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"EL APOCALIPSIS O EL DÍA DEL SEÑOR" Por E. W. Bullinger - LA SÉPTIMA ( Y ÚLTIMA) VISIÓN “EN EL CIELO” - Publicación No. 19


Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, 
y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca. 
Apocalipsis 1:3

Por
E.W. Bullinger, D.D.
Segunda edición
(Revisada y corregida)
1909
Traducción al español por Juan Luis Molina
Con la colaboración de
Claudia Juárez Garbalena



LA SÉPTIMA VisiÓn "EN EL CIELO".
H7. Cap. 19: 1-16.
Las Locuciones y los Actos finales celestiales.

Ahora llegamos a la última de las siete Visiones vistas “en el Cielo”, que es el tema del cap. 19:1 a 16, y que nos da las Locuciones y Actos que nos llevan a, explicar, e introducir los cinco juicios concluyentes que cierran las cosas del Tiempo, e introducen lo que llamamos el Estado Eterno.  
Esta última Visión “en el Cielo” se divide en dos partes, teniendo cada una su propia e independiente construcción. La primera contiene las palabras de las voces celestiales; y la segunda describe las acciones de los seres celestiales.
H7. 19: 1-16. La Séptima (y última) Visión “En el Cielo”.
H7 |     P | 19: 1-10. Las Locuciones Finales Celestiales.
         
Q | 19: 11-16. Las Acciones Finales Celestiales.
Estas a su vez precisan de ser expandidas, para poder ver la belleza y el alcance de cada una.
Ya hemos llamado la atención para las diecisiete Locuciones Celestiales en estas siete Visiones “en el Cielo”; y señalado que diez de ellas ocurren en la primera y en la última, seis en la primera (caps. 4 y 5), y cuatro en la última (cap. 19:1 a 10). Pareciera como si todo el cielo se hubiese puesto en movimiento al primer anuncio y abierto estos juicios finales, que acaban en la expulsión del Usurpador de la tierra: y todo el cielo fuese sacudido cuando llegamos a las escenas finales de estos juicios. 
Es solamente en la primera y la última de estas Visiones “en el Cielo”, que tenemos las locuciones de los cuatro Zoa. Solamente en el primer anuncio alaban a Dios porque el tiempo ha llegado para que Él interfiera en los asuntos de este mundo, y liquidar Su gran controversia con él y con Satanás, y una vez más en el cap. 19, cuando aquella gran controversia tenga su cierre.
Solamente en estas dos ocasiones, y en estas dos Visiones escuchamos sus voces y oímos sus significativas locuciones. En todas las demás Visiones se hallan en silencio.
Esto nos muestra que nos aproximamos del fin; y nos prepara para los actos Celestiales finales (19:11 a 16).
La estructura no parece estar gobernada aquí por las locuciones en sí mismas. El movimiento celestial no se reduce al orden de la forma literaria. Sin embargo la estructura, en su totalidad, es perfecta, y las locuciones son significativamente señaladas por ser alternadas con postración y adoración: primero, de los Ancianos; y después de Juan. Esto nos parece muy significativo, así como lo es también la voz de la “gran multitud”. (Vea la Estructura más abajo).
En A y A tenemos la primera de las cuatro locuciones, mientras que en B y B tenemos a la Ramera y la Esposa puestas en un fuerte y severo contraste; el de la primera en B, y el vestuario y las bendiciones de la otra en B.
