Fragmentos del libro “Ven a la mesa” ("Eat Your Way to Life and Health"). Primera Parte. De Joseph Prince
Permítanme decirles
porque yo predico tan fuertemente acerca de la Santa Comunión, y porque
participo de ella cada día. Permítanme decirles porque la Santa Comunión está
arraigada como una parte del DNA de nuestra iglesia y porqué creo que es más
poderosa que cualquier medicina, que cualquier procedimiento, que cualquier antibiótico
y que cualquier quimioterapia usada para sanar nuestros cuerpos. Permítanme decirles
porque yo creo que la Santa Comunión es la proverbial “fuente de la juventud”
que la humanidad ha estado buscando por generaciones y porqué yo creo que cada
vez que participamos de ella, estamos causando que nuestra juventud sea renovada
como la del águila (Salmos 103:5).
CADA
VEZ QUE PARTICIPAMOS DE LA COMUNIÓN,
NUESTRA
JUVENTUD ES RENOVADA COMO LA DEL ÁGUILA.
La tierra ha estado bajo
un juicio divino juicio después del pecado de Adán. Envejecimiento, enfermedad
y muerte todo es parte de esta divina sentencia. La realidad es que vivimos en
un mundo caído y los efectos de la divina sentencia están ocurriendo en todos
nuestros cuerpos mortales. Pero Dios nunca destinó a Sus hijos para que
sufrieran de nada de esto. Ese es el por qué Él envío a Su Hijo para cargar
nuestros pecados y enfermedades en la cruz. Esto es el por qué Él proveyó la Santa
Comunión como una forma de escape al juicio divino que está en el mundo, para contrarrestar
sus efectos. La Santa Comunión es un canal sobrenatural para que Su salud y
completitud fluyan en nuestros cuerpos. Mientras el mundo está más débil y
enfermo, ¡yo creo que estamos llegando a ser más fuertes y sanos cada vez
participamos de la Santa Comunión en fe!
NO TEMAS PORQUE EL SEÑOR
ESTÁ CONTIGO
La naturaleza humana es
festejar y celebrar solo después de ver que nuestros problemas han sido
resueltos y nuestros enemigos erradicados. Pero eso no es lo que Dios quiere
que hagas. Él te ama mucho y en este momento te dice: “Descansa. Siéntate.
Come. Porque pelearé tu batalla. ¡Derrotaré a tus enemigos!” Con cada mordida
cuando tú comas, mírate a ti mismo volviéndote sobrenaturalmente más fuerte.
Ver el tumor encogiéndose. Ve Su salud fluir en tu cuerpo.
No tengas miedo de tus
enemigos. Puede que estén a tu alrededor, ¡pero puedes comer de la mesa del
Señor con gozo, sabiendo que ciertamente, la bondad y la misericordia y Su
inagotable amor te siguen todos los días de tu vida! Si buscas la palabra
hebrea para “seguir” en el Salmo 23:6, verás que es “radaph”, y “radaph”
significa "ir detrás de, cazar o perseguir". Mira la bondad y el amor
de tu Papá Dios persiguiéndote a donde quiera que vayas. Incluso si tienes que
someterte a una cirugía, quimioterapia o a un trasplante de órgano, Él está
allí contigo. En el quirófano, Él está allí. En la unidad de cuidados
intensivos, Él está allí. No temas: ¡Él está contigo y tus enemigos no tienen
poder sobre ti!
(Pág. 30).
Debido a lo que sucedió
ese día en la cruz, puedes confiar en Dios para liberarte de la enfermedad que
te ha encadenado. Puedes recibir libremente las bendiciones de una vida
abundante, salud fortaleza y fuerza. Puedes descansar en el conocimiento de que
has sido marcado y cubierto por la sangre de Su protección y ninguna plaga
puede acercarse a tu morada. Puedes tener la confianza de que el mismo Dios que
liberó a toda una nación de la opresión [Israel de Egipto] lucha por ti. ¡Y si
Dios está a favor tuyo, ninguna enfermedad, ningún virus y ninguna condición
médica pueden prevalecer contra ti (Romanos 8:31)!
(Pág. 35).
