LA MUERTE, NO ES LA PUERTA DE ENTRADA AL CIELO. Por E.W. Bullinger
En el medio cristiano hoy en día se difunde una enseñanza que no está en la Escritura
concerniente a la muerte del creyente en el Señor Jesucristo.
Por todas
partes se nos avisa a través de bien intencionados cristianos que a la hora de
la muerte, vamos a estar con
el Señor. Esta frase se
utiliza sobre todo en los funerales donde los predicadores malentienden o toman
las Escrituras fuera del contexto para atenuar el dolor, diciendo que el ser
amado no está realmente muerto, sino disfrutando en el cielo la
presencia de Dios. Esta enseñanza promueve la creencia en la mentira de
Satanás, en vez de lo que Dios les dijo a Adán y Eva cuando los puso en el
Paraíso.
En Génesis
2:17 Dios dijo: Mas del árbol
de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres
ciertamente morirás. En el hebreo
esta última expresión podría leerse y
muriendo, morirás. Esto era
una certeza.
En
Génesis 3:1, vemos a Satanás hablando por primera vez en las Escrituras. Y
cuando aparece le pregunta a Eva (por la figura Erotesis - por énfasis), ¿con que Dios os ha dicho?; o lo que es igual, ¿será posible que Dios os haya
dicho…?
En Génesis
3:4, la segunda vez que habla, leemos: Entonces
la serpiente dijo a la mujer…(ciertamente) No
moriréis… Esto está en plena
contradicción con la Palabra de Dios en Génesis 2:17. Como alguien dijo hace ya
mucho tiempo: “Esta mentira ha
pasado a ser el fundamento del espiritismo y de la creencia tradicional en
cuanto a la muerte”.
Examinemos
por nosotros mismos las Escrituras y veamos lo que Dios ha dicho e inspirado a
Sus santos y dejó registrado con respecto a la muerte.
Después de
la caída de Adán en Génesis 3:6, cuando deliberadamente desobedeció lo que el
Señor le había mandado en Génesis 2:16-17, leemos en Génesis 3:19 que Dios le
dijo a Adán: Con el sudor de
tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas de la tierra, porque de ella fuiste
tomado: pues polvo eres, y al polvo volverás.
Observe que
no hay mención alguna del infierno. La sentencia es que el hombre
regresa al polvo.
En Job 14
leemos en el versículo 10: Mas
el hombre morirá y será cortado; perecerá el hombre…y ¿dónde está él? El versículo 12 dice: Así el hombre yace y no vuelve a
levantarse, hasta que no haya cielo, no despertarán. Los versículos de 13 a 15 dicen, ¡Oh Quien (si Tú (Jehová)me dieras, en la Versión inglesa) me diera que me escondieses
en el Seol (sepulcro), que me encubrieses hasta apaciguarse Tu ira, que me
pusieses plazo, y de mí te acordases! …Todos los días de mi edad esperaré,
hasta que venga mi liberación (dice:
hasta que sea transformado, en
la versión del autor – till my
change come. N.T.) entonces
(Tú) llamarás, y yo (Te) responderé…
Estos
versículos en Job 14 nos enseñan que Job, un creyente, en Dios, sabía de
antemano que el hombre no es sino polvo, y que al polvo volvería a la hora de
la muerte. En ese estado, Job, como creyente, aguarda una resurrección cuando
Dios le llame para despertarle, y Job le responderá. La muerte no es sino un
adormecer para el creyente. Esto es lo que enseñó el Señor en Juan 11, y lo que
Pablo enseñó en 1ª Tes. 4, y 1ª Cor.15. Hablaremos de estos pasajes posteriormente.
En Salmos
89:48, el escritor dice así: ¿Qué
hombre vivirá y no verá muerte? ¿Librará su vida del poder del Seol?
En el Salmo
115:17, leemos: No alabarán
los muertos a Jehová, ni cuantos descienden al silencio.
El Salmo 49
enseña que el hombre no es capaz de redimirse a sí mismo, sino que está
condenado a corrupción. Es como las bestias
del campo que perecen (vers.12
y 20). Solamente Dios nos redime del sepulcro o Seol, que es el polvo (vers.15).
