Donaciones
Fuera de México:

Check out with PayPal

EL GRAN SECRETO SAGRADO. PARTES 1-6 Por E.W. Bullinger

Por E.W. Bullinger
De la publicación  “Things to come”- “Cosas por venir”
Traducido por Juan Luis Molina
Y Claudia Juárez

PARTE 1.
Septiembre de 1895.
Génesis 1:1 a Apocalipsis 22:2

            No hay un tema de más grande importancia para el Cuerpo de Cristo que aquel que, en el Nuevo Testamento, se denomina El Gran Secreto Sagrado; pero no todos los cristianos están en condiciones ni en posición para recibirlo. Sino solamente aquellos que han creído al Padre, y que han sido así justificados como lo fue Abraham, es decir, por la fe en Su Palabra en relación a la sangre redentora; y quienes, en la obediencia de fe, se reconocen a sí propios muertos y levantados de nuevo en Cristo, llenos con espíritu santo y poder, y cuya ciudadanía se halla ahora en los cielos – solamente estos pueden ser el recipiente adecuado de la maravillosa revelación del Gran Secreto Sagrado de Cristo. Esta Era actual del Secreto Sagrado en la cual vivimos es el punto central del Plan Divino de Dios; donde la Multiforme Sabiduría de Dios se ha dado a conocer.   


      
De GÉNESIS 1:1 a APOCALIPSIS 22:21

A| La Creación Primaria, el primer cielo y la primera tierra (Gén.1:1, 2ª Pedro 3:6)
    B| La Primera Rebelión de Satanás (Génesis 1:2; 2:25)
       C| La Tierra Restaurada y Bendecida (Gén. 1:2; 2:25) El Cielo y Tierra actuales (2ª Pedro 3:7)
          D| La introducción de Satanás y la Consecuencia (Gen.3)
             E| La Humanidad tratada en su Totalidad. (De Gén.4 a 11:30)
               F| La Nación Escogida y Bendecida (de Gén.11:31 a Malaquías)
                 G| La Parousia  (presencia) del Señor (Rom.15:8, Los Cuatro Evangelios)
                    H| El Cuerpo DEL CRISTO reemplazado (las Siete Epístolas a la Iglesia)
                    H| El Cuerpo DEL CRISTO izado al cielo (de 1ª Tes.4:13 a 5:11)
                  G| La Parousia /presencia) del Señor (Apocalipsis, El Día del Señor)
                F| La Nación Escogida de vuelta a ser llamada y bendecida (Ap., Daniel)
              E| La Humanidad tratada en su Totalidad Joel 3:2, Mateo 25:31 a 46)
            D| Satanás encadenado y la Consecuencia (Ap.20:1-3)
         C| La Tierra Restaurada y Bendecida (Ap.20:4-6)
      B| La Rebelión Final de Satanás (Ap.20:7-10, El Gran Trono Blanco)
   A| El Nuevo Cielo y la Nueva Tierra (Ap. Cap. 21 y 22, 2ª Pedro 3:12-13)


            El grato mensaje o buena nueva del Padre concerniente a Su Hijo Jesucristo ya había sido prometido a través de los Profetas en la Palabra de Dios, así como leemos en Romanos 1:1-3; pero el Gran Secreto Sagrado del Cuerpo de Cristo nunca antes había sido revelado, y no era por tanto ni hacía parte del sujeto o tema principal de la Profecía del Antiguo Testamento. Sino que fue el tema de una especial revelación posterior, a los Apóstoles, y Profetas, y a los Santos posteriores, a través del Apóstol Pablo primero, a quien, y por quien este Sagrado Secreto fue primeramente anunciado a los oídos mortales. El Gran Secreto revelado le fue solamente comunicado a los Santos que habían sido redimidos por la preciosa sangre de Cristo, los cuales habían sido justificados por fe, y sellados con el espíritu santo de la promesa; solamente aquellos a quienes Dios, que es rico en misericordia, le plació darles a conocer lo que desde siempre había estado escondido en Sí Mismo, y que nunca antes le había dado revelar a los hijos de los hombres.

            Cuando los cristianos abandonaron su primer amor en los tempranos días de la historia de la cristiandad, esta preciosa revelación fue aparentemente la primera que llegó a desvanecerse y se perdió de vista. Después, entonces, la verdadera enseñanza concerniente al espíritu santo en la Asamblea, también fue oscureciéndose gradualmente cada vez más, especialmente cuando el simple fundamento de la verdad de la justificación basada en el principio de la sola fe se fue poniendo también en el olvido. Estas preciosas verdades – por la paciencia y misericordia del Padre, van siendo una a una parcialmente recuperadas en estos últimos tiempos, retiradas del maravilloso tesoro de Su Palabra, pero nunca hasta ahora, tal vez, en su frescura y claridad original. 

            Es nuestro objetivo ahora, por tanto, dependientes de la bondad del Padre, y dependientes también sobre la guía del espíritu santo, hacer alguna cosa para recobrar la bendita verdad concerniente al Sagrado Gran Secreto, y así procurar ser un buen escribano, sacando de los tesoros del Maestro algo que es antiguo y sin embargo nuevo; nuevo y sin embargo antiguo.
         Será bueno que comencemos por definir nuestros términos, y obtener un buen entendimiento en cuanto a: 

            EL SIGNIFICADO DE LA PALABRA MUSTERION      

            En el griego, la palabra musterion significa un sagrado secreto religioso. La Biblia de Rotherham ha traducido musterion, como sagrado secreto en casi todos los casos. Aparece en la Septuaginta solamente en nueve ocasiones como la equivalente de la palabra hebrea ratz, que significa ocultar, de ahí, por tanto, un secreto. Aparece en Daniel 2:18, 19, 27, 28, 29, 30,  47 (dos veces), y en 4:9, y casi siempre se traduce secreto. Era el secreto sagrado del sueño que se le había olvidado a Nabucodonosor, y que no podía relatar, hasta que Dios se lo reveló a Daniel.
    
            Así, pues, está perfectamente claro y es cierto que, la palabra musterion, tal como se emplea en la Escritura, es un secreto sagrado. Sin embargo, a finales del segundo siglo después de Cristo, la palabra musterion adquiere un uso adicional. Se utilizó no meramente  hablando de un secreto sagrado, sino además como de un signo o símbolo secreto. En este sentido la emplearon los padres griegos para denotar cualquier signo o señal, tanto de palabras como de actos. Hablaban por ejemplo de la ofrenda de Isaac como si fuese un musterion, es decir, un signo o símbolo o ilustración del secreto propósito de Dios concerniente a Su Hijo Jesucristo.

            Y usaban la palabra intercambiándola con las palabras tupos, tipo; sumbolon, símbolo, y parabolee, parábola. Así que tiene un sentido, por tanto, similar a estas palabras.

            Justino Martir (148 D.C.) por ejemplo dice que, en todas las falsas religiones, la serpiente se representaba como un gran símbolo y misterio (Apología 1:27). Y refiriéndose al Cordero Pascual, dice, el musterion por tanto del Cordero…era un tipo o ilustración de Cristo. Hablando de Isaías 7:14: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, él comenta lo siguiente: una vez que esto se refiere a la casa de David, Isaías estaba explicando cómo aquello que fue dicho por Dios a David, en un Secreto, vendría efectivamente a suceder. Y añade: “tal vez no seas consciente, amigo mío, acerca de esto – que había muchos dichos oscuros, o en parábolas; por señas secretas; o en símbolos, los cuales los profetas que vivieron después de las personas que los habían dicho o hecho, expandían e interpretaban  (Tripho, c.68). 

            Un secreto era prácticamente sinónimo con un símbolo, y sin embargo había una leve diferencia. Tal vez se expresase mejor como un signo secreto; y este era el uso que tenía la palabra cuando le fue dada la Revelación o Apocalipsis a Juan. Por eso mismo, en ese Libro, debemos darle a la palabra este significado. En Ap.1:20, se emplea hablando del Sagrado Secreto de las siete estrellas, y en el cap. 17:5, 7, se utiliza hablando de Babilonia. Es por eso que, en estas cosas, tenemos que ver una secreta señal o signo de algo que estaban representando por detrás.  

            Es muy significativo además que poco después de esto encontremos la versión Latina traduciendo la palabra musterion (en Efesios 5:32) por la palabra sacramentum, es decir, sacramento. ¡Por eso sabemos positivamente que en aquel tiempo la palabra sacramentum, o sacramento, significaba simplemente un signo secreto o símbolo! Todavía no había adquirido en aquel entonces su uso teológico posterior que conocemos hoy; sino que la palabra “sacramento” hacía referencia meramente a un símbolo, o a un hecho simbólico, un signo secreto, el cual representaba por detrás suyo la muerte del Señor. 

            Las etimologías populares de la palabra actual, están por tanto del todo equivocadas y son engañosas. Si la palabra (de acuerdo a Tertuliano) hacía cualquier referencia a un juramento militar, eso se debía sencillamente a que en la administración de tal juramento se daban algunas señales secretas o se hacía con una simbólica representación. Así que es cierto, por tanto, que el uso moderno eclesiástico de la palabra sacramento no solo es una grosera tergiversación de la verdad, sino que además se basa en la ignorancia de la historia de la palabra.

            1| La palabra griega musterion significa un secreto sagrado; y posteriormente un signo o símbolo secreto.  

            2| La palabra latina sacramentum se emplea en la Vulgata como la equivalente a musterion en Efesios 5:32, por tanto sacramentum significaba, y significa, un signo secreto o símbolo. 

            Esto nos da el verdadero significado de la palabra tal y como la emplean los Reformadores en una de sus oraciones. Cuando dicen estos santos misterios, lo que quieren decir es las conmemoraciones especiales del pan y del vino, es decir, los signos y símbolos que se emplean para mostrar por detrás la muerte del Señor. Así, pues, en nuestra procura de la verdad, dos grandes errores hemos ya corregido: El verdadero significado de la palabra musterion en las Escrituras no es algo que no se pueda entender, sino algo guardado en secreto – una verdad sagrada y secreta o señal, revelada para los iniciados. Y la palabra teológica  original Sacramento no es cualquier acto impostor eclesiástico, sino un simple acto simbólico, a través del cual la gente del Señor muestra por detrás de él, la muerte de su Señor.
    Ahora, por tanto, estamos preparados para aplicar el significado de la palabra musterion, de manera acertada, a los varios pasajes en el Nuevo Testamento donde se emplea.
     