En C y C tenemos la postración de los adoradores. En C la de los Ancianos; y en C la de Juan. Esto se combina con una exhortación en cada caso: dirigida en C a los siervos; y en C a los consiervos de Juan.
Las cuatro locuciones están colocadas de tal forma que en la 1ª y 4ª tenemos las voces de mucha gente concernientes a las dos simbólicas mujeres—  la ramera y la esposa; mientras que en la 2ª y 3ª tenemos las voces provenientes del Trono concernientes a Dios.
x | Mucha gente (concerniente a la ramera). (verss -1-3-).
        y | Ancianos y Zoa (adoración a Dios). (vers. 4). 
        y
| Voz proveniente del Trono (alabanza a Dios). (vers.
5). 
x
| Gran multitud (concerniente a la esposa). (verss. -6-7).
Veremos que en los dos miembros centrales tenemos el Trono y Dios por su tema o sujeto. En el primero tenemos la adoración a Dios (vers. 4); y en el posterior la alabanza a Dios (vers. 5). En el primero, los Ancianos y los Zoa se postran ante el Trono; en el posterior, La Voz proviene del Trono.
En el primero y cuarto miembro (porque estas cuatro locuciones están colocadas como una Introversión o interrelación)  tenemos la correspondencia de la “multitud de gente” del vers. 1; y la “gran multitud” del vers. 6. También tenemos el vivo contraste entre la destrucción de la Ramera y las Bendiciones de la Esposa.
Esta hermosa Estructura nos muestra la importancia del tema que se nos pone   delante nuestro en este capítulo; y en las Locuciones Celestiales finales vamos a oír revelada la solemnidad de los juicios finales que son posteriormente descritos.
Todo es perfecto; porque todo es Divino. Las locuciones encierran las comunicaciones Divinas; y los cinco concluyentes juicios acaban con el gran Conflicto, que comenzó en Génesis 3:15, y acaba en Ap. 20.
La siguiente es la estructura de la totalidad del miembro P, 19: 1-10, conteniendo las últimas Locuciones Celestiales:
P., 19: 1-10. Las Locuciones Celestiales Finales.
P |     A |     a | 19: 1-. La Voz de la gran multitud.
                           b |     d | -1.  Aleluya. (1ª  Locución)
                                            e | 2, 3.  Razón o Motivo.
                                                    B | -3.  El humo y destrucción de la Ramera.
                                                            C |     f | 4.  Postración de los Ancianos (2ª Locución).
                                                                             g | 5.  Exhortación proveniente del Trono (3ª  Locución) a los siervos de Dios (Positivo).
        A |     a | 19: 6-. La Voz de la gran multitud.
                          b |     d | -6-7. Aleluya (4ª Locución).
                                            e | 7. Razón o Motivo.
                                                    B | 8, 9.  El vestuario y las bendiciones de la Esposa.
                                                            C |     f | -9, 10.  Postración de Juan.
                                                                             g | -10.  Exhortación del Ángel a Juan, y sus consiervos (Negativo).
                                                                                    