Deja de descalificarte a
ti mismo de Su sanidad debido a los fracasos y fallas en tu vida. Deja de creer
las mentiras del enemigo que dicen que tú no mereces ser sanado por los errores
que has cometido o porque no has ido a la iglesia lo suficiente. Cuando Dios te
mira, no te ve en tus fallas y debilidades. Él solo ve a Su Hijo porque tú estás
en Cristo. Debido a que estás en Cristo, eres completamente aceptado en
el Amado (Ef. 1:6), y ya has sido bendecido con toda bendición espiritual (Ef.
1:3). Esto significa que incluso si hay síntomas en tu cuerpo, Dios te ve sanado.
Cada vez que participes de la santa Comunión, comienza a verte a ti mismo como
Dios te ve. Mírate a ti mismo sanado, completo y lleno de fuerza divina y vida.
Cada vez que tomas la
copa del nuevo pacto en Su sangre (1 Co. 11:25), sabe que la sangre de Jesús
"habla mejor" bajo el nuevo pacto que la sangre de Abel (Hebreos
12:24). La sangre de Abel clamó venganza (Génesis 4:10). La sangre de Jesús
clama por tu redención (Ef. 1:7; 1 Pedro 1: 18–19), tu justificación (Ro. 5:
9), tu victoria sobre el enemigo (Apocalipsis 12:11), ¡y mucho más!
(Pág. 39-40).
PREPÁRATE
PARA UN NUEVO COMIENZO
Si estás pensando, “traté
de participar de la santa Comunión antes pero no funcionó”, tengo una palabra
para ti.
AL PARTICIPAR EN LA CENA
DEL SEÑOR POR FE, ESPERA VER LA MANIFESTACIÓN COMPLETA DE TU SANIDAD.
Hay un enemigo que quiere
mantenerte esclavizado a esa condición médica en tu vida. El enemigo quiere
mantenerte en un lugar de desesperación y mantenerte tan concentrado en tus
decepciones que no puedas aferrarte a las promesas de Dios para ti. Eso es lo
que le hizo a los hijos de Israel. Cuando Moisés les dijo a los israelitas que
Dios los rescataría de su esclavitud, la Biblia nos dice que ellos "se
negaron a escuchar" ya que se habían "desanimado demasiado por la
brutalidad de su esclavitud" (Ex. 6:6–9 NTV).
Pero ya conoces la
historia. Dios no los abandonó a pesar de que se negaron a escuchar. Él sabía
que estaban desesperados porque habían sufrido bajo el yugo de la esclavitud
durante mucho tiempo. ¿Quieres saber qué hicieron los hijos de Israel que hizo
que Dios los rescatara tan poderosamente? Quiero que leas esto por ti mismo:
Y
los hijos de Israel gemían a causa de la servidumbre, y clamaron; y subió a
Dios el clamor de ellos con motivo de su servidumbre. Y oyó Dios el gemido de
ellos, y se acordó de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob. (Ex.
2:23–24)
Los hijos de Israel
estaban tan oprimidos que todo lo que podían hacer era gemir. No quedaba nada
en ellos para formular ninguna oración. Y la Biblia nos dice que Dios escuchó
su gemido y recordó su pacto con Abraham, Isaac y Jacob.
Estoy compartiendo esto
contigo porque quiero que sepas que no necesitas hacer impresionantes declaraciones
de fe ni hacer nada por Dios antes de que Él te escuche. Solo un gemido
alcanzará el trono. Un simple sollozo tuyo alcanzará la sala del trono de tu
Abba en el cielo. Si solo un gemido de los hijos de Israel pudo activar el
pacto que Dios había hecho con sus antepasados, ¡cuánto más logrará tu clamor,
oh hijo del Altísimo!
Tal vez esa condición en
tu cuerpo te ha encadenado durante tanto tiempo que te has dicho a ti mismo que
debes dejar de esperar, porque si no te haces ilusiones, al menos no volverás a
decepcionarte. Tal vez pienses que no estás calificado para orar porque
simplemente no tienes "suficiente fe". Es posible que hayas escuchado
que tienes que orar sin dudas en su corazón (Marcos 11:23), pero no puedes
evitar sentir temor a medida que te enfrentas al tamaño del tumor, o hasta qué
punto se ha propagado la enfermedad, o el nivel de recuento de plaquetas.
Entonces simplemente has dejado de orar. Dejaste de esperar. Dejaste de creer.
SOLO
UN GEMIDO ALCANZARÁ EL TRONO
Si algo de lo que he
dicho te resulta demasiado familiar, ¿puedo invitarte a darle otra oportunidad
al Señor?
