"EL APOCALIPSIS O EL DÍA DEL SEÑOR" Por E. W. Bullinger (LA SEXTA VISIÓN EN LA TIERRA) 16a. Publicación
Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca. Apocalipsis 1:3
Por
E.W. Bullinger, D.D.
Segunda edición
(Revisada y corregida)
1909
Traducción al español por Juan Luis Molina
Con la colaboración de
Claudia Juárez Garbalena
La Sexta Visión “en la Tierra” (Capítulos 16,17 y18)
Los grandes Juicios (Las Copas, cap. 16).
La Primera Copa (en la Tierra, 16:1,2)
La Segunda Copa (en la Mar, 16:3)
La Tercera Copa (en los Ríos, 16:4-7)
La Cuarta Copa (en el Sol, 16:8,9)
La Quinta Copa (en el Trono de la Bestia, 16:10,11)
La Sexta Copa (en el Éufrates, 16: 12-16)
La Séptima Copa (en el Aire, 16:17-21)
LA SEXTA VISIÓN
“EN LA TIERRA”.
E6,
caps. 16, 17, y 18.
V. Cap. 16 Las Siete Copas.
V. Cap. 16 Las Siete Copas.
Esta
es, con mucho, la más importante de todas las Visiones vistas por Juan, en
relación a la tierra.
Es también la que
aporta el más largo espacio para su descripción.
Consiste
de los grandes juicios introducidos por el sonido de la séptima Trompeta, la
cual completa “El Misterio de Dios”, a través del derramamiento de las siete
Copas. La siguiente Visión es la última que se ve en el Cielo, e introduce en
concreción la Revelación o Apoclupsis del
Señor Jesús, personalmente, a la tierra; y trae así la conclusión de toda la
profecía.
Esta
Sexta Visión en la Tierra consiste de tres divisiones, las cuales se encuentran
tan señaladas y distinguidas que los que dividieron los capítulos no hallaron
dificultad alguna en hacer una correcta división aquí.
La
siguiente breve estructura de esta Visión en su totalidad, muestra que consta de estas tres divisiones.
Sus muchas y variadas expansiones van seguidas en sus respectivos lugares. Los
lectores no tendrán dificultad alguna en seguirlas y conectarlas, si observan
cuidadosamente las referencias y las letras:
E6,
cap. 16—. LA SEXTA VISIÓN “EN LA TIERRA”.
Las Siete Copas
Las Siete Copas
E6 | V |
16. Los Grandes Juicios. (Las Siete Copas).
W | 17. La Gran Ramera. (Misteriosa Babilonia).
X | 18. La Gran Ciudad. (Babilonia la Grande).
W | 17. La Gran Ramera. (Misteriosa Babilonia).
X | 18. La Gran Ciudad. (Babilonia la Grande).
Comenzaremos
con la primera de estas tres, la cual hemos marcado como “V”, y que consiste de
la totalidad del cap. 16, describiendo:
La
palabra “grande” aparece once veces en este capítulo; mucho más a menudo que en
cualquier otro capítulo en el Nuevo Testamento, siendo la siguiente en el cap.
18, donde aparece nueve veces.
Es
justo, por lo tanto, que titulemos los juicios y temas de estos capítulos como
“grandes”.
Todo
está listo para comenzar este final asalto sobre el reino de la Trinidad
Infernal – el Dragón, la Bestia, y el Falso Profeta, que marcará “el gran y
terrible día del Señor”.
Desde
que fuimos avisados del sonido de la séptima trompeta (11:15), se nos ha
llevado de regreso y hemos sido iluminados en varias particularidades
importantes, para que así podamos entender más claramente cómo se relacionan
estas Visiones unas con otras; hemos sido informados, por las últimas
locuciones celestiales, lo que tenemos que procurar como el resultado de estos
juicios.
El
Dragón va a ser atacado en su capital y en su trono. Las Bestias van a ser
atacadas en sus asientos de autoridad; y sus seguidores y adoradores “no tienen reposo ni de día ni de noche”
sobre la tierra (14:11).
Hay
alguna similitud entre los juicios de las Copas y los de las Trompetas; pero
tienen algunas variaciones también.
