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TODO EN TODOS. Por E. W. Bullinger

Un extracto de “Things to Come” “Las Cosas por Venir”
Vol. V, No. 8 - Febrero 1899
Traducción Juan Luis Molina
Con la colaboración de Claudia Juárez


La expresión todo en todos es elíptica. Esta figura literaria y la forma que se emplea a través de la Escritura está completamente explicada y ejemplificada en la obra “Figuras Literarias”.

Al suplir las palabras omitidas en la elipsis el sentido debe quedar completo, siempre y cuando aparezca la elipsis en estricta armonía o acuerdo con la naturaleza del sujeto o tema principal y el contexto.

La palabra todo, siendo un adjetivo, debe tener un nombre o pronombre al cual se refiera; aquello que el nombre debe ser, será indicado por el número, género y caso en el cual el adjetivo sea empleado, y además por el contexto.

1ª Corintios 12:6: Hay diversidad de dones (operaciones), pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo…Pero todas estas cosas las hace uno, y el mismo Espíritu (vers.11).

Aquí tenemos el mismo Dios que opera todo (estos dones) en todos (los miembros del cuerpo de Cristo): y lo que son estos dones, y quienes son estos miembros, está plenamente explicado en el contexto inmediato. Vea los versículos 4-31.

Esta Escritura enseña que cada manifestación es la vida divina en actividad en cada uno y  todos los miembros de cuerpo único de Cristo, y es la operación del mismo Espíritu habitando en todos los miembros.

Efesios 1:22-23Y lo dio por Cabeza sobre todas las cosas a la Iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo. Aquí podríamos leer así: que llena (o suple plenamente) todo (dones espirituales y gracias) en todos (los miembros de Su cuerpo). Compare Efesios 4:10-13. Todas las necesidades son provistas por la Cabeza (vers.16).

Colosenses 3:11No hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo en todos. Aquí el griego es ligeramente diferente de las otras ocurrencias, pero continúa siendo elíptica; y el sentido debe completarse así: En el nuevo hombre no hay ni griego ni judío, etc., sino que Cristo (la Cabeza es) todo (las cosas para el cuerpo, porque Él es la vida, ver.4) y en todos (los miembros). Pablo dice, Cristo vive en mí (Gálatas 2:20). Cristo en ti la esperanza de gloria (Colosenses 1:27. El pronombre se emplea en la primera, segunda y tercera persona para expresar la presencia interna de Cristo en todos Sus miembros, Pablo dice, en mí en ti, el Señor dijo, en ellos. La Cabeza es todas las cosas al cuerpo, pues no solamente Él es la Vida (vers.3 y 4), sino que además en Él están todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento (Colosenses 2:3). La vida entera y la inteligencia se hallan en Él, la Cabeza.

El Hijo de Dios está lleno de gracia y verdad, y de Su plenitud tomamos todos (Juan 1:14-16). Así es como Cristo llena todo en todos. Él ascendió para llenarlo todo (Efesios 4:10). En el cap.3:19, Pablo ora para que los santos sean llenos de toda la plenitud de Dios. La plenitud de Dios se halla en Cristo, en el habita corporalmente la plenitud de la deidad, y vosotros estáis completos en Él (Colosenses 2:9-10). El creyente que está en Cristo, que es la Cabeza, está lleno en toda la plenitud de Dios.

Esta es la posición en la cual se halla el creyente de acuerdo a la revelación del misterio predicado entre los gentiles; este es el conocimiento que Pablo desea que los santos atiendan; es por esto que el Señor Jesús continúan ofreciendo dones a los hombres, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe, y al conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo – para que ya no seamos niños fluctuantes…sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo, en aquel que es la Cabeza, esto es, Cristo (Efesios 4:13-15). Es decir, para que a través de hablar la verdad en amor, los santos puedan comprender que Cristo, la Cabeza, es todas las cosas para cada miembro de Su cuerpo, que es la iglesia. Para que puedan todos ser conscientes de ese hecho.

Esta bendita posición es la porción de cada creyente; es decir, de cada uno que, por el Espíritu Santo, confiese que Jesús es el Señor (1ª Corintios 12:3), y habiendo sido bautizado por el Señor Jesús con el espíritu en un solo Cuerpo (1ª Corintios 12:13), es apartado de toda distinción de nacionalidad, o posición social, o sexo, u ordenanzas; tanto da si anteriormente pertenecía a los rudos bárbaros como a los instruidos griegos; a los salvajes escitas o a los inteligentes judíos; da igual si es siervo esclavo o un amo, si es mujer o varón; todos ahora han sido hechos por Él, uno en Cristo.  

Estas epístolas nos muestran la estimativa Divina de la posición de los santos en la persona de Cristo, por haber sido investidos del espíritu santo que Él ofreció de acuerdo a Sus palabras, en Juan 4:14, y Juan 7:38, y Juan 16:13-15. Así como es la Cabeza, así también son los miembros; porque como Él es, así somos nosotros en este mundo (1ª Juan 4:17).

