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LAS TENTACIONES DE NUESTRO SEÑOR. Por E. W. Bullinger

Es de sobra conocido que el orden de las tentaciones en Mateo no es el mismo que en Lucas. Los comentadores y armonizadores asumen y afirman que uno está correcto y el otro equivocado; y proceden a cambiar el orden de uno para que pueda concordar con el otro.
 
              Pero si examinamos atentamente los acontecimientos combinados, dándole su debido peso a las palabras y expresiones utilizadas en el griego, todas las diferencias se verán explicadas, y se demostrará que ambos Evangelios están absolutamente ciertos y correctos; mientras que las diferencias que aparecen son causadas por las tres tentaciones que son repetidas por el diablo en un orden diferente, haciendo así que sean seis, en vez de tres, como generalmente se supone.

Tanto Marcos como Lucas concuerdan en afirmar que las tentaciones duraron y continuaron a lo largo de los cuarenta días (Marcos 1:13. Lucas 4:2); Están descritas de la siguiente manera:  

I. - (Lucas 4:3, 4) "El diablo (ho diabolos) le dijo: `Di que esta piedra (singular) (tõ lithõ toutõ) que se convierta en pan (artos)´". Esta aparece como  la primera tentación; y no hay motivo alguno ni razón para que no haya sido repetida de manera y forma diferente; porque en parte alguna se declara que hayan sido solo tres, y solo tres tentaciones.

              II. - (Lucas 4:5-8) "Y le llevó (anagagõn) el diablo, y le mostró en un momento todo el mundo habitable, o tierras (Gr. oikoumenê)" nada se nos dice acerca de "un monte alto". Lachmann pone entre entre corchetes las palabras "un alto monte", y Tischendorff, Tregelles, Alford, y la Versión R.V. las omiten.

El diablo reclama la posesión suya y el derecho a los reinos del mundo, y el Señor no le contradice su derecho sobre ellos. Satanás dice: "A ti te daré toda esta potestad (o autoridad, exousia), y la gloria de ellos, porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy. Si tú me adorares, todos serán tuyos". Aquí no se dice nada acerca de "postrado" como en Mateo. Aquí solamente se ofrece "la autoridad o potestad" porque todos los textos críticos Griegos dicen "pasa" (no panta) en femenino, concordando con exousia. El Señor no le dijo simplemente, "Vete" (como en Mateo 4:10), sino "Vete de Mí", que es algo muy diferente. Satanás no se apartó de él ahí, de la misma forma que Pedro tampoco lo hizo cuando se le dijo lo mismo (Mateo 16:23). 

III. - (Lucas 4:9-12) "Y le llevó (êgagen) a Jerusalén, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: `Si tú eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo, porque escrito está: A Sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden (tou diaphulaxai se)´" etc.
Nada se dice acerca de este "que te guarden" en Mateo; además, se declara que habiendo acabado todo tipo de tentación, "se apartó de él por un tiempo". Observe que el diablo aquí se apartó (apestê) por su libre albedrío en Lucas 4:13, mientras que en Mateo fue el Señor quien le reprendió severamente, y le ordenó que se marchase (Mateo 4:10).

              IV. - (Mateo 4:3, 4) Después del tal "tiempo" (referido en Lucas 4:13), y en otra ocasión por tanto: "Aquel que le había tentado (ho periazõn), habiendo vuelto (proselthõn) a él,  le dijo, "Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras (plural) se conviertan en panes (plural) (artoi). No "esta piedra" ni "un pan" (artos) como en Lucas 4:3. Además, aquí no se le denomina abiertamente "el diablo", como en Lucas 4:3, sino que se habla de él como aquel que ya había sido nombrado el tentador (ho periazõn), y como "habiendo vuelto" (proselthõn) no simplemente hablando como estando entonces presente.

V.- (Mateo 4:5-7) "Entonces (tote)" en estricta sucesión a la tentación precedente de "las piedras" y "los panes" - "Entonces el diablo le llevó (paralambanei) a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo", etc. Nada se dice aquí acerca de los ángeles "guardándole" (como en Lucas 4:10); ni tampoco hay razón alguna de por qué cualquiera de estas tres tentaciones no debieron de ser repetidas, bajo diferentes condiciones y circunstancias.

              VI. - (Mateo 4:8-10) Aquí se declara abiertamente que la segunda tentación (Lucas 4:5-8) se repitió: porque "Otra vez  le llevó el diablo a un monte muy alto y le mostró todos los reinos del mundo, kosmos, no oikoumenê como en Lucas 4:5, y la gloria de ellos, y le dijo: "Todo esto, (y no "toda esta potestad o autoridad" como en Lucas 4:6)  te daré si, postrado, me adorares". Aquí, en esta última tentación, se alcanza el clímax de todo.
Era la directa adoración. Nada se dice en Lucas acerca de postración. Aquí se dice abierta y llanamente: "Adórame a mí". Aquí se da la crisis. No hay un apartarse de libre voluntad de Satanás. Llegó el momento del Señor por sí mismo acabar con todas estas tentaciones. ¡Vete! (sal de aquí) le dijo el Señor (hupage),...Entonces el diablo le dejó (aphiêsin) y he aquí vinieron ángeles y le servían".

Estos angelicales ministros señalan el fin. No hay tales ministros mencionados al final de la tercera tentación en Lucas 4:3-12; porque entonces Satanás "le dejó" de su libre voluntad, volviendo (en Mateo 4:3) después de un cierto "tiempo" (Lucas 4:13).

Es cierto, el Señor le había dicho "Vete de mí, Satanás" (Lucas 4:8); pero él no lo hizo, entonces, sino que le ignoró y no se marchó, sino que continuó con su tercera tentación, no alejándose hasta después de haber terminado esta tercera tentación.

Así, pues, concluimos que, mientras que las tentaciones continuaron durante todos los cuarenta días (Marcos 1:13. Lucas 4:2), esas tentaciones culminaron en seis directos asaltos sobre el Hijo del hombre, en tres formas o maneras diferentes; cada una de las maneras siendo repetida en dos diferentes ocasiones, y bajo diferentes circunstancias, pero no en el mismo orden.

Esto concuerda con todas las variaciones de las palabras empleadas, explicando el diferente orden de acontecimientos en los dos Evangelios, y satisface todas las condiciones demandadas por el texto sagrado.

Los dos diferentes órdenes en Mateo y Lucas no surgen de "error" alguno ni en uno ni en otro, para que uno pueda ser considerado correcto y otro incorrecto; surgen, eso sí, por la puntillosa exactitud del registro Divino describiendo el orden verdadero y correcto en que Satanás varió las seis tentaciones; por cuya variación, él solamente, y no los evangelistas, es responsable.  

Traducción por Juan Luis Molina

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