Donaciones
Fuera de México:

Check out with PayPal

Mírate vestido de la justicia de Jesús. De Joseph Prince

Romanos 10:3 Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios.

¿Estás tú, como algunos creyentes hoy, todavía bastante confundido acerca del don de justicia que has recibido a través de Cristo? Tal vez hayas escuchado a través de la teología convencional que aunque fuiste hecho justo por gracia (llamada “justicia posicional”), ahora tienes que hacer lo correcto y guardar la ley para seguir siendo justo (a esto lo llaman tener “justicia práctica”).

¡Amigo mío, esto es algo que el apóstol Pablo nunca enseñó! La escritura de hoy declara que solo hay una justicia de Dios a la que debemos someternos. Está claro que Pablo está en contra de cualquier enseñanza que diga que tienes que merecer o mantener tu propia justicia. O eres justo o no lo eres. No existe tal cosa como primero tener “justicia posicional” y luego tener que mantenerla a través de la “justicia práctica”. ¡Tú eres la justicia de Dios en Cristo, punto!

Hay muchos creyentes que son muy sinceros acerca de guardar la ley y establecer su propia justicia, pero lamento decir esto: están sinceramente equivocados. El camino de Dios es por gracia. La justicia no se puede ganar con buenas obras. Solo se puede recibir como un regalo. Un regalo deja de serlo si hay que trabajar para conseguirlo. Si te doy un nuevo Ferrari rojo deslumbrante con la condición de que me pagues 20.000 dólares cada mes hasta que esté todo pagado, ¿el Ferrari es realmente un regalo? ¡Por supuesto que no! ¿Cómo puede ser un regalo si hay que pagar o trabajar por ello? ¡Eso es un doble discurso! Así que deja de tratar de ganar los dones de Dios con tus propias obras. Sus dones para nosotros son sin condiciones y solo pueden ser recibidos por fe.

Muchos creyentes están derrotados hoy en día porque están tratando de ganarse su propia justicia mediante el cumplimiento de la ley y las buenas obras. Amigo, comienza a creer que la justicia es un don por lo que Jesús ha logrado en la cruz por ti. Todos tus pecados, pasados, presentes y futuros han sido lavados por Su preciosa sangre. Fuiste completamente perdonado en el momento en que recibiste a Jesús en tu vida. Nunca más serás responsable ante Dios por tus pecados. Has sido hecho tan justo como Jesús no por tu comportamiento, sino por la fe en Él y en Su obra consumada en la cruz (Filipenses 3:9).

Tal vez estés diciendo: “¡Pero yo no hice nada para ser justo!” Eso es exactamente correcto. Y Jesús no hizo nada para convertirse en pecado. ¡Estar revestido con la justicia perfecta de Jesús es un don que Él compró para ti con Su propia sangre! Por lo tanto, la justicia ante el Señor no se puede ganar. Tu posición justa o tu posición correcta ante Él solo puede ser recibida como un don. ¡Hoy, tu derecho a ser justo es un derecho comprado con sangre! No hay nada que puedas hacer para que Dios te ame más, y no hay nada que puedas hacer para que Él te ame menos. Él te ama perfectamente y te ve vestido con la justicia de Jesús.

Amigo mío, ya no tienes que vivir confundido acerca de tu posición ante Dios. Sabe que cuando Dios te ve hoy, te ve vestido con la justicia de Jesús. Usa tu fe para creer que Dios te acepta y te ve justo, bendecido, favorecido y sanado. ¡Mírate a ti mismo como Dios te ve y comienza a liberarte de toda agonía de culpa, de toda forma de condenación y de todo tipo de esclavitud y pecado!

Comentarios