La posición del creyente corresponde a la oración del Señor en Juan 17:23. Yo en ellos, y Tú en mí, para que sean perfectos en unidad. Es una presente posición en infinita gracia, para ser manifestada en gloria cuando el mundo conozca que Tú los has amado a ellos como a Mí me has amado. El objetivo de Pablo en estas epístolas es presentar a cada hombre perfecto en Cristo: acepto en el Amado, el Hijo del Padre en verdad y en amor. Este objetivo se cumple a través de hablar la verdad en amor – para el crecimiento del cuerpo y para la edificación del cuerpo en amor.  

El poder para efectuar esto se halla en el Espíritu de sabiduría y revelación en el conocimiento de Él; los santos son fortalecidos por el Padre, que actúa poderosamente a través de Su espíritu en el hombre interior; para que Cristo habite en vuestros corazones por la fe. Habiendo sido vivificados juntamente con Cristo, levantados juntamente con Él, bautizados por Él con el espíritu santo, los miembros han sido injertados en Cristo, el Nuevo Hombre; levantado de la muerte, habiendo puesto al viejo hombre en Su propia muerte y sepultura.

El Nuevo Hombre es la creación de Dios, y todas las cosas que son de Dios (2ª Corintios 5:18), son creadas en justicia, y santidad de la verdad; renovadas según la imagen misma de Aquel que lo creó. Del mismo modo que Cristo (personal) porta en sí la imagen del Dios invisible, así cada nueva criatura en Cristo (místico) porta en sí la imagen del Creador. Cristo es su justicia, su santificación, y la vida eterna dentro de él es el conocimiento de Dios y de Jesucristo enviado por Dios. El Espíritu de Dios mora en él, el Espíritu de poder y amor y de mente sana (2ª Timoteo 1:7). Cristo es todas las cosas al ser la Cabeza, para aquellos que son Su cuerpo; no solo con respecto a las cosas espirituales, sino con respecto también a las cosas que se ven, porque Cristo en Su muerte en la cruz es su circuncisión; en Su sepultura es su bautismo; y en Su resurrección es su vida. Por eso ya no hay ni circuncisión ni incircuncisión, sino que Cristo es todo en todos (Colosenses 3:11).

El cuerpo deriva su posición y carácter de la Cabeza. El Señor Jesús habló de Su cuerpo (personal) como siendo el templo de Dios, así que el cuerpo de Cristo (místico) se declara ser también el templo de Dios. El edificio del cual Pablo, a través de la gracia de Dios, puso el fundamento (1ª Corintios 3:10) crece para ser un templo santo en el Señor. Es para este crecimiento que el ascendido Señor continúa dando dones a los hombres,  evangelistas, pastores y maestros; para perfeccionar a los santos, para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo. Se debe al nutrimento ministrado de la Cabeza (Colosenses 2:19), que el cuerpo entero crece  con el crecimiento que da Dios.

La relación de parentesco y la posición oficial del miembro no están sujetas a crecimiento. La “filiación” solo puede darse a través de nacimiento o por adopción. La “ciudadanía” solo puede ser adquirida a través de herencia o por ser conferida; en cualquier caso, nunca es el resultado de crecimiento. Un siervo puede ser un hijo adoptado por su señor: un extranjero puede llegar a ser adoptado también como ciudadano, y de “ciudadano” puede pasar y ser hecho un miembro de la Casa Real; pero en todos estos casos la nueva posición o estatus o relación de parentesco, es el resultado del don, no de crecimiento. El crecimiento sin embargo se da en la estatura, del niño al ser maduro, y en la inteligencia a través del aumento de conocimiento y comprensión, de cuál es realmente la sola y verdadera relación y posición que le fue conferida. 

Es este el crecimiento en conocimiento y sabiduría que Pablo, por el espíritu santo, deseaba tan ardientemente para los santos. Para que a través del conocimiento del Hijo de Dios dejasen de ser niños fluctuantes y pudiesen crecer hasta la estatura de Cristo; para que pudiesen comprender que Cristo, la Cabeza, es todas las cosas para los miembros de Su cuerpo. Observa bien esto: Si la Cabeza está coronada como rey, todos Sus miembros son de la realeza; si la Cabeza ha sido ungida como Sacerdote, todos Sus miembros son santos; cada miembro es un participante de cada honor dado a la Cabeza, simplemente por causa y en virtud del hecho que está unido con Él… en Su propia vida.

Es por este crecimiento en conocimiento que Pablo ora, para que les sea otorgado Espíritu de sabiduría y revelación (Efesios 1:17), para que le conozcan a Él, para que puedan conocer cuál es la esperanza de Su llamamiento y cuáles son las riquezas de la gloria de Su herencia en los santos; para que puedan conocer  el amor de Cristo que excede a todo conocimiento (Efesios 3:19). Para que puedan ser llenos con el conocimiento de Su voluntad en toda sabiduría y entendimiento espiritual – y crezcan en el conocimiento de Dios (Colosenses 1:9-10).

