Dios te da un trato inmerecido y preferencial. De Joseph Prince
Romanos
1:7b Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
Cuando vuelas en primera
clase en un avión, el personal de cabina te da un trato de primera clase. Te
dicen: ¿todo está bien con usted señor? Si quieres leer, te dan una revista, te
dan una cobija si tienes frio, te sirven la mejor clase de comida, te dan un
trato preferencial en comparación con aquellos que viajan en clase económica.
La gracia de Dios es
definida como favor que no puedes ganar, que no puedes merecer, y que no puedes
hacer nada por tenerlo. Una de las definiciones para favor es: trato
preferencial.
Hoy Dios quiere que sepas
que tú tienes Su favor en ti, Él quiere que sepas que te da un trato
preferencial que aunque no lo merezcas, Él quiere que tomes completa ventaja de
esto en tu vida.
Dios también quiere que
sepas que en tu vida esto puede incrementar, que puedes experimentar más de Su
favor día tras día. ¿Cómo? La Biblia nos dice en 2 Pedro 1:2 Gracia (o favor) y paz os sean
multiplicadas, en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús.
Lo más que contemplas a
Jesús y su amor por ti, lo más que vas a creer y a confesar el favor de Dios en
tu vida, y vas a ver a Dios trabajando en ti.
Entonces, si eres un médico
encontraras que tus pacientes se favorecen, y tendrás más pacientes de los que
puedes atender. Si eres un hombre de negocios, encontraras a gente esperando
para hacer negocios contigo porque les agradas. Ellos van a encontrar que hay
algo bueno en ti, entonces verás que tienes más propuestas de negocios de los
que puedas manejar y que necesitaras hacer una expansión.
Cuando el favor de Dios
brilla en tu iglesia, encontraras que es demasiado pequeña para la gente que
hace fila el fin de semana para entrar a tu servicio, así que la gente se
admirará y se preguntará ¿qué está pasando aquí? Y tú podrás responder: ¡es el
favor de Dios multiplicado en nosotros! y no es algo merecido, no es algo
ganado y no hay nada que puedas hacer para obtenerlo.
Extraído del sitio “Joseph Prince Ministries”
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