EL GRAN SECRETO SAGRADO
PARTE 2:
El Secreto Del Intervalo
Octubre de 1895.
           
            Hay varios secretos sagrados, los cuales están declarados en la Escritura; y hay uno en particular que se denomina el gran secreto sagrado. Todos ellos están conectados con el presente intervalo actual, entre la primera y segunda Venida del Señor Jesús. El hecho de que habría un intervalo de tiempo (el actual) entre los sufrimientos de Cristo y las glorias que vendrían (Lucas 24:46) no fue nunca revelado en el Antiguo Testamento.   

            Los sufrimientos en sí, no fueron nunca un secreto; ni tampoco las glorias que vendrían después. Ambas cosas fueron el tema principal de la profecía del Antiguo Testamento. Ambas se hallan allí plena y claramente reveladas. Y lo que es más significativo acerca de estas profecías es lo siguiente: que mientras que las glorias aparecen sin referencia alguna a los sufrimientos; sin embargo, nunca tenemos una profecía de los sufrimientos sin encontrar, en el contexto inmediato, una referencia a la gloria venidera.

            Los profetas que profetizaron, y todos los que oyeron o leyeron sus palabras, estaban perfectamente conscientes de estos dos grandes hechos: los Sufrimientos, y la Gloria; sin embargo, eran completamente ignorantes en cuanto a cuál sería el intervalo, si es que alguno hubiese (como hoy sabemos), que los separasen entre sí. No sabían si la gloria vendría inmediatamente a seguir a los sufrimientos o si habría un intervalo de un año, o diez años, o cien, o mil años entre los dos hechos. No había nada que  les diera información alguna a este respecto. Es por eso precisamente, que se hallaban sin lugar a dudas perplejos. De hecho, Dios nos dice (1ª Pedro 1:10-11) que inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación, escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos. Pero nada había que pudiera aclararles nada con respecto a cuánto tiempo debería pasar, entre los sufrimientos y la gloria. Estaba claro que no podrían ser cosas simultáneas. Pero ¿Cuál podría ser el tiempo que transcurriría entre ambas predicciones? 
 
      
Una manera de solucionar la dificultad sugería que habría dos mesías: Uno, el Mesiah-ben-Joseph, el cual pasaría por los sufrimientos; y el otro, Mesiah-ben-David, que disfrutaría de las glorias. Algunos presumen que la pregunta de Juan el Bautista, en Mateo 11:3, se refiere a esta antiguo credo tradicional cuando envió a dos de sus discípulos a preguntarle a Jesús, ¿eres tú aquel que había de venir, o esperaremos a otro?

            Nadie podía saber qué persona o qué tiempo indicaba el lapso que debía haber y transcurrir entre los sufrimientos y la gloria.  Fueron asuntos inescrutables. Había, eso sí, riquezas que podían ser exploradas en aquel entonces. Muchas promesas y profecías conectadas con Cristo podían entonces ser entendidas, investigadas, trazadas y disfrutadas por los fieles de aquel tiempo. Los profetas transportaron a sus lectores desde la cumbre de una montaña – los sufrimientos, a la cumbre de la otra – la gloria, pero el valle que había entre estas dos montañas no podían ellos explorarlo. Nosotros, que por gracia se nos ha introducido en el gran secreto sagrado, y que tenemos la clave para abrir estos tesoros, podemos saber algunas cosas de estas riquezas de (o pertenecientes a) Cristo. Así que hubo también otras riquezas conectadas con Cristo que fueron insondables e inescrutables en tiempos pasados. En conexión con este secreto del presente intervalo, y, de hecho, formando parte  de él, había, como ya hemos dicho, otros varios secretos sagrados:  
   
            (1) LA DURACIÓN DE LA CEGUERA DE ISRAEL  (Romanos 11:25)      
             
La ceguera por la que Israel pasaría no era ningún secreto. Fue plenamente revelada en el Antiguo Testamento. En el año que el rey Uzias murió, Isaías tuvo una gloriosa visión del rey de Israel preparatoria a la solemne misión que había recibido:
      
Anda y di a este pueblo: Oíd bien, y no entendáis; ved por cierto, más no comprendáis. Engruesa el corazón de este pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni su corazón entienda, ni se convierta, y haya para él sanidad. Y yo dije ¿Hasta cuándo Señor? (Isaías 6:9-11). 

¿Hasta cuándo? Sí, esta era la gran y ansiada pregunta de Isaías. El profeta indagó y procuró diligentemente qué tiempo. ¿Cuánto tiempo? Preguntó, ¿Cuánto tiempo durará esta ceguera a Israel? Este decreto de ceguera dictada judicialmente fue pronunciado debajo de las circunstancias más impresionantes. Todas las cosas que en él aparecieron añadían solemnidad e importancia a la ocasión. Y cuando llegamos al Nuevo Testamento encontramos la misma profecía tres veces referida: Mateo 13:14 (la profética Palabra de Dios), 15; Juan 12:40 (Isaías vio la gloria de Cristo); y Hechos 28:26 (bien habló el Espíritu Santo, por Isaías). 
   
            La ceguera de Israel en sí, por tanto, había sido el tema de esta especial revelación, y no era por tanto ningún secreto. Fue revelado que sería tan larga como la desolación permaneciese en el territorio. Pero había una cosa en conexión con ella que sí fue guardada en secreto, y que fue posteriormente revelada en Romanos 11:25, donde hablando de esta ceguera, está escrito: Porque no quiero hermanos que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento (ceguera) en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles. Aquí es donde se reveló el sagrado secreto, y por fin se dio la respuesta a la pregunta ¿Cuánto tiempo? Ya no somos ignorantes en cuanto a la duración de esta ceguera en parte; sabemos que su decreto fue anunciado, y sabemos cuándo llegará a su fin.    

(2) EL SAGRADO SECRETO DEL REINO (Mateo 13:11, 35) 

Tampoco era secreto alguno que el reino, tan de tiempo atrás profetizado, sería repudiado y despreciado; que el Rey no sería bien recibido; que el Mesías sería despreciado, y que, por tanto, el reino no sería en aquel entonces erguido. Todo esto fue un claro asunto de revelación Divina. Muchas profecías lo habían declarado. Pero lo que sucedería con el reino durante el repudio y expulsión del Rey no fue revelado; esta parte se mantuvo en secreto. No puede haber un reino sin un rey, por tanto, mientras Él esté fuera, el reino debe hallarse en suspense. En el Antiguo Testamento tenemos el reino profetizado. En los Evangelios y en Hechos tenemos el reino repudiado. En las Epístolas tenemos el intervalo entre este repudio y el asentamiento todavía futuro del reino en poder Divino, juicio y gloria, que se muestra en el Apocalipsis.    
           
En estas Epístolas tenemos el intervalo, pero principalmente en su relación a la Iglesia. En estas Epístolas no aprendemos qué es lo que ocurre con el reino; los secretos sagrados concernientes a esto no están aquí en ellas revelados. Sino que es en Mateo 13 que el Señor Jesús, en siete parábolas, describe el curso del reino desde la primera siembra de su semilla por el Hijo del Hombre, hasta el asentamiento final del trono de Su gloria; y en todas estas parábolas no hay referencia alguna a la Asamblea o Iglesia de Dios. La Asamblea de Dios, como ahora veremos, no es el tema de estas parábolas, siendo por sí misma otro secreto sagrado, denominado enfáticamente el gran secreto sagrado. Estas parábolas, en cambio, conciernen al reino, y claramente se nos dice el motivo por el cual se declara, y cuál era su sujeto principal así como su objetivo.  

            En el vers.10, los discípulos se le acercaron y le dijeron, ¿Por qué les hablas por parábolas?

            Y él respondiendo les dijo, porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino – más a ellos no les es dado. Entonces en el vers. 34 leemos, todo esto habló Jesús por parábolas a la gente, y sin parábolas no les hablaba, para que se cumpliese lo dicho por el profeta (Salmo 88:2) cuando dijo— ¡abriré en parábolas mi boca; declararé cosas escondidas desde antes de la fundación del mundo!

            Por tanto, en estas siete parábolas, tenemos la revelación de los secretos sagrados concernientes al reino de los cielos; es decir, qué es lo que sucedería en consecuencia de y después de su repudio y expulsión, y se nos dice que, estas cosas, habían sido guardadas en secreto por todas las edades. Y posteriormente, que cuando el Señor Jesús habló en parábolas, habló, no para revelar los sagrados secretos a las multitudes, sino para ocultárselos; y también para que Sus discípulos y nosotros pudiésemos entenderlos. Está claro, por tanto, que no debemos procurar encontrar el Cuerpo de Cristo en estas parábolas, sino que, cualquier cosa que de ellas podamos aprender, debemos distinguirlas bien entre estos sagrados secretos del reino, y el gran sagrado secreto concerniente a Cristo y a la Asamblea.
      
           
(3) EL SAGRADO SECRETO DE INIQUIDAD (2ª Tesal.2:7)

Del rechazo del reino se nos lleva, hemos aprendido, al tiempo del fin, al tiempo de la tribulación de Jacob (Jer.30:7), cuando el Hombre de Pecado venga a ser revelado. Será manifiesto a su debido y señalado tiempo. Pero se nos avisa que aun ahora mismo, ¡sí!, incluso en el tiempo que se dio la revelación en 2ª Tesal.2:7,  el misterio del inicuo ya se hallaba en operación. Aun ahora, en el momento presente y actual, vemos este secreto propósito operando. La iniquidad está siendo desarrollada. La vemos en la familia, en la sociedad, en la iglesia y en el Estado. Si se nos pidiese que describiésemos el más grande rasgo que caracteriza nuestro tiempo, bien podríamos definirlo y decir que es la iniquidad. Esta es la obra del consejo secreto y que prepara el propósito del Anticristo venidero, cuya abierta manifestación será la señal del cierre de este presente intervalo, y cuya destrucción final marcará el comienzo del Reino de Cristo. Porque entonces (es decir, en los días que comience a tocar la trompeta el séptimo mensajero) el misterio de Dios se consumará, como Él lo anunció a Sus siervos los profetas (Ap.10:7).