La
estructura de esta primera división “V”, muestra que estas siete Copas están
divididas en cinco grupos: cada uno consistiendo de causa y efecto. La tercera
y sexta están señaladas por una característica adicional: la tercera por “las
cosas oídas”, y la sexta por “las
cosas vistas”. La estructura es la siguiente:
V. cap.
16. Los Grandes Juicios. (Las
7 Copas).
V | A1
| a1 | 16: 1, 2. La Primera Copa.
b1 | -2. El efecto. Pesares sobre los adoradores de la Bestia.
a2 | 3-. La Segunda Copa.
b2 | -3. Efecto. Mar, sangre.
B1 | c | 4-. La Tercera Copa.
d | -4. Efecto. Ríos, sangre.
e | 5-7. Las Cosas Oídas. (Voces angelicales).
A2 | a3 | 8-. La Cuarta Copa.
b3 | -8, 9. Efecto. Abrasador. Adoradores de la Bestia impenitentes.
a4 | 10-. La Quinta Copa.
b4 | -10-11. Efecto. El Trono de la Bestia en tinieblas. Los hombres impenitentes.
B2 | c | 12-. La Sexta Copa.
d | -12. Efecto. El Éufrates se seca.
e | 13-16.Las Cosas vistas (Tres demonios como ranas.
A3 | a5 | 17-. La Quinta Copa.
b5 | -17-21. Efecto. Terremoto, y la Gran Babilonia recordada (19).
b1 | -2. El efecto. Pesares sobre los adoradores de la Bestia.
a2 | 3-. La Segunda Copa.
b2 | -3. Efecto. Mar, sangre.
B1 | c | 4-. La Tercera Copa.
d | -4. Efecto. Ríos, sangre.
e | 5-7. Las Cosas Oídas. (Voces angelicales).
A2 | a3 | 8-. La Cuarta Copa.
b3 | -8, 9. Efecto. Abrasador. Adoradores de la Bestia impenitentes.
a4 | 10-. La Quinta Copa.
b4 | -10-11. Efecto. El Trono de la Bestia en tinieblas. Los hombres impenitentes.
B2 | c | 12-. La Sexta Copa.
d | -12. Efecto. El Éufrates se seca.
e | 13-16.Las Cosas vistas (Tres demonios como ranas.
A3 | a5 | 17-. La Quinta Copa.
b5 | -17-21. Efecto. Terremoto, y la Gran Babilonia recordada (19).
Hemos
anteriormente observado que la 1ª y 2ª Copa forman una pareja, también la 4ª y
5ª; y al igual que la 7ª, consiste de dos partes, esto es, el derramamiento de
la Copa y su efecto. Estos tres grupos están separados por la 3ª y 6ª Copa, las
cuales tienen cada una tres partes. Al derramamiento de la Copa y su efecto se
suma, en el primer caso, las Cosas oídas;
y en el último caso, las Cosas
vistas. Y esto nos guía natural y consecuentemente al juicio sobre
Babilonia en los caps.17 y 18.
Ahora llegamos a
la traducción.
La Primera Copa y
su Efecto (16:1, 2).
El primer
versículo es general e introduce todas las siete.
16:1. Y
oí una gran voz en el cielo que decía desde el Templo (Naos) a los siete ángeles,
“Id, y derramad sobre la tierra las siete
copas de la ira de Dios”.]
Estas
siete Copas y sus efectos las tomamos como literales; esto es, siendo
exactamente lo que dicen de sí mismas.
No pertenecen al campo de las figuras literarias. El lenguaje es claro y
preciso. No tienen nada que sobrepase nuestra fe, aunque pueda ser que vayan
más allá de nuestra razón. Es cierto, son sobrenaturales, pero no innaturales.
En las plagas de Egipto, las cuales se toman comúnmente como literales, tenemos
juicios exactamente similares. De hecho, seis de las siete Copas son
exactamente las mismas que las plagas de Egipto, y Dios ha declarado una y otra
vez que los juicios finales serían iguales, o más bien peores que aquellas
(Éxodo 34:10).
La primera Copa es
igual que la sexta plaga, que produjo úlceras etc.
