SORPRESA! DE “EL ARQUITECTO DE ZOE” Por Juan Luis Molina
PRIMERA CARTA
¡SORPRESA!
“Hay muchas escrituras que hablan de las glorias de
estos mil años (del Milenio o reinado de Cristo sobre la tierra). Nosotros solo
podemos resumirlas, y muy brevemente: Esos años serán caracterizados por (1) la
ausencia de Satanás; (2) la restauración de la tierra: muchas maravillas
físicas, convirtiendo sus desiertos en jardines, y volviendo sus sequedales en
botones como los de la rosa; (3) mudanzas en la luna, y las estrellas, las
cuales influenciarán el clima y los frutos de la tierra; (4) Cambios de la
naturaleza y de los hábitos de los animales salvajes; (5) un gobierno justo, lo
cual es hoy en día la primera y más grande de las necesidades en el mundo. Y
(6) una vida prolongada y repleta de salud.” ( De “Apocalipsis o El Día del Señor”).
Ahora Yo me
manifestaré en los que han sido cogidos de Sorpresa, y hayan sido transportados
a Mi esfera y transformados en Cristo. Por Mis Manos en Cristo,
asistiréis primero a Mis juicios. Veréis la justa sentencia que le hice a la
Serpiente al principio de Mis Escrituras y la que dictaminé sobre el hombre. Mi
sentencia, como veis, también había sido grabada en las estrellas. Ahora voy a
mostraros cómo YO vuestro Dios lo hice todo y lo acabé.
Es natural que
se estén dando hechos naturales y espirituales que confirmen los tiempos de
Dios. Sanidades, sueños, revelaciones y comezón de oír, son constantes ahora.
Siempre lo han sido, pero ahora son más abundantes y visibles para los hombres
en el mundo. El mundo de los espíritus inmundos también está más revuelto que
nunca. Las disputas y celos amargos que corren en su reino, son de cerca
secundadas por las evidencias de los periódicos y espacios informativos en el
mundo del hombre. Cada día son más visibles y palpables a nuestro alrededor los
escenarios asombrosos que testifican los crímenes en el mundo y la corrupción
de la Iglesia. Satanás esta desquiciado y dejándose conocer porque sabe que le
resta poco tiempo. Está saliendo de la cueva que lo hacía invisible y
exhibiendo sin pudor sus inmundicias, como una Gran Ramera. . Es bueno para
nuestros ojos que veamos a ese gusano sujetándose a nuestro Dios, aunque el
gozo que tenemos delante es bien mayor. Es cierto que ver a este “individuo”
con los ojos de Cristo siendo arrestado por la Mano Poderosa de nuestro Abba,
es un privilegio actual de quien se conecte a la Cabeza de Su Cuerpo que es
Cristo, y Dios precisa de miembros despiertos en el Cuerpo que “aten” con Él
estas cosas en el Cielo, para que las ate Él aquí y las haga suceder cuanto
antes en esta Tierra. Pero sin embargo, aun es un privilegio mayor contemplar
lo que vendrá después, las bendiciones del Milenio en un mundo nuevo con
jerarquía y orden Divino por gobierno exclusivo del Rey de reyes y Señor de
señores.
Esta Visión es parte de las sorpresas que habitan en el Gran Secreto que
en Cristo se revelan. La verdad revelada de Dios en Cristo contiene estas
sorpresas. Son cosas que no han oído ni subido al corazón de hombre alguno, y
que Dios preparó para los que le aman.
TODO LO QUE SUCEDE EN LA TIERRA - YA HA SUCEDIDO EN SUS CIELOS.
¡Es enorme la sorpresa! Nos quedamos fascinados cuando se nos abre el
entendimiento y se despliega ante nuestros ojos su esencia, la incomparable
belleza y fragancia que respiran todas sus cosas, en la esfera espiritual del
Padre. Todos los hombres verán la dimensión hermano mío que es opuesta y
enemiga del mundo carnal en que nacieron. La dimensión de Dios, explicada por
Si Mismo. No es de extrañar que estemos admirados, que nos quedemos atónitos y
como niños saboreando el especial color de todas Sus cosas nuevas ahora,
oliendo la suave fragancia que contienen habiendo en Cristo sido abierto Su
Dimensión, porque he aquí que todo en esta fértil tierra es cosa deliciosa,
nueva y fresca. Todo aquí es diferente.