a.       19:1-. La Voz de la gran Multitud.

1-. Después de esto oí una gran voz de gran multitud en el cielo, que decía] Esto nos da un firme fundamento al notificarnos que la Visión ha vuelto de nuevo a, y es vista por la séptima y última vez, “en el Cielo”. Las voces que vamos ahora a escuchar, y las palabras que vamos a oír nos prepararán para, y nos explican, todo lo que está a punto de tener lugar. Habiendo sida destruida Babilonia, aparece la exhortación, “Alégrate sobre ella, cielo” (18:20). Aquí tenemos la obediencia al mandamiento, y todo el cielo se regocija. Los habitantes de Babilonia han gritado “¡Ay, ay!” Sus mercaderes lloraron y lamentaron porque su Mercado ha desaparecido. Ahora todo el cielo se regocija debido a la liberación que ha llegado; y gritan “¡Aleluya….Aleluya!”     

b. 19: -1. La Primera Locución.
"Aleluya! La salvación (y honra) y la gloria y el poder del Señor Dios nuestro (han venido)"]. Las adscripciones son tres, y no cuatro, si omitimos “y honra” como todos los mejores y más antiguos manuscritos hacen. La locución es elíptica, porque no existe verbo alguno. Un verbo, por tanto, debe ser suplido. La RV y Alford suplen con “pertenecen a”, pero difícilmente concuerda con su traducción revisada; podemos por otra parte suplirlo con sean dados a. Nos parece casi mejor dejar las palabras como están arriba, y añadir como hemos hecho, al final, “han venido”. Porque eso es lo que la locución de la gran multitud celebra, en la razón, que se añade inmediatamente a seguir.      
Esta es la primera vez que aparece la palabra Aleluya en el Nuevo Testamento. Es una composición de la palabra hebrea (…) (hallelu-jah) alabad a Jehová. Aparece veintiocho veces en el Antiguo y el Nuevo Testamento; veinticuatro en el Antiguo Testamento, y cuatro en el Nuevo Testamento.
La escritura griega en el Nuevo Testamento es (...) allelouia, y la palabra se deja sin traducir. En el Antiguo Testamento la palabra siempre se traduce "alaba al Señor". Seis veces se da en el margen, como en el hebreo, Aleluya (Salmo 111:1; 118: 1; 113: 1; 146: 1; 148: 1; 150: 1). En la RV se traduce como "alabad al Señor", y teniendo en cuenta siempre como Hallelujah en el margen, a excepción de una vez (135: 3). En el Nuevo Testamento, los revisores no la tradujeron, pero le dan en el Texto con la escritura hebrea, "Hallelujah".
La primera ocurrencia de la palabra Aleluya en el Antiguo Testamento corresponde de una manera muy significativa con su aparición en el Nuevo. La encontramos por primera vez en Salmos 104:35.
"Sean consumidos de la tierra los pecadores,
y los impíos dejen de ser.
Bendice alma mía a Jehová.
Aleluya."
Igual que aquí, en Ap. 19:1. La locución comienza y acaba con la palabra “Aleluya”; y Jehová es alabado por una razón similar, porque a su tiempo llega la salvación y la gloria y el poder de Dios, manifestado en el juicio del cap. 18, y en 19: 11-16, donde los pecadores serán consumidos fuera de la tierra, y los perversos ya no serán más; y cuando el pueblo de Dios sea vengado.
La locución, comenzando (vers.1) y acabando (vers.3) con las mismas palabras, es la Figura Epanadiplosis, que enfatiza la declaración, señalándola como siendo completa y como siendo importante.  
! Si! a su tiempo llegará. La salvación, con la completa y final liberación de todo lo que usurpó Satanás en la tierra.
Acerca del motivo por qué los pueblos de la tierra lamentan, la gran multitud en el cielo se regocija. En vez de decir “¡Ay, ay!”  Estos dicen “! Aleluya!… ¡Aleluya!” Tan contraria y enemiga es la estimación del Cielo de las cosas de este mundo. Es un agradecimiento por venganza y revancha. Pertenece, por tanto, a la futura dispensación de juicio, y no a la presente dispensación de gracia.
La iglesia dice “Aleluya” hoy en día sobre la tierra (aunque, ¡ay! es lo que ha llegado a ser algo común por Aleluya, por no decir un casi insignificante improperio, tal como decimos “oye, oye,” en las palabras de meros mortales). Aquí, y en la Biblia la palabra se asocia sin embargo con el más terrible juicio de Dios sobre sus propios enemigos y de Su pueblo; y es el grito de alabanza por la completa venganza.
e. 19: 2, 3-. La Razón.
2. "Porque sus juicios son verdaderos y justos; pues ha juzgado a la gran ramera que ha corrompido a la tierra con su fornicación, y ha vengado la sangre de sus siervos de la mano de ella". 
3. Y otra vez dijeron, 
"Aleluya."]

Así, pues, el tema especial que lleva a todo el cielo a alabar es que, el juicio sobre Babilonia se cumple a su tiempo, y la sangre de todos los santos de Dios es vengada.
Aquí la referencia recae en la “canción de Moisés” (Dt. 32:43).
"Alabad, naciones, a su pueblo;
Porque Él vengará la sangre de sus siervos,
y hará expiación por la tierra
y por su pueblo".
El clamor había sido (Ap. 6:10): “¿Hasta cuándo Señor, santo y verdadero no juzgas, y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra?”
Los Canticos, y Loores y Regocijos bien son pronunciados, porque a su tiempo este clamor ha sido respondido, y ha venido este juicio.
B, 19:-3. El Humo, y Destrucción de la Gran Ramera.
-3. Y el humo de ella sube por los siglos de los siglos.] La destrucción de la Gran Ramera está puesta en contraste (por la estructura) con los versículos 8 y 9, donde (en B) tenemos el vestuario y las bendiciones de la esposa. Es igual que la destrucción de Sodoma y Gomorra, que sufrió “la venganza del fuego eterno). Hay fuegos eternos que son inextinguibles. Este es el fuego que destruirá al final a Babilonia. Está registrado en el cap. 14:11 (vea 18:9).      
  