Las
segunda y tercera Copas son iguales que la primera plaga, cuando las aguas se convierten
en sangre.
La
quinta Copa es igual que la novena plaga, cuando las tinieblas se extienden por
la tierra.
La sexta Copa es
igual que la segunda plaga, de ranas.
La séptima Copa es
igual que la 7ª plaga, de granizo, etc.
La
cuarta es la única Copa que no tiene su paralelo en las plagas egipcias; y es
la del “calor abrasador”. Ahora bien, si seis de estos siete juicios ya han
sido del todo vistos y
experimentados, ¿por qué no se podrían mandar plagas iguales ahora, ya que se
ha dicho expresamente que los sobrenaturales acontecimientos serán “igual como…
el día que Israel subió de la tierra de Egipto” (Isaías 11:16)?
Viendo
todo esto, ¿No es extraño que estas Copas puedan haber sido entendidas o
interpretadas como:
La
primera, la Revolución Francesa; y los “dolores” de su infidelidad.
La segunda, las
guerras navales de la Revolución Francesa;
La tercera, la
campaña de Napoleón en Italia;
La cuarta, la
tiranía militar de Napoleón, etc., etc.?
Es
una pérdida de tiempo y de espacio que hagamos una crónica de tales
interpretaciones, las cuales invalidan el poder de la Palabra de Dios.
¿Será
posible que alguien crea que hemos pasado a través de la mayor parte del
“grande y terrible Día del Señor” sin saberlo; y que al mismo tiempo predique
el Evangelio de la Gracia de Dios, en vez de proclamar que “la hora de su
juicio se está acercando”? ¿Será posible que este tiempo sea verdaderamente “el
día de la venganza de nuestro Dios”, y que sin embargo, haya Ministros por
todas partes diciéndonos que el Milenio está a punto de venir, y algunos entre
ellos dicen incluso que ya ha llegado? ¿Un Milenio sin Cristo? ¡No es posible!
Los estudiantes Bíblicos, que crean lo que Dios dice, y cuyo único deseo sea
entender qué es lo que Él dice, nunca se podrán dar por satisfechos con ese
tipo de confusiones, que solamente dejan perpleja la mente, en vez de
iluminarla.
16:2.
Y fue el primero, y derramó su copa
sobre la tierra, y vino una úlcera maligna y pestilencia sobre los hombres que
tenían la marca de la bestia, y que adoraban su imagen.] La palabra “derramó” se evidencia más en
Salmos 79:1-6 y Lamentaciones.4:11; y una plaga similar ha sido ya vista más de
una vez anteriormente. Éxodo 9:8-12. Job 2:7, 8. 1ª Samuel 5:6. Números
12:10.
Y
además era uno de los juicios de amenaza para Israel. Deut.28:15, 27, 35. Lv. 26:16.
Los
primeros en sufrir esta plaga son los adoradores de la Bestia y su imagen.
Estos habían sido avisados (14:9-11) de que los que estuviesen envueltos en las
adoraciones a la Bestia (es el participio presente, tanto allí como aquí) “no
tendrían reposo ni de día ni de noche.” Aquí vemos cómo se lleva eso a cabo:
ninguno entre los que estén afligidos con estas “úlceras y peste” puede
reposar.
16:3. Y
el segundo* derramó su
copa sobre el mar, y este se convirtió en sangre como de muerto; y murió todo
ser vivo que había en el mar.] Podemos comparar esta con la segunda
Trompeta (8:8) y la primera plaga egipcia (Éxodo 7:20-25. Compare Salmos 105:29. Isaías 1:2. Nahúm
1:2-4). La comprensión literal de estas plagas torna las cosas tan claras, que
muy poca o ninguna explicación posterior es necesaria. Ellas mismas nos
explican la naturaleza y el efecto de estos juicios.
* L.T.Tr.A. WH. y
RV. omiten "ángel".
16:4. Y
el tercero* derramó su
copa sobre los ríos y ** las fuentes
de las aguas, y se convirtieron en sangre. (5) Y oí al ángel de las aguas, que decía:
“Justo
eres Tú, oh Señor, el que eres y que eras, el Santo, porque has juzgado estas
cosas. (6) Por cuanto
derramaron la sangre de los santos y de los profetas, también tú les has dado a
beber sangre: pues lo merecen”.
