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"EL APOCALIPSIS O EL DÍA DEL SEÑOR" Por E. W. Bullinger (LA SEXTA VISIÓN EN LA TIERRA- 2ª. Parte) 17ª Publicación


Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca. Apocalipsis 1:3

Por
E.W. Bullinger, D.D.
Segunda edición
(Revisada y corregida)
1909
Traducción al español por Juan Luis Molina
Con la colaboración de
Claudia Juárez Garbalena

W. Cap. 17. La Gran Ramera.
Esta es la segunda de las tres grandes divisiones de la sexta Visión “en la Tierra”. Las mostramos de la siguiente manera:
La Primera (cap. 16). Los grandes Juicios.
La Segunda (cap. 17). La gran Ramera.
La Tercera (cap. 18). La gran Ciudad.

La primera de estas es la que acabamos de completar, y pasamos a la segunda, a la del cap.17 la cual, tal vez más que cualquier otra, ha causado la más salvaje anarquía entre las varias escuelas de expositores.  Es uno de los más prominentes de todos los temas o sujetos de los cuales trata el Apocalipsis. De hecho, tomado con el capítulo dieciocho, que hace parte de la misma Visión ( la sexta “en la Tierra”), es la más notable de las profecías de este libro. Ninguno de los planteamientos que le dan los comentadores actuales es consistente o satisfactorio. Los  expositores preteristas divergen entre ellos mismos en cuanto si “la gran Babilonia” significa la ciudad de Roma, o la Iglesia de Roma: La Roma pagana o la Roma Papal. Pero si fuese solo esto lo que este solemne capítulo significase, bien podemos decir con el Dr. Seiss: “Si no podemos encontrar un fundamento más sólido que aquel en el cual se apoya la teoría de Roma, debemos consignar la totalidad del tema a la categoría de dudas e incertezas; y dejar de lado estos tremendos presagios como si no existieran.” *     
* Lecturas sobre el Apocalipsis, vol. 3. p. 109.
Pero alcanzaremos mejor nuestro objetivo si guardamos el propio Texto de la Palabra; aprendiendo su cuadro o alcance completo desde su estructura; y dando su traducción.
Ninguna teoría actual toma en cuenta la totalidad del cuadro. Se sobre valorizan uno o dos puntos, y se tratan de manera totalmente diferente a toda la proporción del resto; mientras que otros puntos, bien más esenciales, son pasados por alto mañosamente, o totalmente ignorados. Cualquier interpretación que sea satisfactoria debe tomar en cuenta la totalidad de lo que está escrito; y debe tratar cada parte con la idea de que era indispensable.
El capítulo en sí está dividido en dos partes; (I) la Visión, y (II) su Interpretación.
W. Cap. 17 La Gran Ramera.  
W |   Y | 17: 1-6. La Visión.
           Z | 17: 7-18.  La Interpretación.
Y expandiendo primeramente “W,” La Visión (17:1 a 6), hallamos que está construida de la siguiente manera:

 Y. 17: 1-6. La Visión. 
Y |     C |     f | 17: 1-. Lugar: “Acá”. 
                           g | -1-.  La gran ramera.
                                   h | -1.  Su asiento.
                                           i | 2.   Sus cómplices.
         C |     f | 3-. Lugar: “el Desierto”.
                           g | -3-.  La mujer.
                                   h | -3.  Su asiento.
                                           i | 4-6. 
Ella en sí misma.
17:1 Y vino entonces uno de los siete ángeles que tenían las siete copas,] No se nos dice cuál de entre los siete se trata; pero probablemente sería el último; siendo además el derramamiento de su Copa la que traería en memoria a la gran Babilonia delante de Dios.  
Y habló conmigo*, diciéndome:
 “Ven acá, y te mostraré la sentencia contra la gran ramera, la que está sentada sobre muchas aguas; (2) con la cual han fornicado los reyes de la tierra, y los moradores de la tierra se han embriagado con el vino de su fornicación”. ]
* G.L.T.Tr.A. WH. y RV. omiten (...) (moi) conmigo.
Hemos observado anteriormente, que cuando se emplean los símbolos en este libro, generalmente son explicados por Espíritu Santo mismo. Cuando este no sea el caso, debemos hacer uso de nuestro mejor juicio y comparar otras Escrituras, para que se vea, tan claramente cuanto podamos, qué es lo que el símbolo significa. Pero, cuando Él es quien nos cuenta lo que el símbolo significa, no debemos tener ninguna duda o incerteza. No podremos equivocarnos si guardamos la interpretación que el Espíritu Santo mismo le da. No tenemos que re interpretar Su interpretación; o que dar explicaciones posteriores a su explicación. Si hacemos eso, estaremos tratando la inspiración Divina como si fuese otro símbolo. Esto es por tanto lo que no debemos hacer; sino aceptarla, y creerla, y apoyarnos en ella.     
Ahora bien, en este capítulo, al Espíritu le ha placido darnos Su propia interpretación de la Visión. Hemos visto cómo se enfatiza en la estructura, la cual se encuentra expresamente dividida en estas dos partes. Las hemos señalado:
"Y" (verss.1-6), que es la Visión, y,
"Z" (verss. 7-18), que es la Interpretación.  
Estas dos se subdividen a su vez en una manera similar y correspondiente. Cada una se introduce por una Promesa (“C” verss. 1 y 2 y “D”, “E” vers. 7); y es seguida por la Realización de esa promesa (“C” verss. 3 a 6 y “D” verss.8 a 18). Observe la estructura de “Y” y “Z”.
De esta manera llama nuestra atención el Espíritu Santo para Su interpretación, y nos señala su importancia.
Si seguimos en esta dirección, todo se vuelve claro y transparente.
De hecho, será mejor que demos la estructura de la Interpretación (verss. 7 a 18) aquí, y ahora, e incorporar las dos juntas, para que la una pueda elucidar a la otra; y que así podamos utilizar ambas con mayor provecho.
Z. 17: 7-18. La Interpretación de la Visión.
Z |    D | 7-.  La Mujer.
                
E | -7.  La Bestia.
                 E | 8-17.  La Bestia.
         D | 18.  La Mujer.
El miembro E (verss. 8 a 17) requerirá una expansión posterior; junto con la consideración especial por la cual se resalta la estructura de ese miembro.
Ahora bien, hay un  principio comúnmente conocido que se practica generalmente en álgebra con gran provecho en la solución de un problema; y ese principio es, donde una cosa representa a otra, esa una se expresa en los términos de la otra.
El mismo principio podemos seguir aquí, donde tenemos la Visión y la Divina interpretación ofrecida. Vamos a re -escribir la Visión en los términos de la interpretación: es decir, en vez de poner lo que Juan vio, pondremos la explicación, y así pondremos todo más claro delante de nuestras mentes.
Vamos, por tanto, a hacer esto, utilizando dos diferentes clases o tipos para tornar el asunto más claro y que nos capacite para distinguir cuál es la profecía simbólica, y cuál es la interpretación Divina. Con eso habremos introducido la interpretación dada en la última parte del capítulo, y sustituido (en itálico) por los símbolos utilizados en la primera parte del capítulo, de esta forma:
Vers. 1. “Ven acá: y te mostraré la sentencia de la gran Ciudad que gobierna sobre los reyes de la tierra (vers.18) y sobre los pueblos y multitudes y naciones y lenguas (vers.15) con quien los reyes de la tierra han practicado idolatría,* y los habitantes de la tierra que han tomado parte de SU idolátrica adoración”.  
* Fornicación es en todos los lugares en la Biblia el término común empleado para el pecado de idolatría, no solamente debido a que es una infidelidad a Dios abandonándolo a Él, el Dios verdadero, por la adoración de falsos dioses; sino porque literalmente forma una parte esencial de toda la pagana idolatría. Vea Lv. 20:5. Números 25:1, 2. 2a Crónicas 21:11. Isaías 1:21; 23:17. Jer.2:20; 3:1, 6, 8. Ezequiel 16:15 q 17, 28, 29, 31, 34, 35, 41; 20:30; 23:5, 9, 43, 44. Oseas 2:5; 3:3; 4:5, 10, 13 a 15. Miqueas 1:7.
Esto, por supuesto, caracteriza la adoración de la Roma pagana, pero no puede verdaderamente ser dicho de la Roma Papal, de la cual se interpreta comúnmente que está hablando este capítulo. Pero si consideramos que esta fue la marca de todas las naciones idólatras, esto no la hace, en sí misma, identificar esta ciudad con la Roma Pagana: porque es una ciudad, dice el Espíritu (vers. 18).
3. Y él (es decir, el ángel) me llevó en (por) el espíritu] En el pasaje del cap. 1:10, se introduce mucha luz acerca de esta palabra, (…) (en pneumati) que significa por el espíritu, o a través de poder espiritual, tal como en 1:10; 4:2; 21:10. Hechos 8:26, 29, 39.
Al desierto; y vi a una mujer] esto es, aquella gran ciudad (vers. 18).
Sentada sobre una bestia escarlata] es decir, sustentada por aquel ser que se describe en los versículos de 8 a 11.
Llena de nombres de blasfemia, que tenía siete cabezas y diez cuernos] Ahora debemos tratar este versículo como tratamos los versículos 1, 2 arriba, y expresar la visión en términos de la interpretación:
…3. “Y vi aquella gran ciudad que gobierna sobre los reyes de la tierra (vers. 18), llevada por la Bestia de los nombres blasfemos que era, y no es, y ascendió del pozo del abismo, y va a perdición (vers.11), que tenía siete reyes (vers. 10), que sustentan aquella gran ciudad que gobierna sobre los reyes de la tierra (verss. 9 y 18); y diez reyes que aún no han recibido reino; pero por una hora recibirán autoridad como reyes juntamente con la bestia. (vers. 12), el cual es el octavo rey (vers. 11), que era y no es, y será” (vers. 8).
