GRACIA COMO LAS OLAS. Capítulo 2 de "El suministro es mayor que la demanda". De Joseph Prince
Capítulo 2
Imagina por un momento
que estás parado en la arena de una playa, observando las olas del océano rodar
inexorablemente, una detrás de otra, hacia la orilla. Imagínalas ganando
velocidad a medida que surgen hacia la orilla luego alcanzando su punto máximo,
curveándose y colapsando en la blanca espuma sobre la orilla a medida que bañan
la arena.
Cuando una ola se rompe y
cae, otra la sigue de cerca y se apresura a ocupar su lugar incluso antes de
que la primera haya retrocedido por completo. Cierra los ojos e imagina las
olas que llegan: levantándose, rompiéndose y alcanzando la orilla en un ciclo
incesante e interminable, una ola pisándole los talones a otra, impulsada por
el viento y el agua de un océano infinito.
Todo el mundo ama la
vista y el sonido de las olas rompiéndose contra la orilla del mar. Hay algo en
mirar y escuchar las olas rompiéndose en la orilla una y otra vez que genera
una sensación de serenidad, relajación y calma. Incluso ahora puedes comprar
aplicaciones para el teléfono que te brindan este sonido familiar y relajante
para descansar y relajarte también.
Interesantemente, esta
misma imagen de una ola tras otra precipitándose hacia la orilla fue lo que
recibí del Señor mientras estudiaba un pasaje bíblico en particular sobre Su
gracia:
Porque de su plenitud
tomamos todos, y gracia sobre gracia.
Juan 1:16
GRACIA
SOBRE GRACIA
En la escritura que
acabamos de leer, el apóstol Juan está hablando de Jesús, quien está lleno de
gracia y de verdad (Juan 1:14), y de que hemos recibido Su “gracia sobre
gracia”. ¿Qué quiere decir Juan con que recibamos Su “gracia sobre gracia”?
Cuando busqué la palabra
“sobre” en el texto griego original, descubrí que es la palabra griega anti,
de donde obtenemos nuestra palabra en español “anti”. Aparte de que anti
significa “contra” u “oponerse a” (de donde tenemos palabras como “anticristo”
y “antivirus”), descubrí en el Léxico Griego de Thayer que anti también
significa “en vez de” o “en lugar de” (por ejemplo, el anticristo se llama así
porque es una persona que intenta imitar o tomar el lugar de Cristo).
Justo ahí, el Señor abrió
este versículo para mí, particularmente la frase “gracia sobre gracia”: gracia
anti gracia realmente significa “gracia en lugar de gracia”. Ahí es cuando
recibí la visión interior del Señor de las olas. Yo vi como Su gracia viene a
nuestras vidas en la misma forma que las olas ruedan sobre la orilla: una ola
inexorablemente toma el lugar de otra que estuvo antes ahí, una foto
instantánea de una de las actividades interminables de un vasto y poderoso
océano.
¿No es esto tan cierto en
cuanto a cómo Dios ha obrado en nuestras vidas? Llegó la primera ola de gracia
y fuimos gloriosamente salvos. Pensamos que eso era todo lo que había. Pero
cuando necesitábamos sabiduría en algún punto, o provisión o sanidad en algún
punto del camino, llegó ola tras ola de la gracia de Dios, trayendo Su
suministro para satisfacer con creces nuestra necesidad, una y otra vez.
Amigo mío, hoy quiero alentarte
con este pensamiento: ¡Podemos esperar gracia en lugar de gracia, ola tras ola
de la asombrosa y gloriosa gracia de Dios, por el resto de nuestras vidas! Del
vasto océano de Su gracia, ola tras ola de la provisión que necesitas se dirige
hacia ti. ¡Aleluya!
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DEL
VASTO OCÉANO DE SU GRACIA,
OLA
TRAS OLA DE LA PROVISIÓN
QUE
NECESITAS SE DIRIGE HACIA TI.