(7) También
oí a otro (al ángel) que desde el altar decía
“Ciertamente, Señor Dios Todopoderoso, Tus juicios
son verdaderos y justos”.
Este
es el comentario Divino proveniente del cielo sobre el juicio de la tercera
Copa. La expresión, “ángel de las aguas”, muestra que los ángeles tienen sus
esferas y oficios propios; que las manifestaciones de la naturaleza no se han
dejado al acaso, sino que Aquel que ejecuta lo que los hombres llaman “las
leyes de la naturaleza” posee una gran capacidad de ejecución para ver que esas
leyes, y la voluntad de Dios, se lleven a cabo.
El
Altar se personifica en dos sentidos (porque las oraciones de los santos están
sobre él; y los mártires están debajo suyo); o si no las palabras “[el ángel
de] el Altar" deben ser suplidas. En cada uno de los casos, el énfasis
está puesto sobre “el Altar”.
Las
palabras del Ángel, aquí, muestran que son pronunciadas en otra dispensación,
completamente diferente de la presente dispensación de gracia; en la
dispensación apropiada de retribución y juicio. Es la dispensación a la cual se
refieren pasajes tales como Ezequiel 35:6 y 16:38. Justo igual que Mateo 23:34,
35, y Lucas 11:47-51, se refiere a un día de juicio y no de gracia. Dios “no le
está imputando sus transgresiones” a Su gente en este momento, habiéndoselas
imputado ya todas a Cristo. Esto muestra que, a menos que dividamos
correctamente la Palabra de acuerdo a su dispensación, cuando la leamos solo
hallaremos en ella una enorme y desesperada confusión.
La
referencia del vers. 6 (“Por cuanto derramaron la sangre de Tus santos”, etc.)
es evidentemente al cap. 17:6; 13:15; 11:18; y el 18:20.Salmos 79 y 74 deben
ser leídos en esta conexión.
16:8. Y
el cuarto (ángel) derramó
su copa sobre el sol, al cual fue dado quemar a los hombres con fuego. (9) Y los hombres se quemaron con el gran
calor, y blasfemaron el nombre de Dios (es decir, Dios Mismo), que tiene poder sobre estas plagas, y no
se arrepintieron para darle gloria.]
Al sonido de la cuarta Trompeta el Sol se oscurece, pero solamente un tercio
suyo. Estas son las “señales en el sol” (Lucas 21:25). Isaías habla de un
tiempo cuando “los habitantes de la tierra
están siendo puestos a fuego y
pocos escapan” (Isaías 24:6; 42:25). Compare Malaquías 4:1 donde dice: “He
aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los
que hacen maldad serán estopa”. Los efectos morales que produce en los hombres,
aquí, son un desafío o provocación a las demandas del ángel en 14:6, 7. Se rehúsan a “darle gloria a Dios”. No claman por una tregua, ni
tregua se les dará. ¡Sin embargo los hombres nos dicen que todo lo que tenemos
aquí, no es más que la tiranía y opresión de Napoleón!
16:10.
Y el quinto (ángel) derramó su copa sobre el trono de la
bestia; y su reino se cubrió de tinieblas, y mordían de dolor sus lenguas, (11)
y blasfemaron contra el Dios del cielo
por sus dolores y por sus úlceras (vers. 2), y no se arrepintieron de sus obras.] Esto prueba que las Siete
Asambleas pertenecen, por interpretación,
a la dispensación del juicio. Porque a la Asamblea de Pérgamo le dice
Cristo: “Yo conozco tus obras y dónde moras; donde está el trono de Satanás,
pero retienes mi nombre, y no has negado mi fe, ni aun en los días en que
Antipas mi testigo fiel fue muerto entre vosotros, donde mora Satanás” (2:13;
13:2). Así que no solamente está claro que estas Asambleas se hallan sobre la
tierra en ese tiempo, sino también que el cap.12 registra acontecimientos
anteriores al cap. 2, y que la persecución y martirio del cap.13 ya habían tenido inicio en los días a los
cuales se refiere el cap.2:13. Esta Copa inicia un ataque directo sobre el
trono de la Bestia, el vice gerente de Satanás. Ya no le es posible defenderse
a sí mismo contra esta plaga de tinieblas así como Faraón tampoco fue capaz.