EL GRAN SECRETO SAGRADO
PARTE 3
Noviembre de 1895

            Hay tres importantes Escrituras en las cuales el “Gran” secreto sagrado se halla especial y formalmente revelado. Y hay además otras, que contienen definidas enseñanzas  concernientes a él, recibiendo de él claridad, y dándoles a su vez más luz. Vamos a considerar cada una de ellas en su debido orden.

            PASAJES QUE REVELAN FORMALMENTE EL GRAN SECRETO SAGRADO      

            Colosenses 1:24-28a  

               Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo (esto es, el Cristo, de quien el cuerpo es compuesto por la Eclesia, no la persona de Cristo) por su cuerpo que es la iglesia, de la cual fui hecho ministro—según la administración de Dios que me fue dada para con vosotros, para que anuncie cumplidamente la palabra de Dios, el misterio (o secreto) que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado en sus santos—A quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria—a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría. En el cap.2:2, el Apóstol se debate y lucha para que sean consolados sus corazones unidos en amor, hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio (o secreto) de Dios el Padre, y de Cristo. En quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento. 

        Aquí, aprendemos que este gran sagrado secreto nunca había sido anteriormente dado a conocer, y que fue dado a conocer para anunciar cumplidamente la Palabra de Dios. Por eso mismo, hoy en día, la Palabra de Dios no puede ser debidamente anunciada a menos que el Gran Secreto Sagrado sea proclamado.
     
           
Romanos 16:25, 26 

             Y al que puede (es capaz de) confirmaros, según mi evangelio—y  la predicación de Jesucristo, según la revelación del misterio que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos, pero que ha sido manifestado ahora, y que por las escrituras de los profetas, según el mandamiento del Dios eterno, se ha dado a conocer a todas las gentes (o naciones) para que obedezcan a la fe. 

          Aquí, observamos, que el mismo secreto es referido como habiendo sido dado a conocer por una revelación especial, y como habiendo estado guardado en tiempos eternos en silencio, ni una sola palabra había sido inspirada concerniente a él anteriormente. Además, aquí tenemos un hecho adicional: en Colosenses 1, le fue revelado en primer lugar al Apóstol Pablo. Aquí se da a conocer además por escritos proféticos. Observe que no se emplea artículo alguno ni con escritos ni con profetas. Eso quiere decir que no son los escritos de profetas del Antiguo Testamento, porque se nos dice que se ha dado a conocer ahora. No habla de los profetas del Antiguo Testamento, porque la palabra que usa no es profetas, sino proféticos, no el nombre sino el adjetivo, y debería traducirse por medio de escrituras proféticas. Estos escritos fueron dados a través de los profetas posteriores, en los tempranos días de la Asamblea de Dios. El Señor Jesús había dicho, he aquí, yo os envío profetas (Mateo 23:34); les enviaré profetas y apóstoles (Lucas 11:49). Esta promesa fue debidamente cumplida, porque en Efesios 4:8, 11, leemos: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres…y él mismo constituyó a unos apóstoles; a otros profetas… 

            En 2ª Pedro 1:19, tenemos una referencia a la palabra profética de estos profetas, y también un contraste con la profecía del Antiguo Testamento en el vers.21. En 3:16, también, debe referirse a estos escritos, que son referentes a:

            EFESIOS 3: 1-11

            Esta es la escritura que más plenamente (más que ninguna otra) nos da las particularidades concernientes a la revelación del Gran Secreto Sagrado:

              Por esta causa yo Pablo, prisionero de Cristo Jesús por vosotros los gentiles, si es que habéis oído de la administración de la gracia de Dios que me fue dada para con vosotros, que por revelación me fue declarado el misterio, como ahora lo he escrito brevemente, leyendo lo cual podéis entender cuál sea mi conocimiento en el misterio (o secreto) de Cristo. Misterio que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres como ahora es revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu: que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de las promesas en Cristo Jesús por medio del evangelio. Del cual yo fui hecho ministro por el don de la gracia de Dios que me ha sido dado según la operación de su poder. A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo, y de aclarar a todos cual sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas. Para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales, conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor.     

            Esta es la escritura que, más clara y plenamente que otra cualquiera, nos da las particularidades concernientes a la revelación del Gran Secreto Sagrado. Como, ahora, es revelado. Esto no puede significar, como algunos han pensado y suponen, que ya hubiese sido de cualquier otra manera revelado anteriormente, aunque no de la misma forma que ahora. ¡No puede ser!  Porque se declara distinta y enfáticamente una y otra vez, aquí y en todas partes, que nunca había sido de manera alguna revelado: Que los gentiles serían coherederos y miembros del mismo cuerpo (Gr.-sussomos). Sussomos es una palabra peculiar eclesiástica, la cual aparece aquí solamente. Eso no significa que hubiese un cuerpo ya previamente en existencia y que otros llegasen a ser posteriormente a su debido tiempo miembros suyos. Sino que estos (gentiles) escogidos, junto con los creyentes hebreos también escogidos (2:13-15), harían parte juntos de un mismo cuerpo, siendo en Cristo creado, de los dos, un nuevo hombre. (Efesios 2:15).  

            No cabe duda que, en lo que dice esta escritura, no tenemos ni una sola referencia al Evangelio. El Evangelio nunca se guardó en secreto. La buena nueva de salvación a través de Cristo, la simiente de la mujer, ya había sido revelada desde los primeros tiempos (Génesis 3:15), y fue predicada en Abraham (Gálatas 3:8). Ni tampoco podía ser el hecho de que las Naciones o gentiles serían meramente bendecidas juntamente con Israel: pues este hecho nunca se mantuvo en secreto.   

            La primera bendición que fue prometida a través de Abraham, contenía en sí la promesa de bendición para las Naciones también. Y serán benditas en ti todas las familias de la tierra (Génesis 12:3). Y otra vez, hablando de Abraham (Génesis 18:18), Dios dice: en él serán benditas todas las naciones de la tierra. Una y otra vez se repite esta misma promesa (Vea Génesis 22:18; 26:4, etc.). Los profetas de Israel constantemente tenían esta promesa como el contenido de sus mensajes. Ellos hablaron del tiempo en que todas las naciones serían benditas en Él (Salmos 72:17). 

            Dios tenga misericordia de nosotros, y nos bendiga
            Haga resplandecer Su rostro sobre nosotros
            Para que sea conocido en la tierra tu camino
            En todas las naciones Tu salvación
      
                En Romanos 15:8, se declara específicamente que, Cristo Jesús vino a ser siervo de la circuncisión para mostrar la verdad de Dios, para confirmar las promesas hechas a los padres, y para que los gentiles glorifiquen a Dios por sus misericordias—como está escrito (¡así que no había sido guardado en secreto!) Salmos 18:49: Por tanto, yo te confesaré entre  las naciones, oh Jehová, y cantaré a tu nombre. Y otra vez, dice (Dt.32:43ª): Alabad, naciones, a Su pueblo; y en Isaías 11:10 se dijo: Acontecerá en aquel tiempo que la raíz de Isaí, la cual estará puesta por pendón a los pueblos, será buscada por las gentes, y su habitación será gloriosa. Pasajes como estos podríamos multiplicarlos, pero hay uno especialmente (Isaías 49:6) que conecta muy solemnemente la bendición de las Naciones con la obra de expiación de Cristo:

            Isaías 49:6: Poco es para mí que tú seas mi siervo para levantar las tribus de Jacob, y para que restaures el remanente de Israel; también te di por luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta lo postrero de la tierra. 

            No es de admirar que Simeón dijese (Lucas 2:29-32):

            Lucas 2:29: Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, conforme a Tu palabra.
            Lucas 2:31: La cual has preparado en presencia de todos los pueblos.
            Lucas 2:32: Luz para revelación a los gentiles, y gloria de tu pueblo Israel.     

            La bendición de las naciones al igual que la bendición de Israel nunca fue un secreto. La misma palabra que había revelado la una, reveló también la otra. Es imposible, por tanto, que creamos que el gran secreto sagrado, especialmente revelado con tal solemnidad, y tan formalmente en el Nuevo Testamento, se refiriese meramente a la bendición de las Naciones o gentiles. Este asunto nunca fue escondido en Dios; ni tampoco fue, ocultado a través de los tiempos y de las generaciones; ni de él se podría haber dicho que, en otro tiempo no fue dado a conocer.   
   
            El lenguaje se hace inútil y vano, si tales expresiones pudieran referirse a lo que nunca había sido escondido; o nunca guardado en silencio; y que hubiera sido de alguna manera dado a conocer desde los primeros tiempos. ¡Pero no fue así! Este fue el Gran Secreto Sagrado: que sería tomado un pueblo de entre ambos, los hebreos y las demás Naciones, el cual serían con Cristo (sussomos) coherederos en un mismo cuerpo (no meramente bendecidos) en Cristo (Efesios 3:9); es decir, un Cuerpo del cual, Cristo Jesús sería la gloriosa cabeza en el cielo, y Su gente – los miembros de tal cuerpo sobre la tierra – un nuevo hombre. Este era el Gran Secreto Sagrado que fue revelado a los santos apóstoles y profetas posteriores del Padre por el espíritu, y que nunca había subido ni al corazón o mente de ningún hombre mortal: EL CRISTO. 



EL GRAN SECRETO SAGRADO
PARTE 4:
EL CUERPO “DEL  CRISTO COMPLETO” [Cabeza y miembros]
Diciembre de 1895.

            Esto nos lleva a considerar el gran secreto sagrado: El Cuerpo del Cristo, Cristo y la Asamblea. Cristo Jesús, es la gloriosa Cabeza del Cuerpo en el cielo, y Su gente los miembros suyos sobre la tierra. En dos ocasiones es denominado el grande, el gran secreto sagrado; en Efesios 5:32 y en 1ª Timoteo 3:16. Ni una sola palabra acerca de este secreto se había oído anteriormente hasta que fue revelado especialmente a, y a través del apóstol Pablo. Ya hemos considerado la tres grandes Escrituras en donde se haya contenida esta especial revelación.
       

           
(1) LA CONSTITUCIÓN DEL CUERPO.      
           