Ahora entonces, tomando todo esto en cuenta, ¿no está claro que con lo que estamos tratando aquí, no son con poderes mundanos en el sucesivo o mortal estado, sino con individuos en su forma sobrehumana y contemporánea?
Es muy importante para nosotros que notemos este hecho tan remarcable, el cual es vital para la comprensión de toda la Visión y su interpretación Divinamente ofrecida.
A nosotros no nos corresponde interpretar la Visión. Eso ya se ha hecho por nosotros. Lo que tenemos que hacer primeramente es creer lo que dice Dios, y después intentar entenderlo.
Los poderes mundanos de Daniel 2 son vistos allí en su estado mortal, y por eso se ven en su existencia sucesiva, en la cual fueron poderes rivales. En Apocalipsis 13 y 17 se ven en su estado sobrehumano, y forman entonces un vasto Poder colosal único, teniendo absoluto dominio en el mundo. En Daniel 7:26, este Poder se ve siendo juzgado en su totalidad, y yendo a perdición. Daniel 7:26 trata del estado sobrehumano como se hace también aquí en los capítulos 13 y 17.
La Bestia recibe su herida de muerte en su estado mortal, antes de descender en el Abismo. Y sale o asciende de él con las otras cabezas y diez cuernos. Todos aparecen juntos y son vistos reunidos es su forma sobrehumana.
El capítulo 12, cuando comparado con los capítulos 13 y 17, nos muestra que son dos grandes confederaciones de las que se trata: la Celestial y la Terrenal -  y no son idénticas.
Existe la Confederación del Dragón de los siete dominios celestiales con sus diez ejércitos. Esta es una Confederación de ángeles diabólicos con Satanás a la cabeza (cap. 12).
La otra Confederación es de mortales que descienden al Abismo, y ascienden siendo una confederación sobrehumana sobre la tierra (caps. 13 y 17).
Son ángeles los que forman la Confederación bajo Satanás en los cielos.
Hombres sobrehumanos forman la Confederación bajo el mando de la Bestia sobre la tierra.
Estas Confederaciones son distintas entre sí.
Lo que se nos dice de la Bestia en el cap. 17:4, concierne en su relación a Babilonia.
17:4. Y la mujer (es decir, la gran ciudad, vers.18) estaba vestida de púrpura (Jueces 8:26. Ester 1:6) y escarlata, y adornada de oro, de piedras preciosas y de perlas, y tenía en la mano un cáliz (Jer. 51:7) de oro lleno de abominaciones y de la inmundicia de su fornicación:]
Debemos una vez más presentar la visión de este versículo en términos de interpretación:
4. Y aquella gran ciudad que gobernaba sobre los reyes de la tierra (vers.18) estaba embellecida con púrpura y escarlata, y adornada con oro y piedras preciosas, y perlas, teniendo un maravilloso y atractivo sistema de idolatría lleno de abominaciones, y teniendo las impuras provisiones para sus prácticas de idolatría”.
Esta gran ciudad es descrita como teniendo todo tipo de lujurias, asociadas con su idolátrica adoración. La palabra “Abominación” se emplea de un ídolo (vea 2ª Reyes 23:13. Isaías 44:19); y en el plural, de idolatría (vea Deuteronomio 18:9; 29:17; 32:16. 1ª Reyes 16:3; 21:2; 23:24. También Ezequiel 8:6, 9, 13, 15, 17; 14:6; 16:2; 20:7, 8). Sin duda alguna que los ídolos y la idolatría fueron así denominados, debido a las impurezas practicadas en su culto o adoración. ¿Podríamos dudar de que cuando nos encontramos con la palabra aquí en Ap. 17:4,5, tenemos la misma impura idolatría referida?
5. Y en su frente un nombre escrito: un signo secreto.] Por imprimir (de su propia autoría) la palabra “misterio” en letras mayúsculas grandes, la AV. lo hace aparecer como parte del nombre. Los Revisores le han seguido el ejemplo, imprimiendo el nombre en mayúsculas pequeñas en vez de grandes (como en el caso de la Reina- Valera). Pero las dos tienen al margen dicho “o entonces, un misterio, BABILONIA LA GRANDE”, como si la palabra “misterio” no formase parte del título. Nosotros juzgamos que ese es el caso, y creemos además que lo que viene a seguir a la palabra “grande”, no forma parte alguna de este “nombre,” sino que es el Divino significado y su descripción.
Así leemos, que tenía un nombre escrito en su frente - un símbolo secreto.
“BABILONIA LA GRANDE”, la madre de las rameras y de las abominaciones de la tierra.]  Escrito en la frente de la mujer, había un signo secreto o símbolo. Eso no significa que ella o cualquier mujer pueda ser descrita así. Sino que, una vez que la explicación de lo que la mujer representa se deja diferido hasta el último versículo del capítulo, el significado del nombre era un secreto, hasta que allí y entonces se nos revela  que se refiere a “la gran ciudad” (vers. 18), y no a una mujer individual, ni a ningún ser humano.
La palabra (…) (musterion) significa simplemente un secreto. En la Versión Septuaginta aparece solamente nueve veces, hablando del secreto (sueño) del rey cuando se le fue de su memoria (Daniel 2:18, 19, 27, 28, 29, 30, 47 (dos veces), y 4:9). Vea también su uso en los libros Apócrifos en el mismo sentido. Pero los padres griegos cristianos usaron la palabra como si fuese un signo, tanto sea de palabras como de actos. Ellos hablan de la ofrenda de Isaac como si fuese un misterio: esto es, un signo, o símbolo del propósito secreto de Dios concerniente a Su Hijo, Jesucristo. Y lo han usado de manera intercambiada con las palabras (…) (tupose) tipo; (sumbolon), símbolo, y (…) parabole) parábola. 
* Eclesiástico 22: 22:“Si has abierto tu boca contra un amigo, no temas, porque puede haber una reconciliación; excepción sea hecha para los acusadores, y arrogantes, y que desvelan un secreto, y que siempre son desleales: porque por estas cosas hacen huir la amistad.”   
Eclesiástico 27: 16, "Aquel que revela secretos destruye la amistad: y nunca encontrará un amigo”.  
   
          Eclesiástico 27: 17: "Ama a tu amigo, y guarda con él la fe; pero si revelas sus secretos no vayas mas en pos de él”.
Eclesiástico 27: 21: "Una herida puede sanar; y después de la pelea puede haber una reconciliación; pero aquel que revela secretos ha perdido su esperanza”.

   
          2 Macabeos 13:21: "Pero Rodocus, del rango de los judíos, le dio a conocer al enemigo los secretos de sus conciudadanos.”
Sabiduría 2: 22, "Y ellos (es decir, los malvados) no conocían los secretos de Dios.”
   
          Sabiduría 14: 23,  Matando a sus hijos…o celebrando ritos secretos.”
Tobías 12: 7, 11, "Es bueno guardar cerrado el secreto de un rey, pero al mismo tiempo revelar gloriosamente todas las obras de Dios.”
   Judith 2: 2, "Nabucodonosor llamó a todos sus siervos, y a todos sus hombres de renombre, y les comunicó  sus secretos consejos. (lit. los secretos de su voluntad)”; esto es, sus planes en cuanto a la campaña que les iría a encomendar. Esta expresión es notable: to musterion tes boules. En Efesios 1:9 tenemos una expresión similar: to musterion tou thelematos, los misterios de su voluntad. Las palabras que se usan  para “voluntad” son diferentes. Con Nabucodonosor significa que había tenido aquella voluntad porque así lo había determinado hacer. Con Dios (Efesios 1:9) significa que había tenido esa voluntad, porque así lo deseó hacer Él: esto es, en Su secreto propósito, consejo, o plan.
El significado de la palabra misterio, por tanto, aquí en Ap. 17:5, 7, debe tener este último significado que la palabra adquiere. Damos unos pocos ejemplos en una nota.* Y se podrían citar otros, pero con estos será suficiente para mostrar cómo la palabra misterio ha venido, en este momento, a ser sinónimo con símbolo. Tal vez signo secreto pueda expresarlo mejor; y este era el uso de la palabra cuando esta Revelación le fue dada a Juan. Por eso, en este libro, debemos darle a la palabra este significado.  
* Justino Mártir (148 D.C.) dice que, en todas las falsas religiones, a la serpiente se representa como “un gran símbolo y misterio (Apol. 1:27). Justin Martyr (A.D. 148).
  Así también en referencia al Cordero Pascual él dice, “el misterio, por tanto, del Cordero…era un tipo de Cristo.”
   Hablando de Isaías 7:14, “He aquí una virgen concebirá y dará a luz un hijo”, dice él, “una vez que esto se refiere a la casa de David, Isaías explica cómo lo que fue dicho por Dios a David (…) (en un misterio), vendría verdaderamente a suceder y cumplirse. “Tal vez” añade él después, “no estés al tanto, amigo mío, de esto: de que había muchos dichos escritos (…) (epikekelumenos) obscuramente; o (e parabolis) en parábolas; (…) musteriois) por signos secretos; o (…) (en símbolois) en símbolos, con los cuales expusieron los profetas a quienes vivieron después, lo que ellos dijeron o hicieron.
En Ap. 20, las siete estrellas se emplean como un signo secreto para algo que significaban (Igual que Efesios 5:32).