En Colosenses 2:1, Pablo expresa cuán grande es el conflicto o lucha que mantiene por los santos y por todos los que nunca han visto su rostro (esta última expresión nos incluye a nosotros hoy en día) para que sean consolados sus corazones unidos en amor, hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer (conocer exactamente) el misterio de Dios. Y después, habiéndoles declarado la plenitud de los creyentes en Cristo con respecto a las ordenanzas o mandamientos, habiendo sido levantados en y con Cristo, en Colosenses 3:11, proclama: Cristo es el todo, y en todos, y después entonces se dirige a los santos en un lenguaje apropiado a Cristo personalmente; porque Él es el Escogido de Dios, el Santo y el Amado; y se dirige a los santos también como los elegidos de Dios, santos y amados. Las palabras no pueden ser más enfáticas y expresivas en cuanto a la unidad vital que existe entre la Cabeza y los miembros del cuerpo, la bendita posición de los santos en Cristo, habiendo sido reunidos para poseer “la herencia de los santos en luz”. No podemos olvidarnos que todo nace y fluye del eterno propósito del Padre, el misterio de Su voluntad, (Efesios 1:9), a través de la redención que es en Cristo Jesús, en quien tenemos redención por Su sangre (vers.7). Todo se debe al Espíritu de Su gracia y verdad, por el cual recibimos Su plenitud, plenitud que está contenida en la verdad y el amor que también posee el Hijo del Padre - Cristo Jesús.
                                          
La Epístola cierra con la oración de Epafras, de los santos, para que estéis firmes, perfectos y completos en todo lo que Dios quiere. La posición de los santos es del todo, la voluntad de Dios; en todo lo que Cristo vino a cumplir. He aquí vengo para hacer Tu voluntad, oh Dios, la cual ya cumplió plenamente en Su muerte, para que por un solo sacrificio ofrecido pudiese Él perfeccionar para siempre a los que son santificados. Estar perfectos y completos en todo lo que Dios quiere, es para que comprendamos nuestra perfecta aceptación delante de Dios, en la perfección que tuvo la ofrenda de Su amado Hijo, quien a través del Espíritu Eterno se ofreció a Sí Mismo sin mancha a Dios. Para que comprendamos por la fe todo lo que Dios ha hecho en Cristo para nosotros en Su presencia, lo que ha sido hecho de nosotros para Dios en Cristo, y Cristo en nosotros la esperanza de gloria, en resumen, para que entendamos que Cristo es el todo, y en todos.

La aplicación práctica es esta: Yo, por tanto, prisionero del Señor, os ruego que andéis como es digno del llamamiento con que fuisteis llamados, con toda humildad paciencia y mansedumbre, perdonándoos los unos a los otros en amor; solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de paz.

1ª Corintios 15:28. Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a Él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos. La palabra griega panta aparece seis veces en los versículos 27 y 28, y en cada caso se traduce correctamente todas las cosas, a excepción de esta última ocurrencia que hemos subrayado en negrilla. No tenemos la libertad de cambiar aquí la traducción. Debería ser todas las cosas, y para completar el sentido debemos traducirla, para que Dios pueda ser (sobre) todas las cosas, en todos (los lugares) es decir, sobre todos los seres creados en todas las partes del universo.

Cuando toda la obra por la cual el Hijo de Dios se hizo hombre se cumpla plenamente, y por la cual todas las cosas se pongan debajo de sus pies, entonces el Hijo le entregará el reino al Padre; la nueva creación será vista entonces en toda su plenitud, para que Dios sea todo en todos. La obra completa de regeneración, desde la vivificación de aquellos que están muertos en delitos y pecados hasta la manifestación de la gloria de Dios en la Nueva Creación en su plenitud, será manifiestamente la obra de Dios y de Dios solamente, a través de la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha de una vez y para siempre, y por el poder del Espíritu Santo. El eterno propósito del Padre, a través del Hijo, por el Espíritu Santo. Entonces será manifestado plenamente que todas las cosas son de Dios. Dios el Creador de todas las cosas reinará sobre todas las cosas, y será glorificado en todas las obras de Sus manos.

El Espíritu Santo opera todas las cosas en los miembros de Cristo, el poder por el cual Él someterán todas las cosas a Sí Mismo.

Cristo la Cabeza es todas las cosas: para Sus miembros, para ser aceptos en el Amado, para tener el acceso al Padre, y para poseer una buena conciencia delante de Él.

En la Nueva Creación todas las cosas son de Dios, que dio a Su Hijo unigénito, que le hizo ser una ofrenda por el Pecado, que le levantó de la muerte, que puso todas las cosas debajo de sus pies, y que le dio ser la Cabeza sobre todas las cosas a la Iglesia, la cual es Su cuerpo. Que Dios sea todo en todos.

E.W. BULLINGER


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