            Pero tenemos otras dos escrituras, que van más allá en cuanto al desarrollo de la especial figura bajo la cual se representa el secreto sagrado, esto es, un Cuerpo. Estas escrituras son 1ª Corintios 12 y Romanos 12. En la primera  se expone más completamente, de la siguiente manera:  
    
      1ª Co. 12:1-11. 12:12-17. 12:18-27. 12:28-31

A| 12:1-11 LA ASAMBLEA y las nueve evidencias espirituales (manifestaciones) otorgadas.
    B| 12:12-17 EL CUERPO. Su unidad.
    B| 12:18-27 EL CUERPO. Sus miembros.
A| 12:28-31 LA ASAMBLEA y nueve asuntos espirituales ejemplificados.      

            Aquí, en A y A tenemos la Asamblea –mientras que en B y B tenemos al Cuerpo – para ilustrar la bendita unidad que existe entre Cristo Jesús y Su gente. Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también el Cristo. Esto sin duda alguna no puede referirse a la persona de Cristo Jesús; solamente puede referirse al Cuerpo entero del Cristo. ¿Y cómo llegan los pecadores a ser salvos y miembros de éste maravilloso Cuerpo? No de acuerdo a los dogmas de un evangelio Semi-Pelagiano y Armenio, sino de acuerdo a la Libre Gracia de nuestro Padre: porque en un mismo espíritu todos fuimos (es decir, tanto el escritor como los “santos”  a quienes se dirigía escribiendo, y todos los de quienes se pueda decir que son miembros) bautizados en un solo Cuerpoy a todos se les dio a beber de un mismo  espíritu. Este es el origen o fuente de donde proviene la unidad y la unificación del Cuerpo.      

            Los miembros del Cuerpo del Cristo son aquellos que han creído el testimonio de Dios (así como lo creyó Abraham también), en cuanto a su condición de perdidos pecadores, en cuanto a la gran salvación que es en Cristo el Salvador; y que se reconocen a sí mismos como habiendo muerto cuando Él murió, y que fueron resucitados cuando Él resucitó; identificados de esa forma con Cristo en Su muerte, resurrección, en su nueva vida, y su poder. Esta es la verdad que conlleva dentro el significado de “el Cuerpo de Cristo”. No puede suceder que, una parte del Cuerpo, esté muerta, y la otra siga viva: que un miembro pueda ser amputado, y al mismo tiempo el Cuerpo estar completo. De ahí que la expresión “en Cristo”, signifique estar práctica y activamente en el Cuerpo de Cristo. No hay otra manera de estar “en Cristo”. No podemos estar en la persona de Cristo Jesús, podemos, eso sí, estar en Cristo, solo por ser miembros de Su Cuerpo. Por tanto, si estuvimos “en Él”, cuando Él, la Cabeza, murió; entonces nosotros, los miembros, también debimos, en su mismo tiempo señalado por el propósito y juicio de nuestro Padre, que haber muerto en Él. Además,  cuando El, la Cabeza, resucitó, entonces nosotros, los miembros, resucitamos también ya entonces en Él. Y si Él, la Cabeza, se halla en el Cielo ahora; entonces nosotros, los miembros, ahora estamos también sentados en los lugares celestiales en Él.  

            No debemos cansarnos de procurar esta maravillosa verdad, sino que debemos ciertamente ser cautivados y embelesados por el tema, y preguntarnos ahora: ¿Son todos aquellos que “profesan y se llaman a sí mismos cristianos” verdaderamente miembros del Cuerpo de Cristo?, ¿Tienen todos los miembros del Cuerpo la fe de reconocerse a sí mismos muertos y levantados de nuevo con Cristo? ¿Saben todos en el Cuerpo que habiendo muerto con Cristo, ya no precisan morir más? ¿Se regocijan en el hecho de que la muerte y el juicio ya están pasados y sobrepasados para los miembros del Cuerpo de Cristo? ¿Son conscientes de que el único fin del Cuerpo del Cristo es que, este cuerpo, sea recibido en gloria, para estar siempre con el Señor? ¿Es ésta la fe de “la gran mayoría” de los confesores?

            No nos corresponde juzgar a las personas, pero esto sabemos y damos como hecho, que la reunión donde seremos reunidos con Cristo en las nubes (el denominado “Rapto”) ¡es una verdad, que solamente concierne  al Cuerpo del Cristo!

           
El tiempo se va acercando y está para breve, cuando el Cuerpo se halle ya del todo completo, y los miembros sean reunidos en uno. Pero ahora se hallan debajo de tribulación. ¡Oh, cuánto dolor y amargura y murmuraciones y descontento se manifiestan, en cuanto a la posición que cada miembro ocupa o debe ocupar en el Cuerpo! Se olvidan de lo que la Escritura nos dice a todos, que Sus miembros no han sido colocados aquí como les place a ellos, sino que está escrito que, más ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como Él quiso (vers.18). Ahora bien, los miembros se juzgan unos a los otros, y algunos piensan que son más viles, que otros. ¡Oh qué estúpida idea! Para nada importa lo que pensemos o piense nadie, sino lo que somos a los ojos de Dios y bajo Su estima. Y entonces, juzgando, ¡Qué hermosa lección nos perdemos debido a nuestro egoísmo! -  En el versículo 26 leemos si un miembro sufre, todos los miembros sufren con él, y restringimos o limitamos esta joya a la “simpatía mutua” de los miembros, excluyendo a la Cabeza. Pero sin embargo la verdad de Dios es que, El sufrió, y nosotros sufrimos con Él. Él se llenó de honra, y nosotros nos llenamos de honra en Él. Palabra fiel es esta: porque si morimos con Él, con Él también viviremos. Si sufrimos con Él, para que también junto con Él seamos glorificados y reinemos con Él (2ª Timoteo 2:11, 12).

Y lo que es más: Tenemos aquella preciosa verdad en 1ª Corintios 12:21. La Cabeza no  puede decir al pie: no te necesito. ¡Qué maravilloso es que la gran y gloriosa Cabeza en el cielo, no le pueda decir al débil, endeble, humillado, miembro sobre la tierra: “no te necesito”! ¡Es demasiado maravilloso como para poder comprenderlo! Sin embargo es así, y solo podemos bajar la cabeza después de saberlo…y adorar.

            (2) EL CRECIMIENTO DEL CUERPO
            En Efesios 1:22, 23 leemos, que todo proviene y se genera de la Cabeza en el cielo. Él ha sido exaltado por el Padre que le dio el privilegio de ser la Cabeza sobre todas las cosas a la Asamblea que es Su Cuerpo, es decir la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo, es decir, la Cabeza es todo en todos. Esto es exactamente lo que está expreso en 1ª Corintios 12:6: y hay diversidad de operaciones, pero el Señor Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo. La Cabeza del cuerpo natural es, fisiológicamente, la fuente de todo sentimiento e influencia para la totalidad del cuerpo natural. El cerebro no está confinado a la cabeza. Los nervios (aunque ligeramente diferentes en estructura, su principal diferencia consiste en que las fibras nerviosas están aisladas o separadas por un revestimiento en los miembros, pero no el cerebro). Los nervios son la continuación o prolongación del cerebro, y guardan una misteriosa conexión entre la cabeza y todos los miembros del cuerpo. Y cuando un miembro sufre o tiene dolor, surge de repente un mensaje al cerebro, y se da inmediatamente toda la empatía en el cuerpo. Probablemente sea esta la conexión referida en aquellos versículos fisiológicos de la Escritura, los cuales, cualquiera que sea su significado, nosotros creemos que deben emplearse en pro o a favor de la ciencia humana. Esto es precisamente lo que causa que cualquier interpretación sea tan ininteligible, y hace que su correcta traducción (de Corintios 12:6) sea tan difícil. Pero nosotros intentaremos aclararlo todo,  dando su propia versión. La primera está:

            En EFESIOS 4:16.
   
            El sujeto o tema principal aquí es la edificación del Cuerpo de Cristo (vers.12), hasta llegar a un varón perfecto (vers.13), para que los miembros sigan la verdad en amor,--creciendo en todo en Aquel que es la Cabeza, esto es, Cristo, de Quien todo el cuerpo— bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas y tuétanos que se ayudan mutuamente.

        La palabra griega afh haphe haf-ay, un toque o roce, en latín junctura, solamente aparece aquí y en otro pasaje (Colosenses 2:19). ¡No es “articulación” sino un nexo o conexión o juntura,  por el cual pasa el alimento de sensación de un órgano a otro! Y no se trata tanto del contacto de las partes de los órganos entre sí, no es tanto el contacto físico de los miembros, sino la relación mutua que los entrelaza desde la Cabeza. Galeno (siglo II A.C.) dice que el cuerpo debe su complejidad en parte a su articulación (gr. arthron), y en parte a su unión o juntura (gr. sumphusis, symphosis). Aristóteles (356 D.C.) habla de dos tipos de juntura: contacto y (symphusis) cohesión. Así que es el contacto o juntura entre las diversas partes o miembros, lo que transporta el suministro necesario, haciendo referencia especial a la adaptación y mutua simpatía e influencia que reciben toda y cada  una de las partes o miembros en contacto a la Cabeza. Aristóteles a esto lo denomina, patheetica (lleno de sentimiento, o sensibilidad), y nosotros hemos intentado expresarlo por la palabra “sensación espiritual, revelación” El otro pasaje está en: 

           
COLOSENSES 2:19
            La Cabeza, en virtud de Quien todo el Cuerpo, nutriéndose y uniéndose por las coyunturas y ligamentos crece con el crecimiento que da Dios, es decir, el crecimiento viene por el Padre. A través de “Los ligamentos”. Galeno emplea la palabra ligamento generalmente para denotar cualquier músculo de conexión, o los tendones y de los ligamentos propiamente dichos. No es meramente la unidad, lo que aquí se enseña, sino el crecimiento del Cuerpo todo. Este es el resultado final del proceso inmediato. El origen o fuente de todo es Dios, que ha puesto a Cristo por Cabeza sobre todas las cosas a Su maravilloso Cuerpo. Cristo, la Cabeza, es la fuente y origen de todo, pero los miembros del Cuerpo están hechos y se emplean como distribuidores de comunicación espiritual y poder espiritual en la mutual relación a Él primero que nada, y de Él para unos con otros, como Él quiso. Los descubrimientos de la moderna fisiología tanto dan como reciben la luz proveniente de estas palabras Divinas. Pero las palabras de Dios aquí se conectan directamente con la verdad espiritual. Se dirige del todo a enseñar la verdad que importa y a extraer las conclusiones prácticas que da en el siguiente capítulo (Colosenses 3):

            Si, pues, habéis muerto con Cristo

                 ¿Para qué vamos a sujetarnos a ordenanzas de hombres? ¿Por qué, iríamos ahora a permitirle a hombre alguno que nos esclavice con votos y compromisos y cargas, diciéndonos, no manejes, ni gustes, ni aun toques? Todas estas cosas perecen, así como también perecen todos los mandamientos y doctrinas de hombres.