(Éxodo 10:21-23). La oscuridad que aquí se refiere será tan real como la
oscuridad que hubo en Egipto. Joel profetizó sobre esto mismo cuando dijo (2:1, 2,
31):
“Viene el día del Señor…
Día de tinieblas y de oscuridad;
Día de nube y de sombras.
El sol se convertirá en tinieblas,” etc.
Día de tinieblas y de oscuridad;
Día de nube y de sombras.
El sol se convertirá en tinieblas,” etc.
En
Marcos 13:24, 25, el Salvador dijo “el sol se oscurecerá, y la luna no dará su
resplandor”.
Grande
es la vejación causada por esta terrible oscuridad. Y a pesar de eso, todavía
se nos pide que creamos que, todo esto, no es otra cosa sino la Prohibición de
los Monasterios, etc., en Francia, en 1789, llevada a cabo por Napoleón.
¿Es
sólo esto en lo que todos los profetas se han ocupado? Aun los símbolos deben
representar cosas congruentes. ¡Sin embargo, aquí, el aparecimiento de las
densas tinieblas lo toman ellos para simbolizar la abolición de la causa de las tinieblas! Si las tomasen
para simbolizar la instauración de
los monasterios, sería más relevante. No es de maravillarse que las tinieblas
hayan encubierto este libro…cuando la imaginación es sustituida por la fe.
La
sexta Copa, igual que la tercera (16:4, 5), tiene tres divisiones (mientras que
todas las demás solo tienen dos). Estas tres son (1) el derramamiento, (2) el
efecto que produce, y (3) las cosas vistas. La tercera Copa era igual, excepto
que allí teníamos las cosas oídas: y aquí tenemos las cosas vistas.
16:12.
Y el sexto [ángel*] derramó su copa sobre el ** gran rio Éufrates; y el agua de este se secó,
para que estuviera preparado el camino para los reyes del oriente.]
Nosotros tomamos esto en referencia al rio Éufrates actual. Todo lo demás en el
capítulo es literal; y esto también. No hay motivo alguno de por qué no debería
ser así. Todos aquellos que aseguren que esto significa el declinar del Imperio
Turco, lo dicen bajo su entera responsabilidad. No hay ni una sola palabra aquí
que a eso se refiera, y no hay nada que nos lleve a imaginarnos algo así; especialmente
cuando pensamos sobre el objeto o finalidad por el cual el río viene a secarse.
La sexta Trompeta tiene que ver con el río Éufrates también. El contexto aquí,
y las “cosas vistas” en conexión con estas Copas, nos dicen que los reyes de la
tierra están a punto de reunirse para la gran batalla, la cual están a punto de
entablar los ejércitos Celestiales y Satánicos y terrenales. Es precisamente
teniendo en vista los preparativos para esta reunificación que se prepara el camino de estos reyes que vendrán
del Oriente. La Copa se conecta con el juicio, y no con la misericordia; y por
eso, el interpretar a estos reyes como si fueran de las Diez Tribus, o de los
“príncipes Cristianos”, o de cualquier acontecimiento que sea propicio o
auspicioso, se encuentra fuera de toda armonía con el alcance o cuadro completo
del contexto. Cuando suene la sexta Trompeta se va a levantar un ejército
sobrenatural para matar la tercera parte de los hombres. Aquí, bajo la sexta
Copa, se congrega un vasto número de ejércitos humanos, la totalidad de los
cuales es destruida por Dios. Además, un efecto similar sobre el río Éufrates
es también objeto de otra profecía: “Y secará Jehová la lengua del mar de
Egipto; y levantará su mano con el poder de su espíritu sobre el río (Éufrates),
y lo herirá en sus siete brazos, y hará que pasen por él con sandalias”. (Isaías 11:15).
* G.L.T.Tr.A. WH.
y RV. omiten "ángel", aunque tenemos que suplir la Ellipsis
como anteriormente.