Amadísimo
Teófilo, el ojo humano y los sentidos del hombre, sólo pueden captar el reflejo
de la vida natural - de las cosas que se ven. Sin
embargo, por ese medio, son absolutamente incapaces de captar cualquier cosa
que pertenezca a la gloria de la Esfera Divina. La
naturaleza de todos los seres vivos que nacen en el mundo, sin excepción, es
perfectamente estéril en esta materia y cometido; no posee las herramientas
necesarias que le permitan acceder a los asuntos celestiales o divinos, ni
tiene, en sí misma, los mapas que le indiquen el Camino. Así que por si el hombre no puede dejar de ser
embebido de corrupción, porque no solo su sangre viene con su sello cuando
nace, sino que ya antes de que naciera había un sistema en el mundo que le
hacía preso y esclavo de él, cegándole su entendimiento de Dios. ¡Pero Dios
siempre se ha movido en medio de todo ese mundo, atento y esperando
pacientemente que “alguno” le procurase de “todo corazón”, y darse a Sí Mismo a
conocer! Y Dios siguió haciendo con “estos pocos” Sus propósitos sobre la
tierra.
Estas Visiones
no pueden ser de imaginación alguna de hombre, puesto que no puede el hombre
como viene al mundo, conocer nada sino de su propia esfera. Todo esto es
sabiduría de Dios, abierta en el espíritu para que conozcamos todas Sus cosas.
Sin embargo toda su sabiduría, todo lo que el hombre asimila en el corazón o
sede de su vida íntima y personal, brota única y exclusivamente del mundo
sensorial que le rodea, y no puede conocer con ella esta sabiduría invisible de
Dios.
Solo en Cristo
se abre Dios, y lo que Cristo contempla ahora y solo tiene ojos para Su Padre,
se enamora viendo Su Gloria expandiéndose, las huestes de Satán replegándose, y
produciendo y causando con Su Gloria una separación en el mundo sin
precedentes. Actual y presente.
El
Cirujano que está dividiéndolo todo es Quién está sentado en el Trono, y su
bisturí separando las aguas se llama Cristo. Y Cristo acabará en breve por
encadenar a la Serpiente. Durante Mil Años Satanás empodrecerá en estas
mazmorras no hechas de manos de hombres, sino que son de confección Divina,
hechas con un material muy capacitado para sujetar agarrotado al gusano… y a
todas sus moscas. ¡Imagínate un mundo sin moscas inmundas en el aire! …pues en
Cristo ese es el nuevo mundo que se VE, y es más alto, largo, ancho y profundo
que pensamos o imaginamos nosotros, y por supuesto bien más real.
EL ABISMO
Existe un abismo, por tanto, entre las dos dimensiones o esferas, y sin
Cristo no se puede navegar en la Divina. Pero en Cristo se abre Dios. Ninguno
de los recursos naturales con los que nace podrá jamás darle a conocer al
hombre lo que habita en este espacio espiritual Divino. Si Dios no hubiese
abierto una Puerta que
derribase la separación del hombre en el abismo con Dios, el hombre pura
y simplemente permanecería velado, y confinados solo a este mundo y a su
muerte. Sí, es verdad que el hombre puede reconocer
entre “las cosas que se ven”
con los sentidos que le dio a luz su madre, que hay un Autor por detrás
firmando con Su dedo toda Su obra. Pero aunque pueda el hombre reconocer
un Autor por detrás de las cosas hechas por
Él que se ven, la
mente invisible del
Creador, sin embargo, le está velada. Sólo se abre Su revelación para quien
atraviese Su puerta única para
Sus cosas invisibles. Cristo
es la entrada al Padre. O aceptamos, o despreciamos Su único acceso para
conocer TODAS SUS COSAS. No hay término medio ni mezclas que se le puedan
hacer. No hay otro “medio” para
conocer al Padre de toda la Creación.
Y ya no vivo más yo, sino que Cristo vive en mí, y esta nueva criatura es igual
de eterna que Su Padre. Vivir en Cristo es vivir la vida eterna, y alabar y
adorar embelesados la Gloria del Padre, que en Su Presencia contemplamos todos
los días.
Cristo es ahora y será eternamente, amado Teófilo, nuestra única puerta
de acceso a la presencia del Padre, y
Su Palabra viva en nuestro Cristo es el espejo donde se refleja y comprobamos,
cómo es, nuestra nueva imagen a los ojos de Dios: Donde sabemos quiénes somos
ahora a los Ojos de Dios. En Cristo somos el Gran Secreto exhibido en todo el
Orbe de nuestro Abba Padre, Dios Todopoderoso y Creador de todo.
Nosotros en Cristo somos Su ORO REFINADO purificado en vasos
de barro siete veces que anuncian Su Gloria.
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