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¿Hicimos algo para
merecer la gracia incesante e inagotable de Dios? ¡Ciertamente no! Todo es a
causa de que nuestro Señor Jesús fue a la cruz hace más de dos mil años para
pagar el precio total por nuestros pecados.
Allí, ola tras ola del
juicio ardiente de Dios y Su justa indignación cayeron sobre el cuerpo de
nuestro sustituto hasta que cada ápice de nuestros pecados fue castigado. Y
cuando Jesús clamó: “¡Consumado es!” (Juan 19:30), rasgó el velo que nos
separaba de un Dios santo, ¡y una marea de la gracia y las bendiciones de Dios
se desataron sobre nosotros! ¡Alabado sea Jesús!
“TODO LO PERDIDO
RESTAURADO, Y MUCHO MÁS”
¿Necesitas otra ola de la gracia de Dios
hoy? Permíteme compartir el testimonio de Mack para alentarte. Mack escribió a
mi ministerio desde Ohio y me compartió cómo empezó a sintonizar mi programa
una noche hace varios años, mientras luchaba con un problema con la bebida y se
sentía profundamente deprimido.
Convencido de que no había absolutamente
nadie que pudiera ayudarlo ni comprender el dolor que sentía, llegó a pensar en
el suicidio porque le habían arrebatado a sus hijos años atrás. Su madre se
había casado con otro hombre que adoptó a los hijos de Mack, y la pareja
intentó impedir que volviera a verlos. ¿Se imaginan el dolor y la angustia que
sentía? Esto fue lo que dijo:
Esa noche, escuché un sermón
del pastor Prince. Al escucharlo, empecé a sollozar desconsoladamente y caí de
rodillas, rogándole a Dios que me quitara la vida, pues de verdad no quería
sufrir ni un día más sin mis hijos. Me acosté esa noche todavía deprimido y sin
esperanza.
A la mañana siguiente, me
levanté para empezar a beber como siempre y preparé mi primera copa del día:
cerveza con jugo de tomate. Cuando intenté tomar un sorbo, descubrí que no
soportaba ni el olor ni el sabor del alcohol. Lo intenté de nuevo solo con cerveza
y seguía sin soportarlo. No he vuelto a tomar nada desde ese día y todavía no
soporto el olor a alcohol.
Ese fue solo el comienzo de la
transformación de mi vida. La gracia del Señor me restauró todo lo que había
perdido con los años, y mucho más. El Señor también me dio la gracia para que
me restituyeran la licencia de conducir y me aprobaran los beneficios del
Seguro Social por discapacidad en dos semanas. En menos de un mes, me reconecté
con mis hijos en las redes sociales y hoy disfruto de una relación muy cercana
y amorosa con ellos.
¿Se dieron cuenta de que Dios no
respondió a la oración de Mack de quitarle la vida? En vez de eso, en Su
gracia, le dio la vida liberándolo sobrenaturalmente de su adicción a la
bebida, limpiando todos los obstáculos para proveer para él, y por encima de
eso, restauró su relación con sus hijos. ¡La gracia de nuestro Señor Jesús sin
duda no tiene límites!
CREE Y RECIBE
Dios sabe exactamente lo que necesitas,
dondequiera que estés. Quizá estés sentado afuera del consultorio de tu médico,
aterrorizado por los resultados de las pruebas. ¿Qué tan grave es mi condición?
¿Cómo voy a pagar el tratamiento? ¿Funcionará?
Quizá estés esperando afuera de la sala
de entrevistas, temeroso de que te rechacen por enésima vez y favorezcan a
alguien más joven. ¿Cómo voy a pagar las facturas de los servicios públicos
y la matrícula escolar de mis hijos sin trabajo? Pensamientos preocupantes
invaden tu mente y te pintan un futuro sombrío.
Amigo mío, cierra tus ojos por un momento
e imagina la visión de las olas que describí antes. Repítete: “Así es como la
gracia de Dios está llegando a mi situación, a mi vida, ahora mismo: una ola
tras otra sin falta, impulsada por la fuerza de Su amor y gracia por mí”.