** G.T. omite el
artículo "el." Tr. y WH. lo ponen entre comillas..
Una
vez más, “Yo los traeré de la tierra de Egipto, y los recogeré de Asiria; y…se secarán todas las profundidades del río; y la soberbia de Asiria
será derribada, y se perderá el cetro de Egipto”. (Zacarías 10:10, 11).
Los
reyes del Oriente viajan desde el Occidente a Palestina. El Este y el Oeste
deben reconocerse desde el punto geográfico da la profecía, y no el del lector.
Aquí, ese punto geográfico es el Territorio de Dios y la Ciudad.
El
Éufrates es de hecho un gran río, como aquí se declara. Tiene cerca de 1.800
millas de longitud, y desde Mohammarah hasta el mar es de 3.600 pies de anchura
y 30 pies de profundidad.* Este es el río que va a secarse para facilitar la
reunificación de esta Cruzada infernal contra el Cordero y Sus huestes. Se
congregan para ir al matadero, del cual nunca regresarán. Esta es la reunión
que la Escritura comienza ahora a describirnos.
* Vea el libro de
Chesney Euphratean Expedition.
16:13.
Y vi salir de la boca del dragón, y de
la boca de la bestia, y de la boca del falso profeta, tres espíritus inmundos a
manera de ranas. (14) (pues son
espíritus de demonios, que hacen señales, y van a los reyes de la tierra en
todo el mundo, para reunirlos a la batalla de aquel gran día del Dios
Todopoderoso.] El Espíritu Santo no dice que fuesen ranas, sino que
eran parecidos a las ranas. Pero realmente lo que dice es que no eran ranas, así que no es igual que
la plaga de ranas en Egipto (Éxodo 8:1 a 14), sino que son “espíritus”, esto
es, espíritus demoniacos. Son ellos los que operan los milagros, igual que los
hace el falso profeta (13:13 a 15. 2ª Ts. 2:9).
Ellos aparentemente dan una evidencia convincente de su
realidad y misión: y si pudieron por un hombre ser reunidos millares para las
Cruzadas (como hizo Pedro el ermitaño), habrá decenas de miles que serán
reunidos y persuadidos por estos demonios hacedores de maravillas, para que se
junten a las huestes que avanzan contra Dios y Sus santos. En 1ª Reyes 22:19 a
38 encontramos una persuasión muy real y similar. Vea también Joel 3: 9-11. Salmos 2: 1-3.
Entonces
llegamos a esta frase en interjección, que debe ser leída como un paréntesis;
porque no interfiere con el curso de los acontecimientos proféticos. *
*
Cuando un paréntesis está completo en sí mismo, y es independiente del contexto,
se denomina Parembole. Vea Figuras Literarias, p. 476.
Al
tiempo que los espíritus demoniacos van reuniendo a los reyes y sus ejércitos,
Juan escucha la Voz de Cristo, diciendo:
[15.”He
aquí, yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas,
para que no ande desnudo, y vean su vergüenza".] Estas palabras
están dirigidas a la hueste opuesta, a los que no han adorado a la Bestia o su
imagen, y que no han recibido su marca o el número de su nombre. Son ellos los
que reciben esa Bendición para darles ánimo y exhortarlos. Es cierto, es “como
un ladrón” que ahora él se acerca. Esto prueba que la Iglesia de Dios no se
halla en los escenarios de juicio que aquí están descritos, porque a los
creyentes tesalonicenses se les aseguró positivamente que aquel día NO les
sorprendería como ladrón (1ª Ts. 5:4. Compare con Mateo 24:38 a 44. Lucas 12:35
a 40). Esta bendición no es para nosotros ahora en esta dispensación de gracia,
con toda seguridad no es para nosotros. El Señor está, entonces, a punto de
llegar como un ladrón. Ese es el motivo de este aviso; y por eso esta
bendición. Aquellos que más de ella precisen serán los que se hallen en la
tierra en ese momento, como lo aprendimos del cap. 3:3 (compare con 13:34 a
37).
Después
de esta Parembole la profecía procede
como si no hubiese sido interrumpida.