En
Eclesiastés 9:5 leemos que los muertos no
saben nada; ni tienen más paga (o ventajas); porque su memoria es puesta en
olvido (cesa de existir). Vea
también el vers.10.
El contexto
de Eclesiastés 12 concierne o habla respecto de la aproximación gradual de la
vejez del individuo. El cuerpo que un día era fuerte ahora parece una frágil y
temblorosa persona incapaz de ayudarse a sí mismo. El vers. 7 nos dice que el
polvo (cuerpo) vuelve a la tierra de donde provenía, y el espíritu vuelve a
Dios que lo dio. La palabra para espíritu es la palabra hebrea ruach, no nephes (alma).
De acuerdo a
Génesis 2:7 el Señor Dios formó al hombre del polvo de la tierra, o suelo, y
respiró en su nariz aliento de
vida (en hebreo neshmah) y el hombre llegó o
pasó a ser un alma viviente (en hebreo nephesh). Así que el hombre es
un alma, y sin la vida
(dada por Dios) el hombre es – o pasa a ser – un alma muerta. No hay alma alguna (como si fuese parte separada de la persona) en el Cielo.
¿Qué fue lo
que dijo nuestro Señor justo antes de morir en Lucas 23:46? Clamando a gran voz, dijo: Padre,
en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto expiró. Jesús le encomendó su vida de
respiración en las manos de Su Padre, y Jesús estuvo muerto durante tres días y
tres noches.
Ahora de
vuelta al Antiguo Testamento una vez más vemos lo que Dios nos dejó registrado.
En Génesis
25:8, leemos,…Y exhaló el espíritu,
y murió Abraham en buena vejez, anciano y lleno de años, y fue unido a su
pueblo. Esta última frase es
una figura de expresión idiomática para “la muerte” y “el entierro”.
El pueblo de Abraham era idólatra. Vea Josué 24:2. También Abraham, el hombre
de Dios, el hombre de fe, a la hora de su muerte se fue al sepulcro (al polvo
de la tierra), igual que lo hizo su pueblo que eran idólatras.
En Génesis
35:29, leemos: Y exhaló Isaac
el espíritu, y murió, y fue recogido a su pueblo, y lleno de días; y lo
sepultaron Esaú y Jacob sus hijos.
En Génesis
49:29 leemos: Les mandó luego (Jacob), y les dijo, Yo voy a ser reunido
con mi pueblo; sepultadme con mis padres en la cueva que está en el campo de
Efrón el heteo. El vers. 33,
dice así: Y cuando acabó Jacob
de dar mandamientos, encogió los pies en la cama y expiró, y fue reunido con
sus padres.
Vemos una
vez más que esta expresión “reunido
a su pueblo” era una expresión
idiomática hebrea empleada para la “muerte” y el “sepulcro” o lugar de
entierro. Nada nos sugiere aquí la “ida” alguna a un lugar de felicidad. Será preciso el poder de la
resurrección de Dios, para levantar a los muertos.
En
Deuteronomio 32:49 el Señor le dijo a Moisés que fuese al Monte Nebo para que
viese la tierra de Canaán. En el vers. 50 dice,…y muere en el monte en el cual subes, y
se unido a tu pueblo, así como murió Aarón tu hermano en el monte Hor, y fue
unido a su pueblo.
En
Deuteronomio 34:5-7 tenemos el registro del entierro de Moisés llevado a cabo
por el Señor, lo cual no se dice de nadie más. Vers. 5: Y murió allí Moisés el siervo de
Jehová en la tierra de Moab, conforme al dicho de Jehová. Vers.6: Y lo enterró en el valle, en la
tierra de Moab, en frente de Bet-peor; y ninguno conoce el lugar de su sepulcro
hasta hoy. Vers.7: Era Moisés de edad de ciento veinte
años cuando murió; sus ojos nunca se oscurecieron, ni perdió su vigor.