f. 19: 4. La Postración de los Ancianos: y la Segunda Locución.
4. Y los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes se postraron en tierra y adoraron a Dios, que estaba sentado en el Trono, y decían:
¡Amén! ¡Aleluya!]
Los ancianos aparecen ahora de nuevo. Ya hemos visto antes (en el cap. 9, 10), que no son la iglesia, ni tampoco hombres, y no son redimidos; aunque si hablen de redención. Esta es la última vez que se mencionan. Aparecieron primero cuando se establece el Trono para el juicio.  
No aparecen más después de que ese juicio se haya cumplido. Se limitan a decir de una forma simple, pero significativa "Amén" - sometidos en todo lo que se ha hecho, "Aleluya" - alabando a Jehová que ha completado  la venganza. Su postración se encuentra en correspondencia con la postración de Juan en "f", versículo 10, y, como una exhortación que se había dado a Juan el consiervo amado, así aquí, a los siervos de Dios, se les da:
 g. 19: 5. La Exhortación a la Alabanza.
5. Y salió del trono una voz que decía, 
"Alabad a nuestro Dios todos sus siervos (Salmo 134: 1).]
Y  los que teméis, así pequeños como grandes. (Salmos 115:13)
Aquí tenemos dos referencias distintas a los Salmos, eso muestra que la interpretación que se le ponga a estas palabras tiene que estar en conexión con el Pueblo terrenal de Dios; porque este es el Pueblo y el Tiempo al cual el salmista se refiere. El propósito de la alabanza sigue siendo los juicios de Dios. No se nos dice de dónde procede la Voz; solamente sabemos que proviene de un puesto autoritario. Del Rey venidero, del cual en Su humillación, fue profetizado (Salmos 22:22, 23, 25);   
"Anunciaré tu nombre a mis hermanos:
En medio de la congregación te alabaré.
Los que teméis a Jehová, alabadle;
Glorificadle, descendencia toda de Jacob
Y temedle vosotros, descendencia toda de Israel”.
La razón es dada en los versículos 27, 28: 
"Porque de Jehová es el Reino;
y Él regirá a las naciones."
Ahora llegará el momento del cumplimiento de Mateo 5:10, 12. “Benditos son aquellos que son perseguidos por causa de la justicia; porque de ellos es el reino de los cielos”.”Alegraos y regocijaos en gran manera, porque grande es vuestra recompensa en el cielo.”
Esta difícilmente podría ser la voz de Cristo, porque Él no se asocia con nosotros en esta clase de relación. Todo lo contrario. Él propio se distinguió a Sí mismo de Su pueblo, y dijo, “Mi Padre y vuestro Padre, mi Dios y vuestro Dios” (Juan 20:17). Vea Hebreos 2:11.
a, 19: 6, 7. La Voz de la gran Multitud y la Cuarta Locución.
6, 7. Y oí como la voz de una gran multitud como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decía, 
" Aleluya! Porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina.
Gocémonos y alegrémonos,
y démosle gloria:
porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado."
]
            Si aquí introducimos a la Iglesia de las Epístolas Paulinas y el Gran Misterio, nunca vamos a tener un claro entendimiento de estas locuciones celestiales.
Algunos ya habrán pensado que no sería necesario hacer esta declaración, considerando que tenemos tantas referencias a Israel, o al remanente elegido de Israel, en el Antiguo Testamento.  Y que estas referencias no tienen nada que ver respecto de la Iglesia, la cual es el tema o sujeto de una revelación subsecuente.
En cuanto a la comunión de Dios con Israel, es el re atamiento de una comunión anterior. El Antiguo Testamento habla del casamiento entre el Señor y Su Pueblo una y otra vez. En cuanto a la Iglesia de Dios, las Escrituras del Nuevo Testamento establecen, tan claro como es posible, que fue “escondida en Dios”. Marcos, no está diciendo, escondido en las Escrituras, sino “escondido en Dios” Mismo. Es importante, por tanto, que el Misterio, de la Iglesia de Dios, pueda ser nombrado o revelado en el Antiguo Testamento.
¿Tenían acaso a la Iglesia de Dios en sus pensamientos los judíos piadosos cuando leían Isaías 54: 5-8? 
"Porque tu marido es tu hacedor;
Jehová de los ejércitos es su nombre,
y tu Redentor, el Santo de Israel.
Dios de toda la tierra será llamado.
Porque como a mujer abandonada y triste de espíritu te llamó Jehová,
y como a la esposa de la juventud que es repudiada, dijo el Dios tuyo:
Por un breve momento te abandonaré
pero te recogeré con grandes misericordias, dijo Jehová tu Redentor." (Isa. 54: 5-8).
¿Entendían cuando leían en Isaías 62:4, 5 que era la Iglesia?
"Nunca más te llamarán Desesperada,
ni tu tierra se dirá más Desolada:
sino que se llamará Hefzy ba (i.e, mi deleite está con ella),
y tu tierra Beula (i.e., desposada).
Porque el amor de Jehová estará en ti,
Pues como el joven se desposa con la virgen,
Se desposarán contigo tus hijos;
Y como el gozo del esposo con la esposa,
así se gozará contigo el Dios tuyo." (Is. 62: 4, 5).