Ahora, mantén ese pensamiento y haz esta sencilla oración conmigo:
Amado Padre celestial, Tú conoces la situación en la que
estoy. Puede que no pueda verlo ahora, pero te agradezco porque, debido al
sacrificio de Jesús por mí, ola tras ola de Tu gloriosa gracia está llegando a
mi vida para satisfacer cada necesidad y suplir cada carencia. Te entrego mi
situación por completo, sabiendo que me amas y cuidas de mi perfectamente.
Recibo tu abundante gracia ahora mismo y te agradezco cada ola de provisión,
sanidad y protección que recibo, en el nombre de Jesús. Amén.
Ahora que has hecho esta oración, permite
que tu corazón descanse. Rehúsate a preocuparte más. Sigue viendo la gracia del
Señor llegando a tu situación, ola tras ola, y sigue dándole gracias por ello.
Tu Salvador está tan lleno de
gracia que nunca te dirá: “Se me acabó la gracia”. Tampoco te condenará por tus
errores ni se negará a ayudarte cuando tienes humildad y corres hacia Él. En
lugar de esperar más cosas malas, empieza a esperar cosas buenas, porque la
sangre de Jesús te ha hecho merecedor de toda bendición.
NO FRUSTRES SU GRACIA
Pero, Pastor Prince, hasta
ahora, ¡no he visto esa oleada tras oleada de gracia de la que usted habla!
Amigo mío, gracias a la cruz, la gracia
de Dios fluye siempre hacia ti, Su amado hijo. Pero a veces, sin darte cuenta,
cortas ese flujo al confiar en tus propios esfuerzos.
¿Te has dado cuenta de que cada vez que
te preocupas, de hecho estás dependiendo de tus propios esfuerzos? Cuando te
preocupas, básicamente estás diciendo: “Dependo de mí para resolver este
problema. Depende únicamente de mí y de mi capacidad para hacerlo”.
Algunos creyentes terminan en el esfuerzo
propio cuando intentan merecer la bendición de Dios a través de sus
obras. Dicen: “Dios, he ayunado, he orado, he leído la Biblia, he asistido
fielmente a la iglesia... ahora debes darme mi gran avance”. Esto,
desafortunadamente, también es esfuerzo propio, y puede que ni siquiera te des
cuenta, pero nace de la autojustificación.
Amado, Su gracia se trata de suministro.
Cuando confías en tus propios esfuerzos, terminas frustrando Su gracia (Gálatas
2:16, 21). No necesitas intentar resolver cada situación con tus limitadas
fuerzas ni hacer sacrificios para “merecer” Su ayuda. El Señor quiere que veas
cómo Su Hijo lo ha logrado todo por ti en la cruz. Oro porque aprendas a
recibir con sencillez Su suministro de gracia, ola tras ola, para cada
necesidad, carencia y crisis que enfrentes.
VIVIENDO
EN UN MUNDO DE DEMANDAS
Vivimos en un mundo de demandas. Demandas
para proveer para tu familia. Demandas para estar a
la altura de las expectativas de la gente. Demandas para hacer lo correcto en
el momento correcto. Demandas para entregar tus informes y asignaciones a
tiempo y hacer un buen trabajo con ello.
Puede que tu jefe te haya dicho: “Quiero
que presentes nuestro nuevo producto ante doscientas personas la semana que
viene. No me decepciones”. Y tú piensas: “¡No puedo hablar ni con diez personas
sin que me tiemblen las rodillas!”.
Quizá sea una situación familiar. Tu
esposa necesita más dinero para la despensa. Tus hijos dicen que no pasas
suficiente tiempo con ellos. Muchas de estas exigencias son legítimas, pero si
no prestas atención y te recuerdas a ti mismo tener una mentalidad de
suministro, puedes acabar aplastado por el peso de todo ello.