En el Salmo
6:5, David en su oración dice: Porque
en la muerte no hay memoria de Ti. En el Seol, ¿quién te alabará? Y repite, en el Salmo 30:9, ¿Qué provecho hay en mi muerte,
cuando descienda a la sepultura? ¿Te alabará el polvo? ¿Anunciará tu verdad? Levítico 17:11 dice: Porque la vida de la carne en la
sangre está…
Volviendo
ahora al Nuevo Testamento vemos en Juan 3:16…para que todo aquel que en él
cree, no se pierda, más tenga vida eterna. Y
en Juan 3:36, el que cree en
el Hijo tiene vida eterna… Otra
vez en Juan 5:24, De cierto,
de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida
eterna, y no vendrá a condenación, más ha pasado de muerte a vida. Estos
versículos no nos enseñan que el creyente no morirá, porque en el siguiente
versículo el Señor nos dice: Viene
la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los
que la oyeren vivirán. Este “vivirán” es en la resurrección. La vida
eterna que se nos promete se cumplirá completamente en la resurrección.
En Juan 11
vemos la gloria de Dios apareciendo por el razonamiento de Lázaro desde la
muerte. En el vers.11 Jesús le dice a Sus discípulos,…nuestro amigo Lázaro
duerme; mas voy para despertarle.
Vea bien que
aquí, Lázaro, el hermano de María y Marta, ya estaba muerto. No dice que estaba en el cielo. Los vers.13 y 14 nos
dicen exactamente lo que el Señor quiso decir en el vers.11 cuando les dijo Lázaro duerme. El vers.14 dice,…entonces Jesús
les dijo claramente: Lázaro ha muerto. Aquí
vemos que Lázaro ya estaba en descomposición (vers.39). En el vers.24, Marta le
dijo al Señor: Yo se que
resucitará en la resurrección en el día postrero. Ella no creía que su hermano
estuviese en sitio alguno de
felicidad, tal como el seno de Abraham. Este es el error que los
incrédulos fariseos enseñaban a los judíos. Era una falsa enseñanza que el
Señor expuso en Lucas 16 cuando se dirigía hablando a estos incrédulos fariseos.
Recordamos
la enseñanza del Antiguo Testamento de que el
hombre es un alma (Génesis
2:7), y que a la hora de muerte su espíritu, o vida, retorna a Dios que la dio.
En Juan
11:33, cuando Jesús vio a María llorando, y a los judíos que habían venido con
ella, se estremeció en
espíritu (o en sí mismo), y se conmovió. La palabra estremeció tiene el significado de un resoplido, como el de un caballo asustado o
airado. De ahí, sentir una
fuerte emoción o estar indignado.
El sepulcro,
o muerte es el medio o ámbito de Satanás, y Cristo estaba a punto de remover a Lázaro de
este medio previo del tiempo de la resurrección. El Señor poco tiempo después
se iría a la cruz y moriría y sería levantado del poder de la muerte o sepulcro
que Satán empuña. Por supuesto, Lázaro tuvo después que morir de nuevo, una vez
que no poseía un cuerpo resucitado.
Este
contexto completo del capítulo 11 fue para demostrar la gloria de Dios tal como
dijo Jesús en el vers. 40. Si usted, como cristiano, uno que cree en el Señor
Jesucristo como su Salvador personal, cree que después de la muerte una parte suya
puede existir separada del cuerpo, (que es exactamente lo que los incrédulos fariseos
enseñaban a los judíos) y esta parte suya está disfrutando en este estado,
entonces dígame una cosa, ¿para qué trajo el Señor de vuelta a Lázaro a este
medio de pesar y aflicciones?
Además,
¿para qué se les dio a los Doce el mandamiento en Mateo 10:8 de que levantasen
a los muertos? Y ¿por qué Pablo trajo en Hechos de vuelta a la vida a Eutico,
que había sido levantado muerto? No hay lugar alguno en las Escrituras donde
diga que los muertos que fueron levantados se encontrasen en el Cielo, ni en lugar de felicidad alguno.