¿Qué es lo que entendían cundo leían Oseas 2:16, y Jeremías 3:14?
"En aquel tiempo, dice Jehová, me llamaréis Ishi (es decir, mi marido.)
y nunca más me llamaréis Baali  (aquí es., mi Señor)...
y me desposaré contigo para siempre; ...
te desposaré conmigo en fidelidad
Y conoceréis a Jehová." (Oseas 2: 16, 19).
"Convertíos hijos rebeldes, dice Jehová,
porque yo soy vuestro esposo."
(Jeremías 3: 14).
Este casamiento es referido en Isaías 4:5. Cuando Jehová haya limpiado la inmundicia de las hijas de Sión, se añade: “y además después de esta gloria tendrá lugar el Chuppah”: esto es, el casamiento o celebración de boda mencionado, además de aquí, solo aparece en Salmos 19:5 y Joel 2:16; y se refiere a Isaías 62 (arriba citado). El chuppa es el banquete de casamiento bajo el cual se celebran las ceremonias judías para ese día.
¿Qué iríamos nosotros a hacer si interpretásemos todas estas referencias por una vía en la cual los lectores originales jamás las podían haber comprendido? O ellos estaban equivocados entendiéndolas de Israel, o estamos equivocados nosotros interpretándolas de la Iglesia de Dios. Ambas interpretaciones no pueden estar correctas.
La “esposa” es terrenal (cap. 19): El “Novio” es celestial (cap.21).
El casamiento de la primera es en la tierra (Aunque celebrado en el cielo de antemano), y se consuma en la tierra durante 1.000 años. Toda relación terrenal o mortal debe llegar a su fin caducado junto con la tierra, antes de que las relaciones celestiales, se hayan sobrepuesto. De esta manera, entendiendo Ap. 19 de Israel, y el 21 del Remanente Elegido, ni existe Poligamia por un lado, ni Divorcio por el otro.
Es importante que observemos los diversos llamamientos.
 (1) Tenemos el “llamamiento terrenal”, que todo Israel comparte— la Esposa, (...) (gune), Ap. 19 ("La arena," o “polvo de barro,”  de Gn. 13: 16);
 (2) Tenemos el “llamamiento celestial" del remanente elegido de Israel —el Novio, (...) (numphe), Rev. 21: 9 ("Las estrellas”, de Gn. 15: 5); y,
(3) Tenemos el llamamiento distinto de la Iglesia de Dios — la cual es "El Cristo" (es decir, el Misterio).
Estos tres distintos llamamientos tienen sus separadas posiciones; sus distintas esperanzas, distintas promesas y diferentes destinos.
Debemos dividir correctamente estos “llamamientos”, o solo tendremos confusión.
¿Cómo, por ejemplo, sería posible decir, acerca de la Iglesia que ella “se está ataviando”? En cuanto miembros del Cuerpo de Cristo nosotros ya estamos “hechos aptos” (Col.1:12); Dios Mismo es quien nos hizo aptos: incluso ahora estamos “completos en Él” (Col.2:10); y somos “perfectos en Cristo Jesús” (Col.1:28); “aceptos en el Amado” (Efesios 1:6).
Nunca podremos estar más “aptos” que como Dios Mismo nos ha hecho. El lenguaje en Ap. 19:7 es completamente extraño o ajeno a la perfecta posición de la iglesia, la cual está en gracia.
El versículo siguiente además muestra eso mismo muy claramente, donde tenemos:
B, 19: 8, 9. El vestuario y las Bendiciones de la Esposa
8. Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino son las acciones justas de los santos.]  La palabra traducida “justas” no es (…) (dikaiosune). El estado o cualidad o condición de justificación; sino que es (…) (dikaioma) un acto justo.    
Aquí está en el plural, y denota la justicia de las cosas indicadas por el contexto.
    En Lucas 1: 6 es la justicia común.
    Rom. 1: 32, la justa sentencia.
            2: 26, el justo requisito de la ley.
            5: 16, La justa libación.
            5: 18, La obra justa.
           
8: 4, El requisito justo.
   