16:16.
Y (Ellos, es decir, los espíritus demoniacos del vers.14) los reunieron (esto es, los reyes y sus
ejércitos) en el lugar que en hebreo se
llama Armagedón*] Esta mención de hebreo conecta el Apocalipsis con los
Evangelios (Vea Juan 5:2; 19:13, 17. Y también Ap. 9:11). Y en esto tenemos
también una referencia en el Antiguo Testamento. El nombre (…) (har…megiddo) significa el monte de Meguido; y el nombre es un
augurio del resultado que se dará en esa batalla. Porque allí destruyeron
Débora y Barac a Sísara y a sus huestes (Jueces 5:19); allí también fue
asesinado el Rey Josías por el Faraón Necao, rey de Egipto (2ª Reyes 23:29. 2ª
Crónicas 35:22 a 25). Matanzas y lamentaciones se asocian con Meguido (Zacarías
12:11). En Isaías 10:28, que describe la invasión del Anticristo, la versión
Septuaginta traduce Meguido.
* Así es formulado
por G.L.T.Tr.A. WH. y RV.
Meguido
probablemente signifique un lugar de
tropas, proveniente de (…), (gad) un
bando (Génesis 49:19); y el verbo (…) (gadad),
cortar en pedazos. (Vea Dt. 14:1. 1ª Reyes 18:28. Jeremías 16:6; 41:5.
Miqueas 5:1). Hace parte del gran complot de Esdraelon. Es una localidad real,
y las transacciones que van allí a tener lugar también son muy reales.
Una
vez que se acaban de reunir a todas las huestes del enemigo, cesa la sexta
Copa. La descripción de los acontecimientos que tienen lugar se deja para más
adelante, hasta que los acontecimientos de la séptima Copa traigan consigo la
catástrofe final en el capítulo 19. Allí tenemos la batalla en si misma (19:11
a 18). La sexta copa nos trae al punto donde se ven todas las cosas ser
preparadas, y entonces abruptamente se corta como para permitirnos que
lleguemos al mismo punto, pero a través de otro curso de acontecimientos, los
cuales se dan por el derramamiento de:
La Séptima Copa (16:17 a 21).
16:17.
Y el séptimo [ángel*] derramó su copa por el aire; y salió una
gran voz del templo del cielo, del trono (Naos), diciendo: Hecho está”.] Es decir, la última Copa ha sido, finalmente,
derramada; el ultimo juicio introducido; la última plaga tiene inicio. Esta
consuma todo y colmata y cumple todos los Consejos Divinos en cuanto a estos
juicios. Por eso sobresale esta voz; y se hace este solemne anuncio, “Hecho
está”. El Templo se ve al cierre de cada una de de las tres series de juicios.
Esta es la última. En el Nuevo Cielo y Nueva Tierra no habrá Templo alguno
(cap. 21:22). Este es el acto final, el cual trae cronológicamente la apertura
del cielo y la aparición del mismo Hijo de Dios para la batalla en 19:11.
* G.L.T.Tr.A. WH.
y RV. omiten "angel", pero la Ellipsis debe ser suplida como
anteriormente.
Pero
antes de que eso suceda, se nos detiene y nos habla de la destrucción de Babilonia
y el Imperio de la Bestia (caps. 17 y 18); y el agrupamiento de los ejércitos
celestiales (cap. 19). Se nos avisa, como siempre, de las conmociones en el
cielo y en la tierra, las cuales se dan en un recuento general o resumen.
16:18.
Entonces hubo relámpagos, y voces y
truenos, y un gran temblor de tierra, un terremoto tan grande, cual no lo hubo
jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra.] En la apertura del sexto Sello se da un
resultado similar a este (8:5); y al tocar la séptima Trompeta (11:19). Este es
el gran terremoto del que hablan los profetas (Ezequiel 38:20. Isaías 2:19, 21. Hageo 2:21, 22).
16:19.
Y la gran ciudad fue dividida en tres
partes, y las ciudades de las naciones cayeron; y la gran Babilonia vino en
memoria delante de Dios, para darle el cáliz del vino del ardor de su ira.]
