Donaciones
Fuera de México:

Check out with PayPal

El león rugiente. De Joseph Prince

1 Pedro 5:8 Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar.

¿No es interesante en el pasaje de arriba que el diablo tiene que buscar a aquellos a quienes puede devorar? Esto significa que no puede devorar a todos. ¡No rindas tu autoridad y te encuentres entre aquellos a quienes él puede devorar! Además, ¿te das cuenta de que anda como “un león rugiente”?

Le pregunté al Señor por qué el diablo anda como león rugiente y no como otra criatura. Me guio a Proverbios 19:12 (KJV), que dice: “La ira del rey es como el rugido de un león”.

El diablo es un impostor que anda como león rugiente porque está imitando al Rey de reyes, nuestro Señor Jesús, el verdadero león de Judá. Quiere que la gente piense que nuestro Rey está lleno de ira, enojo y rabia contra nosotros. Viene hacia nosotros rugiendo con la voz de la condenación, la acusación y la vergüenza.

Satanás quiere que tengas la impresión de que le has fallado a Dios, y que Él no solo está decepcionado contigo, sino que también está completamente furioso contigo. Ahora, si crees eso acerca de Dios, ¿tomarías refugio bajo el amparo de Sus alas? ¿Ocuparías el lugar que te corresponde de autoridad, poder y fuerza? Por supuesto que no. De hecho, ¡huirás de Dios!

Los creyentes que están bajo una nube de condenación no harán la oración de protección. Ellos se sienten indignos de las promesas de Dios y, de hecho, esperan el castigo y juicio de Dios.

Ahí es exactamente donde el diablo quiere que estés. Cuando huyes de Dios, estás corriendo directamente hacia las trampas del diablo. Abdicas de tu lugar de autoridad cuando abdicas de tu lugar de intimidad con Dios.

Amado, necesitas saber esto: Tú eres amado. Dios no está enojado contigo. En Cristo, puedes tener la confiada seguridad de que eres perdonado, amado y justo (Ef. 1:7, Rom. 8:37, 2 Co. 5:21). El Señor Jesús ha tomado todo tu castigo en la cruz para que hoy puedas disfrutar de Su favor inmerecido y que no has ganado ni puedes hacer méritos para tenerlo. Dios te ve en Cristo, quien es completamente sin mancha y ni culpa.

Basados en nuestras propias obras, ninguno de nosotros califica para Su protección. Pero por lo que nuestro Señor Jesús hizo por nosotros en la cruz, todos podemos acercarnos confiadamente a Su trono de gracia (Hebreos 4:16). ¡Por lo que Él ha hecho, calificamos para morar en el lugar secreto con el Rey de reyes, donde el falso “león rugiente” no tiene poder sobre nosotros!

Comentarios