Permíteme alentarte a despertarte cada
mañana orientado al suministro en vez de estar orientado a la demanda. Mira el
abundante suministro derramado desde el trono de tu Padre. Mira la provisión de
Su gracia, ola sobre ola precipitándose sobre tus necesidades. Si te están
haciendo exámenes o vas a una entrevista de trabajo esta semana, mira ola sobre
ola de Su sabiduría, paz y favor envolviendo tu situación. Míralo supliendo
cada palabra que necesites y supliendo cualquier idea u opiniones que se te pidan.
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TU PADRE EN EL CIELO
HA VISTO
LO QUE NECESITAS Y SU
GRACIA ES MÁS
QUE SUFICIENTE PARA
CADA UNA
DE TUS NECESIDADES
CADA MOMENTO DEL DÍA
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Amigo mío, reemplaza los pensamientos de
preocupación y fracaso creyendo que Su gracia está supliendo para ti -ola sobre
ola- para cada desafío y prueba que salga a tu encuentro. Cree que tu Padre en
el cielo ha visto tu necesidad y que Su gracia es más que suficiente para cada
una de tus necesidades cada momento del día.
DE NO LLEGAR A FIN DE MES
A SER EXTRAORDINARIAMENTE BENDECIDOS
Esto fue exactamente lo que experimentó una pareja de Michigan, que
también colabora en mi ministerio. Joslyn nos escribió para contarnos cómo su
esposo, Ed, había perdido su trabajo de ventas, donde llevaba diez años
trabajando debido a una reestructuración en su empresa. Ed había solicitado
trabajo en muchos lugares, pero como los buenos trabajos de ventas escaseaban
en su estado, no tenía esperanza de encontrar un puesto bien remunerado.
La pareja pasó varios meses sin ingresos y dependía mensualmente de
su seguridad social. Pero ni siquiera eso les alcanzaba para llegar a fin de
mes. Sus ahorros se agotaron y tuvieron que vender sus pertenencias y buscar
ayuda de su iglesia.
Joslyn, que había estado escuchando el evangelio de la gracia, le
sugirió a Ed que pusiera su fe en el Señor. Comenzaron a participar de la Santa
Cena juntos todas las noches, recordando el sacrificio que nuestro Señor Jesús
hizo en la cruz por su bienestar total.
Después de seis semanas de participar de la Santa Cena a diario, un
amigo suyo, no creyente, “simplemente ocurrió” que les envió un mensaje para
preguntarles cómo estaban. Joslyn y Ed viven al lado de un pequeño puerto
deportivo donde se hicieron amigos de un amigo navegante, pero no lo habían
visto en todo el invierno.
Joslyn le contó a su amigo lo difícil que era para ellos porque Ed
llevaba meses desempleado. Su amigo le sugirió entonces que fuera al puerto
deportivo de al lado, ya que había oído que el dueño del puerto estaba
contratando.
Al
día siguiente, Ed fue a ver al dueño del puerto deportivo y ¡lo contrataron al
instante! El dueño dijo que había postergado la contratación de otra persona
durante dos meses sin saber por qué. Esto es lo que Joslyn nos contó que ha
sucedido desde entonces:
Nos hemos puesto al día con todas nuestras facturas y el dueño del
puerto deportivo está abrumado porque se han vendido tantos barcos que no puede
tener suficientes en inventario.
Mi esposo trabajó en ventas durante diez años, lo que le obligaba
a viajar mucho. No nos veíamos durante semanas, algunas veces durante meses
seguidos.
Pero ahora, él puede ir caminando al trabajo justo a la siguiente
puerta, lo cual nos vino bien porque de todas formas tuvimos que vender el
coche.
Ya ni siquiera tenemos que pagar el seguro. Y ahora, mi esposo y
yo podemos pasar más tiempo juntos. ¿No es Dios maravilloso? Sus caminos
superan nuestra comprensión.
¡Alabado sea el Señor! Amigo mío, la demanda en ti hoy puede que no
sea conseguir un trabajo ni proveer para tu familia. En vez de eso, la demanda
podría ser, que seas un mejor cónyuge o padre, mejorar tus habilidades
laborales o administrar mejor tus finanzas.