No solo la gran Babilonia se divide en tres partes debido al terremoto, sino
que, además, las ciudades principales de las naciones confederadas, las aliadas
de la Bestia (vers.14; 12:13 a 17) se destruyen también. Algunos afirman que la
“Gran Babilonia” significa a “Roma”; otros sostienen que es “Jerusalén”;
mientras que otros, como nos ocurre a nosotros, creemos lo que está escrito.
Babel o Babilonia fue el escenario de la primera apostasía o alejamiento de
Dios después del Diluvio. Siempre fue enemiga del pueblo de Dios, ella llega a
ser en los postreros días la metrópolis del gran Imperio gentil como vimos en
la imagen y el sueño de Nabucodonosor. Dios prometió que traería a Su memoria
Su pacto con Israel; y cuando lo hizo, prometió también acordarse de Babilonia
en los días de Su ira. Por ese motivo clama Su pueblo, “Acuérdate, Oh
Señor”. Salmos 137; 48:3; 15:8, 42.
Babilonia
solo se destruye parcialmente ahora, como prueba de su total destrucción que
tendrá lugar inmediatamente a seguir. Caerá una décima parte de la ciudad, tal
como se nos avisa en 11:12, 13. Y los caps. 17 y 18 van a hablarnos sobre las
causas, y de las maneras, y de las consecuencias de este juicio.
16:20.
Y toda isla huyó, y ciertos montes
fueron hollados. (21) Y cayó del
cielo sobre los hombres un enorme granizo como el peso de un talento; y los
hombres blasfemaron contra Dios por las plagas del granizo; porque su plaga fue
sobremanera grande.] Los juicios van en aumento y son cada vez más severos.
En el cap. 6:14, las montañas y las islas fueron removidas. Aquí huyen.
Inmediatamente a seguir la tierra entera y el cielo salen huyendo, y ya no se
halló lugar para ellos. No hay ningún artículo antes de los montes, por eso hemos
suplido su ausencia por la palabra “ciertos”. Si se hubiese querido decir todos
los montes, se habría empleado el artículo. Existirán montañas durante el
Milenio. (Vea Salmos 72:3, 16; 148:9. Isaías 2:2; 44:23. Ezequiel 36:8). La
plaga de granizo en Egipto fue real (Éxodo 9:18 a 21). Tal y cual es esta
también. ¿Por qué no? Las piedras eran de hecho de gran tamaño. Un talento
judío tenía 114 libras de peso. Josefo dice que piedras con el peso de un
talento fueron arrojadas por los Romanos
contra Jerusalén (Guerras III. VII.
9) Claro está que Dios puede arrojar desde el cielo lo que los hombres pueden
arrojar sobre la tierra.
M.
Huc dice, en su libro Viajes en Tartaria*:
“El granizo es de frecuente ocurrencia en esta infeliz región, y las
dimensiones de las piedras de granizo son generalmente enormes. Hemos visto
algunas con más de doce libras de peso. Algunas veces hubo momentos que eran
capaces de exterminar rebaños enteros. En 1843, durante una de esas tormentas,
se escuchó en el cielo un ruido como el de un viento impetuoso, y con él cayó
en un campo cerca de una casa, una masa de hielo más grande que una piedra de
molino común. Se había hecho pedazos con el impacto; y aunque el sol apareció
en toda su fuerza, pasaros tres días hasta que se derritiesen del todo esos
pedazos.
* Vea Viajes en
Tartaria, por M. Huc, vol. i. p. 12. "National Illustrated
Library."
El
granizo ya había sido un ingenio de guerra de Dios, más allá en el tiempo del
uso o defensa del hombre. (Vea cap. 11:19. Éxodo 9:22 a 26. Salmos 78:47;
105:32. Josué 10:11). Y son las pruebas de la ira Divina. (Vea Isaías 30:30. Ezequiel 13:11).
No
es de extrañar que, la blasfemia que sigue proveniente de los adoradores de la
Bestia, impenitentes hasta el final, sea también grande en gran manera.
Esto
concluye los grandes Juicios de las Siete Copas registradas en el cap. 16.
Ahora llegamos al cap. 17, a los Juicios de la gran Ramera.
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