Así que aquí, en 17:5, 6, el nombre de la mujer es un signo secreto; y se refiere a alguna cosa más profunda de lo que el propio nombre pueda transmitir. El nombre era el nombre, no de una mujer, sino de una ciudad, “aquella gran ciudad”, la propia Babilonia. Pero no significando meramente la ciudad material como tal, sino el vasto sistema de idolatría con que se conecta. Eso es por lo que viene a seguir a la explicación del signo secreto “la madre de las rameras y de las abominaciones de la tierra”. No meramente de Roma, o incluso Babilonia (como una ciudad), sino “de la tierra”: esto es, la madre, o el origen de todos los sistemas de idolatría que desde entonces ha inundado “la tierra”  de esa gran fuente única; y de la cual el Romanismo es solamente un brazo.  
Este es el secreto del “misterio de iniquidad” al que se refiere 2ª Ts.2:7.
Babilonia fue el origen de toda idolatría.
Aquí tenemos dos cosas, (1), la realidad, la cual es aquella “gran ciudad,” que será vista por los profanos; y (2) la mujer, que es el “signo secreto” de lo que significa.
El retrato de la mujer, como está descrito, debe ser tomado como “la cortina del telón”. Pero los iniciados son aquellos que habrán sido admitidos por detrás de él, y aprendido “las profundidades de Satanás”: y, por detrás de los escenarios en su propio gran teatro, aprenderán lo que significa la religión de Satanás en cuanto a su “adoración a la Bestia”.
Los no iniciados o profanos verán simplemente la cortina: la ciudad maravillosa. Compare Proverbios 9:13 a 18, donde ambas se muestran y pueden muy bien ser aplicadas aquí al pasaje.
La idolatría no era un mero pecado en que las personas se iban hundiendo progresivamente; sino que era la creación, a través de la sabiduría de Satán, de un poderoso sistema, el cual tiende a guiarnos a su propia adoración.
Nimrod es mencionado como el gran fundador de este asombroso esquema de Satanás. Babilonia fue su ciudad (Gn. 10:10). ¿No tuvo la ciudad de Caín ante la respuesta del diluvio para la gente de aquel día, el mismo fin que tiene esta la Babilonia posterior?  Cada una sería la capital de sus respectivos sistemas de idolatría. Las palabras “Caín salió de la presencia del Señor” son muy significativas. Así como el nombre de la ciudad de Caín también lo es. Él llamó a la ciudad Enoch”, que significa iniciado.* La corrupción de la humanidad expuesta en Génesis 6 debe haber llevado a formas anormales, que serían reconocidos como los semi - humanos, o seres sobrehumanos, que vienen a ser el Nephilim, el Renfaim, y Anakim de la Escritura; los Titanes de los griegos. Serían reconocidos como los adoradores de Ishtar, Isis, Ashtaroth, y todas las abominaciones de la prostitución espiritual. 
* Proveniente de la ráiz (…) (chahnak), iniciar, dedicar.
Así vemos cómo “aquella gran ciudad”, Babilonia, fundada por Nimrod, fue la fuente original de toda idolatría.
Esto no es verdad de Roma. La Roma pagana en sí misma era solamente un sistema más; uno de los putrefactos afluentes de aquella corrupta corriente. La Roma Papal es solamente otro mero afluente. ¡No es posible que una parte pueda ser la totalidad! No es posible que uno de los muchos afluentes pueda ser la fuente original de todos los ríos. ¿Había o no había idolatría antes de la Roma pagana? ¿Cuándo vino entonces la adoración de “Moloc” y  “Renfán,” y  “Quium”, en el desierto (Hechos 7:43. Amós 5:25, 26), y la adoración de Ashtoreth, la abominación (esto es, el ídolo) de los Sidonios, y Quemos, la abominación de los Moabitas, y Milcom, la abominación de los hijos de Amón, que fue introducida por Salomón (1ª Reyes 11:5. 2ª Reyes 23:11)? La descripción aquí hecha nos lleva de vuelta hasta el origen mismo de todas las abominaciones de la idolatría pagana. El lugar de Roma en la historia hace que eso sea una imposibilidad absoluta. ¡Eso sería tan absurdo como decir que el movimiento Sionista de nuestros días fue el origen o la madre de la nación judía!
Justo igual de imposible se hace identificar a esta gran ramera con la Babilonia de los días de Nabucodonosor  y por la misma razón. No está ubicada lo suficientemente atrás en el tiempo (la Ramera es anterior). Nosotros tenemos que ir más para atrás, y encontrarla en el origen, en Génesis 10:8 a 10 y 11:9. Allí es donde la encontramos en la tierra de Sinar. Bajo Nimrod dio comienzo la obra en el espíritu del Anticristo; su objetivo construyendo una ciudad, y de ponerle a su gente un nombre, fue para que no fuesen diseminados. Babilonia fue edificada en rebelión contra Dios. Nimrod fue “el primer poderoso en la tierra” (Génesis 10:8). Llamó a su ciudad Bab El. * Algunos lo toman con el significado de el patio de reunión o pórtico de Dios; porque él, Nimrod, al igual que su prototipo (el hombre de pecado, el hijo de perdición), procuraría por todos los medios también exaltarse a sí mismo (2ª Ts. 2:4).  
*Proveniente de (babah) un pórtico, y (…) (El) Dios; en contraste con Bethel, la casa de Dios.  
Otros derivan la palabra de Belus, el nombre del ídolo principal de los babilonios. Algunas veces escrito Bel (…). Si es así, Babel significaría: para Bel o de Bel.
En cualquiera de los casos tenemos que regresar hasta la fuente original, y se nos muestra  el origen y manantial de toda la idolatría. A Nimrod se le denomina como un valiente (grande) cazador.* El Targum de Jonatán (un antiguo comentador judío) interpreta esto como grande en rebelión ante Dios. El Targum de Jerusalem lo interpreta como grande en pecado esperando al acecho para capturar y cautivar a los hombres; haciendo que abandonen la adoración al verdadero Dios, como se enseña por Sem, para abrazar la adoración que se enseña por Nimrod. Por eso, su nombre pasa a ser un proverbio para cualquier gran rebelde o apostata. (Lea Génesis 10:9).
*Proveniente de (tzud) permanecer al acecho.  
Se hace igualmente imposible interpretar las palabras de Roma: y decir que esta mujer hizo “a los habitantes de la tierra beber del vino de su fornicación”, es decir, haciendo que la totalidad de la humanidad participase de su sistema de idolatría. Ni de la Roma papal ni de la pagana puede esto decirse. Ambas bebieron de su copa, sí; pero sería pervertir toda la historia conocida, decir que alguna de estas fuese el tutor de todas las naciones; y un insulto para el sentido común aplicarlas así en sus tratos con “los habitantes de la tierra” porque Roma hace 3000 años atrás era solo un sueño”. Como el Dr. Seiis bien expuso, este vino (el de la gran Ramera) “ya estaba embotellado y etiquetado antes de la primera dispersión” [Gn.11]. Se introdujo a través de esa dispersión en el interior de todos los países y naciones debajo del cielo. De hecho, hoy en día la encontramos diseminada entre todas las naciones de la tierra; afectando, por no decir controlando los pensamientos de los hombres, sus políticas, su fe, y su adoración. Nada menos que dos tercios de la población de la tierra en este tiempo son idólatras paganos, siendo llevados bajo la misma intoxicación que provino de Nimrod y de Babilonia; mientras que la gran mayoría del tercio restante son mahometanos, católicos, judíos, infieles, o adherentes de alguna fe y adoración podrida y anticristiana. Ni tan siquiera existe un Reino o gobierno en la faz de la tierra en nuestro tiempo que no abrace y muestre más del espíritu de Nimrod, que del espíritu, mandamiento y un concepto arraigado de Dios. Todos los reyes de la tierra, y todos los gobiernos bajo el cielo, han participado en mayor o menor grado de la impureza de la misma vieja Ramera de Babilonia, la cual ha manchado todo lugar y paraje del mundo habitado, no es de admirar que Dios estampase Su sello de ira sobre ella desde el principio. Las prostituciones judías, y las prostituciones papales, y las prostituciones mahometanas, y las prostituciones de todas las pervertidas religiones cristianas, aunque no se hayan apartado enteramente de la confesión del Dios único, son, aun así, en su esencia, la misma vieja prostitución que se formó y tuvo lugar a orillas del Éufrates. Es la misma vieja Babilonia, y sus prostitutas hijas, gobernando o reinando sobre los dominios de la tierra, e intoxicando a los habitantes con el vino de su fornicación.” *       
* Del libro del Dr. Seiss Lecturas en  El Apocalypse, vol. 3 pp. 121-2.
De hecho es muy sorprendente que se haya podido cometer cualquier error en la identificación de esta mujer. Porque el Espíritu Santo nos enseñó primeramente su nombre sobre su frente. Después, en el versículo 18, nos dijo tan claramente cómo las palabras pueden expresarlo, que “la mujer vista así es la gran ciudad, que reina sobre los reinos de la tierra”; y el capítulo 16:19, así como el 17:5, identifican esta ciudad con Babilonia. Dios dice que es una “ciudad”. Él no emplea diciendo un sistema o una religión, sino una “CIUDAD”.
Ahora bien, cuando la Visión es una “Mujer”; y Dios nos dice qué significa por la mujer  “aquella gran ciudad”, ¿sería legítimo que tratásemos o tomásemos esto después  como otro símbolo más, y decir que no es la ciudad que dice Él ser, sino otra cosa distinta?