Cuando Dios enseñó a los
israelitas a celebrar la primera Pascua, dijo: "Este mes será el comienzo
de los meses" (Ex. 12:2). Esto habla de un nuevo comienzo.
Quizá nunca tuviste una
revelación de cómo el Señor Jesús sufrió para pagar tu sanidad. Quizá nunca
supiste del poder que está contenido en la santa Comunión. Pero oro para que
los ojos de tu entendimiento se abran a la grandeza de Su poder hacia ti, y sepas
que el mismo poder que resucitó a Cristo de los muertos trabaja para ti (Ef.
1:18-20).
Hoy quiero alentarte a
dar un paso de fe. Deja que este día sea tu nuevo comienzo. Cuando pones tu confianza
en el Cordero que fue sacrificado por ti, estás entrando en un nuevo comienzo.
Olvida las cosas anteriores. Olvídate de los fracasos y decepciones del pasado.
EL MISMO PODER QUE
LEVANTÓ A CRISTO DE LOS MUERTOS TRABAJA PARA TI.
Quiero invitarte a
comenzar una vez más a poner tu fe en Aquel que dio su vida por ti. Toma el pan
y di: “Gracias, Señor Jesús. Tú diste tu cuerpo para ser partido para que el
mío pudiera estar entero. Por los azotes que cayeron sobre Tu espalda, veo mi
cuerpo sanado desde la coronilla de mi cabeza hasta las plantas de mis
pies".
Toma la copa en tu mano y
di: “Señor Jesús, gracias por tu preciosa sangre que me ha limpiado de todo
pecado. Hoy participo de toda herencia de los justos, que incluye protección, sanidad,
completitud y provisión”.
Mientras te acercas a la Mesa
del Señor, confía en que experimentarás lo que experimentaron los israelitas
después de comer el cordero asado y salieron sin un débil y ni un enfermo. Amigo
mío, estoy creyendo contigo por tu avance. ¡El enemigo quiere mantenerte atado,
pero el Señor quiere hacerte libre!
(Págs. 44-46).
JESÚS VINO PARA DARTE NO
SOLAMENTE VIDA,
¡SINO UNA VIDA MÁS QUE
ABUNDANTE!
Si te han dicho que
morirás joven o que no tendrás mucho tiempo de vida, quiero que sepas que no
tienes que aceptar ese diagnóstico. Gracias a Dios por los médicos que han
dedicado sus vidas a aliviar el dolor y el sufrimiento, pero con el debido
respeto, los médicos no tienen la última palabra en nuestras vidas: el Dios Todopoderoso
sí la tiene.
Él es el Alfa y la Omega,
el principio y el fin (Apocalipsis 22:13). Él puede anular cualquier
diagnóstico sombrío, cualquier diagnóstico de muerte, y esto es lo que Él ha
prometido en Su Palabra:
"Lo saciaré de larga
vida y le mostraré mi salvación" (Sal. 91:16)
El corazón de Dios para ti
nunca es que mueras joven, ni que vivas una vida larga pero miserable. Él
quiere que vivas una vida larga y satisfactoria llena de Su bondad, completitud
y paz. Si no estás satisfecho con el trayecto actual de tu vida, díselo. Y, por
cierto, cuando Él declaró: "Lo saciaré de larga vida y le mostraré mi
salvación", la palabra hebrea para “salvación” aquí es la palabra “yeshua”,
y ese es el nombre de Jesús. Dios te saciará con una vida larga y plena en donde
camines con todas las bendiciones de salud, completitud y provisión que tienes
en Cristo. Cualesquiera que sean sus circunstancias en el exterior, mantente en
pie en Sus promesas.
(Pág. 49).
ES EL DESEO DE TU PADRE
CELESTIAL QUE ESTÉS COMPLETAMENTE SANADO DE TODA ENFERMEDAD.
Jesús dijo que fue el
Padre quien obró (a través de Él) maravillosos milagros de sanidad en todas partes
donde anduvo. ¿Puedes ver que es realmente el deseo de tu Padre celestial que
estés completamente sanado de toda enfermedad? El diablo puede haber robado la
confianza del hombre en un Dios bueno, pero cuando Jesús vino, no solamente
restauró la imagen de un Dios bueno, sino que también nos reveló a un Dios que
es un Padre amoroso.