            Y si esto es así, ya habéis muerto juntamente con Cristo, ¿qué es lo que sigue? Que así como la Cabeza del Cuerpo está en el cielo, los miembros del Cuerpo están allí también en Cristo. Cuando lo creemos, nuestros deseos, y pensamientos, e ideas, serán celestiales y no terrenales. Porque (vuelvo a repetir) habéis muerto, y ahora estáis, en cuanto a vuestra posición delante del Padre, viviendo en otra esfera, y en otro plano diferente donde todo es espiritual. Las reglas y ordenanzas no cuentan para nada ya, en el crecimiento de este Cuerpo. Porque TODO es espiritual, celestial y eterno.


            LA FINALIDAD DEL CUERPO
            Ahora bien, una vez que éste es el crecimiento del Cuerpo ¿cuál es su finalidad? ¿Cómo va a ser y aparecerá el varón perfecto? ¿Cuándo va a completarse, y qué es lo que sucederá con Él?  Bien sabemos que, el fin natural del cuerpo natural, es la disolución en el polvo: ¿Será ese el fin de éste Cuerpo? ¿Cuál es su fin revelado?

                            ¡Todo es una cuestión de Revelación!

           
El Gran secreto sagrado del Cuerpo ha sido hace mucho tiempo atrás revelado, en cuanto a su lugar en los propósitos del Padre, en cuanto a su constitución, y en cuanto a su crecimiento. Y ahora, en cuanto a su fin, se necesita otra especial revelación; y ya se ha dado también. Su fin surge naturalmente de su relación con Cristo, como se muestra en Colosenses 3. Dado que los miembros murieron juntamente en Cristo, y se levantaron en Cristo, nuestra vida está en Cristo. Así ahora, aunque podamos quedarnos dormidos, nuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Por tanto, el siguiente paso será, cuando Cristo, que es nuestra vida, se manifieste, entonces vosotros seréis también manifestados con él en gloria (Colosenses 3:1-4). Sería imposible que fuese de otra manera, una vez que la Cabeza y los miembros no pueden separarse. Por eso precisamente, el Gran secreto sagrado en cuanto a su fin se revela en 1ª Corintios 15:51: He aquí, os muestro un Sagrado Secreto. Es decir:

            ¡
HE AQUÍ, OS DIGO UN SECRETO SAGRADO!      
                ¿Qué es esto de que no todos moriremos. ¿Qué quiere decir? Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio (Hebreos 9:27). Entonces, según este secreto ahora ¿No debemos morir? ¡No! Bendito sea Dios. ¡No necesariamente! Los miembros del Cuerpo ya fueron juzgados con la Cabeza, y fueron crucificados con Cristo. Y por tanto no hay motivo alguno por el cual debieran tener que morir, ni razón alguna por la que pasar a juicio (Romanos 8:1). Pueden quedarse dormidos, pero no todos. Pero tanto da que estén vivos como dormidos, todos seremos transformados: en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta: porque tocará la trompeta, y los muertos serán levantados, y nosotros seremos transformados (1ª Corintios 15:51-57). Tampoco queremos, hermanos míos, que ignoréis (que seáis ignorantes de) los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en Él. Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron; porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo, y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras. (1ª Tes. 4:13-18).

            ¡Oh, qué bendita verdad para ser aprendida! Bien dijo el Apóstol: He aquí os digo un sagrado secreto. No quiero que lo ignoréis. Este, entonces, es el fin del Cuerpo del Cristo sobre la tierra. El hombre plenamente formado; el Cuerpo es completo, y cuando llegue a estar completo, ¡será recibido arriba en gloria!
 
            Ya hemos considerado los tres grandes pasajes, en los cuales se revela. Pero hay también un cuarto, que resume todos los asuntos de doctrina contenidos en su revelación, con especial referencia al fin del Cuerpo del Cristo.
1ª TIMOTEO 3:16
            ¡GRANDE ES EL SECRETO SAGRADO!
                Porque el Señor “mismo” con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo, y los muertos en Cristo resucitarán primero.

            La R.V. pone “aquel que”, (en vez de “mismo”) en el texto, y dice correctamente en el margen: La palabra “Dios”, en lugar de “Aquel que”, no se basa en suficientes evidencias antiguas. Eso creemos nosotros. Nosotros creemos que la palabra griega original era Ho, la cual, siendo neutra, concuerda con la palabra musterion, que también es neutra. Después entonces, algún escribano, no comprendiendo el sentido le añadió una “S”, volviéndola en Hos, la cual es masculina, aquel, o aquel que, aunque el sentido se hace así más oscuro. Finalmente, algún otro escribano posterior le puso una pequeña marca en la “O”, haciéndola así “Th”, y haciendo las dos palabras “ThS” una abreviación de la palabra Theos, Dios. Pero un microscopio nos ha revelado el hecho que, la pequeña marca en la “O”, en los manuscritos Alejandrinos, se hizo con una tinta diferente, y fue evidentemente añadida por una mano posterior. Esta, creemos nosotros, que es la evolución de la traducción, y que originalmente era simplemente la tal “O”.
 
            Este pasaje se toma generalmente de la persona de Cristo). Pero si leemos, como nosotros sometemos que debe ser leído, del Cristo místico (el Cuerpo), entonces tenemos, en las seis frases, toda la verdad concerniente al Cuerpo revelado. El lugar que ocupa la Revelación del Sagrado Secreto en 1ª Timoteo 3:16 será el que mejor nos aclare el entendimiento,  debido a la importante posición que ocupa en contraste con el Sagrado Secreto de la Iniquidad. Cuando se observa la posición que se le da en la estructura de la Epístola que damos abajo, en los dos números centrales, E y E, los dos Misterios o Secretos, de Dios y Satanás, comprobaremos que están puestos en una solemne y terrible oposición.

LA ESTRUCTURA DE 1ª TIMOTEO
A|. 1:1-2. Bendición.
    B|. 1:3-20. Doctrina.
        C|. 2-3:13. Disciplina.
            D|. 3:14-15. Visita planeada e intervalo.
                E|. 3:16. El Secreto Sagrado de la Piedad.
                E|. 4:1-2. El Secreto Sagrado de la Iniquidad.
             D|. Visita planeada e intervalo.
          C|. Disciplina.
       B|. Doctrina.
   A|. Bendición 

            Aquí tenemos lo que es verdad de la persona de Cristo Jesús, sí, por supuesto, pero además tenemos algo más; nosotros incluimos y afirmamos que es verdad, también, aplicado de los miembros, si lo tomamos como refiriéndose al Cuerpo del Cristo (todo): la Cabeza y los miembros.
            ¿Cómo es eso?
1.      MANIFESTADO EN LA CARNE. Verdadero de los miembros, y verdadero también de la Cabeza.
2.      JUSTIFICADO EN EL ESPÍRITU. Verdadero de la Cabeza, y de los miembros, tal y como afirma Romanos 5:12 – 8:39.
3.      VISIBLE PARA LOS ÁNGELES. Esto se explica por Efesios 3:10, donde se nos dice que a los principados y potestades en los celestiales, Dios les está dando a conocer la multiforme sabiduría Suya por medio de la Asamblea.
4.      PROCLAMADO ENTRE LAS NACIONES, no meramente el Cristo personal, sino el Cuerpo del Cristo (todo), es ahora proclamado también, dado a conocer a todas las naciones (Romanos 16:26), dado a conocer entre las Naciones (Col.1:27), predicado entre las Naciones (Efesios 3:8).
5.      CREÍDO EN EL MUNDO. Se da del todo a conocer para la obediencia de la fe. (Romanos 16:26).
6.      RECIBIDOS ARRIBA EN GLORIA. Si sufrimos juntamente con Él, para que juntamente con Él seamos glorificados (Romanos 8:17). Porque aquel a quien Él justifica, también lo glorifica. (Romanos 8:30). Este es por tanto el fin que le espera al Cuerpo de Cristo, el mismo que a la persona de Cristo. Los miembros están aguardando para ser tomados arriba en gloria como esperó la Cabeza. Esta es nuestra esperanza, nuestra bendita esperanza. Así que aguardar al Hijo de Dios viniendo en el Cielo hace parte vital de nuestra posición cristiana. Nos introduce en el mismísimo fundamento de nuestra posición actual en Cristo. Nos transporta al mismo fundamento de nuestro estándar actual en Cristo. Así que NO ES un mero estudio de la profecía, que pueda, o no pueda, ser tomado por el estudiante como “un tema más”, sino que es la coyuntura y tuétano de nuestro cristiano estándar en Cristo.

Las tres pares de declaraciones, por tanto,  pueden ser contrastadas así: Núm. 1 y 2: Aunque manifestados en la carne, sabemos lo que es ser justificados en el espíritu. Núm. 3 y 4: Es para que se dé a conocer a los seres mensajeros en los lugares celestiales; y además también está siendo proclamado a los hombres abajo en la tierra. Números 5 y 6: Por gracia, creemos nosotros el maravilloso testimonio ahora, mientras estemos en el mundo; y estamos aguardando ser,  llamados de lo alto para ser juntamente reunidos en gloria y para siempre.

EL GRAN SECRETO SAGRADO:
Parte 5:
Otros pasajes Relacionados Al Gran Secreto Sagrado
Extracto de la publicación “Las cosas por venir”
Enero. 1896

            Ya hemos considerado los cuatro pasajes importantes que contienen la revelación del gran secreto sagrado, esto es, Romanos 16:25, 26; Efesios 3:1-11; Colosenses 1:24-27, y 1ª Timoteo 3:16. Pero hay otros pasajes, además, que a él también se refieren y que sobre él aportan más luz. Algunos escritores los tratan todos, como si hablasen de muchos y muy diferentes secretos; pero ahora veremos que todos los pasajes se refieren y aportan su luz sobre aquel denominado EL GRAN SECRETO SAGRADO (excepción sea hecha, por supuesto, aquellos versículos que ya hemos considerado primero, conectados con el Presente intervalo, el Reino, la ceguera de Israel, y el Sagrado Secreto de Iniquidad.)       
     