Volviendo a
Hechos 2:29, Pedro, hablando a los del pueblo judío poco tiempo después del día
de Pentecostés, dijo: Varones
hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue
sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. ¿Podría alguien en su sano juicio
decir que David, de alguna forma, se
fue al cielo para estar con Cristo? ¿Qué es lo que nos dice el vers. 34? …Porque
David no subió a los cielos…
Pedro
acababa de recibir la promesa de Dios que se expone en Lucas 24:49 por el
Cristo resucitado. Esta promesa decía que serían investidos (o llenos) con poder de lo alto.
Pedro recibió este poder en el día de Pentecostés en Hechos 2:4. Debemos creer
a este hombre espiritualmente investido cuando dijo que David no había
ascendido a los cielos. David es reconocido como estando todavía dormido en el
polvo. Está aguardando el llamamiento para vida hecho por su Señor.
En Hechos
13, encontramos al apóstol Pablo hablando en Antioquía (en Pisidia) a los
hombres de Israel, y aquellos que temieron al Señor. En los vers.16 a 37 Pablo
está dando un breve resumen de la historia de Israel como nación. El clímax de
esta discusión es que Dios envió a Su Hijo a Israel para ser su Salvador; ellos
le crucificaron, pero Dios le levantó de la muerte. En los vers.35-37 Pablo
escribe: Por eso dice también
en otro Salmo: No permitirás que Tu santo vea corrupción. Porque a la verdad
David, habiendo servido a su propia generación según la voluntad de Dios,
durmió, y fue reunido con sus padres, y vio corrupción.
Aquí vemos
el contraste entre David y el Hijo de Dios, Jesucristo. La expresión durmió la usa Pablo hablando de la
“muerte” de David y su permanencia en el sepulcro, o estado de muerte, hasta la
resurrección. El cuerpo de David experimentó la degradación y corrupción. El
cuerpo de Cristo no llegó a experimentar la corrupción una vez que se levantó
al tercer día. Así que la enseñanza de Pablo concuerda con Pedro en lo
referente al estado de David.
Pablo, el
apóstol de Dios, y escogido por Dios para predicar buenas nuevas concernientes
a Su Hijo Jesucristo a las naciones, fue inspirado a revelar más luz sobre la
muerte del creyente y su resurrección del estado de la muerte.
En 1ª Co.
15:12-23, Pablo responde a la objeción de algunos en su día que decían que no hay resurrección de muertos, y dice así,…porque si no hay resurrección de
muertos, entonces tampoco Cristo resucitó.
En el
vers.17, Pablo lleva el caso un paso más adelante y dijo,…si Cristo no
resucitó, vuestra fe es vana (sin
provecho), aun estáis en
vuestros pecados. Observe
aquí, los creyentes que habían fallecido (dormido) son los que también están perdidos. Si los
creyentes van inmediatamente al Cielo a la hora de morir, ¿podría Pablo haber
pronunciado esta tremenda declaración – también
perecieron? En el vers.20
Pablo repone la verdad: Mas
ahora Cristo ha resucitado de los muertos, primicias de los que durmieron es
hecho. Observe cuan a menudo
en estas Escrituras leemos de aquellos que duermen, o se fueron a dormir, dormidos en Cristo. No podemos ignorar estas palabras
que el Espíritu Santo inspira, y decir de los muertos que realmente no están muertos, sino sentados inmediatamente
después de la muerte en la presencia de Dios.
Pablo nos dice
en el vers.22: Porque así como
en Adán todos murieron, también en Cristo todos serán vivificados. Vers.23 Pero cada uno a su debido orden:
Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida. Cristo tiene que venir de nuevo.
El vers.26 nos dice que el
postrer (o último) enemigo que será destruido es la
muerte. La muerte todavía no
ha sido destruida, pero debido a la muerte y resurrección de Cristo, el poder
de la muerte que tiene Satanás ser un día destruido.
Nosotros
como creyentes en Cristo todavía somos mortales, pero tenemos la promesa de la inmortalidad.
En 1ª Timoteo 6:16 la Escritura dice que sólo Dios tiene inmortalidad.
En 1ª
Cor.15:51-55 vemos más cosas de la verdad de Dios reveladas o dadas a conocer.
