Moisés: La gracia de Dios es suficiente. De Joseph Prince. Fragmento del libro "La gente que CONOCE a su Dios.
Escritura clave:
—¿Y quién le puso la boca
al hombre? —respondió el Señor—. ¿Acaso no soy yo, el Señor, quien lo hace
sordo o mudo, quien le da la vista o se la quita? Anda, ponte en marcha, que yo
te ayudaré a hablar y te diré lo que debas decir.
Éxodo 4:11-12 NVI
¿Has notado que el Señor
frecuentemente escoge a los más improbables candidatos para hacer cosas
poderosas en Su nombre? Moisés es un ejemplo perfecto de esto. Aquí había un
hombre que se sentía completamente inadecuado para la tarea que el Señor le había
encomendado y, aun así, el Señor vio algo en él, que él no podía ver en sí
mismo.
Cuando el Señor llamó a
Moisés para liderar a los israelitas para sacarlos de Egipto, la respuesta
inmediata de Moisés estaba llena de dudas en él mismo. Él dijo: “ellos no van a
confiar en mí, ellos no van a escuchar ninguna de mis palabras” (Éxodo 4:1
MSG). Él incluso fue tan lejos como para decir “Oh Señor no soy bueno con las
palabras y nunca lo he sido y no lo soy ahora… se me enreda la lengua, y mis
palabras se enredan” (Éxodo 4:10 NLT) ¿Puedes identificarte con estos
sentimientos? Estoy seguro de que muchos de nosotros podemos.
Cuando Moisés se sintió
inadecuado el Señor no dijo “¿Y quién le puso la boca al hombre?... ¿Acaso no
soy yo, el Señor…Anda, ponte en marcha, que yo te ayudaré a hablar y te diré lo
que debas decir” (Éxodo 4:11-12 NIV). Esta es la cosa maravillosa acerca de la
asombrosa gracia del Señor: no se trata de nuestras habilidades, sino de Su
poder trabajando a través de nosotros.
A pesar del tartamudeo de
Moisés y sus sentimientos de no ser lo suficientemente bueno, el Señor lo usó
para llevar a cabo milagrosas señales ante faraón, para partir el Mar Rojo y
liderar a una nación entera hacia la libertad. La historia de Moisés nos
muestra que nuestras debilidades no nos descalifican para ser usados por el
Señor. De hecho, muy frecuentemente se vuelven en los mismos canales a través
de los cuales Su poder es demostrado.
Cuando era más joven, yo
también luchaba con el tartamudeo. Mis compañeros de clase se reían de mí y muy
frecuente me sentía avergonzado. ¿Pero sabes qué? El Señor tomó esa misma
debilidad y la convirtió en una fortaleza. Hoy, por Su asombrosa gracia, Él usa
mi voz para impactar vidas con el evangelio de Jesucristo. ¡Ese es el poder de Su
favor inmerecido!
Cuando nos sentimos
inadecuados o abrumados, es precisamente cuando necesitamos apoyarnos en Su
gracia todavía más. En Cristo Jesús, hay un suministro de
gracia que jamás se acaba para cada nuevo momento. ¡Así que nunca dudes en
volver a Él, amigo mío!
Aquí hay una manera
sencilla de aplicar esta verdad: comienza cada día declarando: “Gracias,
Señor, que puedo recibir Tu gracia, Tu favor inmerecido cuando no lo merezco. Y
es Tu gracia la que hace toda la diferencia. Por lo tanto, mi dependencia está
completamente en ti hoy”.
Esto te pone en la zona
de gracia, donde estás posicionado para experimentar el poder de Dios en tu
vida. La Palabra de Dios nos dice que el Señor escoge las cosas débiles para
confundir a las cosas que son poderosas para para que así ninguna carne pueda
gloriarse en Su presencia (1 Cor. 1:27-29).
Recuerda, es en tu vacío o
carencia que Su pletitud puede mostrarse más poderosamente. ¡Así que vuélvete
al Señor en tus áreas de debilidad y mira como esas áreas se vuelven en el
mismo canal a través del cual Su fuerza fluirá!
Pensamiento del día
Yo confío que el poder de
Dios se perfecciona en mis debilidades, y voy a depender de Su gracia para
lograr cosas grandiosas a pesar de mis sentimientos de insuficiencia.
PARA MEDITA MÁS:
Éxodo 4:1-10 / Éxodo
14:10-15 / 2 Corintios 12:9-10 / Hebreos 11:24-27 / Filipenses 4:13
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