Ahora mismo, ¿te tomarías un tiempo para ver cómo el Señor te ama en
medio de tus dificultades? ¿Y lo invitarías a entrar en tu situación con Su
generoso suministro? Creo que, al igual que Joslyn y Ed, empezarás a ver cómo
tu Abba Padre ama inundar tus áreas de debilidad y desafío con Su suministro, ¡y
luego recibirás tu gran avance!
GRACIA QUE DA A PESAR
DE NUESTROS FRACASOS
Pastor Prince, ¿Dios me seguirá enviando oleada tras oleada de Su
gracia después de haberle fallado una y otra vez?
La
gente se pregunta: “¿Ha llegado el Señor a su límite conmigo? ¿Será que
Jesús está tan cansado de mis fracasos que dice: ‘¿Sabes qué? Te he dado tanta
gracia y aún no has aprendido nada. ¡No hay más gracia para ti!’”.
Amigo
mío, solo tienes que leer los Evangelios y comprobar por ti mismo cuán
bondadoso y compasivo es nuestro Salvador Jesús. La gente lo perseguía
constantemente, buscándolo para que les enseñara, para que respondiera a sus
preguntas, para que los sanara, para que expulsara demonios y resucitara a sus
seres queridos. Y es en este contexto de satisfacer las demandas y necesidades
de personas imperfectas, que vislumbramos la increíble e incomparable bondad y
compasión de Jesús en acción.
Él sanó a todos los que acudían a Él en busca de sanidad, sin
importar cuán impuros estuvieran, ni los errores que hubieran cometido. Expulsó
un espíritu maligno de un joven, incluso cuando su padre admitió no tener
suficiente fe para que su hijo fuera liberado.
Salvó a sus propios discípulos de ser tragados por una gran tormenta,
incluso cuando Él sabía que el miedo les había impedido confiar en Su amor y
provisión. ¡Este es nuestro Jesús! Él es tan misericordioso que nunca se dará
por vencido contigo.
En una ocasión, cuando le preguntaron de quién era el pecado que
había causado que un hombre naciera ciego, Jesús mostró la voluntad de Dios al
decir que no se trataba de quién era el pecado, sino de que el Padre aprovecharía
esa oportunidad para obrar un milagro para el hombre ciego. Luego, le restauró
la vista por completo, manifestando el amor de Dios por los que sufren.
En otro momento y lugar, nuestro Señor Jesús alimentó milagrosamente
a una multitud que lo seguía, multiplicando el escaso almuerzo de un niño
cuando no había ni una sola persona con un comportamiento perfecto entre la
multitud. Después de que los 5.000 hombres, sin contar mujeres y niños, se
saciaron por completo, sobraron doce canastas llenas de comida.
¿No
es asombroso? Simplemente lean el libro de Mateo y verán que Jesús también
enfrentó el rechazo de los ancianos de Israel. Vino a su ciudad natal, pero lo
rechazaron rotundamente. Incluso tuvieron la audacia de decir que expulsaba
demonios por el poder de Beelzebú, el príncipe de los demonios (Mateo 12:24).
También enfrentó el rechazo de la gente de su propio pueblo. La gente
de allí lo consideraba un simple lugareño: “¿No es éste el hijo de José y
María?”. No lo vieron como el Hijo de Dios, y se ofendieron por lo que hacía y
decía (Mateo 13:54-58).
Sin embargo, a pesar del rechazo, las acusaciones y los fracasos de
la gente, Jesús siguió siempre sanando, proveyendo, liberando y salvando
(Hechos 10:38). Él sigue siendo el mismo hoy. Su corazón compasivo, que lo
impulsó a ir a la cruz para pagar por tus pecados y para que puedas recibir
libremente sus bendiciones, continúa latiendo por ti hoy.