No llegaremos a parte alguna si procedemos así. Podremos entonces decir que Roma significa Londres, y que Londres significa otro lugar cualquiera. ¿Por qué no contentarse con la explicación que Dios Mismo le da? En vez de tomar la solemne responsabilidad de decir que Su explicación no es explicación alguna; y que significa algo diferente. No estamos diciendo que no haya símbolos: No estamos diciendo que a Jerusalén no se le llame Sodoma por ejemplo. Así es llamada, sí, pero Dios no nos deja con dudas con respecto a lo que dice y a lo que significa. Eso es una cosa: pero es otra totalmente diferente que tratemos la propia interpretación de Dios para un símbolo, como si fuera meramente otro símbolo más que se nos dejase a nuestro juicio, para que nosotros lo interpretemos.   
No es que queramos minimizar de ningún modo las terribles abominaciones del Romanismo. Nadie podría aborrecerlas más que nosotros. En el Romanismo vemos una de las más obscenas de todas las corrientes que se han derivado de esta Babilonia; pero lo que pretendemos es ir más allá de lo que diga un mero “Consejo Local,” cuando estamos tratando con el relato que Dios nos da Él Mismo, sobre cómo va a acabar Su gran controversia y trato con los judíos y gentiles, y con la tierra y el Infierno. Nuestra cuidadosa observación debe extenderse más allá del Tiber. Tenemos que ver más allá en el tiempo que el Protestantismo y Romanismo. Estos dos sistemas no componen la totalidad de la historia del Universo, ni en tiempo ni en extensión.   
Hay otras muchas cosas absurdas asociadas con las interpretaciones actuales, que haremos notar a medida que avancemos en este capítulo, y consideremos la Divina interpretación  ofrecida allí de la Visión en su totalidad. Hay un punto, sin embargo, a ser aquí referido, y ese punto es “el cáliz” (de la Ramera). Es “dorado” y por tanto, hermoso y atractivo en su apariencia. El cáliz es uno. Eso nos dice que las corrientes corruptas que fluyen de esta fuente original son todas una en su esencia, y carácter, y efecto. Es la religión instituida originalmente en Babilonia, por Nimrod, debido a la instigación de Satanás (Vea  el Apéndice).
Se refleja en todas las grandes religiones del mundo. Todas son iguales y sustituyen a otro Dios por el Dios de la Biblia: un Dios, que puede tanto ser hecho con las manos como con la imaginación; pero hecho igualmente. Y una religión consistente de méritos humanos. Estas cosas son comunes a todos los sistemas de falsa Religión, y las reúne a todas en una. Es cierto, algunos de los afluentes de esta fuente corrupta son grandes y majestuosos; otros son pequeños riachuelos, pero sus aguas son una, y la copa es única. Aquellos que aseguran que este “cáliz” significa la copa empleada en la Misa, nos proporcionan un buen ejemplo del nulo valor que tiene este tipo de interpretaciones. Lo único que tenemos que recordar concerniente a este “cáliz”, aquí, es que a todas las naciones se les ha hecho beber de ella; ¡mientras que la característica especial del “cáliz” del Romanismo en la Misa es que se impide de beber a las personas!
6. Y vi a la mujer (es decir, la gran ciudad, vers. 18) ebria de la sangre de los santos, y de la sangre de los mártires de Jesús; y cuando la vi, quedé asombrado con gran asombro.]
Aquí debemos una vez más expresar la Visión en los términos de la Divina Interpretación.
6. Y yo vi aquella gran ciudad que gobierna sobre los reyes de la tierra (vers.18) ebria con la sangre de los santos, y con la sangre de los Mártires de Jesús: Y cuando vi  la ciudad, quedé asombrado con gran asombro.
Aquí tenemos otra referencia a los martirios que tendrán lugar durante el tiempo cubierto por el Apocalipsis.
Son referidos también en el cap. 13:17. Daniel 7:21; 11:7; 12:1, 7.
Los Salmos, también, conectan estos martirios con los futuros “tiempos de tribulación y de angustia” bajo el dominio de la Bestia:
"Oh Dios, no guardes silencio.
No calles, oh Dios, ni estés quieto.
Porque he aquí que rugen tus enemigos.
Y los que te aborrecen alzan cabeza.
Contra tu pueblo han consultado astuta y secretamente,
Y han entrado en consejo contra tus protegidos.

Han dicho: Venid, y destruyámoslos para que no sean nación.
y no haya más memoria del nombre de Israel.
Porque se confabulan de corazón a una.
Contra Ti han hecho alianza.  
(Salmos: 83: 1-5, RV.)
El Salmo continúa hablando de una confederación de diez reinos similar con aquella que tenemos en Ap. 17.
El Salmo 79 también habla de ese mismo periodo.
 “Oh Dios, vinieron las naciones a tu heredad;
Han profanado tu santo templo;
Redujeron a Jerusalén a escombros.
Dieron los cuerpos de tus siervos por comida
a las aves de los cielos,
La carne de tus santos a las bestias de la tierra.
Derramaron su sangre como agua en los alrededores de Jerusalén,
Y no hubo quien los enterrase.” (Versículos 1-3)
Esos muchos mártires - en gran cantidad -  han sido asesinados a manos de la Iglesia de Roma, por no decir en la ciudad misma de Roma, nadie puede negarlo.
Pero estos no son “TODOS los que han sido asesinados sobre la tierra” como mártires. Son millares los mártires por Dios y Su verdad que han sido asesinados, centenas de años antes de que Roma siquiera tuviera un Papa. Los “profetas” del Antiguo Testamento fueron muertos, y muchos de ellos habían sido asesinados como mártires siglos antes de que Roma existiese, tanto sea la Papal como la Pagana.
A Roma, cualquiera que pueda ser su culpa en esta materia, no puede imputarse con “todos” los martirios de todas las edades. Toda persecución debe ser imputada a la falsa religión. La falsa religión ha poseído siempre un espíritu de persecución desde el día en que Caín asesinó a su hermano Abel; y Roma, siendo como es uno de los más largos afluentes proveniente de esa fuente original de corrupción que es Babilonia, posee una gran cuota y parte de asesinatos, por lo cual es muy culpable, y compartirá en el juicio cuando “las ciudades de las naciones sean abatidas.” Pero no todos los mártires han sido asesinados todavía. Muchos pasajes en este libro nos muestran que en los días venideros de la Gran Tribulación se colmará la medida de sangre a manos de la culpable Babilonia. (Vea cap. 6:9 a 11; 11:7, 8; 12:13, 17; 13:7; 18:24; 20:4). Este mismo futuro periodo de martirios se profetiza o refiere en los Salmos. (Vea Salmos 9; 10; 79:2, 3; 44:22; 94:5. Y así mismo en Daniel 7:21, 25; 8:27; 11:33, 35). Todos estos pasajes deberían ser cuidadosamente leídos y observados. Si estos pasajes del Antiguo Testamento no hablasen de este mismo periodo referido en el Apocalipsis, entonces, ¿a qué otro periodo podrían referirse? Cuando se leen juntos forman una armoniosa unidad; sin embargo, si no se dividen correctamente de acuerdo a sus respectivas dispensaciones, todo será, y no podrá dejar de ser, sino una confusión.    
Ahora llegamos a la Interpretación de esta Visión (vista por Juan en 17:1-6), la cual se nos da por inspiración Divina.
Hemos visto la estructura de ambas, tanto la Visión como la Interpretación. Una vez que la posterior es muy corta, podremos repetirla aquí.
Z. 17: 7-18. La Interpretación de la Visión.
Z |    D | 7-.  La Mujer.
                 E | -7.  La Bestia.
                 E | 8-17. La Bestia.
         D | 18.  La Mujer.
Ante las palabras de gracia del Ángel Intérprete nos detenemos. “Yo te diré el misterio de la mujer y de la Bestia” (vers. 7). Siendo así, esto nos independiza y liberta de intérpretes humanos, porque Dios ha enviado y le ha dado significado a través de Su especial mensajero angélico. De hecho, somos, aquí, verdaderamente llevados al mismo nivel que el mismo apóstol Juan. El ángel intérprete no le dio a él más explicaciones que estas. Por tanto, nosotros, leyendo sus palabras, tenemos exactamente lo que el propio Juan vio: ni más ni menos. ¡Oh que gran gracia y sabiduría hay en entender sus palabras! 
7. Y el ángel me dijo: ¿Por qué te asombras? Yo te diré el misterio (el significado de la señal secreta) de la mujer, y de la bestia que la trae, la cual tiene las siete cabezas y los diez cuernos] Tenemos la promesa, como hemos visto por la estructura (vers.7); y en el resto del capítulo (verss. 8 a 18) tenemos el cumplimiento de la promesa. La mujer y la Bestia se mencionan primero brevemente; y después se da la explicación completa, siendo el orden invertido. Primero se explica la Bestia, y después la Mujer. Diez versículos (8 a 17) se dan a la primera, y solamente uno (vers. 18) a la posterior; así que es la Bestia ahora, evidentemente, la más importante de los dos sujetos.    
Tenemos que expandir el elemento consistente de esta más larga estructura concerniente a “la Bestia,” señalada E. en la siguiente estructura.
E. 17: 8-17. La Bestia.  
E |     F1 |     k1 | 17: 8. La Bestia (Su origen e historia).
                           
l1 | 9, 10. Sus confederados (las siete cabezas o reyes).
         F2 |     k2 | 11.  La Bestia (historia posterior).
                           l2 | 12.  Sus confederados (los diez cuernos; su hora “con la Bestia”).

        
F3 |     k3 | 13.  La Bestia (el poder de los cuernos que se le dio).
                           l3 | 14-17. Sus confederados (su Guerra “con el Cordero”).
Por esta Estructura se podrá ver que la Interpretación de la Visión concerniente a la Bestia (E. 17:8 a 17) consiste de tres parejas, alternando la Bestia con sus Confederados:
F1 (8-10) dan la primera pareja.
