá Templo alguno (cap. 21:22). Este es el acto final, el cual trae cronológicamente la apertura del cielo y la aparición del mismo Hijo de Dios para la batalla en 19:11.    
* G.L.T.Tr.A. WH. y RV. omiten "angel", pero la Ellipsis debe ser suplida como anteriormente.
Pero antes de que eso suceda, se nos detiene y nos habla de la destrucción de Babilonia y el Imperio de la Bestia (caps. 17 y 18); y el agrupamiento de los ejércitos celestiales (cap. 19). Se nos avisa, como siempre, de las conmociones en el cielo y en la tierra, las cuales se dan en un recuento general o resumen.
16:18. Entonces hubo relámpagos, y voces y truenos, y un gran temblor de tierra, un terremoto tan grande, cual no lo hubo jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra.]  En la apertura del sexto Sello se da un resultado similar a este (8:5); y al tocar la séptima Trompeta (11:19). Este es el gran terremoto del que hablan los profetas (Ezequiel 38:20. Isaías 2:19, 21. Hageo 2:21, 22).
16:19. Y la gran ciudad fue dividida en tres partes, y las ciudades de las naciones cayeron; y la gran Babilonia vino en memoria delante de Dios, para darle el cáliz del vino del ardor de su ira.] No solo la gran Babilonia se divide en tres partes debido al terremoto, sino que, además, las ciudades principales de las naciones confederadas, las aliadas de la Bestia (vers.14; 12:13 a 17) se destruyen también. Algunos afirman que la “Gran Babilonia” significa a “Roma”; otros sostienen que es “Jerusalén”; mientras que otros, como nos ocurre a nosotros, creemos lo que está escrito. Babel o Babilonia fue el escenario de la primera apostasía o alejamiento de Dios después del Diluvio. Siempre fue enemiga del pueblo de Dios, ella llega a ser en los postreros días la metrópolis del gran Imperio gentil como vimos en la imagen y el sueño de Nabucodonosor. Dios prometió que traería a Su memoria Su pacto con Israel; y cuando lo hizo, prometió también acordarse de Babilonia en los días de Su ira. Por ese motivo clama Su pueblo, “Acuérdate, Oh Señor”. Salmos 137; 48:3; 15:8, 42.
Babilonia solo se destruye parcialmente ahora, como prueba de su total destrucción que tendrá lugar inmediatamente a seguir. Caerá una décima parte de la ciudad, tal como se nos avisa en 11:12, 13. Y los caps. 17 y 18 van a hablarnos sobre las causas, y de las maneras, y de las consecuencias de este juicio.
16:20. Y toda isla huyó, y ciertos montes fueron hollados. (21) Y cayó del cielo sobre los hombres un enorme granizo como el peso de un talento; y los hombres blasfemaron contra Dios por las plagas del granizo; porque su plaga fue sobremanera grande.] Los juicios van en aumento y son cada vez más severos. En el cap. 6:14, las montañas y las islas fueron removidas. Aquí huyen. Inmediatamente a seguir la tierra entera y el cielo salen huyendo, y ya no se halló lugar para ellos. No hay ningún artículo antes de los montes, por eso hemos suplido su ausencia por la palabra “ciertos”. Si se hubiese querido decir todos los montes, se habría empleado el artículo. Existirán montañas durante el Milenio. (Vea Salmos 72:3, 16; 148:9. Isaías 2:2; 44:23. Ezequiel 36:8). La plaga de granizo en Egipto fue real (Éxodo 9:18 a 21). Tal y cual es esta también. ¿Por qué no? Las piedras eran de hecho de gran tamaño. Un talento judío tenía 114 libras de peso. Josefo dice que piedras con el peso de un talento fueron arrojadas  por los Romanos contra Jerusalén (Guerras III. VII. 9) Claro está que Dios puede arrojar desde el cielo lo que los hombres pueden arrojar sobre la tierra.  
M. Huc dice, en su libro Viajes en Tartaria*: “El granizo es de frecuente ocurrencia en esta infeliz región, y las dimensiones de las piedras de granizo son generalmente enormes. Hemos visto algunas con más de doce libras de peso. Algunas veces hubo momentos que eran capaces de exterminar rebaños enteros. En 1843, durante una de esas tormentas, se escuchó en el cielo un ruido como el de un viento impetuoso, y con él cayó en un campo cerca de una casa, una masa de hielo más grande que una piedra de molino común. Se había hecho pedazos con el impacto; y aunque el sol apareció en toda su fuerza, pasaros tres días hasta que se derritiesen del todo esos pedazos. 
* Vea Viajes en Tartaria, por M. Huc, vol. i. p. 12. "National Illustrated Library."
El granizo ya había sido un ingenio de guerra de Dios, más allá en el tiempo del uso o defensa del hombre. (Vea cap. 11:19. Éxodo 9:22 a 26. Salmos 78:47; 105:32. Josué 10:11). Y son las pruebas de la ira Divina. (Vea Isaías 30:30. Ezequiel 13:11).
No es de extrañar que, la blasfemia que sigue proveniente de los adoradores de la Bestia, impenitentes hasta el final, sea también grande en gran manera.
Esto concluye los grandes Juicios de las Siete Copas registradas en el cap. 16. Ahora llegamos al cap. 17, a los Juicios de la gran Ramera.


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