            (1) EFESIOS 1:9-11.

            Aquí leemos cómo, la misma gracia que nos trajo la redención y el perdón para Su gente, es la misma que hizo que abundásemos también en toda sabiduría y conocimiento. ¿Qué sabiduría es esta? – la que nos da a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo (bajo una cabeza), de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra. En Él, así mismo, tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad. Aquí tenemos el gran secreto sagrado y su propósito también referido, y en el vers.22 se nos dice cómo el Señor Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria…dispuso o colocó, todas las cosas, en sujeción debajo de sus pies. Y lo puso a Él por cabeza, sobre todas las cosas a la asamblea, con la cual nos ha bendecido a nosotros con toda bendición espiritual, en los lugares celestiales, en Cristo (vers.3).  
   
            (2) EFESIOS 6:19.

            Aquí la súplica del Apóstol es por sí propio, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el musterion (sagrado secreto) es decir, la doctrina del Cuerpo de Cristo, la cual es el gran secreto sagrado y el gran sujeto o tema principal del grato mensaje, la buena nueva de Pablo. Se trataba especialmente de la buena nueva revelada y dada a conocer por Pablo, de acuerdo a lo que él propio denominaba, mi buena nueva o evangelio (Romanos 16:25).

            Ahora bien, ya sabemos que el grato mensaje – la buena nueva, referente a un Salvador para los perdidos pecadores – nunca fue (como ya hemos visto) un secreto. Fue anteriormente predicado  en Abraham (Gál.3:8), y todos los santos de Dios se regocijan en él. Sin embargo, la buena nueva concerniente al Cuerpo del Cristo fue guardado en secreto, y por eso pasó a ser, y puedes ser denominado, el grato y especial mensaje de Pablo, dado a conocer entre todas  las naciones. Es la buena nueva del Cuerpo del Cristo (todo). Por eso, en 2ª Corintios 4:4, se le denomina el agradable mensaje de la gloria de Cristo, es decir, el Padre le ha exaltado sobre todas las cosas, y le otorgó que fuera la Cabeza del Cuerpo. Este es el actual gran secreto sagrado que tiene el grato mensaje.   

            (3) COLOSENSES 2:2.

            Aquí se le denomina el Secreto de Dios, es decir, el secreto, que Dios se propuso en Sí mismo, y guardó en silencio a través de los tiempos eternos, y en Su apropiado y buen tiempo nos dio a conocer. El apóstol ora por estos santos colosenses,  para que ellos puedan ser exhortados, siendo juntos edificados en amor, hasta alcanzar la plenitud de su entendimiento, en un personal conocimiento del sagrado secreto de Dios,--en Cristoen quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento. Es decir, todos los tesoros de la sabiduría divina se encuentran en el Sagrado Secreto – esto es, en el Cuerpo del Cristo (todo). Este es el secreto sagrado, del cual y por lo que dice:   
   
            (4) 1ª  TIMOTEO 3:9

            …Tenemos que mantener, como la esencia de la Fe. Por eso dice: Manteniendo el Secreto Sagrado de la fe en una pura concienciaAquí una vez más el gran secreto del Cuerpo de Cristo se expone como el objetivo central y tema principal de la Fe Cristiana. Estos son pasajes que se refieren al gran secreto sagrado, pero hay uno en particular que está lleno de enseñanzas para nosotros, y es:  
      
            (5) 1ª  CORINTIOS 2 y 3.

            La condición  que reinaba entre los santos corintios era tal, que todavía no estaban preparados para recibir instrucciones en esta preciosa verdad. Cuando les escribió la primera epístola, eso es lo que les explica el apóstol, y les dice claramente: Así que hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría; pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a este crucificado. En vez de declararles el Sagrado Secreto, tuvo que limitarse él propio a las simples verdades del Grato Mensaje. Solamente predicó un Salvador crucificado. No pudo declarar todas las grandes verdades envueltas en un Salvador levantado y glorificado. La razón por la cual no pudo, nos la explica a seguir.       
            Y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría…Sin embargo hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez, o entre aquellos que son iniciados. Esta palabra “iniciados” era un término técnico para los que se habían adentrado en conocer  los antiguos y errados “misterios” paganos, o “la sabiduría de este mundo”. A vosotros no puedo hablaros “sabiduría”, dice él, sin embargo, hablamos sabiduría a los que sean iniciados; y sabiduría no de este siglo…sino sabiduría de Dios en (concerniente a) el sagrado secreto, la cual sabiduría predestinó Dios antes de los siglos para nuestra gloria (es decir, teniendo en vista nuestra gloria.) Aquí tenemos otra referencia al gran sagrado secreto, que había estado escondido en Dios, y por Él ordenado antes de los siglos. Ninguno de los príncipes de este siglo lo conoció, dice el apóstol, porque como está escrito, Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por Su espíritu.

            Estas palabras se usan generalmente en un sentido general, como si enseñase que el hombre de alma no puede recibir los asuntos espirituales. Este hecho, claro que es perfectamente verdadero, por supuesto, así está establecido en todas partes y siempre. Pero eso no es lo que estas palabras dicen aquí o a lo que se están ahora refiriendo. Estas palabras tienen una referencia especial a la sabiduría escondida, es decir, al Secreto Sagrado, y lo que aquí se declara es, ¡que jamás hombre alguno llegó ni a soñarlo siquiera! Jamás había entrado ni en las ideas ni en el corazón de hombre mortal alguno. PERO PARA NOSOTROS, DE HECHO, DIOS SE HA REVELADO A TRAVÉS DEL ESPÍRITU.  Y entonces continúa explicando cuál es la esencia de un cualquier secreto, en el vers.10 y 11, y aquí argumenta  que nadie puede decir cuál es el secreto íntimo del hombre, a menos que  al propio hombre le plazca y tenga por bien revelarlo. Y esto es lo que Él, Dios, ha hecho, como declara el versículo 12: Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el espíritu que proviene de Dios, -- para que sepamos lo que Dios nos ha concedido: - lo cual también hablamos – no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. ¿Y por qué? Pues porque el siguiente versículo continúa explicando:  Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.

            …Las que enseña el espíritu, acomodando lo espiritual a lo espirituallas tres palabras que aquí aparecen como espíritu y espirituales han sido variadamente traducidas e interpretadas. En el griego son pneumatikois, pneumatika sunkrinontes. La primera palabra en el caso dativo, masculino, plural a lo espiritual. La segunda palabra es el caso acusativo, neutro, plural, espiritual y la tercera palabra es peculiar. Las Versiones A.V. y R.V. la traducen “comparando”, pero la R.V. al margen sugiere, “combinando” o “interpretando”. Solo aparece aquí y en 2ª Cor.10:12 en el Nuevo Testamento, y significa literalmente separar y componer de nuevo; de ahí explicar algún caso, como cuando jugando tomamos aquellas piezas sueltas y las volvemos a juntar otra vez; para explicar a través de la comparación una cosa con otra; o comparar con un punto de vista para explicar: para exponer, para dar a conocer, declarar. Se emplea en Números 15:34 hablando de un hombre que recogía leña en el día de reposo, y dice así: y lo pusieron en la cárcel, porque no estaba declarado qué se le debería de hacer. La palabra en esta frase se emplea para representar la palabra declarado. De ahí su significado, declarar, dar a conocer, explicar, expandir. Las palabras aquí significan simplemente esto, que nosotros hablamos las palabras que el espíritu santo enseña, declarando asuntos espirituales, a personas espirituales.
   
      Wescott y Hort, en su Texto Griego, preservan una antigua traducción, pero que no tiene base ni soporte por los demás Manuscritos, ellos ponen al margen: Esto es, pneumatikos, espiritualidades; y debería leerse así: declarando asuntos espirituales de una manera espiritual. Entonces viene el cap.3:1, retomando la idea que se dejó en 2:1: De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales – como a niños en Cristo: Os di a beber leche y no vianda; pues aun no eráis capaces ni sois capaces todavía, porque aun sois carnales, pues habiendo entre vosotros envidias y disensiones ¿no sois carnales y andáis como hombres? Porque diciendo el uno: Yo ciertamente soy de Pablo; y el otro: yo soy de Apolos! ¿No sois carnales?

            La gran verdad central de todo el argumento es que estos cristianos corintios fueron arrebatados con “Corporaciones” de hombres, o “Denominaciones” como ahora llamamos, y eran por tanto incapaces de recibir la verdad del Cuerpo único de Cristo. Mientras ellos se dedicasen así a poner los miembros en el lugar de la Cabeza, eran carnales y no espirituales, y por tanto no estaban listos para poseer nada concerniente al Secreto Sagrado de Dios, y no se les pudo declarar. Por eso, cuando el Apóstol fue a Corinto, determinó no ir más allá de la enseñanza elemental del evangelio, para alimentarlos con la leche, la proclamación de un Salvador crucificado; pues ellos no estaban en condiciones de escuchar nada acerca del glorificado Salvador – el grato mensaje de la gloria de Cristo. Y todas las demás cosas gloriosas que se nos han ofrecido de parte del Padre, y las cuales Él preparó teniendo en vista su gloria, la gloria de los miembros del Cuerpo en Cristo, y su glorificada Cabeza en el cielo.
EL GRAN SECRETO SAGRADO
 PARTE 6:
Conclusiones Prácticas
      Sexta parte, de “Las Cosas Por Venir”
 Febrero 1896

            Una vez que ya hemos asimilado el gran secreto sagrado de Cristo, tenemos una llave para aclarar y comprender otros muchos y variados dificultosos temas en las Escrituras, los cuales, han resultado difíciles y oscuros de entender  porque se apagó la única luz que podrían explicarlos. Han surgido muchas falsas nociones en variadísimas Escrituras, como la obligada consecuencia de haberse perdido la verdad del Sagrado Secreto.

            (1) ¿A QUÉ SE DEBIÓ QUE EL SECRETO SAGRADO FUESE GUARDADO?
      