F2 (11, 12) dan la Segunda pareja.
F3 (13-17) dan la tercera pareja. 
Para poder entender las palabras de la Interpretación que aquí se da, será bueno si podemos olvidar todo lo que hayamos antes oído proveniente del hombre sobre este tema. Nos hallamos acorralados a cada paso que damos debido a lo que hemos aprendido de la tradición. Hasta que no nos veamos libres de las interpretaciones tradicionales no vamos a tener esperanza de venir a comprender la interpretación que se nos ofrece en estos versículos.
La Estructura nos muestra que “la Bestia” y sus confederados son los dos temas o sujetos con los cuales tenemos que tratar. Se organiza en la forma de una alternancia repetida; y se dan en tres parejas.
Si tenemos esto en cuenta seremos capaces de distinguirlos a medida que avancemos:
F1. 17: 8-10. La Primera pareja.
8. La Bestia que has visto, era, y no es; y está para subir del abismo e ir a perdición; y los moradores de la tierra, aquellos cuyo nombre no están escritos desde la fundación del mundo en el libro de la vida, se asombrarán viendo a la bestia que era y no es, y se presentará. ***] Estas tres notas en cuanto al tiempo (dadas dos veces en este versículo), nos señala, tan claro como es posible, los puntos más importantes necesarios para la interpretación.  
* L.T.Tr.A. WH. y RV. leen el número singular aquí.  
La Bestia es quien “tenía las siete cabezas y los diez cuernos” (vers.7). La palabra “tenía” se refiere tanto a los diez cuernos como a las siete cabezas por igual. Las siete son por tanto contemporáneas con los diez. 
En su estado de seres mortales, los siete reyes fueron sucesivos. Pero ese estado mortal  referido en Daniel, no es el de Apocalipsis.
En el cap. 13, la Bestia sale del Abismo, y es por tanto, claramente, sobrehumano. Durante la primera mitad de la semana se halla en su estado mortal. En la última mitad se halla en su estado sobrenatural; porque en el cap. 13:3, se le ve habiendo sido “herido de muerte”. Sin embargo aquí, en el cap. 17, se nos hace volver atrás, y se nos dan más información en cuanto al pasado, presente y futuro de la Bestia.
(1)   Él “ESTABA, o ERA” en su estado mortal.
(2) Él “NO ESTÁ, o ES,” porque (al momento del tiempo al cual la visión es referida) ya había sido asesinado: esto es, había “recibido su herida mortal,” por la cual se hallaba “herido de muerte,” y murió (13:3).
 (3) Él “SE PRESENTARÁ”, porque está a punto de ascender salido del Abismo”.
Estos ocho versículos por tanto se refieren a la mitad del curso de la Bestia; y el punto de la visión es el momento entre  el estado mortal y el sobrehumano: es decir, entre los capítulos 12 y 13.
En el noveno versículo se habla del previo estado mortal de las siete cabezas. En ese estado fueron sucesivos; pero en su estado sobrehumano serán contemporáneos.
Ya hemos visto que las siete cabezas o reyes son individuos; y que la Bestia misma, cuando revive de los muertos, sería “el octavo” rey. Nosotros creemos que toda la confusión, y todas las divergentes opiniones sobre este capítulo surgen por ignorar este hecho tan simple, y por tomar estos como reinos en vez de “reyes”; y como poderes mundanos en vez de individuos.
Además, se han introducido confusiones posteriores por tomar las palabras del ángel Intérprete (en el vers. 10) como referidas al tiempo de su conversación con Juan; en vez de, como en todos los demás casos, como referidas al tiempo o periodo en el cumplimiento de la visión. En otras palabras, las expresiones “era, y no es” (verss. 8 y 11), y “uno es y el otro aún no ha venido” (vers. 10), se han tomado como referidas al momento cuando el ángel se hallaba actualmente hablando con Juan.
¿Pero, por qué no tomarlo, como en los demás casos, como refiriéndose al tiempo cuando la visión se cumpla?
Las palabras de las almas bajo el altar (cap. 6:9 a 11) se toman respecto al tiempo cuando el quinto sello sea abierto. El clamor a las peñas y cuevas diciendo “Caed sobre nosotros” van a ser pronunciadas bajo el sexto sello. El propio ángel declara (vers.1) que la visión es el juicio futuro de la gran ciudad. Cuando se usa así el tiempo presente en el lenguaje profético  se refiere al tiempo futuro del cual se habla como si fuese presente, y no al tiempo cuando la profecía estaba escribiéndose o hablándose.
Hemos visto, desde el principio al fin, que todo este libro se refiere “al Día del Señor”. Es en ese día que la Bestia será manifiesta en su forma sobrehumana con sus siete cabezas y diez reyes. En el futuro punto de tiempo del que se habla en el versículo 10, cinco de estos reyes, en su estado mortal “habrán sido abatidos” (esto es, habrán sido quitados del medio a través de muerte violenta*); uno de los reyes (el sexto) se hallará reinando; y el séptimo al tiempo de esta unión no habrá todavía llegado. Cuando aparezca (elthe) derribará primeramente los tres últimos de los siete (Daniel 7:8); pero solo permanecerá durante la primera mitad, más o menos, de los siete años en su estado mortal (17:10); por ese entonces recibirá una herida mortal (por asesinato probablemente), 13:3, y posteriormente le será devuelta la vida a través del poder Satánico, con su herida mortal sanada, y pasa a ser el “octavo” rey. En su estado mortal  es la séptima cabeza; pero en su estado sobrehumano es el octavo rey. 
* La palabra, en el caso de individuos, siempre se emplea de muerte violenta. Vea Jueces 3:25; 5:27. 2ª Samuel 1:19, 25. La violencia también es verdad de los reinos. Isaías 21:9. Jeremías 1:15; 51:8. Ezequiel 29:5; 30:6.
Así que todo es intensamente individual. Quiénes serán los cinco reyes, en sus estados mortales; o quién sea el sexto, nosotros no lo sabemos; ni tampoco es necesario para que comprendamos la Visión. Quién será el séptimo, sí que lo sabemos; porque es la Bestia en su estado mortal, “el cuerno pequeño” de la Visión de Daniel. Él será en su estado sobrehumano, “el octavo rey -   La incorporación final del poder Satánico, cuyos hechos se describen en el cap. 13.   
Los diez reyes de los versículos 12 - 17 no son sucesivos en su estado mortal; serán contemporáneos cuando formen parte integrante de la Bestia. Las siete cabezas y los diez cuernos, junto con los miembros necesarios que componen el leopardo, el oso, y el león partes de la bestia en una corporación organizada, como se muestra en el cap. 13:2, son todas sobrehumanas, todas contemporáneas, todas han pasado por el estado mortal, y todas han sufrido la primera muerte, es por eso que, posteriormente, son todas juntamente “arrojadas vivas en el lago de fuego”, el cual es, la segunda muerte (vea 19:20), 
Es bueno recordar que “el tiempo del fin” (Daniel 7) se toma en toda la extensión del Dominio Gentil. “El final del tiempo” (Daniel 8:23) es el periodo final de este “tiempo del fin”; la Sunteleia o Consumación. Mientras que “los últimos días” (11:21) es el Telos, la crisis de “el fin del tiempo”.
La Sunteleia o “Tiempo-final”, comenzando inmediatamente a seguir al rapto de la Iglesia de Dios, debe tener un curso de duración entre treinta o cuarenta años; y de estos, la última “semana” de Daniel (9:27) deben ser los siete últimos.
Esto permite que tomemos todos los periodos proféticos señalados en 42 meses, 1260 días, y 3 años y ½ como siendo meses, días y años literales, si los entendemos como estando dentro de esos siete años que forman la crisis, y que acaban o llegan a su fin con el juicio final.
Si el periodo referido bajo la palabra “hora” (una y la misma hora, o tiempo) de 17:12 y de 3:10 es el mismo que los 42 meses, entonces este “día de venganza” de Isaías 61:2 deben ser estos 42 meses.
Los términos reyes y reinos se usan intercambiados en Daniel. Acerca de los reinos de Daniel 2:37, 39, 40, 42, se habla de ellos como “estos reyes” en el versículo 44, y así  sucesivamente.  
Pero cuando los observemos debemos notar cuatro muy grandes e importantes principios gobernantes los cuales serán una guía segura en nuestra comprensión de este asunto. Son los siguientes:
 (1) Israel y el Mesías de Israel: en otras palabras, el Ungido de Dios, el Territorio de Dios, la Ciudad de Dios, el Pueblo de Dios, forman el gran centro en vuelta del cual circula toda la profecía.
(2) Jerusalén es también el centro del punto del compás. El Este y el Oeste, el Norte y Sur, deben ser reconocidos desde Jerusalén, que es el punto de vista del escritor: y no del lector; o por otra cualquier arbitraria posición astronómica o geográfica.   
(3) Las “Cabezas” denotan primacía o dominio sobre el Pueblo, la Ciudad, y el Territorio de Israel.
(4) Los poderes del mundo o reinos de la profecía se reconocen solamente cuando llegan a tener su conexión con, o en posesión de, el Territorio y la Ciudad de Israel
En estas cuatro simples proposiciones hallaremos la llave para la comprensión de la Visión y su interpretación.
Las naciones fueron originalmente formadas con referencia a Israel; por eso se nos dice expresamente, en la maravillosa “Canción de Moisés”, que “cuando el Dios Altísimo (el título que se relaciona con Su dominio en la Tierra) dividió a las naciones en su herencia, cuando separó a los hijos de Adán, estableció los límites de los pueblos según el número de los hijos de Israel” (Deuteronomio 32:8). Las naciones no fueron divididas al acaso; como tampoco lo fueron las estrellas del cielo; por eso en Deuteronomio 4:19 dice “Jehová Dios los ha concedido a todos los pueblos debajo de todos los cielos”.