En el vers.51 y 53 Pablo dice: He
aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos, pero todos seremos
transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de
incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.
Pablo dice
entonces que cuando todo lo anterior suceda, cuando se cumpla la palabra que se
ha escrito, entonces la
muerte será sorbida en victoria. ¿Dónde está oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh
sepulcro, tu victoria? Vea
Isaías 25:8 y Oseas 13:14.
Cuando Pablo
escribió estas verdades a los Corintios durante el periodo del Libro de Hechos,
Israel como una nación estaba en litigio delante de Dios. Los gobernadores y
sumos sacerdotes habían repudiado a su Mesías que había venido de acuerdo a sus
profetas. Dios había respondido la oración de Cristo en la cruz: Padre, perdónalos porque no saben
lo que hacen.
Así, pues,
Israel tenía una segunda oportunidad para arrepentirse como nación y volverse a
Jesús su Mesías como Pedro declara en Hechos 2 y 3. Pero la empedernida Israel rehúso
creer y Dios comenzó entonces a tratar con los individuos en vez de, como hasta
entonces, la nación de Israel. El elemento del tiempo era tal como el de la
Gran Tribulación de Israel, el tiempo de la
angustia de Jacob referida
por el profeta Daniel, estaba muy cerca y a la mano.
El mensaje
de Pablo en 1ª Corintios 15 incluye verdades concernientes a este periodo de
tribulación de Israel como vimos en los versículos 51 y 52. Pablo esperaba
encontrase entre aquellos que permanecerían vivos al tiempo del final de la
Gran Tribulación de Israel.
En el
vers.51 Pablo dijo: he aquí,
os digo (os cuento) un misterio (secreto); no todos dormiremos (sino que estaremos en ese momento
vivos), pero todos seremos
transformados (es decir, seremos
instantáneamente revestidos del
cuerpo resucitado). Vers. 52: En
un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta, porque se tocará
la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros (los vivos) seremos transformados. Vers.53: Porque es necesario que esto
corruptible, se vista de corrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. Vers.
54: Y cuando esto corruptible
se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad,
entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en
victoria. Vers.55: ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?
¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?
Estos
versículos nos enseñan que en ese tiempo, los creyentes que estén vivos, así
como los creyentes que hayan muerto en Cristo, deben ser investidos con un cuerpo
resucitado y glorioso para ser partícipes en la segunda venida de Cristo. Los
muertos tienen que ser vivificados y revestidos en un cuerpo incorruptible, y
los mortales que estén vivos entonces deben ser revestidos de inmortalidad, o
instantáneamente transformados con un cuerpo espiritual glorificado.
Otra sección
en las Escrituras que se emplea continuamente tanto por predicadores como por
laicos es 2ª Corintios 5:8. Este versículo se toma fuera de su contexto para
enseñar que al tiempo de la muerte el creyente está vivo en el Cielo. Eso no es
lo que este versículo nos enseña.
El tema o
sujeto principal de 4:14 a 5:8 es la resurrección del creyente y tanto su
cuerpo presente como su cuerpo resucitado. Tenemos a Pablo explicando a los corintios
en 5:1 que existe un cuerpo espiritual que tiene Dios en Su poder para dar, en
el tiempo de la resurrección. En el vers.2 Pablo dice: por esto también gemimos, deseando
ser revestidos de aquella nuestra habitación CELESTIAL. Pablo esperaba y aguardaba por el
retorno del Señor en su tiempo de vida durante los Hechos. Deseaba
ardientemente un cuerpo transformado (el que se expone en 5:1). Pablo no quería
morir, sino todo lo contrario, deseaba estar vivo al tiempo de la venida de
Cristo.
Pablo dijo
en 5:4: Porque asimismo los
que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia, porque no quisiéramos ser
desnudados (morir y estar
desnudo, sin cuerpo), sino
revestidos (con el nuevo
o resucitado cuerpo espiritual de 5:1), para que lo mortal sea absorbido por
la vida (vida eterna).