Heb. 9: 1, 10, los justos mandamientos.
    Ap. 15: 4, la justa sentencia
Y aquí en Ap. 19:8, denota las recompensas justas. La RV y Rotherham emplean “actos justos”. Pero los “actos” no son “dados”. Sea lo que sea a lo que la palabra se refiera aquí, se dice que es “dada a ella”. Y lo que se le ofrece se le otorga por vía de recompensa, o mejor dicho, como recompensa. Alford y Tregellis lo traducen “justicia”, tal y como la AV. Alford dice “es la propia e inherente justicia de ella, no imputada”. La Escritura aquí declara que era suya porque les fue “dada”. Ellos dirían, estamos seguros en las palabras de Isaías 64:6: “todas nuestras justicias son como trapo de inmundicia”. Esta es, y siempre será, la común confesión de todo aquel que sea justificado. No puede ser, como muchos afirman, que sean sus propias e inherentes justicias en los hombres de cualquier dispensación; porque el veredicto universal fue, y sigue siendo: “No hay justo, ni aun uno.”
El mismo ángel prosigue con la descripción, no solamente del vestuario del Novio, sino también de las bendiciones de aquellos que son llamados a las bodas.
9-. Y el ángel me dijo, escribe: Bienaventurado los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero."]  Así que no solamente tenemos a la Esposa aquí; sino como en Salmos 45:14, también “las vírgenes, tus compañeras”; y también aquellos que sean convidados. Igual que “una estrella es diferente de otra estrella en gloria” (1ª Cor.15:41), así difiere en gloria, en rango y en orden aquí la gente; pero todos, son plenamente gloriosos, en las “muchas moradas”.   
Exactamente igual que en una familia terrenal tenemos al Marido, la Esposa, los Hijos, los Parientes, los Amigos, los Visitantes, y los Siervos, y al mismo tiempo todos en la misma mansión y todos en una misma casa de familia, así en la gloria habrá el Cristo y la Iglesia la cual es Su Cuerpo; el Cordero y la esposa del Cordero; los “amigos del Novio” (Juan 3:29); las “vírgenes” que son las “compañeras” de la Novia (Salmos 45:14); aquellos que son “llamados” al banquete de bodas; los “siervos”; la gran multitud de Ap. 7; los 144.000 sellados; y todos ellos, es verdad, que son “benditos”. Porque el ángel anuncia eso mismo de la manera más formal y solemne, de tal manera que provoca la adoración de Juan.  
f., 19: -9-10-. La Postración de Juan.
-9. Y me dijo: “Estas son palabras verdaderas de Dios."]  El ángel es el mismo que habla en 17:1. Son tres las veces que se hace la afirmación (19: 10; 21: 5; 22: 6), mostrando que se refiere al contexto inmediato.
10-. Yo me postré a sus pies para adorarle.Son veinticuatro las veces que la palabra (…) (proskuneo) se emplea en el Apocalipsis, y nosotros debemos, por eso, señalar que cuando seguido por el caso Acusativo significa simplemente prestar homenaje u obediencia a otro; tal como de hombre a otro hombre. Cuando se emplea con el caso Dativo significa adorar con honor Divino.* Esto demuestra que Juan, aquí, estaba dispuesto a darle adoración divina al ángel, lo que fue, por supuesto, del todo impedido, como también lo fue en 22:8.
 *Cundo se ofrece la adoración Divina a Dios es siempre seguida por el caso Dativo: 4: 10; 5: 14; 7: 11; 11: 16; 14: 7; 19 4, 10 (dos veces); 22: 9.  Esto demuestra que la adoración Divina le será ofrecida a la Bestia (13: 4 dos veces, 15; 16: 2; 19: 20): aunque el caso acusativo también se emplea de la adoración de la Bestia. (9: 20; 13: 8, 12; 14: 9, 11; 20: 4).
g., 19: -10. Exhortación del Ángel a Juan.
-10. Y él me dijo: “Mira, no lo hagas, yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios: porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía."] Lo que el ángel quiso decir es, yo mismo no soy sino un siervo igual que tú, y por tanto yo no puedo recibir la adoración que es debida solo a Dios. Tanto el ángel como Juan están embarcados en el mismo negocio, están envueltos en los mismos asuntos, y son testigos de la misma verdad, el uno, por tanto, no puede adorar al otro. Ambos eran consiervos de los hermanos de Juan. Los dos están incumbidos en la misma obra. El ángel explicaba y Juan escribía, para que los hermanos de Juan pudiesen aprender y conocer estos dichos verdaderos de Dios. No podemos determinar sí, el testimonio de Jesús”, debería ser tomado objetivamente como el testimonio concerniente a Jesús; o subjetivamente del testimonio surgido o enviado por Él: tal como en 1:1. Probablemente sean verdad las dos cosas, y generalmente es mejor tomar el significado inclusivo. Toda profecía concierne de una u otra forma al Señor Jesucristo. El es su espíritu: ¡Sí! La suma y sustancia de toda profecía. Él Mismo es el profeta. Él dirigió Su testimonio profético concerniente a estas cosas cuando estaba en la tierra, en las Parábolas del Reino, el Banquete de Bodas, y en el último y gran discurso Profético concerniente a la Gran Tribulación: y ahora se le da que muestre ante Sus siervos las cosas que están a punto de suceder.     
Q. 19:11-16. Los Actos Finales Celestiales.
La Séptima (y última) Visión en el cielo está dividida, como ya hemos visto en dos partes, la primera consiste de Locuciones solamente; y la última de Actos. En 19: 1-16 tenemos la Acciones descritas. Están puestas de la siguiente manera:
Q |     C | 11. El Jinete sobre el caballo blanco.
                D | 12, 13. Su Descripción. 
          C
| 14. Sus seguidores: "los ejércitos del cielo". 
               
