¿CÓMO SABEMOS SI ES REALMENTE EL SEÑOR? Por Carolyn Molica
Digamos que conocemos a alguien por primera vez y nos saludamos. Después no vemos a esa persona por un tiempo y un día entra a la habitación donde estamos y dice “hola”, pero nosotros no la vemos. Si sólo la hemos visto una vez, lo más probable es que no reconoceríamos su voz y no sabríamos quién es. Pero si trabajamos con esa persona por una semana y esa persona hiciera lo mismo -entrar en la habitación y decir hola cuando estamos de espaldas, sabríamos exactamente quién es. Es lo mismo con la voz del Señor.
Llegamos a conocer la
“voz” del Señor familiarizándonos con ella y eso viene con la práctica y el
ensayo.
Hebreos 5:14 nos dice:
“Pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que
por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del
mal”. Aquí está hablando de crecer espiritualmente, algo que todos nosotros
deseamos. El alimento sólido es para los adultos, no para los niños pequeños.
Todos nosotros tenemos nuestros 5 sentidos regulares y también están nuestros
cinco sentidos espirituales y es en los sentidos espirituales que necesitamos
entrenamiento. Entonces ¿cómo hacemos eso?
Comienza a practicar. 1
Juan 4:1 dice: “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si
son de Dios”. Entonces, no todo lo que sentimos o escuchamos va a ser del
Señor, pero en vez de estar temerosos, recordemos que Él nos ama y ya que
estamos haciendo nuestro mejor esfuerzo por seguirle, Él nos va a ayudar. Vamos
a hacer más cosas correctas que incorrectas. Es el adversario, el diablo, el
demonio, Satanás, como sea que quieras llamarlo que quiere hacernos temer de ir
hacia adelante poniendo a prueba las voces.
Cuando estamos comenzando
con esto y aun cuando hemos practicado nuestra fe durante largo tiempo, una de
las cosas más importantes a recordar es que el Señor no va a decirnos que
hagamos algo que no está de acuerdo con lo que Él dice en la Biblia.
En pequeñas cosas como
preguntar si debemos usar calcetines rojos o azules es probable que no vaya a
hacer una gran diferencia para el Señor, pero si sientes como que el Señor te
está diciendo que vayas y tengas sexo con tu compañera de trabajo que te dijo
que ya no ama a su marido, bueno... Eso no concuerda con las enseñanzas de la
Biblia, entonces lo que percibes, no es la voz del Señor. Esa voz es de una
boca diferente.
En el Antiguo Testamento
vemos a Dios mismo entrenando a Elías a cómo escuchar Su voz: “El [Dios] le
dijo: Sal fuera, y ponte en el monte delante de Jehová. Y he aquí Jehová que
pasaba, y un grande y poderoso viento que rompía los montes, y quebraba las
peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento
un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto. Y tras el terremoto un
fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y
delicado.
“Y cuando lo oyó Elías,
cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso a la puerta de la cueva” (1
Reyes 19:11-13). Y la historia continúa acerca de cómo Dios habló con él y le
mostró qué hacer a continuación. El relato es impresionante.
Comenzaremos a reconocer
Su voz cuando nos reunamos más con Él en conversación. Lo más sencillo es
comenzar con preguntas cuya respuesta sean “sí” y “no”. Luego escucha Su serena
respuesta. Ve con la primera respuesta antes de que la racionalización entre.
Si cometemos un error, lo sabremos muy pronto.
He oído decir: “El
Espíritu Santo es un caballero”. En otras palabras, Él no grita o hará algo
escandaloso con nosotros. Algunas personas sienten sólo una silenciosa
insistencia, o una “sensación” de que tienen que hacer algo de cierta manera.
Algunas personas lo llaman una sensación persistente, o un pequeño empujoncito
o incluso como una sensación de “saber” algo. Él espera hasta que nos volvamos
a Él y escuchemos.
Una buena manera de
empezar a practicar cómo escuchar al Señor es hacer pequeñas preguntas. “¿Qué
me pongo hoy?” Después, elije lo primero que viene a tu mente. No te pongas
enseguida a adivinar. Simplemente haz el primer pensamiento. Si tienes varias
tareas que hacer y tienes opciones en cuanto al orden, pregunta al Señor: “¿Qué
debo hacer primero?” Entonces guarda silencio por un segundo, escucha, y luego
haz la primera cosa que sientes que estás siendo guiado a hacer.
El Señor no va a permitir
que nosotros cometamos un grave error. ¡ÉL QUIERE QUE ESCUCHEMOS SU VOZ!
Práctica. Práctica.
Práctica. Prueba. Prueba. Todos los días. No es difícil o agotador, es
divertido. Y hacerlo cambia nuestras vidas. Comenzamos con las pequeñas cosas,
pero rápidamente aprendemos que los pequeños impulsos del Señor pueden hacer
incluso las MÁS GRANDES diferencias en nuestras vidas y en las vidas de los que
nos rodean.
Con amor, Carolyn
Traducción por Claudia Juárez Garbalena
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