Pablo estaba
aguardando por el retorno de Cristo mientras estuviera vivo, y por eso mientras
todavía estaba vivo en la carne gemía deseando ese nuevo cuerpo. No podría
gemir así si estuviese muerto. Él no quería ser
hallado desnudo, o muerto en
la venida de Cristo, sino que esperaba encontrase vivo, o vestido.
En 5:6 Pablo
explica que si estamos (vivos) en este cuerpo, estamos ausentes del Señor (sin
una transformación que tome lugar o resurrección no podemos ver a Cristo). El
vers.8 se toma generalmente fuera del contexto de la resurrección, para decirle
a la gente que sus entes amados que han muerto están ahora con el Señor. Eso no
es en absoluto lo que Pablo está diciendo.
Él resume el
contexto desde 4:14 a 5:8 el cual concierne al cuerpo terrenal (mortal) y el cuerpo
espiritual (cuerpo resucitado).
Pablo en el
vers.8 estaría encantado y satisfecho de dejar este cuerpo (cuerpo mortal) y de
de estar presente con el Señor (en el cuerpo resucitado). Ahora bien, el error
que prevalece es, que sin la resurrección a la hora de la muerte se puede estar
inmediatamente con el Señor. Este error se enseña a pesar de lo que Pablo
enseña en 1ª Timoteo 6:16, que solamente Dios tiene inmortalidad. Esto está en
el contexto en resurrección.
En casi
todos los funerales encontramos al predicador contradiciendo su mensaje en el
cual asegura a los familiares del difunto que su amado está ahora en la
presencia de Dios. Después de citar 2ª Cor.5:8 y pasar por alto los versículos
previos del contexto, se vuelve a 1ª Tesal.4:14-18. Estos versículos
contradicen flagrantemente la enseñanza de que a la hora de la muerte el
creyente sale para irse con el Señor. Examinemos de cerca el contexto de este
pasaje.
Ambas
epístolas a los Tesalonicenses contienen enseñanzas referentes a la próxima venida
del Señor como se predijo por el Señor mismo en Mateo 24 y en Hechos 1:1-7. El
tiempo exacto de la segunda venida de Cristo no tenían por qué saberlo sus
discípulos, pero las señales de aquel primer periodo de Hechos apuntaban a Su
inmediata aparición. Pablo enseñó estas cosas durante todos sus viajes
misioneros, y las escribió en 1ª y 2ª Tesalonicenses, y también en 1ª y 2ª
Corintios. En 1ª Tes.1:10 Pablo avisa a los creyentes que se volvieron de los
ídolos para Dios a servir al Dios vivo y verdadero,…a esperar de los cielos
a Su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira
venidera. Estos creyentes en
Cristo fueron avisados a esperar, a aguardar por la venida de Cristo mientras
estaban vivos.
Pero ahora
desde que Pablo los hubo visitado por primera vez, algunos de los convertidos
habían fallecido, esto había causado muchos pesares entre ellos, porque ahora
los fallecidos se perderían la venida de Cristo.
Así que
Pablo tuvo que escribirles palabras de consuelo a estas personas y lo hizo en
1ª Tes.4:13-18. En el vers.13 Pablo escribe: Tampoco
queremos hermanos que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os
entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. Observe la expresión
que usa Pablo aquí que tanto utiliza en los demás lugares acerca de los que duermen. Para Pablo eso significaba que “morir” es como “dormir”. Ahora en el
vers.14, Pablo está mostrando a los familiares del difunto por qué no deben
entristecerse, porque si
creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que
durmieron en él.
Aquí están
las palabras reconfortantes de Pablo para los familiares. Ellos vendrán con
Jesús en su venida a la tierra. Pero, dices tú, ellos están dormidos en muerte.
Sí, pero en unos pocos versículos después se nos explica cómo vendrán con el
Señor.
Vers.15: Por lo cual os decimos esto en
palabras del Señor: que nosotros que vivimos (no
habiendo muerto), (es decir,) que
habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron a la hora de encontrar al Señor.