            Antes de poner esto a la luz, primero preguntemos, ¿Por qué la gran doctrina del Sagrado Secreto fue guardada siempre en secreto total y completo? ¿Por qué lo mantuvo el Padre en Su seno, para que nadie lo descubriera hasta que decidiese revelarlo? La razón está clara. Si no se hubiese mantenido en secreto, ¡los hebreos hubiesen tenido una razón y una excusa para el repudio que hicieron (la segunda vez) de Cristo en los Hechos de los Apóstoles! ¡Podrían haber alegado, que ellos estaban simplemente cumpliendo las profecías, si Dios lo hubiera antes revelado! y no podrían haber sido responsabilizados por eso. Es cierto que el repudio al Mesías que llevó a Su sacrificio, ya había sido predicho de antemano; pero acerca del repudio posterior al Cristo ascendido y de la oferta del Reino hecha por los discípulos a Israel en los Hechos y las primeras Epístolas, se dicen cosas con absoluta autoridad y solemnes. Ese era el llamamiento a la congregación, el llamado al arrepentimiento de Israel para que Dios mandara "días de refrigerio y les enviase al Rey a la tierra.

          En Hechos 3:18 el Espíritu Santo, por Pedro, le recuerda  a la nación hebrea cómo  Dios había cumplido así lo que había antes anunciado por boca de todos sus profetas, que Su Cristo había de padecer, -- ¡Así se ha cumplido!  Se puso fin al asunto, en cuanto a lo que las profecías del Antiguo concernían. Cristo había sufrido. Pero ahora, en cuanto a la entrada en Su Gloria, y el cumplimiento de todas las profecías concernientes a esa gloria que le seguirían ¿qué es lo que pasa? ¿Qué es lo que retarda su cumplimiento? ¿Por qué se tiene que demorar en su cumplimiento?  - La condición había sido establecida en Levíticos y Deuteronomio. Y reiterada a través de todos los Profetas para el Arrepentimiento – que el Arrepentimiento Nacional (de Israel) debía preceder y ser anterior por tanto a la Bendición Nacional. El llamamiento continúa, por tanto, en el siguiente versículo (Hechos 3:19). Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, y él envíe a Cristo Jesús, que os fue antes anunciado; a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por medio de sus santos profetas.
 
           La cuestión es esta, ¿Sería ésta, que es tan formal oferta, simplemente una burla? Supongamos que hubiesen obedecido aquel llamamiento de Pedro, y se hubiesen arrepentido, y se hubiesen vuelto para Dios, ¿no habrían entonces venido tiempos de refrigerio de Su presencia? ¿No les habría enviado el Padre a Jesucristo? Y en ese caso, ¿No se habría cumplido todo lo que los profetas habían predicho de antemano? Es verdad, Cristo había sufrido; el Cielo lo había recibido, pero no para siempre; solamente hasta que Israel se arrepintiese, y se volviera para Dios. ¿Quién podría creer que esta oferta tan solemne y formalmente hecha una segunda vez, fuese irreal? -  Nosotros no podemos creerlo. Israel fue responsable delante de Dios por el repudio de tal segunda ofrenda; sin embargo, si las consecuencias de su repudio de tal oferta hubiesen sido previamente dadas a conocer, tal responsabilidad sería imposible que les fuese imputada a los hebreos judíos que la escucharon. Por eso mismo se mantuvo el propósito secreto de Dios guardado en Su seno: por eso fue mantenido en secreto desde tiempos eternos;  y no vino a suceder sino hasta que Israel no se hubo definitivamente recusado a arrepentirse, cuando repudió la segunda ofrenda del envío de Jesucristo proveniente del aire; no hasta entonces, solo después de eso fue revelado el secreto sagrado de Dios.
       
            Nunca debemos adoptar ningún sistema de interpretación, que no de por necesario aquel repudio del Mesías hecho por Israel para su revelación. De haber sido de antemano revelado el gran sagrado secreto, hubiesen sido inclinados a repudiar al Mesías, y no podrían ser responsabilizados por tal rechazo, diciendo que, la Palabra, debería ser de todas formas cumplida.
  
            La presente administración que tienen (los hebreos) con todos sus sufrimientos, se debe y es en consecuencia de este segundo repudio, y el Padre es siempre justo en todos Sus actos.

      
             (2) UNA LLAVE PARA LA INTERPRETACIÓN DEL ANTIGUO TESTAMENTO
      
            La segunda consecuencia que surge de conocer la doctrina del Sagrado Sacramento es esta: Si hubiese Israel obedecido el llamamiento en Hechos 3:19-21, el Señor Jesús habría sido enviado, ¡y no habría ni una sola profecía en el Antiguo Testamento o en los Evangelios que se hubiese dejado por cumplir! Esta es una gran verdad y un importante principio que alcanza más allá en la deducción de resultados. Nos dice que los Evangelios son la conclusión de la historia del Antiguo Testamento, y no el comienzo de la enseñanza de la Asamblea de Dios, excepción hecha, por supuesto, a que Cristo crucificado es el fundamento de toda bendición, tanto para la Creación, como para Israel, como para la Asamblea de Dios.
    
     Los Evangelios son un registro del repudio del Mesías de parte de Israel, y no un registro del fundamento de la Asamblea. Esto expone la necedad de aquellos que procuran aplicar el Sermón de la Montaña a la Asamblea de Dios y al mundo durante esta presente administración; y los que sueñan en edificar la Nueva Teología sobre las enseñanzas de Jesús, en vez de aplicarla en la enseñanza peculiar para esta administración en el Gran Secreto posteriormente para ella especialmente revelado. Nos revela también y deja ver el error y las equivocaciones de aquellos quienes se vuelven atrás, a los Evangelios históricos para predicar  la Venida al Evangelio de Jesucristo, en vez de predicar el Grato Mensaje de las Epístolas Paulinas, que están especialmente dirigidas al Cuerpo de Cristo para su enseñanza y Grato Mensaje en la predicación que contienen. Aquellos que escogen el plan primero y se vuelven atrás, son aquellos que generalmente ignoran y no pueden recibir el posterior hacia delante. Eso explica en la dificultad que se meten todos aquellos que procuren extraer de los Hechos de los Apóstoles un Sistema Gubernamental para la Iglesia, mientras que lo que verdaderamente registra ese Libro es la historia del periodo transitorio entre el repudio del Mesías por Israel, y el repudio de Israel por Dios, y termina con la solemne cita de Isaías 6:9, en cuanto a la ceguera de Israel dictada judicialmente, y la gran declaración: 

            Sabed, pues, que a los gentiles es enviada esta salvación de Dios, y ellos oirán.

            No parece que sea imposible fijar la fecha de la revelación del Sagrado Secreto a Pablo, o decir cuál es la parte de Hechos donde debería aparecer. Por 2ª Corintios 12:1-7 es aparente que la abundancia de las revelaciones le habían sido dadas catorce años antes. Esto es lo que escribe cerca del 60 D.C., y catorce años antes entonces  pondría su fecha en el 46 D. C., lo que estaría en sincronía con el importante capítulo dispensario de Hechos 13, donde tenemos las mismas solemnes y significativas palabras pronunciadas a los hebreos:

            Entonces Pablo y Bernabé, hablando con denuedo, dijeron: A vosotros a la verdad era necesario que se os hablase primero la palabra de Dios; más puesto que la desecháis, y no os juzgáis dignos de la vida eterna, he aquí, nos volvemos a los gentiles (Naciones); (vers.46).

            Las Naciones, como tales, ya habían sido nombradas y bendecidas mucho antes de esto. Pero ahora, estaba a punto de comenzar su conexión con el Sagrado Secreto guardado hasta aquí, eso está claro por el vers. 1, donde Bernabé y Pablo habían sido por el Espíritu Santo escogidos o separados (por Dios Mismo), para la obra,  a a cual Yo (dice Él) les he llamado (vers.2).  No puede haber duda alguna que los Hechos de los Apóstoles (como los hombres llaman al libro) registra la historia transitoria entre el repudio hebreo del Reino, y el asentamiento del Cuerpo de Cristo.
       
 
            (3) EL VERDADERO LUGAR DE PENTECOSTES

            Se quita del medio y remueve también otra tradición muy popular que dice, que la Asamblea de Dios, ¡data su comienzo desde Pentecostés! Es solamente una interpretación tradicional de parte del hombre, y está destituida de cualquier autoridad a menos que se pruebe por la Palabra de Dios.
     
            Si Israel se hubiese arrepentido en respuesta al llamamiento en Hechos 3:18, 19, entonces, ¿Qué hubiese ocurrido con Pentecostés? ¿Habría entonces sucedido? Si Cristo hubiese venido en Su gloria en “el Día de Dios”, entonces, ¿Qué habría ocurrido con Pentecostés y con la Asamblea de Dios? El hecho es que entonces Joel 2 se habría (completamente) cumplido, porque allí se declara de Pentecostés ser tan solo el precedente del día de Dios.
       
            Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños; y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días derramaré de mi espíritu, y profetizarán. Y daré prodigios arriba en el cielo, y señales abajo en la tierra, sangre y fuego y vapor de humo; el sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el Dios del Señor, grande y manifiesto; y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. (Joel 2:28-32).

            En Hechos 2 (la primera parte de) Joel por tanto se cumplió. Los acontecimientos preliminares anteriores del Día de Dios tuvieron lugar entonces. Todo estaba preparado, y por eso en Hechos 3, al igual que en Mateo 3, el llamamiento  que se dio para Israel fue Arrepentíos. Cuando el Rey vino era Arrepentíos, porque el Reino de los Cielos esta cerca y a la mano. Pero se rehusaron a arrepentirse, y repudiaron el Reino. Ahora, una vez más, en la (nueva) base de (la) Expiación (ya) hecha, el llamamiento continúa y se vuelve a hacer en Hechos 3 al pueblo hebreo, y es el mismo que el anterior – Arrepentíos – para que el Rey os sea enviado (de vuelta a vosotros, ¡los que le repudiasteis una primera vez!), Pero otra vez y de nuevo  rehusaron  arrepentirse, y repudiaron al Rey. Así que los Hechos de los Apóstoles, es (para la Nación hebrea) lo mismo que los Evangelios: un registro histórico del repudio del Rey y del Reino hecho por Israel, y esto explica el repudio de Dios hacia Israel durante un cierto tiempo, mientras que al mismo tiempo que eso dura, sea revelado Su sagrado y Gran secreto propósito, concerniente a la Asamblea de Dios.
 