TU PADRE TE QUIERE SANADO
Como padre, siempre me duele
ver a mis hijos sentirse mal. Mi hija primogénita, Jessica, ya ha crecido, pero
recuerdo cómo me rompió el corazón verla llorar cuando sufrió de fiebre viral
cuando era bebé. Recuerdo acunarla en mis brazos y orar por ella mientras
paseaba por su habitación toda la noche. Mientras ella estuviera enferma, yo no
podía descansar.
Esponjé su cuerpo febril
una y otra vez. Le canté en un intento de calmarla. Odiaba la fiebre que
causaba que mi bebé tuviera convulsiones de dolor. Hubiera hecho cualquier cosa
para aliviar su incomodidad. Si hubiera podido tomar su fiebre y ponerla en mi
propio cuerpo para que no tuviera que pasar por dolor, con mucho gusto lo
habría hecho.
Lo que siento cuando mis
hijos no están bien es solo un reflejo micro cósmico de lo que nuestro Padre
celestial siente por nosotros cuando no estamos bien. Él quiere que estemos
llenos de salud y vida. Él odia las enfermedades y los padecimientos por lo que
nos hacen. Pero la diferencia es esta: Él fue capaz de tomar nuestras
enfermedades y las puso en el cuerpo de Jesús mientras colgaba de la cruz, para
que no tuviéramos que sufrirlas. La Biblia nos dice:
El mismo tomó nuestras
enfermedades, y llevó nuestras dolencias. (Mateo 8:17)
¿Por qué nuestro Señor
Jesús hizo eso? Porque nos ama mucho. No pudo descansar hasta hubo asegurado
nuestra salvación, nuestra salud y nuestra completitud. Finalmente, cuando hubo
soportado todo pecado, toda enfermedad y todo padecimiento sobre su propio
cuerpo, gritó: "¡Consumado es!" (Juan 19:30) y descansó.
Él LIBREMENTE TE DA SANIDAD
Isaías 53:5 nos dice que
por las llagas de Jesús hemos sido curados. Cada azote que soportó mientras lo
azotaban fue para nuestra sanidad. Y Él voluntariamente permitió que un azote
tras otro rasgara su cuerpo para que tú y yo pudiéramos estar bien. Nunca creas
la mentira del enemigo de que Dios te quiere enfermo o que no está dispuesto a
curarte. En la cruz, nuestro Señor Jesús demostró de una vez por todas que Él
te quiere bien.
La Biblia incluso nos
dice que le agradó al Señor "machacarlo" (Isaías 53:10 NASB). Me
preguntaba cómo podría haber complacido al Señor machacar a Su propio Hijo. Entonces,
un día, el Señor me lo mostró.
CADA AZOTE QUE ÉL SOPORTÓ
FUE PARA NUESTRA SANIDAD.
Mi esposa, Wendy, y yo
fuimos a un centro comercial y el estacionamiento más cercano que pudimos
encontrar estaba bastante lejos. Hicimos muchas compras ese día y antes de
darnos cuenta, teníamos las manos llenas de bolsas de compras. Para entonces,
mi Jessica, que era un querubín de dos años, estaba cansada y quería que la cargaran.
La levanté con un brazo y estaba tan exhausta que se durmió en mi hombro casi
de inmediato.
Mientras caminábamos
hacia nuestro automóvil, sentí que mi brazo se dormía, y me di cuenta de que el
automóvil estaba mucho más lejos de lo que pensaba. Sentía como un millón de
alfileres y agujas perforando mi brazo, y sabía que podía detener el dolor
ardiente simplemente bajando a Jessica y haciéndola caminar el resto del
camino. Pero ella estaba durmiendo tan profundamente que no podía soportar
bajarla. La amaba tanto que estaba dispuesto a "machacarme" el brazo
para que mi amada pequeña pudiera seguir durmiendo.
De repente comencé a
entender cómo pudo agradarle a Dios machacar a Jesús, a quien se describe en el
mismo capítulo como "el brazo del Señor" (Isaías 53:1). Le agradó al
Señor machacar a Su Hijo unigénito debido a Su gran amor por ti y por mí. Esa
era la única forma en que Dios podía salvarnos del pecado y la enfermedad, y
voluntariamente eligió entregar a Su Hijo.