En los
versículos 16 y 17 Pablo explica exactamente cómo sucede esto y la secuencia de
acontecimientos. Porque el
Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios,
descenderá del cielo, y los muertos en Cristo resucitarán primero; luego
nosotros, los que vivimos, los que hayamos quedado (los creyentes que estén
vivos en ese momento), seremos
arrebatados juntamente con ellos (los
muertos levantados) en las
nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.
Este
contexto revela la verdad de Dios para este gran acontecimiento y la secuencia
en que se despliega. Estas palabras de Pablo fueron dadas en consuelo a los
creyentes en el vers.13.
¿Se da
cuenta de la contradicción de palabras de aquellos que nos dicen que nuestros
seres amados están ya disfrutando la felicidad del Cielo? Amigos míos, se
precisa un tiempo determinado para unificar a los creyentes muertos con un
espíritu vivificante o cuerpo resucitado. Las Escrituras exponen tal
explicación.
Me parece
que ha llegado el momento para que la verdad escritural sea enseñada con
respecto al estado de la muerte que el Espíritu Santo nos ha dado a entender.
Para resumir
esta enseñanza con respecto al estado del creyente que ha muerto en Cristo,
ofrecemos los siguientes puntos:
1. Adán
fue creado por Dios y fue o llegó a ser una criatura viviente cuando Dios
respiró en su nariz aliento
de vida. (Génesis 2:7). No hay fundamento para enseñar que el hombre Adán
tuviese un alma en este o en ningún otro pasaje de la Escritura.
2. Si
Adán desobedeció a Dios comiendo del árbol del conocimiento del bien y del mal,
Adán ciertamente murió. (Génesis 2:17).
3. Satán
en cambio le dijo a la mujer que ciertamente no
morirían (Génesis 3:4).
4. La
pena o sentencia de muerte era regresar al polvo de la tierra. (Génesis
3:17-19).
5.
El Antiguo Testamento nos enseña que al tiempo de la muerte, los creyentes en
Dios, abandonan el espíritu cuando su
reunían a su pueblo. Esta era una expresión idiomática para “morir” y “ser
enterrado”, justo igual que les había ocurrido anteriormente a los del pueblo. (Génesis 49:29-33, 35:29, Deuter.32:48-50).
6. Los
Salmos y Eclesiastés enseñan que al tiempo de la muerte el espíritu (que es la
vida) retorna a Dios que la dio. Además, en muerte, no hay memoria alguna,
porque los muertos nada saben (Salmo 89:48, 115:17, Ecles.9:5,
12:7).
7. Nuestro
Señor enseñó a sus discípulos que creyeron en él la seguridad y certeza de la
vida eterna. Ellos poseían esta esperanza y regocijo dentro de ellos, pero
sería en la resurrección que esta promesa sería plenamente realizada (Juan
10:27-28, 11:25-26, 5:24, 3:14-18, 3:36).
8. La
expresión “dormidos”, “dormidos
en Cristo”, "quedarse dormido y muerto en Cristo”, la empleó Cristo y el apóstol
Pablo para mostrar que el creyente que había muerto no permanecería en el sepulcro
o estado mortal para siempre. El tiempo en el sepulcro para el creyente es tan
corto que se compara con un irse a dormir por la noche, y un despertar por la
mañana. El tiempo para el creyente muerto no existe (Juan 11:11-15, Hechos
13:36, 1ª Cor.15:18-20, 1ª Tes.4:13-18).
9. Pablo
nos enseña que solamente en el cuerpo resucitado podrán los santos, o cristianos, estar presentes con el Señor. Nadie puede vivir eternamente con el
Señor separado de su cuerpo resucitado. Pablo afirma categóricamente que
solamente Dios posee inmortalidad en Sí Mismo. Nosotros, tanto creyentes vivos,
como muertos tendremos que ser revestidos de inmortalidad, y eso no sucede
cuando morimos, sino sucederá cuando Cristo nos de un cuerpo resucitado en
aquel día. (1ª Cor.15:42-44, 55; 2ª Cor.5:1-8; 1ª Timoteo 6:14-16).
E.W. Bullinger
Traducción por Juan Luis Molina
con la colaboración de Claudia Juárez G.
Comentarios
Publicar un comentario