            Así se puede ver bien,  que Pentecostés no tiene nada que ver con la Asamblea de Dios; y sin embargo todos los predicadores modernos hablan acerca de  la bendición Pentecostal, y  el revestimiento Pentecostal, etc. etc., y la terrible herejía de la liga Pentecostal se basa enteramente en una escritura que no se refiere a la Asamblea de Dios para nada; y aquellos que así la fundamentan son los mismos que dejan de lado con gran reluctancia la enseñanza de Dios en las Epístolas Paulinas, las cuales se dan expresamente para guía, enseñanza, bendición y edificación del Cuerpo de Cristo. Todos esos cristianos precisan aprender lo concerniente a la obra y el poder del Espíritu Santo que ahí se halla contenido, está plenamente revelado en esas Epístolas, las cuales están escritas para ese propósito.
 
     
            (3) DIVIDIR CORRECTAMENTE O  CORTAR  EXACTAMENTE LA PALABRA DE DIOS

            Así que ahora tenemos una llave cuádrupla para la interpretación del Antiguo Testamento, los Cuatro Evangelios, los Hechos y el Apocalipsis. ¡No tenemos (cuando interpretemos la Escritura) que leer en estos lugares lo que sea y pertenezca al tema de una revelación posterior o subsecuente! - Este principio no puede ser suficientemente sobreestimado en su poder de aclarar nuestro entendimiento de la Palabra de Dios. ¿Por qué hay tanta confusión cuando se lee la Palabra? ¿Por qué se dan tantas conflictivas opiniones? ¿Por qué hay tantas “escuelas de pensamientos”, y divergentes “puntos de vista”? - Pues porque la Palabra de Dios no se divide correctamente (2ª Timoteo 2:15). Esa Palabra es, la Palabra de la Verdad, y eso es por lo que se nos manda dividirla correctamente tratarla con destreza. Es ahí que fracasamos, a la hora de dividirla. Pero así es imposible que obtengamos de ella verdad alguna; por tanto, no podemos caer en este error. 
         
            Debemos dividir correctamente el Antiguo Testamento, los Evangelios, (algunas partes que tiene) los Hechos, y el Apocalipsis; y tenemos que separarlos de las enseñanzas concernientes a la Asamblea de Dios. No debemos leer ni poner las enseñanzas concernientes al “Sagrado Secreto” dentro de los Evangelios y Hechos. Si los maestros hubiesen  dividido así la Palabra, nunca habríamos confundido a Israel con el Cuerpo de Cristo, o al Reino con el Cuerpo de Cristo. Nunca hubiésemos puesto la extensión del Reino de Cristo (para Israel) por la difusión del Grato Mensaje (llevada a cabo por la Asamblea de Dios). Nunca hubiésemos tomado la buena nueva del Reino de los Cielos, como si fuese sinónimo del grato mensaje de la Gracia de Dios; ni supondríamos que la Asamblea de Dios irá a estar presente en la tierra durante la gran Tribulación que allí se describe. No habríamos basado nuestro esfuerzo misionero fundamentándolo sobre Salmos 2:8 ni Mateo 28:19, 20, porque nos habríamos dado cuenta de que la gran Comisión, como fue denominada, fue obedecida por los que primeramente la recibieron (vea Colosenses 1:6, 23; Romanos 10:18; Tito 22:11), y llegó a cumplirse del todo en el tiempo de Mateo 24:14.

            La verdadera comisión para los esfuerzos misioneros actuales de la Asamblea de Dios, deben ser extraídos de las Epístolas, las cuales se escribieron específicamente para guía e instrucción del Cuerpo de Cristo, y no de los Evangelios o cualquier otra escritura anterior, por lo menos, a Hechos 3. No estamos aquí hablando de la labor Misionera en sí, sino solamente de la base Escritural sobre la cual debería, o no deberían, estar basadas las “misiones” Eclesiásticas.
 
         Los versículos finales de Marcos no deberían haber sido mutilados por todas sus varias traducciones, si no hubiesen sido equivocadamente tomados como si fuesen para la enseñanza de la Asamblea de Dios. Este fue, estamos convencidos, el problema y dificultad que se creó por así interpretar los versículos, la causa que llevó a los traductores al repudio del pasaje, en vez de repudiar el falso principio de interpretación.

            El hecho, por tanto,  fue que la Comisión en el vers.18 fue obedecida por aquellos que les fue otorgada y la recibieron primero, y las señales predichas sucedidas (de hecho) siguieron a los que creían. La Iglesia, posteriormente, tomo consigo equivocadamente  esta Comisión,  como si se le hubiese otorgado a ella llevarla a cabo, y no viendo aquellas específicas señales siguiéndoles o respaldándoles, cuestionaron la genuinidad de la Escritura, que las predecía, antes de imaginarlas para sí, y ser así tan mal empleada.

            Además, la Verdad del Reino en el Sermón de la Montaña nunca habría sido tomada como enseñanza de la Asamblea de Dios, y de esa manera los Infieles y el mundo se hubiesen visto privados de una de sus más prontas armas y burlas que hacen contra la Palabra de Dios. La Iglesia nunca se debería haber puesto en los Juicios de Mateo 25, los cuales conciernen solo a las naciones Gentiles; y nada dicen ni cuentan acerca de resurrección. Porque hasta mismo los Infieles pueden claramente ver (así como la mayoría de los cegados por la religión no puede) que un juicio basado en las obras no puede tener conexión alguna con una Asamblea que asiente en Gracia. La Verdad así, en vez de ser correctamente dividida en sus tratos apropiados, pasa a ser una fuente de obstáculos y errores; y asuntos, que son diferentes y son verdad en su lugar apropiado, así ahora son despojados de todo su significado por confundirlos y mezclarlos todos juntos.

            Viendo el Gran Secreto, se puede ver con toda claridad los puntos de vista del Apocalipsis, y teníamos que haber visto que la Revelación allí referida se asocia al asentamiento o afirmación del repudiado Reino, con poder y en juicio,  después que el Cuerpo de Cristo haya sido quitado de en medio;  y que habiendo sido revelado el fin del Cuerpo de Cristo en 1ª Corintios 15 y 1ª Tesal.4, no hay lugar alguno o parte en la tierra para ella, durante los acontecimientos que tengan lugar en la Gran Tribulación del día de Dios.
 
            Conociéndolo, no deberíamos tampoco haber ido a los Evangelios o a Hechos, ni a pasaje alguno concerniente a la Parousia de Cristo, como si fuesen la esperanza del Cuerpo de Cristo, siendo que es en las Epístolas solamente donde se establece la bendita esperanza del Cuerpo. Nunca deberíamos haber sustituido una feliz muerte por aquella bendita esperanza. Nunca deberíamos haber tomado la muerte del hombre como nuestro objetivo, en vez de la aparición de Cristo, nuestra Vida (Colosenses 3). Nunca deberíamos haber tomado la disolución (en muerte) en vez de la Ascensión como nuestra esperanza (1ª Tes.4), y entonces,  tampoco habríamos sido llevados a emplear Himnos y Canciones como fuente de Epitafios Cristianos, en vez  de emplear lo que dicen las Epístolas Paulinas. No deberíamos confundir la especial Revelación de aquella resurrección que es concerniente con el Sagrado Secreto en 1ª Tes.4 y 1ª Co. 15, con la que se conoce como la Primera Resurrección. Esta primera resurrección nunca fue, como ya hemos visto, secreto alguno. El Antiguo Testamento la revela claramente, y habría sucedido y tenido lugar (como tendrá lugar entonces) si Israel hubiese aceptado la segunda ofrenda del reino en Hechos 3:18, 19, y no habría tenido lugar de manera alguna ni habría aparecido la Asamblea de Dios. Una Verdad es totalmente independiente de la otra, y nunca deberían ser confundidas, si la verdad del Sagrado Secreto fuese discernido.
   
           No deberíamos tomar el partimiento del pan en los Hechos de los Apóstoles, y exaltarlo en lugar de la Celebración del Señor, si nos hubiésemos dado cuenta de que nada tiene que ver con un mandamiento a la Iglesia; o si hubiésemos sabido que era y todavía permanece siendo hasta el día de hoy, como la común y universal manera de hablar hebrea, para participar de una comida juntos.

            Nunca deberíamos haber tomado Juan 6, como si contuviese enseñanzas al respecto de la Celebración del Señor, que no había sido hasta entonces instituida todavía, sino que, viendo que una interpretación de ese tipo del Evangelio, es incompatible con la doctrina del Sagrado Secreto, deberíamos hacer un estudio de esa Escritura de nuevo, y de manera científica, a la luz del lenguaje figurado, y entonces veríamos que, las figuras de Metonimia Enálage, y su uso en el idioma hebreo en cuanto a comer y beber,   explican claramente cómo se refiere a aquel recibimiento espiritualparticipativo de, y digerido internamente de Cristo y Sus palabras, como siendo el pan o soporte de la vida espiritual. 
         
            Y, en cuanto a la Celebración del Señor en sí misma, ¿no hemos caído en muchos errores, al no discernir el Cuerpo del Señor (esto, es, la Asamblea de la cual Cristo es la Cabeza)?  

            Vea 1ª Cor. 11:29. Porque,  el pan que partimos, ¿no es la comunión del Cuerpo de Cristo? (1ª Cor.10:16) Esto tiene por fuerza que referirse a la Asamblea, al Cuerpo de Cristo, tal y como lo explica el versículo siguiente – Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan.

            Esto es lo mismo que decir, el pan, el cual partimos, asienta nuestra comunión, no con el Cristo personal (lo cual es la fuente de todos los errores conectados con la llamada Celebración del Señor), sino la comunión y  relación en amor de todos los miembros del Cuerpo de Cristo. El pan único establecido para la comunión conjunta de todos los miembros, los unos con los otros, y con Cristo a la Cabeza del Cuerpo en gloria, con quien esperamos en breve reunirnos, y de ahí que, todas las veces que comiereis este pan, nosotros, la muerte del Señor anunciamos hasta que Él venga. Esto es lo que significa discernir el Cuerpo.
 
           Estos y otros muchos errores no deberían haberse cometido – si se hubiese preservado la verdadera doctrina del Gran Secreto  Sagrado y hubiese sido mantenido por el Cuerpo de Cristo; y si hubiese sido,

            La Palabra de la Verdad, consecuentemente, correctamente dividida.

E.W. BULLINGER

Si deseas recibir nuestras publicaciones directamente en tu dirección de e-mail o contactarnos escríbenos a: mirasoloadios@live.com

Comentarios