Son muchas las naciones mencionadas en la Biblia: pero solo aquellas que son el sujeto de la Divina historia y profecía que tengan relación a Israel; y aun estas, solo en proporción directa con la proximidad y extensión de esa relación. Por ejemplo, los monumentos nos muestran el largo número de Dinastías y Reyes, etc. que hubo en Egipto. Pero solo aparecen en la Palabra de Dios los que tienen que ver con Israel. Muchos se han quedado, y todavía están, perplejos debido a este bíblico silencio de los reinos antiguos de Egipto y Asiria, etc.; pero este gran principio explica bien por qué sucede así. Los Faraones de la Opresión y del Éxodo no hubiesen sido más que meros nombres, si no hubiese sucedido su conexión con Moisés e Israel. “Faraón, rey de Egipto, es destruido” (Jeremías 46:17)  - un viento que se escucha por un momento y después desaparece. Así hubiesen sido los Faraones (Ramses II, y Meneptah) si no fuera por Moisés e Israel.   
Hubo muchos reyes de Egipto anteriores al Faraón; y muchos reyes de Babilonia a través de los siglos; pero solo se mencionan cuando llegan a tener algún contacto con Israel. La Biblia los ignora a todos con excepción de este fundamento. Eso es por lo que se pudo decir a Nabucodonosor, “TUYAS son las coronas de oro” (Daniel 2:38). Esto se dijo de él solamente en conexión con los Consejos de Dios, y del Pueblo de Dios; porque Nabucodonosor no fue la cabeza o primer rey de Babilonia.  Es de Nimrod que está escrito, “el principio de su reinado fue Babel” (Génesis 10:10). Nimrod fue, histórica y cronológicamente, el primer rey de Babilonia,  y hay una larga lista de reyes de Babilonia desde ese tiempo antes de que Nabucodonosor poseyese su trono, de los cuales la Biblia no se interesa.
¿Y por qué, entonces, después de todo ese lapso de tiempo, se nombra y señala definitivamente a Nabucodonosor como la “cabeza”? Solamente puede ser considerado así por el gran principio que procuramos establecer, esto es, que la historia de los gentiles se ignora en la Biblia, tanto para los reyes como los reinos, a excepción de cuando hagan parte en los Divinos Consejos concernientes a Israel, y pasan a ser “cabezas” sobre el Territorio de Dios, y Ciudad, y Pueblo.
Siendo así, nosotros tenemos un límite establecido para nuestra interpretación de los grandes Reinos y Cabezas en las profecías dadas en Daniel y en el Apocalipsis. Solamente dentro de estos límites se conectan con ellos estas profecías.
Nabucodonosor y su padre llegaron al poder, e hicieron de Babilonia la nueva capital de Asiria en 625 A. C. * Teniendo esto en cuenta, y porque él fue la primera de las fuerzas gentiles en cuyas manos le fueron depositados el dominio y señorío sobre el Territorio de Dios y la Ciudad y Su Pueblo, se pudo decir de él, “Tú eres aquella cabeza de oro” (Daniel 2:38). No hay una sola palabra aquí acerca de cuándo llegó a ser la “cabeza”; pero el hecho se declara en cuanto a esta persona que él, como cabeza de Babilonia, era también la cabeza de la Imagen, y, por tanto, la cabeza de la supremacía gentil.
*Vea Vida e Historia de Babilonia, por el Dr. Budge, del Museo Británico. Publicado por el R.T.S., 1885. See Babylonian Life and History, by Dr. Budge, of the British Museum. Published by the R.T.S., 1885.
La historia más temprana o inicial de Babilonia no se toma en cuenta. Un nuevo comienzo se hace teniendo en cuenta cuando, en los Consejos de Dios, Nabucodonosor llega a ser el rey de Babilonia.
Dios le notifica el hecho en aquel maravilloso sueño, donde se da conocer en gran pormenor este dominio gentil sobre el Pueblo de Israel, Ciudad, y Territorio.
La Imagen en Daniel 2 está claramente indicado que consiste de cinco partes:
1. versículo 32 “La cabeza de esta imagen era de oro fino, (una)
2. Versículo 32. Su pecho y sus brazos de plata, (dos)
3.
Versículo 32. Su vientre y sus muslos de bronce, (tres)
4.Versículo 33. Sus piernas de hierro (cuatro)
5.Versículo 33. Sus pies en parte de hierro y en parte de barro” (cinco).  
Esto parece estar suficientemente claro; solo que estamos siempre tan acostumbrados a escuchar hablar del quinto como si hiciese parte del cuarto, o el cuarto revivido, que leemos la Escritura a la luz de nuestra tradición.
No es respuesta alguna decir que Daniel 2 menciona solamente cuatro Poderes gentiles. Daniel 2 no dice nada de eso. Se menciona “el cuarto”. Eso no son “cuatro”. El Original no es (…) arbag (cuatro*); sino que es (…) rebegahe (cuarto**). Es muy importante que notemos la diferencia entre el número ordinal y el número cardinal. No hay parte alguna donde diga que ellos fuesen solo cuatro. Todo lo contrario, los cinco se enumeran distintamente dos veces como siendo perfectamente separados e independientes. En los versículos 35 y 45 tenemos dos separadas enumeraciones de estos cinco:  
Versículo 35
Versículo 45
1.  el hierro,
1.  el hierro,
2.  el barro cocido 
2.   el bronce,
3.  el bronce, 
3.  el barro,
4.  la plata, y
4.  la plata, y,
5.  el oro.
5.  el oro.
                * Tal como en Daniel 1:17; 8:8, 22; 10:4; 11:4.
** Tal como en Daniel 3:25; 7:7, 19, 23. Estas son todas las veces que aparecen ambas palabras en el libro de Daniel.
Aquí, los cinco no solamente se mencionan separadamente, en cuanto a su material; sino también de forma diversa, en cuanto a su orden; para que se distinga así “el barro” como siendo uno de los cinco, y no como parte del de hierro (el “cuarto”) como se hace usualmente.
Los mismos cinco reinos están igualmente claros en la interpretación:
1.vers.38 “Tu eres aquella cabeza de oro” (una) verse 38.
2. Vers.39 “Y después de ti se levantará otro reino…” (dos).
3. Vers. 39 “y luego un tercer reino…(tres).
4. Vers. 40. “y el cuarto reino…”
(cuatro).
5. Vers. 41. “Y lo que viste de los pies y los dedos…”
(cinco).
No precisamos alargarnos en los detalles de la descripción de esta Imagen. Son bien conocidos, y pertenecen tanto al libro de Daniel como al Apocalipsis. Nos contentaremos con su enumeración:
1. El primero de estos Dominios gentiles fue dado por el Dios del Cielo a Nabucodonosor. Fue formalmente tomado de Israel y “ofrecido” a los gentiles. El dominio sobre Jerusalén (así como sobre el poderío gentil) fue lo que marcó especialmente aquel Poderío gentil de todos los demás Poderíos gentiles que había, o podía haber, en el mundo en ese tiempo.
Los Poderíos que siguieron al de Babilonia sucesivamente mantuvieron a Jerusalén bajo su posesión; y cada uno sucediendo al otro, por conquista, en la obtención y sujeción de dicha posesión.
2. El Segundo fue el Medo Persa
3. El tercero fue Grecia.
4. El cuarto fue Roma.
5. El quinto fue, o bien el poderío presente, que sucedió a Roma en 636-7, y está todavía dominando a Jerusalén, cumpliendo así la profecía del Señor en Lucas 21:24; o entonces es todavía un poderío futuro, que esté para manifestarse en la Sunteleia después de que la Iglesia haya sido quitada de la tierra: en ese caso la profecía del Señor en Lucas 21:24 se referiría a algún futuro “Hollar” como el que se menciona en Ap. 11:1, 2.
La interpretación común toma los “pies y los dedos” como parte de las “piernas”, y divide el cuarto poder en dos manifestaciones: una pasada, y la otra futura. Pero, mismo en este caso, la futura manifestación del cuarto todavía podría ser denominada el quinto en cuanto a su orden numérico.
Está claro, la mezcla de “barro y hierro” no podemos dejarla fuera de nuestro cálculo como no podemos dejar los otros cuatro metales.
¿Pero qué es lo que parece ser este quinto poder? Es en parte fuerte y en parte frágil*; es decir, en el cohabitan “la fuerza del hierro”, y la “fragilidad del barro cocido”. No puede existir una verdadera unión entre estas dos características de este quinto reino. Podrá ser meramente una mezcla mecánica como la del hierro y del vaso de barro; porque, verdaderamente se ha dicho que, “el hierro no se mezclar con el barro” (Daniel 2: 43). 
* Este es el significado de la palabra Caldea (…) (tevar). La palabra no aparece en ninguna otra parte, aunque existen otras cerca de sesenta palabras que se traducen  quiebra.  
Por un lado tenemos un quinto poder que actualmente sucede al cuarto poderío, así como el cuarto sucedió al tercero, el tercero sucedió al segundo, y el segundo sucedió al primero.
Ninguno de estos, por lo menos que nosotros sepamos, ejercitó nunca el dominio universal que le fue otorgado al primero; pero lo que marcó la verdadera sucesión fue el Dominio sobre el Territorio de Dios y la Ciudad de Dios, al mismo tiempo que Israel era excluido del lugar y poderío que le había sido transferido, y se encargaba a los gentiles.