D | 15, 16. Su posterior descripción.

C. 19:11. El Caballo Blanco y su Jinete.
11. Entonces vi el cielo abierto, y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea] Aquí, por fin, tenemos el actual Apocalipsis del Mesías. Le vemos apareciendo en todo Su poder y gloria. No se le nombra, sino que es descrito por estos atributos que encuadran Sus actos. Él es “Fiel” a todas las promesas que hizo; “Verdadero” para ejecutar todos los juicios que ha determinado. La “guerra” que va a emprender es justa. La similitud de este caballo blanco y su jinete ha llevado a muchos intérpretes a identificarle con el mencionado en el cap. 6:2. Pero no hay necesidad alguna de hacer eso. Existe una similitud, sí; pero existe además un contraste. Aquel era el falso Cristo; este es el Cristo verdadero. El primero nunca fue fiel ni verdadero; el posterior es ambas cosas. Uno aparece para conquistar y subyugar todo bajo sus pies; el otro aparece para juzgar y hacer la guerra al primero en justicia. En el jinete de 6:2 no hay ni juicio ni el hacer la guerra: su objetivo es simplemente vencer, conquistar y subyugar. Sin embargo aquí tenemos el juicio; y una guerra agresiva que cumplirá ese juicio.   
Muchos aquí se admiran con el Caballo Blanco y su jinete; y se preguntan, perturbados, ¿Podemos creer algo así? Y nosotros contestamos, ¡Por supuesto que sí! Así lo creemos nosotros, exactamente igual que creemos la profecía en Zacarías 9:9, acerca de la venida del mismo Bendito Jinete sobre un asno, y el cumplimiento de esa profecía en Mateo 21:4 a11.
Los judíos probablemente se admiraban de la Profecía de Zacarías de la misma manera, como siendo improbable. Sin embargo todo es fácil de creer.
Tan fácil es creer una profecía como la otra, y nosotros creemos ambas.
En aquel entonces, Él vino en Humillación. Ahora, vendrá en gloria, justo como en Salmos 45:3 a 6 se testifica.
"Ciñe tu espada sobre el muslo, oh valiente,
 con tu Gloria y majestad,
En tu Gloria se prosperado, cabalga sobre palabra de verdad, de justicia;
Y tu diestra te enseñará cosas terribles.
Tu trono oh Dios es eterno y para siempre;
Cetro de justicia es el cetro de tu reino."
Todo esto tiene relación con Sus bodas con Su esposa como también aquí, en Ap. 19.
La profecía en Zacarías 9 se toma en ambas Venidas. La venida a Jerusalén en humillación (vers.9), y en el juicio que ejecutará en Su segunda Venida; porque, el siguiente (el 10º) versículo prosigue diciendo:
 “Y de Efraín destruiré los carros,
Y los caballos de Jerusalén
Y los arcos de guerra serán quebrados;
Y hablarás paz a las naciones
Y su señorío será de mar a mar
Y desde el río hasta los fines de la tierra.”
D. 19:12, 13. Su Descripción.
12. Y sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas, y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo. (13) Y estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es “El Verbo de Dios"].  La referencia aquí a la sangre recae claramente en Isaías 63: 1 a 6, en donde se ve el mismo gran conquistador apareciendo en Edom: sus vestidos están teñidos con la sangre de sus enemigos. Tenemos dos Preguntas con sus respectivas Respuestas:    
Respuesta: Yo el que hablo en justicia [Yo soy quien es] grande para salvar
Pregunta: ¿Por qué es rojo tu vestido, y tus ropas como del que ha pisado en lagar?
Respuesta: [Yo soy aquel] que ha pisado solo el lagar;
            y de los pueblos nadie había conmigo:
            los pisé con mi ira y los hollé con mi furor;
            y su sangre salpicó mis vestidos,
            y manché todas mis ropas.
            Porque el día de la venganza está en mi corazón,
            y el año de mis redimidos ha llegado.
            Y mire, y no había quien ayudara;
            y me maravillé que no hubiera quien sustentase:
            y me salvó mi brazo;
            y me sostuvo mi ira.
            Y con mi ira hollé los pueblos,
            y los embriagué en mi furor,
            y derramaré en tierra su sangre."