No
importa lo que hayas hecho, nuestro Señor Jesús está esperando mostrarte Su
gracia. Tus amigos y seres queridos pueden abandonarte o descartarte, pero Él
nunca hará eso, Su gracia hacia ti perdurará para siempre. Jesús está lleno de
gracia, como nos dice el apóstol Juan, y es desde esta plenitud que Él nos da
gracia sobre gracia (Juan 1:14,16).
CREE QUE JESÚS ESTÁ
LLENO DE GRACIA
Amigo mío, ¿sabes lo que significa todo esto? Significa que incluso
cuando te has alejado de Jesús en tu enojo y has dicho cosas indebidas contra
Él, incluso cuando lo has culpado por las tragedias de tu vida, ¡Él sigue lleno
de compasión y gracia para contigo! Él sigue dispuesto a sanarte, a liberarte
de cualquier atadura u opresión, y a proveer abundantemente para todas tus
necesidades.
Si
necesitas sanidad hoy, no digas: “Oh, he pecado y he perdido la gracia para
mi sanidad. Los días de la gracia de Dios para conmigo han terminado”. ¡Eso
es creencia incorrecta! Sumérgete en otra ola de Su gracia diciendo: “Señor, te
doy gracias porque por tus llagas he sido sanado. Solo tú me has hecho apto con
tu sangre para la sanidad, y la recibo. Estoy expectante de estar mejor.
Gracias” (Isaías 53:5).
Si revisas tu cuenta bancaria y ves las consecuencias de tus malas
decisiones, no digas: “Tomé malas decisiones de inversión. Es culpa mía.
¿Por qué querría el Señor ayudarme ahora?”. No, dile: “Señor, gracias por
sabiduría en todas mis decisiones. Gracias porque a pesar de mis errores,
todavía suplirás todas mis necesidades conforme a las riquezas de tu gloria”
(Fil. 4:19).
Cuando crees correctamente —que perteneces a un Dios de abundante
gracia—, tendrás los resultados correctos. El Señor quiere que creas
correctamente acerca de Él —que Él está tan lleno de gracia que nunca podrás
superar en pecado a Su gracia. Tus fracasos, debilidades, imperfecciones y
malas decisiones no pueden agotar Su gracia. Pero Su gracia te dará la victoria
sobre estas áreas de derrota mientras ves cuánto Él te ama y se preocupa por
ti.
Y
si lo buscas y le dices: “Señor, yo no puedo, pero tú sí”. Verás oleada tras
oleada de Su sabiduría entrando en tu toma de decisiones, guiándote para tomar
decisiones acertadas y oportunas que darán buen fruto. Vas a ver oleada tras
oleada de Su favor, bondad y misericordia guiándote y protegiéndote,
liberándote de malos hábitos y haciendo que todo lo que haces florezca y
prospere.
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TUS FRACASOS, DEBILIDADES,
IMPERFECCIONES Y MALAS DECISIONES
NO PUEDEN AGOTAR SU GRACIA. EN VEZ DE ESO
SU GRACIA TE DARÁ LA VICTORIA.
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Amado, aprende a disfrutar cada ola de la gracia de Dios cada día.
Disfruta cada ola de gracia conforme llegue. No te conformes con solo una. Sé
como los surfistas: ellos no se suben a una sola ola y terminan de cara en la
playa. Después de disfrutar de la emoción en la primera ola, se lanzan a la
segunda y a la tercera. Y si se caen, simplemente se suben a sus tablas y se
lanzan por la siguiente. Ellos saben también que las olas seguirán llegando; no
tienen que esforzarse para que lleguen.
Así es como debes afrontar cada día. Simplemente disfruta ola tras
ola de la gracia del Señor que viene incesantemente hacia ti. No lo olvides: la
gracia es suministro, el suministro gratuito del Padre para el avance que
necesitas.
No intentes merecer Su gracia ni Su provisión, simplemente recíbela.
Y si caes, simplemente levántate y súbete a la siguiente ola. Recuerda, ¡el
Señor está lleno de gracia y compasión hacia ti!
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