Cuando el Señor (en Lucas 21:24) pronunció aquella profecía del hollar de Jerusalén a través de los gentiles (no “las naciones”), el cuarto poderío gentil estaba ejercitando dominio sobre el Territorio. ¿A qué hollar se refería? ¿Se refirió al poderío que sucedió actualmente al cuarto en  636-7? ¿O se refería a un hollar que es todavía futuro?  E  ¿ignora y pasa por alto el presente hollar, el cual deja para al final, entre tanto que todos los otros cuatro se pongan juntos? 
Cualquiera que sea la respuesta que podamos darle a estas preguntas, todos debemos concordar que después de que la Iglesia haya sido raptada; y se hayan dado los pasos para reinstalar a Israel en su propio Territorio, debe haber necesariamente algún poderío gentil en posesión.  
El comienzo de la Sunteleia  debe hallar ejercitando la soberanía sobre la Ciudad y el Territorio algún tipo de poderío gentil; y no podemos negar que el poderío presente actual en posesión tal vez sea el poderío que allí se halle cuando Israel vuelva a estar en conexión nuevamente con el Territorio.
Se deben dar, por supuesto, rápidos y repentinos cambios algún día en el Oriente Próximo. Pero sea lo que sea que suceda, el poder que entonces esté en posesión será el quinto, referido en Daniel 2, y en las palabras del ángel, pronunciadas en el punto particular del Día del Señor referido en Ap. 17:10, que será verdad tanto del poderío gentil así como de las “cabezas” individuales, o reyes, que deben surgir en el nuevo Estado Judío, después de su reinserción; e inmediatamente antes del pacto que el Anticristo hará con Israel al principio del Telos, o la setentava semana de Daniel 9. 
El Movimiento Sionista comenzó con el primer Congreso Nacional en 1896, y ha hecho grandes avances desde entonces. Otras mudanzas en los Estados Balcanes, y en la Constitución de Turquía, que han tenido lugar tan inesperadamente en 1908, nos muestra cuán repentinamente puede un cambio suceder que lleve al re-asentamiento de los judíos en su propio territorio, al principio, bajo la gobernación del Sultán; y prepare el camino para el surgimiento de la Bestia, primero, en su estado mortal como la séptima cabeza, y después en su estado sobrehumano como el octavo rey.
El sueño no le fue dado a Nabucodonosor sino hasta después de que su parte en el propio sueño se hubiese cumplido. Las palabras, “Tú eres aquella cabeza de oro”, no fueron pronunciadas sino hasta algunos años después de que él ya hubiese sido hecho la “cabeza”, cuando primero vino contra Jerusalén.  
Está claro, por tanto, que la fecha del sueño y su interpretación no es la fecha en la cual reconocemos el comienzo de los tiempos de los dominios gentiles; porque ya anteriormente habían tenido inicio, y aquel dominio ya era un hecho consumado al tiempo que se dio el sueño.
También está claro que la fecha de la toma de Jerusalén y el incendio del Templo tampoco es el comienzo de “el tiempo de los gentiles,” o del dominio gentil; sobre todo al tener en cuenta que Nabucodonosor sitió a Jerusalén en el año diecinueve de su reinado, y que ya ejercitaba un poderío de Sultán desde hacía muchos años antes. Porque primeramente había venido contra Jerusalén en el octavo año de Joacim, y Joacim le sirvió durante tres años (2ª Reyes 24:1). Después su hijo Joaquín reinó tres meses –contado un año (2ª Reyes 24:8), cuando Nabucodonosor vino contra Jerusalén, y le envío como prisionero a Babilonia en el octavo año del reinado de Nabucodonosor (2ª Reyes 24:12).   
Después, Nabucodonosor levantó a Sedequías como rey en lugar de Joaquín (su tío), y reinó en Jerusalén durante once años (2ª Reyes 25:2); pero habiéndose este rebelado y procurando obtener nuevamente su independencia (2ª Reyes 24:20), Nabucodonosor vino una vez más contra Jerusalén, y la tomó finalmente en el año diecinueve de su reinado (correspondiendo con el año once de Sedequías, 2ª Reyes 25:8). No fue sino al año veintitrés de su reinado que Nabucodonosor completó el traslado del pueblo (Jeremías 52:30). Ahora bien, si el Espíritu Santo calcula los actos de Nabucodonosor, no por la fecha del año, sino por el año de su reinado, entonces tenemos una clara indicación de que tenemos que considerar los años de la misma manera, y decir que “los tiempos de los gentiles”  comenzaron el primer año del reinado de aquel de quien más tarde se diría, “Tú eres aquella cabeza de oro”.
Si esto es así, entonces tenemos un periodo de por lo menos veintitrés años separados de, y señalando el comienzo de, esos tiempos del dominio gentil sobre el Territorio, la Ciudad, y el Pueblo.
¿Por qué no podría ser el cierre del periodo de estos tiempos gentiles (denominado la Sunteleia) señalado por un número de años correspondiente o similar (23 o más)?
Nosotros creemos que hay un doble cumplimiento; primero en Reinos. Después en Reyes. Hasta el presente, ha habido cuatro reinos, como hemos enumerado arriba (Babilonia, Medo Persa, Grecia y Roma), después entonces tenemos el quinto, presente o todavía futuro. El Reino de la Bestia será el sexto, y el séptimo será “el Reino de nuestro Señor, y de Su Cristo.” Siendo los Reinos considerados distintos de los Reyes.
Pues, de igual manera, al tiempo del fin (en la Sunteleia), habrá cinco individuos que contenderán breve y sucesivamente por independencia, y entonces el sexto (“aquel uno” referido al punto del tiempo de la Visión); será seguido por la Bestia, quien será “la séptima cabeza” en su estado mortal durante 3 años y ½ , y después “el octavo” rey en su estado sobrehumano durante los siguientes 3 años y ½ (la última mitad de los siete años referidos en Daniel 9:27).  
Hubo tres reyes en Jerusalén que lucharon por independencia, y a quienes Nabucodonosor derrotó y castigó. ¿Por qué no podría haber cinco individuos en la Sunteleia que lleven a los judíos a pelear de la misma manera contra el poderío de la Sultanía Mahometana?
Leemos  de  “cinco reyes” y el “sexto” en Ap. 17:10. Los Judíos bajo protección de estos deben rebelarse contra el poderío de la Sultanía y finalmente “harán un pacto” con el séptimo, la Bestia (Daniel 9:27), para reconquistar su completa independencia.
Esto sería por supuesto en el estado mortal de estos cinco reyes, y del sexto así como del séptimo. La duración del estado mortal de la Bestia, como la séptima cabeza, será, sabemos, solamente de 3 años ½.* El surgimiento y la caída de los otros reyes debe ser también de muy corta duración. Para el cumplimiento de Apocalipsis 17:10 serían suficientes unos pocos años.
* Y su estado sobrehumano será de un similar periodo.
Daniel 11 muestra cómo los judíos se verán afectados por aquel que en su curso mortal es el primer rey de Siria: y después, en el enraizamiento de tres de los reyes, pasa a ser la séptima cabeza del poderío gentil. 
Al punto contemplado en la Visión (Ap. 17:10) esta quinta cabeza habrá ya caído: La quinta cabeza del dominio Gentil sobre Jerusalén; así como el quinto de estos últimos reyes individuales en su estado mortal. Así debe marcar un punto correlativo una importante época, porque es del “sexto” rey que se ha dicho, en esta unión “uno es”. Del “séptimo”, en ese momento, se dice que él “no es” pero está en ese momento a punto de aparecer y “estar presente”.
Durante los años de la Sunteleia, o consumación, habrá suficiente tiempo para que el valle del Éufrates se desarrolle y Babilonia sea reedificada. Será necesario que sea reedificada por el hecho de que nunca antes ha sido destruida de la manera que está profetizado. La posterior evidencia de eso debemos reservarla hasta que lleguemos al cap. 18.
Una cosa sabemos, y es que Dios cumplirá todo lo que ha predicho; y, si nos referimos a los hechos o movimientos del presente, lo haremos solamente para mostrar cuán simple y fácil puede todo suceder; y además tan naturalmente, como para ser apenas notado excepto por aquellos que “conozcan los tiempos”.
Con respecto a la Bestia, propiamente, se nos dice a seguir en este versículo 8, que la Bestia descrita “subirá del Abismo y va a perdición”. Vemos esta ascensión en el cap. 13:1. Esta es la Bestia en su estado sobrehumano. Porque Juan vio la marca de la herida en él. Y Juan se maravilló. Todos se maravillarán con esta manifestación, y el objeto de este deslumbramiento es esta Bestia que “era, y no es, y se presentará”. Los poderíos mundanos son, cuando se representan como “la Bestia”, siempre vistos como uno. La Bestia nunca se ve separado de sus siete cabezas y diez cuernos; si es así, deben ser contemporáneos.
En el cap. 17, la Bestia es vista tanto como un individuo, como colectivamente. El Dragón en el cielo comprende siete cabezas y diez cuernos; sin embargo, cuando se habla del individuo único que dirige todos los movimientos del Poderío del Dragón, se refiere a Satanás (cap.11:7; 13:5. Compare con Daniel 7:11; 11:36). Pues igual sucede en el caso de aquel que sea la cabeza ejecutiva de las siete, y sea referida a todas las partes que componen la Bestia
Al término de su estado mortal, esto es, los primeros 3 años y ½, recibe su herida de muerte; y  por eso en ese periodo, antes de que suba del Abismo en su forma sobrehumana, se puede realmente decir que él “estaba” y “estará presente”. Y podrá además ser verdaderamente dicho, al momento de tiempo referido por el ángel, “y no es”. *
*Vea Gen.5:24, que explica este tema. Igual que se dijo de Enoc que “no estaba” en la tierra, sino en el cielo, al punto que fue arrebatado: Así se dirá de la Bestia, que él “no está” en la tierra, porque en ese entonces había sido lanzado al Abismo.