Todo el cuadro refleja juicio y venganza (compare Isaías 9:5). ¿Cómo es posible que alguien pueda entender esto como referido, o predicho, de los sufrimientos de los Redimidos en gracia? ¡Esto es algo que no podemos comprender! ¡No! Este es el lenguaje propio de los Evangelios, donde el Señor, refiriéndose a estas mismas escenas de juicio, exclama, “Aquellos mis enemigos que no querían que yo reinase sobre ellos, traedlos acá, y decapitadlos delante de mí.” (Lucas 19:27). El Jinete sobre el caballo blanco no es el Salvador de Gracia en Su obra de salvación a Su pueblo de sus pecados; sino el Juez Justo que les hace venganza sobre sus enemigos.
Su nombre es denominado “la Palabra de Dios”. Esto lo asocia con Sus atributos de Creador (Salmos 33:6); con el Eterno (Juan 1:1, 2); y con el Encarnado (Juan 1:14).
Él guía los Ejércitos del Cielo, y estos, en la Estructura anterior, están en correspondencia con Él mismo como provenientes del Cielo (Compare C. y C.)

C. 19:14. Sus seguidores. Los Ejércitos del Cielo. 
14. Y los ejércitos  que* están en el cielo, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos] “He aquí vino el Señor con sus santas docenas de millares para hacer justicia contra todos”. (Judas 14, 15). Este era el sujeto o tema original de la profecía; y este es el espíritu de su testimonio concerniente a Jesús. No hay necesidad de meter aquí a la Iglesia. Estará con Cristo. Por siempre unida a su gloriosa Cabeza. No separada de él en “Ejércitos”. Estos ejércitos son huestes angelicales que están acostumbrados a “hacer Guerra” (vea cap.12), y combatir contra Satán y sus huestes.
* Así traducen G.L.Tr.Ab. WH. y RV.
Todo lo que hay aquí es una gran realidad. Estos ejércitos no son meros símbolos. Caballos y Carros de fuego fueron vistos también por el siervo de Elías en Datán cuando sus ojos le fueron “abiertos”. Caballos de fuego transportaron a Elías al cielo. Eso fue real; y lo que ellos cumplieron también fue real. Porque existen un montón de cosas en el cielo y en la tierra que nunca han penetrado en la imaginación del hombre; y es ridículo y absurdo medir y juzgarlo todo por nuestra propia limitada experiencia. No son cosas irreales, poco probables o imposibles meramente porque nunca las hayamos visto. Es tanto sabio como seguro creer a Dios. Si alguno pregunta, ¿Son entonces reales estos ejércitos y verdaderos estos caballos? Nosotros respondemos, ¡Eso es lo más seguro y cierto! La Palabra de Dios declara eso mismo en un lenguaje que no admite Figura Literaria alguna.
Por nuestra parte, encontramos más fácil y somos más felices aceptando esta declaración en toda su sencillez; estando convencidos de que está mucho más de acuerdo al punto de vista de Dios, que explicar erradamente Su revelación meramente debido a que algunas cosas sean diferentes de lo que hemos escuchado anteriormente.
Estos ejércitos Angelicales toman su lugar como oponentes a los ejércitos Satánicos.
Tenemos al Anticristo contra Cristo.
Ángeles contra ángeles.
Seres sobrehumanos contra santos glorificados.
Mortales contra mortales.
Todo el reino de Dios oponiéndose a todo el reino de Satán.
D, 19: 15, 16. Descripción Posterior del Mesías.
15. Y de su boca sale una espada aguda (vea 1: 16; 2: 12, 16), para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. (16) Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre “REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES."] Todo juicio está sujeto a Él; y “por el aliento de sus labios hollará al Perverso”. El cap.16  nos había preparado para la batalla. El cap. 17 nos mostró al enemigo y sus aliados. El cap.18 nos dio los detalles concernientes al juicio de “Babilonia la grande”. Pero ahora tenemos, por fin, el cumplimiento final del Salmo segundo. Las naciones arden en su furor y son desmenuzadas. El hollar de la prensa del lagar se ha reflejado en el cap. 19:19, 20. A los gentiles por fin les es todo el poder arrebatado. “El Tiempo de los gentiles” habrá llegado a su fin. Pues, todo el gobierno habrá sido por fin centralizado, y establecido para siempre, en “el Príncipe de los Reyes de la Tierra”, “el Rey de Reyes y Señor de Señores”.       




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