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Juntos bajo Sus alas. De Joseph Prince

Hay otro hermoso cuadro escondido en el versículo cuatro del salmo 91. Es un cuadro de una gallina mamá protegiendo a sus polluelos. Los Evangelios narran que el Señor Jesús miró a Jerusalén y se lamentó diciendo: “!Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina a sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste! He aquí, vuestra casa os es dejada desierta” (Lucas 13:34-35).

Después, Lucas narra cómo Jesús lloró por Jerusalén, diciendo: “Porque vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te rodearán con vallado, y te sitiarán, y por todas partes te estrecharán, y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación” (Lucas 19:43-44).

La palabra griega para “lloro” en el versículo 41 es klaio, y significa estar tan afectado emocionalmente al punto de sollozar y llorar fuerte.

¿Puedes ver la tierna misericordia del Señor hacia Israel al derramar sus lágrimas por ella? Él deseaba poder juntar a Israel bajo sus plumas como una gallina junta sus polluelos bajo sus alas, pero Israel lo rechazó. El Señor no pudo imponerles su protección porque ellos no estaban dispuestos a aceptarla. Creo que cuando nuestro Señor lloró, presagió no sólo el asedio romano de Jerusalén, cuando quemaron el templo y muchos judíos murieron o fueron vendidos como esclavos, sino que también presagió los horrores del Holocausto.

Observemos que el Señor dijo: “Y no quisiste”. Esto nos dice claramente que el Señor no forzará sobre nosotros su protección si no estamos dispuestos a situarnos bajo sus alas. Amado, ¿está usted dispuesto a que el Señor Jesús le proteja a usted y su familia hoy? ¿Está dispuesto a aceptarlo a Él como su refugio? Entonces dígaselo. Nunca demos por hecho la protección de nuestro Señor. En cambio tomemos un tiempo diariamente para decirle que estamos poniendo nuestra confianza en Él para que nos cubra y proteja.

¿Quieres saber lo que ocurre cuando usted hace esto? Mire lo que le dijo Booz a Rut: “Jehová recompense tu obra, y tu remuneración sea cumplida de parte de Jehová Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte” (Rut 2:12). ¡Vaya! Ya era un privilegio para está marginada moabita, que estaba descalificada por la ley, encontrar refugio bajo las alas del Dios de Israel; pero Dios incluso le recompensó por hacerlo. Del mismo modo, es un privilegio para nosotros poder encontrar refugio bajo Sus alas; y cuando le decimos al Señor que le necesitamos y queremos Su refugio, Él nos da una recompensa plena por confiar en Él y acudir bajo Sus alas. ¡Que Dios tan maravilloso!

 

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