Este “no es” no significa que nunca haya existido, porque la misma expresión conlleva eso mismo; no se podría emplear hablando de alguien que no hubiese tenido existencia alguna. Tal como de Cristo mismo, relativamente, con respecto a la tierra, se puede en este presente momento realmente decir que él era y no es, y estará presente aquí otra vez.  Pero por supuesto con respecto a Sí Mismo absolutamente, “Él era, y es, y está por llegar”.  
El versículo siguiente conecta esta Bestia directamente con la Bestia del cap. 13, por eso se añade:
9- Esto, para la mente que tenga sabiduría.] Esta repetición de 13:18 identifica y conecta estos dos capítulos. “Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento cuente el número de la bestia, pues es número de hombre” (Vea encima, en 13:18). La palabra traducida “mente” en 17:9, y “entendimiento” en 13:18, es la misma, esto es, Vous (nous).Y esta “sabiduría” es, para entender que, aunque se vea una “Bestia” en la visión, no significa una Bestia salvaje, sino una gran personalidad final sobrehumana; es decir, “un hombre” que se mueve por la energía del poder Satánico.
-9. Las seis cabezas son (o representan) siete montes sobre los cuales se sienta la mujer, (-10- ) y son (o representan) siete reyes:] Esta última cláusula la hemos traducido como Alford, RV., y otros. La puntuación de la versión AV. en este versículo tiene muchas faltas. El versículo 9 debería acabar con la palabra “sabiduría”, y lo restante del versículo debería hacer parte del décimo versículo.       
La explicación del ángel no hubiese entonces sido cortada a la mitad, e interpretada separadamente como se hace comúnmente; y los “siete montes” no habrían sido tratados independientemente de la cláusula siguiente que después explica lo que significan. Las “siete montañas” son, de acuerdo con esto, “siete reyes”. No dice que “haya siete reyes” por encima y por debajo, y al lado de las “siete montañas”; sino que las “siete montañas son (es decir, representan) siete reyes.” Las siete cabezas pertenecen a la Bestia sobre las cuales se sienta la mujer. De acuerdo a la estructura de "E., 1.", los versículos 9, y 10 tienen por sujeto los confederados de la Bestia. Ahora bien, las “montañas” no pueden confederarse, pero los reyes sí que pueden. Por eso, aunque se use la palabra “montañas”, se da por entendido que significan “reyes”, para que no cometamos ninguna equivocación. Compare con Zacarías 4:7.
Estas montañas, entonces, no son meros peñascos o tierras rocosas, sino “reyes”. La palabra “montaña” se emplea generalmente como una Figura (Símbolo, o Metáfora, o Metonimia) por un reino. Se emplea sobre Babilonia en sí en Jeremías 51:25, y del reino del Mesías en Daniel 2:35.
Para los intérpretes  tomar  estas literalmente como “montañas”, en el medio de un contexto que los mismos intérpretes toman siendo simbólico; y en la faz de la interpretación dada actualmente por el ángel que “son siete reyes”, es desviarse y perderse  con la palabra de profecía. Aquí se afirma que “son siete reyes”, y nosotros creemos en lo que dice. 
Las siete cabezas no pertenecen a ninguno de los Poderíos del mundo; porque cada reino tenía muchas tales “cabezas” o reyes.
Pertenecen necesariamente a todos ellos, y son vistos como una Bestia, para que así puedan ser vistos perteneciendo a, y haciendo parte de, la totalidad. Eso es por lo que esta Bestia en el cap. 13:2 es parecida con un “leopardo” (la tercera, Grecia), y sus pies como los pies de un “oso” (la segunda, Persia), y su boca como un “león” (la primera, Babilonia). Combina en sí mismo las marcas simbólicas de los demás. 
La mujer (es decir, aquella gran ciudad, vers.18) está sentada sobre muchas aguas (esto es, reinando sobre muchos pueblos, y multitudes, y naciones y lenguas, vers.15), y se ve sentada sobre una bestia vestida de escarlata (es decir, llevada y soportada por todos los reyes y los miembros que componen el cuerpo de la Bestia). Esta será la condición de las cosas al punto de vista referido en la Visión. En este noveno versículo tenemos una descripción acerca de lo que va suceder en la parte inicial  de los primeros 3 años y ½. Es el modo verbal presente, “ESTÁ SENTADA”, y es profético de algo que ahora es todavía futuro. No dice que estaba sentada o que se sentó, sino que ahora está sentada, esto es, no en el momento en que el ángel se lo estaba interpretando a Juan, sino en el momento que tuviese lugar en “el día del Señor”. Es la mujer (es decir, aquella gran ciudad, vers.18), sobre la cual se centra nuestra atención en este versículo, y sobre el sustento que le van a proveer  en ese tiempo. Todos son contemporáneos los unos de los otros; fundidos juntos como el metal se funde para erguir la figura de un hombre.  
Si en los versículos 9 y 10 quisiese decir literalmente montañas, entonces los comentadores están divididos entre Constantinopla, Bruselas, Jerusalén y Roma.
Albert Barnes dice: “Todos los respetables intérpretes concuerdan que se refiere a Roma; tanto sea la Pagana, Cristiana o Papal”.
Si esto es así, entonces debemos contentarnos de ser contados, con muchos otros, entre aquellos que no son “dignos y respetables”. La Roma Papal no puede significar, porque nunca ha tenido siete autoridades reales (de reyes). Tampoco puede significar la Roma Cristiana, porque nunca poseyó autoridad real de ningún tipo. Y la Roma Pagana tampoco, porque no hay siete reyes que puedan ser agregados por los comentadores; y que vaya a ser destruido por la piedra de Daniel 2:35, 45. Vea también Daniel 7:26, 27.
Acerca de estas siete cabezas, o reyes, se añade, que,
-10-. Cinco de ellos han caído, uno (el sexto) es (en este punto de la Visión), y el otro (el séptimo), todavía no ha venido.]  Si esto se interpreta del Dominio Gentil en el punto futuro de la Visión referido por el Ángel; entonces, en cuanto a los dominios, el quinto ya habrá caído: (1) Babilonia, (2) Medo /Persa, (3) Grecia, (4) Roma, (5) Mahometano. El sexto será el Reinado de la Bestia, (7) el séptimo será el Reino de nuestro Señor y de Su Cristo.
Y en cuanto a los individuos, cinco de los siete (y el sexto) habrán obtenido soberanía o independencia para los judíos, y el camino estará listo para que venga el séptimo en su estado mortal.
Los siete son todos de una serie. ¿! Cómo podría el sexto ser Roma, y a la vez ser la Bestia, y contener la totalidad, incluyendo el octavo!?
Si interpretamos estos reinos y reyes de cualquier otra manera, y sobre cualquier otro principio que el ofrecido arriba, nos vemos del todo envueltos en una masa de conflicto de opiniones y especulaciones que son perfectamente aterradoras.
Alford nos aporta (1) Egipto, (2) Nínive, (3) Babilonia, (4) Persia, (5) Grecia (con, por supuesto, Roma para el sexto), ¡y el séptimo el Imperio Cristiano bajo Constantino!
Otros nos dan (1) Asiria, (2) Egipto, (3) Babilonia, (4) Persia, (5) Grecia, (6) Roma, (7) Futura.
Otros (entre los que se sitúa Moses Stuart), dan (1) Julio Cesar, (2) Augusto, (3) Tiberio, (4) Calígula, (5) Claudio, (6) Nerón, (7) Galba. También sugiere comenzar con Augusto, para que se haga Nerón el sexto; pero en este caso desafía del todo a la historia, la cual nombra a Domiciano el Emperador en los días de Juan.
Otros dicen: (1) Rómulo, (2) Pompilius, (3) Tulio Hostilio, (4) Ancus Martius, (5) Tarquino Prisco, (6) Servio Tulio, (7) Tarquino Soberbio.
Otros, confinando la lista a aquellos que sufrieron de muertes violentas, hacen de (1) Julio Cesar, (2) Tiberio, (3) Calígula, (4) Claudio, (5) Nerón, (6) Galba, (7) Oto.
Otros sugieren (1) Faraón, (2) Senaquerib, (3) Belsasar,) (4) Epifanio de Antioquía, (5) Herodes Agripa, (6) Nerón Cesar, (7) Napoleón.
Esto es todo lo que surge a través de los “respetables” intérpretes. ¿No es este tipo de confusiones las que hacen que se trate este libro de cualquier manera menos con respeto? ¿Con cuál de estos y muchos otros hemos de tomar como el significado de las palaras del ángel “cinco han caído, uno es, el otro no ha llegado todavía”?      
Con respecto al poderío Gentil, debemos preguntarnos, ¿por qué iríamos a darle la espalda al principio que Dios tiene asentado y ofrecido cuando dijo a Nabucodonosor, “tú eres esta cabeza de oro”? (Daniel 2:38).
¿Por qué tendríamos que volvernos a Egipto, Asiria, y Nínive; o comenzar con Roma, cuando Dios hace el comienzo en Babilonia?
Y con respecto a los individuos, ¿por qué tendríamos que hacer de todos los siete reyes como si perteneciesen a uno de los cuatro poderíos mundanos, cuando es la Bestia que representa la totalidad? Si lo confinamos a uno: al cuarto, habría más de siete cabezas. Y si incluimos todas las “cabezas” o “reyes” con el contenido total, entonces tenemos tantos que es completamente imposible hacer lo que sea con ellos en conexión con la interpretación de estas profecías.

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