Hoy puedes tener plena
seguridad de que Dios quiere sanarte. La Biblia nos dice:
El que no escatimó ni a
su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará
también con él todas las cosas? (Romanos 8:32)
Dios ya nos ha dado lo
mejor del cielo cuando nos dio a Su querido Jesús. ¿Qué son nuestras
necesidades temporales cuando Él nos ha dado ya un regalo que es eterno?
Cualesquiera que sean tus necesidades, ya sea provisión financiera o sanidad
para tu cuerpo, todas son menores en comparación con el don de Su Hijo. ¿Cómo
no te las dará libremente también junto con Él? Dios no retiene Su sanidad de
ti. De hecho, Él ya ha pagado el precio por tu sanidad. Tu parte es seguir
creyendo y seguir confiando hasta que veas la manifestación completa de tu
sanidad.
NUNCA ES LA VOLUNTAD DE
DIOS PARA TI QUE ESTÉS ENFERMO
Dios es un Dios bueno, y
nos ama mucho. Es por eso que no puedo entender por qué hay quienes enseñan que
Dios a veces usa la enfermedad para enseñarnos una lección o que necesitamos
"orar mucho" por Su sanidad. ¿Te imaginas a algún padre terrenal
infligiendo sufrimiento a su propio hijo? ¿Tú debes ser persuadido para aliviar
el dolor de tu hijo? Incluso hay algunas personas que afirman que a veces es la
voluntad de Dios que estemos enfermemos. Pero cuando sus propios hijos se
enferman, hacen todo lo que está a su alcance para garantizar que sus hijos se
recuperen. Si realmente fuera la voluntad de Dios que estuviéramos enfermos,
¡buscar la recuperación sería deliberadamente tratar de salir de la voluntad de
Dios!
ÉL A HA PAGADO EL PRECIO.
TU PARTE ES MANTENERTE CREYENDO HASTA QUE VEAS LA MANIFESTACIÓN COMPLETA DE TU SANIDAD.
Si los padres terrenales
y falibles quieren lo mejor para sus hijos, ¿cuánto más nuestro Padre
celestial? Él nos quiere fuertes, bien y disfrutando de la vida. Nuestro Señor
Jesús lo dijo así: "Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas
dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará
buenas cosas a los que le pidan?" (Mateo 7:11).
Nunca encontrarás a Jesús
mirando a una persona y diciendo: “Ven aquí. Estás muy saludable Recibe un poco
de lepra". Nunca encontrarás a Jesús diciendo: "Mi Padre te está
castigando, por eso estás enfermo". ¿Sabes por qué? Porque Dios no da
enfermedades y padecimientos.
DEJA DE CREER QUE LA
ENFERMEDAD ES PARTE DE LA VOLUNTAD DE DIOS. ¡DIOS TE QUIERE BIEN!
Jesús nos enseñó a orar:
"Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo" (Mateo 6:10).
¿Crees que hay muerte o decadencia en el cielo? ¿Hay hospitales o cementerios
en el cielo? Si la enfermedad, los padecimientos y la muerte fueran la voluntad
de Dios, el cielo estaría lleno de ellos. Pero sabemos que no es así. Así que
dejemos de creer que la enfermedad es parte de la voluntad de Dios. Si hay una
condición en tu cuerpo, permite que esta verdad arda en tu corazón ahora mismo:
¡Dios te quiere bien!
(Págs. 50-54).
La Biblia nos dice que en
la cruz, nuestro Señor Jesús desarmó a todos los principados y poderes, hizo un
espectáculo público de ellos y triunfó sobre ellos (Col. 2:15). El enemigo ha
sido desarmado. Ha sido despojado de sus armas (esto incluye todo tipo de
enfermedades y dolencias) contra ti. ¡No necesitas temerle, hijo del Altísimo!
El diablo seguirá
intentando engañarte y distraerte de esta verdad. Seguirá intentando que te
concentres en las cosas temporales y visibles que te rodean. Él no quiere que
veas las cosas que son eternas, como los ángeles que han recibido instrucciones
de cuidarte y guardarte en todos tus caminos (Salmo 91:11). La Palabra de Dios
nunca pasará (Mateo 24:35) y declara que por Sus llagas tú has sido curado
(Isaías 53:5).
(Págs. 60-61)
Traducido por Claudia Juárez Garbalena
Este libro saldrá a la venta en español en el mes de octubre.
¡¡Shalom hermana!!...a Dios Gracias por la traducción, por este poderoso adelanto del libro.
ResponderEliminarJesucristo regresa...¡¡Amén!!